Durante los años treinta y cuarenta en Hollywood hubo una situación histórica, política y social que marcó la filmografía de varios directores (como ocurre ahora con varios cineastas internacionales y esta crisis económica, política y social que se arrastra desde el 2007): el crack del 29 y sus consecuencias. Directores como John Ford, Frank Borzage, Preston Sturges, Frank Capra o Gregory La Cava… reflejaron en sus películas esta realidad. Algunos repitieron varias veces convirtiéndolo durante una época en el leit motiv de su filmografía. Hubo hasta musicales que nacieron marcados por la crisis económica como Vampiresas 1933 o no se entendería el éxito del cine de gánsteres sin enmarcarlo dentro de aquellos tiempos. El screwball comedy nació y tiene sentido dentro de la crisis económica y la fractura social.
Pero surgió también otro tipo de películas que dejó obras de interés: la mezcla de tonos al contar una historia, la tragedia y la comedia, extraños híbridos que muestran películas de una modernidad perenne y una complejidad extrema en su análisis. La mezcla de tonos no siempre resulta pero cuando funciona deja noqueado al espectador. Así surge una interesante galería de películas, que puede que no sean redondas pero que tienen un halo atractivo y una complejidad que merece la pena desvelar: La gran aventura de Silvia de George Cukor, Arise, my love de Mitchell Leisen, Los viajes de Sullivan de Preston Sturges o parte de la filmografía de Gregory La Cava que fue experto en este tipo de películas y Una nueva primavera es un buen ejemplo.
La Cava es un director más olvidado que otros, entre otras cosas, porque sus obras no han tenido, tal vez, tanta distribución como otros directores y precisamente esa capacidad para la tragicomedia dio como resultado películas bastante más complejas de lo que a simple vista parecen. Baste nombrar Lecho de rosas, Al servicio de las damas (con un personaje femenino tan absurdo que se convierte en un gran icono de la comedia: la gran Irene Bullock con el rostro de Carole Lombard), Damas del teatro, La muchacha de la quinta avenida y la película que comentamos hoy, Una nueva primavera.
Una nueva primavera es una película cruda, muy cruda, que sin embargo deja momentos para el humor. Como la vida misma. La película se enmarca con una cita que luego será repetida, de distintas maneras, por varios personajes: “Vivimos no como queremos, sino como podemos”. Cita que se atribuye al comediógrafo griego Menandro. Y una cita universal con la que es difícil no sentirse identificado. La protagonista de esta historia es una joven, Ellie May, que vive con su familia. Una familia disfuncional. Ella se debate entre su amor por cada uno de los miembros de su familia y su deseo escondido de huir de ese ambiente. Ellie May, que tiene el rostro de Ginger Rogers (durante varias películas actriz fetiche de La Cava), ama a su padre alcohólico y en paro que fue universitario y es especialista en los griegos cuyos sueños se desvanecen como las hojas de un libro inacabado que permanece encima de su mesa. También a su madre, que cuida a todos los miembros de su familia y los mantiene dedicándose a la prostitución. Una viperina y amargada abuela, también exprostituta que manipula, por supervivencia, a todos. Y su hermana pequeña Honeybell que crece bajo los ‘consejos’ de su abuela.
Un día cualquiera Ellie May conoce a un joven grandullón (Joel McCrea) que trabaja en un restaurante frente al mar donde también el dueño del negocio (un anciano entrañable con el rostro de Henry Travers) regenta la gasolinera. Y con él ve la posibilidad de cumplir sus sueños… Antes de conocerle tanto su padre como su madre al confesarle que está enamorada, ambos progenitores le dicen a su hija, a la que quieren, que vuele cuanto antes y que les deje atrás, que no vuelva a casa. Así Ellie May lucha por su sueño, enamora al joven grandullón, un alegre vividor muy trabajador, se inventa una familia estricta y una huida por amor… y se casan enamorados y formando una feliz pareja. Ambos trabajan en el restaurante junto al mar con un buen jefe que les adora. Pero un día a la gasolinera, que se encuentra al lado del restaurante, llega un coche con una pandilla de juerga y una mujer que llama especialmente la atención: la madre de Ellie.
A partir de ese momento Ellie decide enfrentarse a su familia, no renegar de ella y presentársela a su esposo. Le lleva a su humilde casa, a su origen. A lo que ocultó. La cena es un desastre y su joven esposo no soporta la mentira… Lo idílico termina y vuelve la cruda realidad… y la tragedia. Pero finalmente, los dos encontrarán una especie de felicidad cuando asumen la cita de Menandro: “Vivimos no como queremos, sino como podemos”.
Gregory La Cava, que parte de una obra de teatro, presenta momentos de humor, como ese viaje en sidecar entre los dos jóvenes cuando apenas se conocen, o en la presentación del comportamiento de la abuela (que en un drama o melodrama hubiese sido odioso). A la vez se nota un humanismo y cariño hacia los personajes más duros como el padre de la protagonista, un hombre vencido y alcoholizado. Combina el drama y la comedia con acierto, narra con elipsis efectivas momentos importantes de la trama y con el ritmo rápido y alocado de las screwball comedy. No es una película redonda y perfecta pero encandila y engancha. Por otra parte los personajes están bien perfilados e interpretados. No solo cuenta con una carismática pareja protagonista sino con una interesante galería de actores secundarios.
Una nueva primavera es de esas películas que merece la pena su rescate y descubrimiento…
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Me falta. Imperdonable. La busco, porque son estas historias lo que más me interesa (lo único, a decir verdad) de Ginger Rogers.
Besos
Mi querido Alfredo, una nueva primavera tiene aspectos de dirección, argumento e interpretaciones que la convierten en un buen rescate cinematográfico. Los padres de la protagonista son unos personajes secundarios muy bien trabajados y añaden muchísimo interés y complejidad a la trama. Por otra parte, funcionan Ginger Rogers y Joel McCrea como pareja romántica y tienen muy buenas escenas juntos.
Besos
Hildy
Tremenda película Hildy…el famoso cliché de la presentación de los padres y el contraste de caracteres es elevado aquí a cotas muy altas al realizarse una descripción minuciosa del entorno moral y social. Ginger está estupenda en ese papel agridulce…y el retablo que se pinta con mucho verismo es de antología.
Al final,en este retorno al pasado con mirada al futuro, como bien dices se mezcla sabiamente el humor con cuestiones tremendas…de esas que dejan poso. film a recuperar. Un abrazo
Mi querido Victor, me parece que en la película se refleja perfectamente la cita con la que empieza: «vivimos no como queremos, sino como podemos». Sí, cómo presenta a la familia de Ginger es uno de los grandes aciertos de la cinta, un buen retablo de personajes. Y La Cava sabía realizar ese equilibrio tan complejo del humor presentando cuestiones muy duras. Ginger está magnífica en ese papel junto a un Joel McCrea estupendo. Como dices un buen film para recuperar.
Besos
Hildy
¡Qué bueno Hildy! McCrea y Rogers son dos de los actores a los que pretendo conocer más, así que este comentario me viene bien como punto de partida.-
Un beso grande, Bet.-
Querida Bet, los dos, McCrea y Rogers, tienen una química preciosa en esta película. Y ambos tienen en su filmografía, como ya sabes, títulos muy pero que muy apetecibles. Bonito punto de partida.
Besos
Hildy
Como en el caso anterior debo agradecerte el post y decirte que no conozco a Gregory La Cava. Son atractivas las películas que intentan mantener esa relación constante de la comedia en mitad de la tragedia. Yo creo que, en esa línea, iría «Vive como quieras» o incluso «¡Qué bello es vivir!» Sin duda muy recomendable parece esta nueva primavera. La buscaremos. Saludos.
Merece la pena, Marcos. Y sí, efectivamente Frank Capra y sus películas mantenían esa relación mágica entre comedia y tragedia con crisis económica de fondo.
A mí Gregory La Cava me está dando buenas sorpresas. Una nueva primavera es recomendable. Yo empecé a descubrirle por Al servicio de las damas, que me encanta.
Un beso
Hildy
De siempre me han gustado las películas del olvidado Gregory La Cava. Este director iba al plató completamente borracho y con una sempiterna botella de whisky sobresaliendo del bolsillo de su gabardina, a lo Colombo. Según se dice, siempre solía dirigir completamente atolondrado por el alcohol y esto le perjudicó en muchas de sus películas. Pero, amiga mía, ya ves, estando como una cuba y las películas que le salían. Hoy sería totalmente inconcebible un tipo semejante. Primero por el puritarismo, segundo por lo que vale rodar una película, y tercero, que un director de hoy no sería capaz de aguantar lo que bebía La Cava y estar firme. Y Ginger Rogers. Creo que las películas con Astaire la etiquetaron demasiado, incluso sus musculosas piernas que no podía enseñar por tanto bailar con él en aquellos maravillosos decorados y bajo una luna de mentira; las mejores lunas del firmamento.
Besos.
Sí, curioso y complejo fue Gregory La Cava. Y sí, el alcohol, por cierto, está muy presente en su obra. Me ha gustado descubrir esta película y todavía me quedan más. Es un director que me ir descubriendo poco a poco.
Ginger Rogers fue más allá de sus musicales con Astaire (que a mí no me importa darme varias vueltas por ellos). Tiene buenas comedias… y también visitó el drama. O las tragicomedias. Dejemos las sombras en las vidas de La Cava y de la Rogers, sumerjámonos mejor en sus películas…
Besos bajo una luna de mentira
Hildy