Milton’s Marilyn

Hay estrellas, sí estrellas, que fueron fotografiadas en todos los momentos de su vida. De algunas podría contarse su biografía a través de imágenes. Una de ellas fue Marilyn Monroe. El archivo fotográfico que circula de esta mujer es interminable. 

Recientemente, en Madrid, creo que hace dos años –a veces me cuesta cuantificar el paso del tiempo, es lo que pasa cuando una se convierte en inmortal–, se realizó una macro-exposición en el Centro Cultural de la Villa de Madrid sobre la artista. Allí se pudieron ver fotografías y obras plásticas que se habían inspirado en la Monroe –o en la mujer de carne y hueso, una solitaria y triste Norma Jean–. 

No sólo de ella, de muchos actores existe una extensa e interesante bibliografía de libros de fotografía que capta en imágenes la vida, historia y películas de sus protagonistas. Algunos fueron fotografiados, o siguen siendo fotografiados, por grandes creadores que cuentan con su cámara para expresar arte. Muchos de estos libros son de editoriales extranjeras. En España, todavía, es mínimo el número de libros de este tipo. Sin embargo, a veces, pueden encontrarse verdaderas joyas de este tipo de publicaciones en librerías especializadas o a veces cuentas con buenos amigos que se acuerdan de ti en los viajes por otros lares. 

Marilyn fue fotografiada por muchos y muchas profesionales de la cámara. Uno de ellos fue Milton Greene, amigo y fotógrafo, que captó como pocos los dos rostros de Monroe.Esta mujer se transformaba delante de una cámara. Se dice que es de las pocas personas que enamoraban al objetivo desde el primer instante. La Marilyn fotografiada era mágica. 

El precioso libro que tengo en mis manos contiene las colecciones de fotografías que realizó Milton Greene mientras estuvo a su lado. Hasta la ruptura tanto profesional como de amistad que les distanció en los últimos años de la actriz. 

Adentrarse en estas fotografías es un hermoso viaje al alma de una mujer bella pero de mirada triste –dicen que ahí reside parte de su secreto–.El encuentro entre ambos artistas se produjo en 1955 y fue un romance idílico entre actriz y fotógrafo. Ella se sintió de carne y hueso en las fotografías de Milton. Miraba sus imágenes, y se reconocía. 

Un libro muy bien editado con interesantes y breves textos que cuentan la relación profesional e historia de amistad entre modelo y fotógrafo. El libro es en inglés –si usted mi querido lector es de los que tienen una batalla interminable con el dominio de este idioma, no se preocupe, merece la pena sólo por las fotografías. Además, es poco texto y siempre puede haber alguien que nos eche una mano en la traducción–. 

Entre las fotografías encontramos la serie de fotografías de una Monroe sonriente y transformada en Cherie, su personaje inolvidable de Bus Stop. La rubia convertida en una patosa chica de saloon que sueña con llegar a Hollywood. A una Norma Jean que disfruta en una piscina o a una bella joven vestida de bailarina, entre sexy y melancólica, a la mujer provocativa y relajada vestida con un traje y pantalón azul sentada en un enorme sillón de mimbre. Una Norma Jean que muestra su sensualidad en una serie en la que se muestra con un sugerente traje rojo o unas fotografías en blanco y negro como si fuera una cabaretera con mucho que mostrar. Esto sólo es un apunte de lo que podemos encontrar.La vida de Marilyn se puede contar en imágenes. Su alma se desnudaba en el objetivo. Al igual que hay fotos que muestran sus buenos momentos, a veces, aflora la Norma Jean triste, angustiada y muy lejana. 

(Milton’s Marilyn, textos de James Kotsilibas-Davis y edición de Joshua Greene, editorial Schirmer Art Books, Munich, 2001)

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