El rostro de Nicole Kidman

Sufrimos con la pelirroja australiana perdida en el mar con un loco psicópata. Calma total  fue la presentación cinematográfica de Nicole Kidman a finales de la década de los ochenta. Desde ese momento, su carrera ha ido creciendo con tropezones incluidos y con grandes personajes femeninos. Como muchos actores y actrices de su generación ha sabido combinar el cine comercial con el independiente. Ha estado presente en películas que han funcionado en taquilla y además han sido entretenidas con películas interesantes y más minoritarias.

Su llegada a Hollywood en un principio no fue muy revelador o fructífero además pronto se convirtió en señora de Tom Cruise y fue creciendo en su sombra. Paso a paso. Entre sus películas juntos cabe destacar Un horizonte muy lejano (1992) y Eyes Wide Shut (1999). La primera era una vuelta al puro salvaje oeste y a la lucha de los colonos. Kidman y Cruise son una pareja perfecta para una película de entretenimiento. En la segunda, se meten de lleno en una extraña y oscura película de Kubrick donde se disecciona, entre otras cosas, la descomposición de un matrimonio burgués.

Entre medias de estas dos películas, surgiría uno de sus papeles de oro en Todo por un sueño (1995). Donde vemos hasta donde es capaz de llegar una mujer sólo por conseguir el éxito en la pantalla pequeña. La Kidman está excepcional.

Durante y después de la ruptura con Tom Cruise empiezan a surgir los papeles que la irán convirtiendo en una reina del Olimpo. En toda una diva con artes de actriz. La historia de fantasmas de Amenabar Los otros (2001) cuenta el protagonismo de una Nicole sublime. Enamora a todos y hace soñar cuando se convierte en la cortesana Satine en Moulin Rouge (2001). Satine combina la comedia y la tragedia. Un gran personaje. Se transforma en una Virginia Wolf suicida en Las horas (2002). Seduce con un papel brutal en una película que da una triste visión del mundo en Dogville (2003).

La pelirroja Kidman se transforma una y otra vez. En películas que no siempre funcionan bien en taquilla pero que ganan puntos por su simple presencia. No resultó su rol en la adaptación cinematográfica de la novela de Roth, La mancha humana. Vuelve a ser una heroína romántica en una película épica, Cold Mountain (2003) que no gustó mucho pero a mí me entretuvo. La Kidman se apunta a la moda de los remakes y destaca en la extraña y divertida Las mujeres perfectas (2004). Incomprensiblemente, no tiene éxito en una película que a mí me resulta muy interesante y de calidad, La intérprete (2005) donde el personaje atormentado de Kidman mantiene una química especial con Sean Penn.

Nicole Kidman sigue con la agenda llena de proyectos y se esperan muchos estrenos con su presencia. Su buena estrella no se apaga. Los buenos personajes tampoco. Su imagen educada y de misterio, su mirada triste, su sorprendente humor chispeante –cuando afronta personajes cómicos-, siguen conquistando las pantallas. Nicole es una estrella y una actriz. Nicole es lejana y cercana a la vez. Quizá por eso el éxito de su presencia en un anuncio de una mítica colonia. Kidman es una gran estrella cinematográfica, cansada, sólo quiere ser amada –por un hermoso Rodrigo Santoro– y pasar desapercibida…, es una estrella de las de antes para su suerte o desgracia.

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