11º Festival de cine alemán

En un cine de los de siempre, con todo el encanto de los grandes cines de barrio, en el Palafox (Madrid) arrancó ayer el 11º Festival de cine alemán. Este tipo de festivales son todo un regalo, en los que se nota el cariño puesto, para conocer la cinematografía de otros lugares, en este caso de Alemania.

Las propuestas este año son atractivas: por una parte está la sección oficial y por otra un miniciclo Veinte años sin muro. También durante toda esta semana (2 al 6 de junio) se podrá disfrutar de una serie de cortometrajes de una nueva generación de directores alemanes. No os perdais la programación en www.cine-aleman.com.

Lo primero que hice ayer al llegar al acto inaugural fue acercarme a la taquilla para comprar mi entrada a una sesión del sábado (que también ya es tradición en este festival) en la que proyectarán Espías, 1928, película de cine silente del gran Fritz Lang con acompañamiento musical en vivo y directo. Todo un lujo. Además, esta obra silente nunca la he visto con lo cual voy con más ilusión, ya que el periodo mudo del director es el que menos conozco (y lo que he visto me ha entusiasmado: Las tres luces y Metrópolis).

La película inaugural fue Hilde de Kai Wessel, biopic centrado en la historia de la actriz y cantante Hildegard Knef. De la película me quedo con la actriz principal (Heike Makatsch) que me resultó camaleónica y con todo lo que refleja sobre el mundo del cine. Tengo que decir que para mí Hildegard Knef era una absoluta desconocida (¡¡¡Ay, esas lagunas culturales, cuántas personas nos perdemos… pero menos mal que siempre están ahí para descubrirlas!!!). También, me llevé la canción y melodía principal… lluvia de rosas rojas… de la mejor cantante sin voz.

La película refleja el interés que sentía por el cine el régimen nazi como propaganda política y de entretenimiento (siempre que reflejara sus planteamientos ideológicos). Siempre se cuentan anécdotas sobre las relaciones que tenía Goebbels con el séptimo arte o sobre los gustos cinéfilos de Hitler. Así como actrices, actores, directores, guionistas que trabajaron durante el periodo del nazismo en el poder (los casos siempre reseñados de Leni Riefenstahl, la guionista y esposa de Fritz Lang, Thea von Harbou —imprescincible su contribución al periodo silente del director—, los trabajos del actor Emil Jannings —algunos estudiosos aseguran que su afinidad al régimen era una estrategia para seguir rodando, haciendo lo que quería hacer—…). Era una industria fuerte que iba creando su particular star system…, y ahí, cuando ya estaba coleando, cuando el resultado de la guerra era inminente, ahí entró la joven promesa Hilde que se convirtió en estrella en ciernes sin película de estreno y en amante joven de un hombre influyente en el mundo del cine.

La huída por otra parte de varios realizadores, actores y actrices permitió a la industria de Hollywood contar con una colonia alemana que realizó un cine que explica en parte la etapa dorada de la industria americana (léase Lang, Marlene Dietrich, Ernst Lubitsch, Otto Preminger, Billy Wilder, Douglas Sirk…)Hilde también vive el férreo sistema de estudios estadounidense que tenía a personas en nómina con contratos imposibles pero si el estudio pensaba que no era el momento del lanzamiento, ahí los tenían con sueldo pero sin que llegara la buena película, tan sólo, malgastando talentos en malas películas o en actos de promoción. Hilde no lo aguantó. Me ha sorprendido el retrato que realiza la película del productor David O. Selznick. De lo que he leído de él nunca me lo hubiera imaginado así, el personaje de la película da un contrapunto cómico. Aunque Hilde terminaría trabajando en películas norteamericanas para recordar (Las nieves del Kilimanjaro o Fédora de Wilder).

Otro tema interesante fue que protagonizó una película alemana que se convirtió en un escándalo (ya se sabe tanto en Europa como en EEUU a partir de principios de los años treinta se instauraron las censuras, Códigos Hays y cada país con el suyo), La pecadora en 1951. ¡¡¡Hilde salía unos segundos desnuda!!! Y se armó gorda. Triste. Sobre todo sabiendo que antes de las censuras hubo otras actrices que enseñaron sus cuerpos (todo el mundo recuerda a Hedy Lamarr en Éxtasis en 1933 o recordemos otro menos conocido del mismo año, Claudette Colbert —que en alguna que otra película enseñaba pezón— totalmente desnuda en una playa en olvidada película, A la sombra de los muelles).

Y, por último, recalcar otra figura del mundo del cine importante además en la vida de Hilde, y bonito personaje en el biopic, el productor alemán Erich Pommer que lanzó a directores como Lang o Murnau, que logró dar prestigio a la UFA produciendo grandes clásicos de cine alemán. Y que tras su abandono de Alemania al subir al poder el nazismo, siguió trabajando en Hollywood, Francia o Reino Unido.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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