Breve radiografía de Charles Chaplin con varios momentos inolvidables

Carreras sofocantes (Kid auto races at venice, 1914)

Primera vez que vemos a Charlot que hace todo lo posible por aparecer frente a la cámara y presentarse a unos espectadores que le amarán por los siglos de los siglos. En este corto es la mosca cojonera de un equipo de rodaje que trata de filmar tranquilamente una carrera de coches infantiles…, pero Charlot se lo pone muy difícil.

Sydney Chaplin

Relación inseparable con su hermanastro Sydney Chaplin. Desde las penurias de la infancia, al music hall, a trabajar juntos como actores en películas y en negocios, a no separarse nunca…, fue el hermano en la sombra (porque quiso, con vida interesante) pero que contribuyó a la grandeza de Charlot y su mito.

Edna Purviance

Fue musa y pareja mítica de Charlot en varios cortos. Se conocieron en 1915. Siempre cuentan que entre ellos hubo una historia de amor y respeto. Y algo especial hubo cuando Charlot en la cumbre de su éxito quiso dirigir una película dramática donde Edna fuera la protagonista total en una joya del cine mudo Una mujer de París (1923). Él sólo dirigía.

Sin embargo, sus escenas juntos guardan una frescura difícil de alcanzar. Recordemos ese final, bajo la lluvia, de dos inmigrantes en país extraño, que deciden unir sus vidas para siempre y entran veloces en local de licencias matrimoniales en el corto El inmigrante (1917).

Charlot, músico ambulante (1916)

Para hacerse una idea de la magia y la risa que se apoderaba del espectador cuando Edna y Charlot estaban juntos basta recordar la escena en que llega Charlot, un músico ambulante, a un campamento gitano y se encuentra a una desolada Edna, una chica a la que proteger, y la deleita con su música, creando por la reacción de ambos un momento divertidísimo y mágico.

United Artist Corporation

Fotografías e imágenes en movimiento de un momento histórico del séptimo arte. Los artistas quieren controlar sus carreras y proyectos y se unen, al margen de las grandes productoras que se van consolidando. Los mayores artistas del momento se unen para crear su propia productora en 1919: Charles Chaplin, Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D. W. Griffith.

Jackie Coogan

Imposible olvidar la armonía entre un niño y su padre adoptivo. Los dos sin hogar. Los dos emocionan igual y dominan su cuerpo y el arte de la pantomima. Los dos nos hacen llorar y reír por igual. Chaplin encontró al compañero ideal en El chico (1921)

El baile de los panecillos

Parece una composición sencilla pero siempre me quedo hipnotizada ante La quimera de oro (1925) cuando llega la escena de Charlot soñador e ilusionado como centro de una fiesta fantasma donde con dos tenedores y un panecillo realiza uno de los números de pantomima más recordados.

Risas en el circo

En uno de los momentos peores de su vida y más polémicos, realiza una película divertidísima que a Chaplin no le traía buenos recuerdos. Sin embargo, tiene escenas para llorar de la risa (no sólo esos malabarismos en la cuerda con monos revoltosos) y un final tremendamente romántico. Por supuesto, se queda sin la chica. Estoy hablando de El circo que se estrenó en 1928.

Luces de la ciudad

Chaplin en 1931 realizó una historia de amo, lágrimas y risas. Una tragicomedia que dotó de escenas tan divertidas como uno de los combates de boxeo más hilarantes como una de las escenas finales más emotivas del cine. Imposible olvidar ese rostro con lágrima y sonrisa ante el miedo del reconocimiento…, poesía pura.

Smile en Tiempos modernos (1936)

Paulette Goddard y Charles Chaplin, juntos caminan hacia el amanecer. De fondo les acompaña banda sonora que posteriormente se convirtió en famosa canción, Smile.

Bailando con la bola de mundo

Sobran palabras. Convierte a un dictador en un bufón, en un payaso para todos los espectadores. Esa parodia de un Hitler con discursos incendiarios que asustan hasta a los micrófonos o ese dictador mitómano y loco que le dice a uno de los ‘cerebros’: “Déjame, quiero estar solo” y entonces baja de unas cortinas en las que se ha subido y se pone frente a una bola del mundo…, y la eleva por los aires empezando una danza…, cómo se burla del poder que ostenta un perturbado…

Discurso final de El gran dictador (1940)

“Lo siento.

Pero yo no quiero ser emperador. Ése no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas”.

Frase mítica de Monsieur Verdoux (1947)

Un Chaplin enfadado con el mundo crea una de sus películas más amargas y pesimistas. Pero una película indispensable para connocer su evolución. Una tremenda película de humor negro. Magnífica.

“Asesinar a una persona hace de uno un canalla, asesinar a millones un héroe. Las cantidades santifican”.

Momento histórico: Buster Keaton y Charles Chaplin juntos en un escenario

Y nos hacen llorar de la risa. Candilejas (1952) refleja como pocas películas el mundo del vodevil. Y de pronto ocurre el milagro y dos de los monstruos de la pantomima crean un número para deleite de los que los amamos fervientemente. Dos abuelos grandes. Uno al violín y otro al piano, dignos y serios, que hacen lo que quieren con su cuerpo y se apoderan de los objetos y del público. Mágico.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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