Sólo Dios lo sabe (Heaven knows, Mr. Allison, 1957) de John Huston

Hay pequeñas películas bendecidas por una varita mágica. De tal manera que aunque caigan en olvido, cuando de pronto un día te las encuentras en un perdido canal de televisión, en una sala de cine perdida o en el fondo de una caja de dvd de oferta, desprenden su halo especial. Son películas, que a veces, no cuentan mucho en la biografía del director o no tienen importancia en una historia de crítica cinematográfica o en un anecdotario de cine. Pero el encuentro con ellas es siempre agradecido por mil motivos.

Bien, una de esas joyas escondidas y olvidadas… y poco valoradas pero que provocan una emoción intensa en cada visionado es sin duda Sólo Dios lo sabe de John Huston. La historia del marine desarraigado Mr Allison y de la hermana Ángela a punto de afirmar sus votos para siempre. La historia del marine rudo de vida compleja pero lleno de ternura y de la monja devota y creyente firme pero a la vez intrépida, divertida y emocional. Una historia de amor imposible, una historia donde no falta una sensualidad que traspasa la frontera de la pantalla de cine. La historia de dos seres, de personalidades imposibles (cómo le gustaban estas relaciones a Huston), en una isla perdida en los mapas, allá en el Pacífico, en plena Segunda Guerra Mundial. En una situación límite. Porque la soledad… la compartirán con todo un destacamento japonés.

Cuando escuchas a un Mr Allison borracho de sake quejándose de por qué ha tenido que parar a una isla desierta con una monja rubia, de enormes ojos azules, divertida y hermosa…, sabes que la hermana Ángela no huye despavorida por miedo a que el marine le haga daño (él jamás la haría daño) sino porque está pensando lo mismo: por qué está en una isla desierta con un hombre con hoyuelo, tierno, atento, delicado y divertido. Sólo un Dios con características muy humanas —vamos muy del Antiguo Testamento, muy dios tipo de la mitología griega o romana— pone esas pruebas…

No era uno de los grandes proyectos cinematográficos de Huston, fue más bien un recreo. Un paréntesis. Un viaje para rodar con todo un equipo y vivir siempre vivir y, si podía, desvariar un poquillo. En un principio quería a un Marlon Brando como marine pero creo que fue maravilloso que Brando no accediera y el estudio impusiera a Mitchum. Porque la película se sustenta entre otras muchas cosas (la parte mágica radica ahí) por la química que se desprende entre Robert Mitchum y Deborah Kerr (que ya había sido monja en Narcisos negros… otra obra de gran sensualidad).

Estas pequeñas películas mágicas están bien hechas. En concreto en Sólo Dios lo sabe, nos vamos a escenarios naturales con dos actores que construyen personajes con vida y una relación de camaradería que llena cada uno de los fotogramas. Basta quedarse enganchado, como espectador, a cualquiera de las miradas que lanza Mitchum a Kerr o viceversa o deleitarse con algunas de sus bromas o sufrir con ellos en cada uno de los peligros en los que se ven envueltos, para sentir la magia del metraje. Irremediablemente te ves atrapado en la silla o sillón y tu imaginación vuela al Pacífico lejano.

Y luego está Huston, el vividor que sabía hacer cine, y de vez en cuando nos deleitaba con su arte de saber mirar, de saber contar con imágenes. Así nos regala unos ocho minutos —el comienzo de la película— sin palabras pero que nos atan irremediablemente a la historia. Un naúfrago que llega a una isla desierta en una balsa de caucho, con la inquietud en el cuerpo, buscando agua, comida, mirando si se avista algún enemigo o amigo. El hombre va indagando, hasta llegar a algo parecido a una pequeña zona habitada, donde hay una tumba reciente, y a una especie de hogar… y de la puerta sale la imagen más insólita para un hombre agotado: una joven monja con toca, vestida totalmente de riguroso blanco, barriendo el porche… A partir de ahí el guerrero, bajo techo, puede por fin descansar un rato… y parar en su búsqueda.

A Huston siempre le llamaron la atención las parejas antagónicas que construyen una relación (que no siempre pueden tener un final feliz). Parejas imposibles. Como el detective y la mujer fatal. Como el pintor discapacitado y la mujer de mala vida. Como la solterona creyente y el marino borrachín (en esa otra maravilla, también en un sitio retirado y en otra guerra, esta vez la Primera, que es La reina de África). Como el viejo cowboy y la rubia desarraigada… y en un lugar muy especial Mr Allison y la hermana Ángela… con ese final abierto para que cada uno imaginemos qué será de ellos…

Yo hoy, por ejemplo, imagino que no vuelven a verse. Él sigue como marine. Y ella afirma sus votos y sigue de misiones. Pero por la noche, todos los días de su vida (no sabemos si serán muy largas o muy cortas), ambos se sueñan. Y se ven en esa barca juntos para pescar a una gran tortuga…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Sólo Dios lo sabe (Heaven knows, Mr. Allison, 1957) de John Huston

  1. Cuando era más joven,es decir,cuanto todavía no se había inventado el cine sonoro y las fotografías eran daguerrotipos (es una broma);tenía como héroe a John Huston,tanto en sus películas como su vida,quizá más aventurera que sus películas.Sí,es cierto que realizó películas muy malas,pero compesa para el resto;grandes obras maestras.Sólo Dios lo sabe la tengo bastante olvidada y tú me has refrescado la memoria.Tengo que verla otra vez.De todas maneras tengo en DVD El halcón maltés,Sangre sabia,La jungla de asfalto,Fat City,El tesoro de Sierra Madre,El hombre que quiso reinar,Dublineses, Paseo por el amor y la muerte y Reflejo de un ojo dorado.Me encanta Huston,es uno de esos directores en donde notas con fuerza su pasión por la narración.No me extraña,su héroe siempre fue Kipling.
    Besos.

  2. … Si es que estss pasiones nos vuelven inmortales de edad indeterminada…

    Ay, Huston, es uno de mis consentidos. Me emociona en las películas que nombras (me parece brutal El tesoro de Sierra Madre y me gusta hasta el delirio Dublinesses)y también rescato Vidas Rebeldes y La noche de la iguana. La reina de África…, sin palabras. Todavía me queda por ver alguna de sus imprescindibles como FAT CITY (que sé que pronto debo enmendar esta falta).

    Y te digo una cosa: hasta en las malas películas me hacía levantarme del asiento de la emoción… recuerdo todavía siendo niña lo que disfruté con EVASIÓN Y VICTORIA (y no es que me entusiasme el fútbol… pero ese partidazo final… Vamos imposible olvidar a Stallone, a Caine, a Pele…).

    Esta de Sólo Dios lo sabe también tiene un lugar especial en mi memoria… me parece delirantemente romántica…

    Sí, tienes razón. En sus películas reflejaba pasión por la narración y por la vida.

    Besos

    Hildy

  3. A mí, sin embargo, ésta me parece floja, del Huston más tibio. Da la impresión de que está construida con descartes de guión de «La reina de África», o que, falto de imaginación, decidiera plagiarse a sí mismo con algo de disimulo. Con todo, entretenida sí que es.
    Besos

  4. … Sí, yo creo que si está más olvidada es precisamente porque se conectó y se conecta más con La Reina de África… pero para mí ésta además de entretenida, es una muestra de lo importante que es conseguir una pareja cinematográfica con química para conseguir momentos mágicos… Efectivamente incluso para Huston fue un rodaje-paréntesis pero yo siempre que la veo, logro emocionarme…

    Besos
    Hildy

  5. Ésta no la conozco, compa Hildy (forma parte de ese inagotable océano de pelis que aún tengo por ver -para mi vergüenza, en algún que otro caso, todo hay que decirlo…-), pero si guarda ciertas concomitancias, como bien apuntas, con La reina de Africa -que es una de esas pelis que para mí tiene un regusto especial, muchísimo encanto-, seguro que me va a gustar y mucho (dejando aparte, también, la presencia en su protagónico femenino de Deborah Kerr…). Eso sí, yo, de Huston, si he de quedarme con una, no tengo la más mínima duda: El hombre que pudo reinar. Genial…

    Un fuerte abrazo y buena tarde.

  6. ¡¡¡Deborah Kerr…, maravillosa siempre!!! Y mi querido Robert Mitchum ni te cuento. La situación es la que tiene cierto parecido con La reina de África. Pareja de caracteres opuestos en soledad y en situaciones límite. Aquélla, en plena Primera Guerra Mundial; ésta, en la Segunda Guerra Mundial. Ambas parejas construyen relación maravillosa…

    Mi querido Manuel… una de mis pendientes es sin duda El hombre que pudo reinar… que sin duda es muy Huston con aventura a raudales y Kipling de fondo. Y sobre todo esos hombres perdedores que tan bien sabía reflejar. Con Caine y con Connery… ¡¡¡tengo que verla ya!!!

    Besos

    Hildy

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