Bajo el fuego (Under fire, 1983) de Roger Spottiswoode

Nos vamos a principios de la década de los ochenta y con una película americana sobre la revolución sandinista en Nicaragua y desde un punto vista progresista. Un cine que comparte la revolución y la entiende. Y entonces surge Bajo el fuego bajo la mirada de sus tres protagonistas que son tres periodistas norteamericanos.

Y nos habla de la dificultad de ser neutro u objetivo en los medios de comunicación. De la dificultad de no tomar partido. De lo difícil que es mantenerse al margen si conoces los hechos. De la dificultad de simplificar cuando lo que estás viendo no es simple. De las distintas caras y posturas. De que no es fácil delimitar buenos y malos. De la enorme brecha entre el norte y el sur (y que más de 20 años después sigue aumentando…, es triste la premonición del personaje de Jean Louis Trintignant…, los poetas nunca vencen -aunque por otra parte nunca desaparecen y siempre hay gente dispuesta a creer en un mundo más justo y actuar en consecuencia-).

Bajo el fuego te mantiene en tensión con un buen trío y unos secundarios relevantes. Un fotógrafo con cara de Nick Nolte, un periodista de prestigio cansado ya de ser corresponsal, desencantado pero siempre apasionado (Gene Hackman, ¿cuándo está mal?) y una periodista en busca de la verdad (una olvidada Joanna Cassidy…aunque siempre la recordaremos como replicante que muere entre cristales y disparos) son el triángulo protagonista. Los tres empiezan la película desde una postura profesional, de cubro otra guerra más, me entero de quienes son los buenos y quienes los malos, consigo la entrevista del siglo o la foto genial, no estoy al lado de nadie. Sólo informo. Y los tres por distintos acontecimientos terminan comprometiéndose en una guerra que ven desde otra mirada.

Por ahí aparece Elpidia Carrillo como jovencísima guerrillera, o el siempre enigmático y en un papel tremendo Ed Harris, todo un mercenario, da igual que se encuentre en África, en Nicaragua o tal vez en Tailandia, él hace su trabajo de manera eficaz (da terrror pensar en la existencia real de tales personajes), o el actor francés Jean Louis Trintignant…¿quién provoca las guerras, a quién le interesa que ganen unos u otros, quién mantiene el prestigio de dictadores como Somoza…, por qué lo hacen?

A la vez que se narra cinematográficamente el horror de la guerra, se relata un triángulo amoroso entre los tres periodistas. Una historia de sentimientos resuelta con mucha química y elegancia. Bajo el fuego habla sobre los corresponsales y fotógrafos de guerra. Quizá no profundice en exceso en ningún tema pero todos quedan apuntados lo suficiente para que el espectador inquieto busque más información.

Bajo el fuego nos sabe contar una historia, con música sensacional de Jerry Goldsmith, y un trío protagonista que atrapa. Y, quizá, no sea la obra maestra de los ochenta pero sí una película que en su momento fue valiente por políticamente incorrecta (según los tiempos que corrían en EEUU, ya saben, ahí andaba Ronald Reagan… y seguro que recuerdan su política exterior en Centroamérica). La historia está muy bien contada, con imágenes-fotografías impactantes y un ritmo que hace que persigas cada fotograma de la película. Por cierto, su director nunca volvió a dirigir una película similar, ni su mirada volvió a ser tan comprometida… se sumergió y desapareció entre películas comerciales de toda índole. Una pena que no siguiera mirando como sabía.

Ya saben tienen una cita…, bajo el fuego. El objetivo de la cámara os alcanza…

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