E.T., el extraterrestre (E. T., the extra-terrestial, 1982) de Steven Spielberg

Reconozco que desde que vi este verano Super 8 me apeteció visitar películas de la infancia que me recordaban a ella y que de alguna manera pienso que me hicieron sentir algo más (aunque como dije en su momento me divirtió y entretuvo este homenaje a aquel cine de los ochenta…). Así que hace poco tuve la oportunidad de poder ver de nuevo en televisión Cuenta conmigo (donde los lazos de amistad entre un grupo de niños está muy trabajado… no ocurre así para mi gusto con Super 8) y hace menos todavía contemplé el dvd por el 20 aniversario de E.T., el extraterrestre. Y ahora, a mis treinta y muchos, he de decir que volví a caer en las redes de esta fábula-cuento.

Y es que Spielberg se deja embaucar por el espíritu Méliés y nos deja una obra del cine como espectáculo y magia. Donde cualquier fantasía es posible y creíble. Así los espectadores nos dejamos llevar por esa historia de un solitario y abandonado ser de otros cielos que encuentra la amistad de otro sensible y solitario niño de 10 años, Elliot.

La estructura de la historia es sencilla pero contada con lenguaje cinematográfico y homenajeando Spielberg su amor por el séptimo arte. El más evidente es cuando ‘nuestro’ extraterrestre se queda frente al televisor viendo una escena maravillosa de El hombre tranquilo de Ford y mientras Elliot realiza una réplica de esta escena en el colegio…

También es evidente su inspiración en el mundo de los cuentos de toda la vida. Y así como en Inteligencia Artificial nos enredaba en el mundo de Pinocho. Aquí en E.T. deja en evidencia que quiere que la platea de butacas se traslade al mundo de Nunca Jamás y que los espectadores seamos peter panes y wendies en busca de la aventura continúa tengamos la edad que tengamos.

El director no sólo sabe contar sino que también apela directamente a la emoción y a los sentimientos del espectador de tal modo que siempre nos encontramos al borde de la risa o de la lágrima. Por supuesto, como la historia es sencilla, el extraterrestre llega a la familia de Elliot en un momento de desestructuración, cuando la figura del padre está ausente  es algo que sienten tanto la madre como los tres hermanos de esta historia. En un momento que todos los protagonistas están más sensibles y receptivos. En ese instante llega un ser de otra galaxia que conecta con los humanos a través de los sentimientos y sensaciones… y no por su mente privilegiada. Así Spielberg sortea el peligroso mundo de las emociones y bordea los límites de lo meloso… un tono al que nunca llega.

Spielberg sabe que como toca siempre lo sentimental (que no lo sentimentaloide) no hay nada más importante que una banda sonora que acompañe. Y así lo consigue la partitura de John Williams. Y también que como nos llega un ser de otra galaxia puede contar con unos efectos especiales mágicos que nos creemos en cada secuencia. Así queda en el imaginario colectivo aquella famosa escena de un grupo de niños en bicicleta, con un ser de las estrellas en un cesto, elevándose a los cielos y cruzando la luna… Un milagro que como espectadores creemos y nos traslada a otra época lejana en que vimos a todos los sin hogar de Milán volar por los aires con sus escobas (Milagro en Milán de Vittorio de Sica).

Pero gran parte de mérito de esta historia es la empatía que sentimos al ver al extraterrestre pacífico y desválido que se comunica a través de los sentimientos… y ya muy ecologista. E. T. es una criatura de ojos enormes y movimientos de puro mimo que enseguida conecta no sólo con la familia protagonista sino con todo aquel que lo ve… que desea con toda su alma ser su amigo y echarle una mano para que regrese a casa o para que no se ponga enfermo. Su manera de moverse llega a la total ternura como cuando para poder sacarle de casa en el día de Halloween le disfrazan de fantasma. Así el diseño de este muñeco de corazón brillante, cuello largo, pequeño cuerpo, enormes manos, y una expresión con mil matices… hace un gran favor a una sencilla historia de amistad.

Por otro lado funciona el casting infantil que interacciona con el extraterrestre haciéndonos creíbles esos niños de clase media americana todavía en edad para no tener prejuicios marcados y dejarse sorprender por otros mundos. Que todavía poseen una cierta inocencia y muchas sensaciones y sentimientos que experimentar. Así nos acompañan los rostros de los tres hermanos que se unen para ‘salvar’ al extraterrestre e impedir que el ‘frío progreso’ le convierta en un ser con miedo que no pueda regresar jamás a su hogar… Contamos con Henry Thomas (que ha seguido haciendo cine de manera discreta) como Elliot y con Robert MacNaughton, como hermano adolescente, y Drew Barrymore (siguiendo la estela de su mítica familia de actores) como la pequeña hermana (que es la que ha tenido más larga trayectoria cinematográfica).

Así Spielberg sabe contarnos a través de la cámara la aventura del pequeño alienígena y su regreso al hogar y que todos los espectadores nos la creamos paso por paso… Hasta ese científico bueno y sensible con cara de Peter Coyote.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “E.T., el extraterrestre (E. T., the extra-terrestial, 1982) de Steven Spielberg

  1. Con Spielberg tuve una extraña relación de amor y odio.Ayer precisamente volvía a ver en una versión remasterizada de Encuentros en la tercera fase.La vi hace treinta años y no pude evitar unas carcajadas. Pero qué mala que es.Lo mismo me ha ocurrido con las demás.Para Spielberg lo más importante es la acción y los buenos efectos especiales,están muy por encima de la historia. Él confiesa que no quiere crecer.Lo respeto,pero no lo puede añadir a sus películas infantiles que no superan la prueba del tiempo.E.T la vi en su estreno.Yo ya era un aficionado al género de la ciencia ficción y la película ya no me gustó.El sentimentalismo de la película es uno de sus errores.Hoy no sabría decirte qué película me gusta más de Spielberg,paradogicamente el realizador más rico del mundo junto a George Lucas,otro individuo que merecería un largo ensayo.

    Besos,Hildy.

  2. Mi querido Francisco, yo también tengo esa extraña relación con Spielberg. Curiosamente lo que me está pasando últimamente es que estoy un poquillo nostálgica y me apetecía volver a ver ET, que en su momento me gustó, yo es que veo un bichito desvalido, sea de esta galaxia o del más allá… y lo quiero mimar o cuidar. Por eso en su momento y en este ese sentimentalismo (que tiene efectivamente la película) no me molestó. Me provoca una tremenda ternura el bichejo, ¿has visto qué lindo está en la foto? Encuentros en la tercera fase no he vuelto a verla…
    Besos extraterrestres
    Hildy

  3. De películas como ET me permitirás que me quede con una buena realización, uso de los efectos (de manera innovadora para el momento) y una muy buena factura técnica en general. Como yo lo veo, la historia no puede sí es sentimentaloide (que no sentimental) y con unas relaciones entre personajes bastante simplonas, además de conservadoras. ET es un mito del merchandising, Spielberg tiene mejores películas.

    Besos!

  4. Ja, ja, ja… Babel, vamos, que me puede el rollo sentimentaloide… porque yo el otro día me quería lanzar a por ET…, vale, vale…, me controlo. En cuanto lo de las relaciones es cierto pero me parecen más trabajadas, algo más, que en el último ejemplo de este tipo de cine… dígase Super 8. Y sí ET es puro producto ‘vamos todos en familia y la familia unida jamás será vencida’… pero bien hecho.
    Yo a ti te permito todo, todo, todo… porque en las miradas,los distintos puntos de vista, las variadas reflexiones, en el diálogo y la crítica constructiva está la riqueza…
    Me encantan todos vuestros comentarios y aportaciones.
    Besos
    Hildy

  5. Spielberg sólo tiene un tema: la búsqueda de la figura paterna. Y lo reboza de efectos y demás mandangas, muchos de los cuales consigue realizar -atribuyéndose luego el mérito, por supuesto- gracias a la copia, la extorsión o el robo. Es un buen director para crear pasatiempos y entretenimientos, a veces brillante «El diablo sobre ruedas», pero nunca jamás ha sabido hacer una película en solitario. Me refiero a ideas propias, es decir, sin un papaíto detrás al que buscar.
    Besos.

  6. … la búsqueda de la figura paterna.

    Es como un leit motiv del mundo de los cuentos y fábulas infantiles…

    Y sí ahora que lo dices en muchas de sus historias se busca una figura paterna… Manera interesante de estudiar su cine o llevar a cabo un estudio de su obra…

    Besos
    Hildy

  7. Ay, compa Hildy, si Spielberg no hubiera tenido la “desgracia” de haberse hecho multimillonario con sus pelis, qué cosas más graciosas que habríamos llegado a leer sobre él y su cine (y no me refiero al caso de los tres buenos compas que me han precedido en los comentarios, cuyos recelos y reparos entiendo y, en cierta medida, comparto). Pero creo que, a estas alturas, ese hombre ya tiene bastante poco que demostrar en cuanto a sus capacidades para hacer cine de perfil variado (y siempre eficaz, si por eficaz entendemos ajustado al objetivo que se pretende –a veces, fundamentalmente, amasar pasta a espuertas…-). De E.T. guardo, sobre todo, el recuerdo de haberla visto en pantalla grande, poco después de su estreno (exactamente, el día 6 de enero de 1983), y lo que me impactó que una de las chicas con las que fui a verla, compañera de clase, se pegara una llantina de calibre antológico (me tenía que camuflar debajo de la butaca de la vergüenza que me daba que la práctica totalidad del patio de butacas –lleno hasta la bandera…-, se girara hacia nuestra ubicación ante los casi alaridos que de allí salían). Toda una experiencia. Y, eso sí, a mí también se me escapó alguna lagrimilla. Que conste… Un fuerte abrazo y buen día.

  8. Mi querido Manuel, interesante, como siempre, tu aportación… y qué buena la anécdota que cuentas de la chica con la que fuiste a ver ET…, yo tengo similar vivencia con otra compañera de colegio que lloraba, lloraba también con «llantina de calibre antológica» como pude comprobar cuando fui por primera vez al cine con ella a ver GHOST… Una experiencia entre entrañable y divertida.
    Besos
    Hildy

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