Canino de Giorgios Lanthimos

Brutal.

Padre, Madre, La Mayor, La Pequeña, el Hijo…

El gato es el peor enemigo.

Los aviones caen como juguetes en el jardín.

A veces, en la piscina aparecen doradas que hay que pescar para pegar una alegría a Madre.

Madre habla sola desde la puerta cerrada de su habitación.

Sólo podremos salir del jardín, al mundo exterior, cuando se nos caiga el canino derecho o izquierdo.

Entonces podremos aprender a conducir y salir fuera de la valla del jardín en coche.

Sólo se puede salir en coche.

El mundo exterior es peligroso.

Padre y Madre nos hacen jugar y si nos portamos bien y nos esforzamos nos regalan una pegatina.

Padre nos trae las cosas que necesitamos del exterior.

También podemos elegir cómo pasar la tarde, por ejemplo, viendo vídeos caseros.

A veces, viene Cristina.

Cristina se encierra con el Hijo. En el cuarto. Y practican sexo porque el Hijo lo necesita.

Cristina si la lamo me puede regalar una diadema de piedras fluorescentes.

O unas cintas de vídeo que me abren el mundo.

A veces escuchamos cantar al abuelo.

Padre nos protege. Madre nos protege.

Si nos portamos mal recibimos el castigo.

Me vendo los ojos, he de buscar a madre y abrazarla.

No tengo nombre.

Los personajes de las películas tienen uno y les llaman.

Quiero que se me caiga el canino y bailar como la chica de flash dance y sentir daño y dolor o poder reír o perder la cabeza saltando.

Cristina no ha vuelto.

Mi hermano me necesita para el sexo. Soy La Mayor.

Hay más mundo detrás de la valla del jardín.

Quiero llamarme Bruce y atender cuando me nombran.

Los coños se encienden y se apagan, el teléfono da más sabor a mi comida, y hay pequeños zombies olorosos y amarillos en el jardín.

El gato es una amenaza.

Da miedo.

Y el Hijo acaba con él porque nos asusta y amenaza. Nos invade. Acaba con la tranquilidad y seguridad de nuestro recinto.

Pero deseo que se me caiga el canino.

Que me peguen un puñetazo a lo Rocky y poder sentir incluso pánico o miedo ante un peligro real.

Quiero tener un nombre, llamarme Bruce.

El abuelo canta en las noches frías, y Padre nos traduce lo que nos quiere decir.

Con mis hermanos hago ejercicios en el jardín o juego a que me ahogo y tienen que reanimarme, que hacerme el boca a boca.

Padre sale todas las mañanas y vuelve por las tardes.

El coche es mi pasaporte.

Mi salida a lo desconocido.

Me gustaría perder el canino.

No sé qué tengo que lamer para que me regalen un pedazo de realidad.

Pásame el teléfono que la comida está sosa.

Apago una noche más el coño.

Cristina me pedía que le lamiera el piano y el Hijo lo emplea para otra cosa.

Me llamo Bruce.

Brutal.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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