Lillian Gish

Tengo muy abandonada la sección de Joyas silentes y no lo merece. El cine silente es riquísimo en diferentes aspectos y fueron estos años en los que se fue construyendo el lenguaje cinematográfico llegando a niveles altísimos de arte y calidad.

En estos años donde los grandes estudios se estaban formando, donde todavía no había códigos de censura aplicados a rajatabla, donde el campo creativo y experimental estaba siempre en ebullición, se creo un star system potente. Miles de leyendas pueblan los primeros rostros que dejaron de ser anónimos.

La pena es que muchas de las obras de este peculiar star system o se perdieron o el dar con los dvd adecuados es toda una aventura (aunque hay sellos que están realizando una labor maravillosa dando a conocer los inicios y la evolución de un arte) y ya no digamos el que se emitan por televisión actualmente, misión imposible. No olvido que hay circuitos como, por ejemplo, la Filmoteca que permite descubrir obras del periodo silente.

Uno de los rostros del cine silente fue sin duda Lillian Gish, que empezó en escenarios de teatro (a los que volvió asiduamente) junto a su hermana Dorothy. Ambas fueron presentadas por la futura mega estrella del cine silente, Mary Pickford, al mega director de aquellos tiempos David W. Griffith. Una figura importante y compleja que merece un estudio pormenorizado de lo que supuso su obra y también el porqué de su importancia (que aquí de momento no vamos a desarrollar). Desgraciadamente para mí conozco una pequeña parte de su obra que me hace intuir el porqué además de lecturas sobre su vida y obra. Normalmente de Griffith se destacan dos elementos y punto: era racista, muy racista, —su película más difundida y por la que se radiografía su ideología es El nacimiento de una nación— pero muy virtuoso a la hora de contar historias en imágenes. Esto ha provocado un empobrecimiento, junto al desconocimiento o dificultad de acceder a su amplía obra, de su figura y contribución. Algo en lo que todavía, confieso, debo indagar, descubrir y aprender muchísimo. El nacimiento de una nación me enerva el fondo y la interpretación de la historia pero es interesante descubrir que incluso en la época de su estreno hubo muchas voces en contra de la película pero reconozco o voy descubriendo la narrativa y el empleo del lenguaje cinematográfico que construye y arma una historia épica.

Pero volviendo a Lillian Gish, a Griffith le encantó, y le sirvió para encarnar uno de los primeros prototipos de personaje que ha perdurado años y años: la ingenua y virginal. La mujer como encarnación de la inocencia. Prototipo femenino de la literatura victoriana que casaba con la imagen o ideal de la mujer sureña (Griffith pertenecía a una familia del Sur de los Estados Unidos y su padre fue combatiente y vencido en la guerra de Secesión). Así Lillian se convierte en heroína imprescindible, en la mujer virginal e inocente, pero que lejos de caer en el ridículo, la Gish la reviste y la interpreta con un sentido de la emoción e interiorización de sentimientos que todavía hoy conmueve.

La Gish se convirtió en dama dramática y trabajó desde 1913 en numerosos films de Griffith. Pero confieso, estoy siendo osada, son pocas las obras del cine silente de Gish que he podido rescatar y ver pero sólo por ellas me atrevo a decir lo que estoy escribiendo. Su hermana Dorothy dicen que era mejor comediante aunque el estudio de su obra se ha visto resentido porque se han perdido muchas más películas en las que actuó. Incluso una rareza, que es una pena, Lillian Gish se convirtió en mujer con poder e influyente en este star system y llegó a ponerse tras las cámaras en 1920 para dirigir a su hermana en una comedia, Remodeling her husband.

Además Lillian Gish, que murió casi centenaria en 1993, tuvo también una interesante carrera en el cine sonoro al que regresó con fuerza en 1946 después de un prolongado retiro que la hizo volver a subirse a los escenarios. Con lo cual es una mujer con una carrera rica y longeva donde su rostro de otra época creo personajes fascinantes en obras de alto nivel.

De su etapa silente mis carencias son bastante vergonzosas, sin embargo, he podido ver su ingenua virginal y compleja en algunas de sus obras más conocidas y a las que se puede acceder más fácilmente: El nacimiento de una nación (1915) donde su personaje Elsie es ‘salvada’ de un secuestro y una unión no deseada (por supuesto, con un hombre negro) por los ‘héroes’ de la función, el Ku-klux-klan en la controvertida y vergonzosa reinterpretación de la historia americana por parte de Griffith (única obra por la que suele ser recordado). En Intolerancia (1916), la Gish es mujer simbólica de inocencia, sumisión y bondad que mece la cuna para enlazar cuatro historias y también la Virgen María en una de ellas que cuenta la pasión de Cristo. Intolerancia fue la respuesta de Griffith a aquellos que criticaron El nacimiento de una nación. La Gish fue también la maravillosa niña maltratada en esa historia trágica de amor que es Lirios Rotos, donde en un Londres brutal una niña-mujer sólo es tratada con ternura por hombre del lejano y exótico oriente. Así continuó con roles dramáticos en Las dos huérfanas o Las dos tormentas. Después en manos del sueco Sjöström fue la heroína con la letra escarlata de adulterio y la que luchó contra el viento.

Hizo alguna incursión en el cine sonoro pero le parecía que desvirtuaba este arte y prefirió volver a los escenarios. También, su prototipo y la manera de interpretarlo o reflejarlo ya no casaba con los años treinta. Fue una de las que no olvidó a Griffith que acabó al margen de la industria, solo y en la ruina. Hasta el año 1946 en que renace con un papel de mujer frágil en apariencia y físico, dama antigua y sureña, pero con fortaleza y dureza de carácter. Así es melancólica y nostálgica su presencia en Duelo al sol, inquietante su rol de madre coraje en Los que no perdonan e igual de compleja e inquietante (vuelvo a repetir el adjetivo) en la perturbadora La noche del cazador. Siguió en el cine hasta 1987 donde protagonizó su última película junto a Bette Davis, Las ballenas de agosto.

De mujer poderosa en el star system silente (aunque nunca alcanzó la popularidad de la Pickford) a actriz reconocida y siempre profesional que se pasó casi 100 años entre bambalinas y cámaras. Nunca se casó, según ella porque entre matrimonio y profesión, eligió su profesión

Espero descubrirla mucho más… Lillian Gish espera ser de nuevo una sombra vista del pasado.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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