Ágora

Ni me parece una joya ni me parece producto aberrante. Ni su director me parece un dios del cine o un maduro niño prodigio que convierte todo lo que toca en oro ni creo que sea un mediocre con una inteligencia privilegiada en marketing y relaciones públicas. Yo me sitúo en medio de dos tendencias, que tampoco es fácil. Y, ayer, en la sala de cine, me entretuve, me divertí y me enganchó su Ágora, cine espectáculo. Por otra parte, me apetecía ver cómo se enfocaba el personaje de Hipatia, que me llama la atención como personaje histórico y del cual apenas sabía ni sé nada. Lo poco que conocía me convertía a esta filósofa en personaje interesante.

Ayer fui a ver Ágora y la disfruté como cine espectáculo (por eso sabía que no iba a encontrar una absoluta veracidad histórica), no me pareció la séptima maravilla pero tampoco el descalabro. Me parece una obra con aciertos y también con errores que no la convierten en grande. Y hoy me quedo sobre todo con los aciertos. Y hubo momentos en los que logré exaltarme o emocionarme.

Algo queda claro a Amenábar le gusta el cine y le gusta también la técnica cinematográfica. A Amenábar le gusta y disfruta del cine clásico americano. Allí están muchas de sus fuentes y de su aprendizaje como director. Amenábar conoce y emplea ciertos mecanismos para que la gente se quede en las butacas mirando su obra. Estos mecanismos, según qué película de su filmografía, los sabe emplear mejor o peor. Personalmente de toda la filmografía que he visto hasta ahora del director la obra que más me ha llegado es curiosamente la más clásica, cinematográficamente hablando: Los otros.

Y ese clasicismo (cuando empleo este término no me refiero a él en tono peyorativo sino al contrario para mí el cine clásico americano de los años 30, 40, 50…, es toda una fuente de conocimiento y en él derramo toda mi pasión como espectadora) también lo emplea en Ágora (pero no llega a la perfección de Los otros). Las demás películas de su filmografía desde Tesis, pasando por Abre los ojos y Mar adentro me llegaron mucho pero mucho menos.

Ágora muestra que Amenábar disfruta junto su equipo técnico y emplea precisamente la técnica cinematográfica para tratar de contar y hacer avanzar la historia. Por eso es evidente que Ágora cuenta con una factura técnica y visual de calidad. A mí no me sacaron de la historia ni me parecen momentos desafortunados las imágenes de la tierra, de los humanos como hormigas, del universo porque creo que tienen que ver con lo que se nos quiere contar y también con el pensamiento científico y filosófico de la protagonista. La factura visual y de ambientación (reconstrucciones, vestuarios, ambientes…) también me satisfizo.

Quizá el mayor reparo que se pueda hacer a la película —estructurada claramente en dos partes— es un guión complejo —por la diversidad de temas que toca y quizá todos los temas que quiere plasmar le hace a veces perderse y no encontrarse, transmitiendo esta sensación a los espectadores— que no salió redondo plagado de buenas ideas y soluciones pero también de ciertas debilidades que no hacen de la obra cinematográfica una pieza genial. Una de esas debilidades (ya vuelve la pesada de Hildy con el tema de la construcción de los personajes secundarios y los actores que dan vida a esos personajes) sea la de alguno de sus personajes secundarios que mejor construidos hubieran dado más fuerza y emoción a la película. De estos personajes secundarios me quedo sin duda con el del esclavo Davos (interpretado por Max Minguela) y me hubiera encantado un mayor desarrollo, porque tenía fuerza pero se va desinflando a lo largo del metraje, del personaje de Ammonius (interpretado por Ashraf Barhom). Me dio pena porque podrían haber sido buenos personajes secundarios —y había semillas suficientes para hacerlos interesantes— el desarrollo de Orestes (futuro prefecto romano y que cuenta con escenas que bordan el ridículo y con otras que no están mal del todo) y el del otro alumno de Hipatia, cristiano, que se convierte posteriormente en figura clave del cristianismo en auge.

La película cuenta con momentos de intimidad y acción que a mi gusto no la hacen perder el ritmo ni la convierten en película sin emoción o distante. Me parece que no sale mal parado de esa mezcla. Los momentos de intimidad, obviamente, son los protagonizados sobre todo por Hipatia (Rachel Weisz vuelve a demostrar que tiene ángel, que el objetivo la quiere) y la acción anda de la mano de los fanatismos religiosos que también hacen avanzar la historia.

Respecto el contenido hay tres puntos que valoro y que me agradaron. Por una parte, ese mapa que construye de las religiones y las luchas por el poder y supremacía de las creencias en un periodo convulso que iba a suponer el fin del Imperio Romano como tal y el auge del cristianismo como religión dominante en Occidente. Así en esta película se presenta otra cara de representar el cristianismo en este tipo de cine espectáculo que casi siempre se quedaba en el reflejo del cristianismo como creencia prohibida y a sus seguidores como víctimas. El Ágora de Amenábar se sitúa en un periodo posterior donde la escisión del Imperio Romano (y por tanto de su poder como imperio) anuncia su caída definitiva y donde narra cómo el cristianismo va adquiriendo un protagonismo que lo convertirá en una de las religiones más influyentes que además cambia filosofías de vida y de conocimiento para su imposición. De esta manera, los cristianos de Ágora, que ya no son una secta prohibida, se van imponiendo a la fuerza, con intransigencia, y no se plantean la convivencia con otras creencias (como el paganismo o el judaísmo). Sólo a través de la violencia, la imposición y el dictado de máximas así como una manipulación en la interpretación de las escrituras les va permitiendo conquistar áreas de poder y aplastar otras creencias o conocimientos que impiden su subida. En la película además trata de reflejar (aunque apenas hay tiempo para ello) las contradicciones y los aspectos positivos-negativos de estas tres creencias religiosas que no se permiten llegar a una convivencia por una lucha de poderes y conquistas políticas y religiosas.

El otro punto lo concedo a la recreación y plasmación de Hipatia, como personaje de ficción, que conduce esta historia de intransigencias. Obviamente, Amenábar, en esta película espectáculo, no es fiel en aspectos históricos a la filósofa Hipatia pero sí, creo, a su esencia. Se permite numerosas licencias cinematográficas que benefician lo que quiere plasmar y contar el cineasta (parece ser que Hipatia murió de una manera hiperviolenta pero además a la edad de 60 años, o sea ya mayor. No existen, como apuntan en créditos finales, obra de Hipatia sobre sus estudios filosóficos y científicos-astronómicos, sí referencias. El esclavo Davos es pura ficción). Hipatia se convierte en heroína de cine espectáculo, en mito de tolerancia y representación de choque brutal entre inteligencia, conocimiento y ciencia contra la imposición de una creencia, la ignorancia y la destrucción del conocimiento. Por eso, su reflejo trágico y su retrato de mujer es casi como el de una mujer ideal y por ello distante e inalcanzable (sabia, inteligente, independiente, pura, distante, admirada, intocable, crítica, justa, fiel a sus creencias y amigos…). Una mujer símbolo. Posteriormente, su influencia fue tal que su nombre no se ha perdido en los siglos de historia…, incluso, el cristianismo se benefició de su historia, imagen, muerte y cualidades. Hay estudios que destacan que Santa Catalina de Alejandría (representada en cuadros con mucha historia como el de Caravaggio) recoge o esconde en su historia y comportamiento a la pagana Hipatia de Alejandría. Y que en realidad Santa Catalina es más mito que personaje histórico real.

También, se apunta en la película cómo la mujer perdió su sitio con la imposición del cristianismo y la interpretación de las lecturas que hicieron los que iban subiendo escalafones hacia el poder. Con la imposición del cristianismo vino el segundo plano de la mujer, que perdía privilegios, con los que contaba en el mundo griego o romano. La mujer entra definitivamente en la esfera privada y en su papel de sumisión y sufrimiento frente al hombre. A la mujer le queda sólo la opción de madre y esposa que perpetúa a la especie y sin hueco en el espacio público y en los círculos de poder y conocimiento. Toda mujer que se salga de este espacio diseñado, es diferente, y por ello castigada.

El tercer punto que destaco, sólo veladamente reflejado, es como el cristianismo, cuestionó algo implantado en la sociedad romana y en su forma de funcionamiento: la existencia de la esclavitud. De los esclavos. Aunque después impuso otro tipo de esclavitudes…, pero se refleja en la película un sistema con valores como la democracia para unos pocos, y sin embargo, cómo todo el sistema se sustentaba porque una cantidad de personas eran esclavos sometidos sin posibilidad alguna de levantar cabeza. Así Hipatia no se cuestiona la esclavitud y ve natural contar con esclavos en su vida diaria. Dentro de este contexto se entiende la transformación y desarrollo del esclavo Davos que admira a su ama, por sus conocimientos, y a la que también ama como mujer, pero sabe que es objetivo inalcanzable así como también ve imposible poder desarrollar en plenitud e igualdad sus ganas de conocimiento. En un principio ve en el cristianismo una salida a su esclavitud, a sentirse sin cadenas, aunque pronto ve que se encuentra atado de pies y manos por otro tipo de cadenas más sutiles que tampoco permiten su desarrollo como persona.

Así Ágora consigue convertirse en película de género histórico-romano, en espectáculo (como aquellas superproducciones a lo Ben Hur o Espartaco —el homenaje la verdad salta un poco los colores, de la sutilidad de Olivier hablando de ostras y caracoles a su esclavo con cara de bello Curtis a lo llano del contenido de frase al vuelo, totalmente prescindible, del papá de Hipatia hablando sobre plátanos e higos—). Y que quieren que les diga, yo pasé dos horas de entretenimiento y disfrutando en la butaca de cine. Sus aciertos me ganaron frente a los defectos.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. 

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