Diccionario cinematográfico (32)

Mujer fatal: yo quiero ser una mujer fatal y poder decir al amante de turno: “tuvieron que pasar muchos hombres en mi vida para llamarme Shangai Lili”. Quiero una melena pelirroja y larga que de repente haga aparecer mi rostro y me digan que nunca hubo una mujer como Gilda. Ocultar una cara de ángel o una belleza fría pero tener el corazón ardiente y malvado…, que sólo el cielo me juzgue. Me imagino al policía duro, de los de siempre, con cigarro y gabardina que se enamore de mí tan sólo con verme en un cuadro. O llevar a aquéllos que van de fuertes y de seguros por la vida a la perdición más absoluta. Los hombres se volverán tan locos a mi paso que me susurrarán al oído: “Vente conmigo a la Casbah”.Al final, me enternece la mujer fatal que oculta un buen corazón. Y, ahí están los personajes de Gloria Graham que acaban muertas, solas o con la cara quemada. O, alguien olvida en el lejano oeste a la chica del bar, de gran corazón, capaz de hacer saltar por los aires la pasión de los fuertes. O ser una mestiza, como Perla Chávez y ser capaz de morir al lado del mayor de los hijos de puta…, sólo por amor. O tener el rostro de una Verónica Lake cualquiera, una prostituta de lujo cansada de serlo, enamorada del poli más duro. También, me quedo con los personajes de Ida Lupino, la periodista agresiva de Mientras Nueva York Duerme…, que se la puede pillar en horas bajas o ese personaje precioso en El último refugio, la mujer de mala vida, Marie Garson, pero siempre detrás y preocupada del último gangster con cara de Bogart.

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