La bestia enamorada y la dama de hierro derretido

Drive de Nicolas Winding Ref

La escena clave de Drive no transcurre en un coche sino en un ascensor. Ahí en un espacio reducido el conductor anónimo, el antihéroe romántico, muestra al desnudo toda su naturaleza. Así es a la vez el caballero más romántico que protege a su amada (y protagoniza escena de romanticismo extremo de protección y beso dulce) como el caballero guerrero más macarra y bestia que patea al gánster sin cansancio hasta verle morir. Y ahí la amada (como nosotros) descubre que mira y se siente atraída por una bestia enamorada.

El hombre con la cazadora del escorpión y el palillo en la boca que conduce su coche con frialdad y estrategia. Capaz de las escenas más complejas en los platós de cine y de burlar a la policía o al enemigo en sus conexiones con la parte oscura de la ciudad. El antihéroe solitario, como un cowboy urbano o un desencantado del cine negro, pulula por ambientes decadentes con música de fondo que devuelve unos años ochenta de continuo homenaje. El antihéroe desencantado y silencioso, como un samurái, se enamora cual caballero medieval de la vecina de al lado. Un amor platónico… y así surge su humanidad tras su careta fría, y es capaz de idear un plan para ‘salvar’ a su amada y a su familia (un niño y un pobre diablo que tiene por marido). No le importa ni el robo, ni el dinero… pero todo sale mal porque es cine negro, y el destino del antihéroe es funesto. Él lo lleva en la cara y en su cazadora, el escorpión que se autodestruye.

La dama de hierro de Phyllida Lloyd

Lo que retrata Phyllida Lloyd no es a la dama de hierro, no es una Margaret Thatcher como personaje histórico. Lo que retrata Phillida Lloyd es el retrato de una persona que envejece, con demencia senil, y a la que vienen ráfagas de recuerdos y memoria de su vida pasada. El ausente, su marido, se hace presente y la acompaña en su soledad enferma. Y resulta que esta anciana (bajo la que se oculta Meryl Streep) fue en su día la Primera Ministra británica.

Phillida Lloyd no hace un análisis histórico del periodo de su mandato ni de la figura de la Thatcher. La Lloyd crea un biopic de pinceladas. Y el análisis o su posicionamiento brilla por su ausencia. Sin duda los protagonistas retratados en las películas de directores de cine social británico a lo Ken Loach se removerán en sus asientos ante el retrato vulnerable de la dama de hierro y los partidarios de la dama temblarán ante la imagen derretida de la mujer de hierro.

La Lloyd opta por mostrarla vulnerable, por no juzgar ni analizar, sino mostrar un pasado diluido (con esos destellos que la demencia senil de una mujer que fue inteligente y calculadora le permite), de retazos, de una mujer que a su modo fue a contracorriente y creyó hasta el final en sus ideas.

Así nada de análisis sobre su pensamiento político, sobre las consecuencias de su mandato en Gran Bretaña, ni sus relaciones ni política exterior. Sino que vemos una mujer con un par de ovarios que se enfrentó a un mundo de hombres (¿?) y que sacrificó su vida personal (marido e hijos) por su imagen pública. Ése es el análisis del retrato fílmico de Phillida Lloyd. Los recuerdos fragmentados de una anciana (y reconozco que esas escenas son duras y hacen empatizar con un personaje con el que jamás hubiera imaginado empatizar) que tras la muerte del esposo se ha quedado sola y aislada. Y además es consciente de ello.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “La bestia enamorada y la dama de hierro derretido

  1. Un sobresaliente para «Drive», para mí de lo mejor del año pasado.
    De la otra, me parece detestable el personaje y la postura del filme (y si la ves en castellano, el espanto de doblaje). El personaje, porque es corresponsable del mundo de crisis galopante en el que vivimos, porque instituyó el terrorismo de Estado, porque ha sido amiga de dictadores y criminales, y porque contribuyó a desnaturalizar la política de ideas e instaurar la ficción de que los políticos son «gestores económicos» (para lo que nos ha servido…). La postura del filme, ese «no mojarse», es repugnante: ¿cómo se puede hacer una película con un político como personaje central y no pretender juzgar ni analizar? La tibieza equivale a la condescencia, a la justificación o al elogio implícito. ¿Una mujer con dos ovarios enfrentada a un mundo de hombres? Veo más lucha, carácter, fuerza y dificultad en la lucha de cualquier mujer que friega escaleras para vivir, que cuida a sus nietos o que espera que la administración le pague el subsidio de dependencia. Me parece un vehículo patriotero-propagandístico para un personaje detestable. Pensemos en un detalle: ¿qué diríamos si la película tuviera como protagonista a Ronald Reagan y fueran los USA y no la UK? ¿Aceptaríamos la tibieza y adaptaríamos una óptica «de género»? Seguro que no. ¿Por qué con Thatcher sí? A veces la visión «de género» (odio esa expresión, otro producto de la incompetencia y de la incultura de los políticos) perjudica más que beneficia.
    Uf, qué rollazo he metido… En fin, ya ves que cuando me cabreo..
    Besos

  2. Sí, sí, Alfredo, si te doy toda la razón. Precisamente lo de la ‘mujer de dos ovarios enfrentada al mundo de hombres’ es el débil argumento de la directora para mostrar algo positivo, políticamente, del personaje. Parece que sólo puede con retazos para no estrellarse contra un personaje duro. La Lloyd logra, como digo manipular perfectamente, y quien no sepa de historia, esta película deja una imagen de la Thatcher…
    Enfádate todo lo que quieras.
    Besos
    Hildy

  3. Ojalá «Drive» llegue al lejano Xalapa. El otro día vi en la tele «Tarde de perros», con Al Pacino en su esplendor, y me enamoré del antihéroe. Ese imperfecto atractivo, esa malsana debilidad, ese ser humano, demasiado humano… Mi vecino, mi hermano.

  4. Mi anónima xalapeña:

    Estaría muy bien que llegase a Xalapa pues la disfrutarías. Jo, Al Pacino en Tarde de perros es un tío tierno con mala suerte, todo le sale mal…, y en todo momento te gustaría que la tarde no se le torciera más.
    El conductor de Drive es un tío duro y silencioso con palillo y martillo que te deja en el sitio. Con su cazadora con escorpión. Un tío frío del que surge cierta humanidad al enamorarse o sentir quizá necesidad de querer. No sabemos apenas de su pasado. Sólo vemos a un hombre absolutamente solitario. Y sólo cuando empieza amar todo se le tuerce.

    Besos
    Hildy

  5. Ahí le has dado: cómo el cine se utiliza a veces para crear desmemoria, para manipular la perspectiva histórica que tengan las masas de personajes y acontecimientos que, trocados en positivos, son realmente imposibles de vender. Como la Thatcher.
    Sin embargo, ¿has visto ya Los Idus de Marzo? Ya me contarás.
    Besos

  6. … Todavía no he visto Los Idus de Marzo… Seguro que te cuento. Me apetece. Si me voy a lo estrictamente cinematográfico Ryan Gosling es una continua sorpresa… Y estoy deseando ya que hablamos de Clooney ver LOS DESCENDIENTES de Payne (que es un director que no me disgusta en absoluto), ¿la has podido ver ya?
    Besos
    Hildy

  7. Efectivamente si no sabes de historia ni de sociologia…ni simplemente has leido siempre prensa bien informada, te puede quedar tras ver la película una imagen de la dama de hierro muy diferente a la del papel que jugó… que nos jugó y que nos está jugando… Pero, si sabiendo todo de su personaje público te acercas a la película pensando que todas las personas pueden tener, para su familia y amigos íntimos, algo digno de querer…te encuentras con ese «hierro derretido» y descubres una faceta de la dama junto y en torno a un marido del que yo al menos desconocía su presencia tan amorosa y particular…Ese aspecto es el que me gustaría que estuviese bien reflejado en la pantalla… porque si tampoco es real entonces me sentiría doblemente burlada…
    Y, otra cosa es la interpretación de Meryl Streep, a mi modesto juicio, magistral.

  8. No, no la he visto todavía, pero ahí está, en la lista.
    Y sí, María tiene razón: pero como nos dé por acercarnos a todo quisque desde el punto de vista íntimo de que todo el mundo tiene algo digno de ser querido, la próxima película sobre Hitler o Stalin podría ser un remake de Love Story, y como que no. Al menos si, junto a lo digno de ser querido se muestra en proporción ajustada lo que es digno de ser odiado.
    Besos

  9. Sí,María, a mí también me llamó la atención el personaje del esposo del que nada sabía. Y no sé si su relación es lo que la Lloyd ficcionaliza realmente en el biopic. ¿Habremos sido doblemente burlados?

    Buena reflexión.

    No lo he dicho en la crítica pero me llamó la atención el homenaje y la aparición continúa de Yul Brynner tanto en la película junto a Deborah Kerr (EL REY Y YO) como los recuerdos de las representaciones teatrales que hizo el actor… Como elemento nostálgico.

    Besos
    Hildy

  10. Ahí has dado:
    «Al menos si, junto a lo digno de ser querido se muestra en proporción ajustada lo que es digno de ser odiado».

    Lo que está claro es que el reflejo de un ser humano con todas sus virtudes y defectos, con todas sus acciones, actos y consecuencias… es tarea arduamente compleja. Sobre todo cuando no eres esa misma persona (y aun así a veces no sabemos ni cómo somos). Dios, qué filósofa me he puesto.

    Hablaremos pronto de los descendientes.

    Besos
    Hildy

  11. Sin desmerecer tu texto, excelente, he de confesar, compa Hildy, que me ha parado más en los comentarios al hilo de la reseña, que en la reseña misma –algo que también tiene su lógica, dado que no he visto ninguna de las dos pelis-. No tengo muy claro que una ficción tenga que ofrecer una visión determinada, más o menos cercana a la realidad integral del mismo, de un personaje real en la que esté basada; eso es algo que cabe exigir, desde el rigor y la honestidad intelectuales, y en la medida (parcial, limitada…) en que resulte posible, a los documentales y los libros de historia. Pero, en la ficción, el autor es libre de moldear a su personaje como mejor le plazca; igual el problema está en la mirada del espectador, o lector, que asume como un retrato lo que no lo es. Eso sí, también soy consciente de que, en muchas ocasiones (supongo que en ésta también), es el mismo autor el que propicia esa mirada, y juega con ello, y lo explota, y lo aprovecha (aunque sea desde el punto de vista comercial). No sé, no sé…

    Un fuerte abrazo y buen día.

  12. Mi querido sabio Manuel, tu reflexión es muy interesante… y compleja. Porque claro que en la ficción (en este caso ficción histórica) el autor «es libre de moldear a su personaje» bajo su propia interpretación o mirada. Y claro que esta interpretación y mirada puede chocar con la mirada e interpretación del espectador… pero como bien dejas caer en la segunda parte de tu reflexión esa interpretación y mirada libre del autor puede caer también en manipulación o en querer provocar una cierta mirada sobre esa ficción histórica.
    Ufff, ufff, tienes razón, no sé…, no sé…
    De todos modos decirte que la Streep está estupenda (¿cuándo está mal esta mujer?).

    Ahhh, y creo que Drive te gustaría.

    Besos mil
    Hildy

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