“Mi vida ha sido maravillosa”

Cuentan que minutos antes de suicidarse el director James Whale, mítico por sus películas de terror (Frankenstein, La novia de Frankenstein o El hombre invisible…, y sin embargo, dicen que una de sus películas más queridas fue el musical Magnolia que dirigió en 1936), escribió: «Mi vida ha sido maravillosa».

Sin embargo, su caracter depresivo y sus problemas de salud, el olvido que vivió -en parte elegido- por parte de la industria cinematográfica hicieron que un día a sus 67 años tomara la determinación de quitarse la vida…, sin embargo, «Mi vida ha sido maravillosa». Un persona que vivió con todas sus consecuencias. De orígenes humildes, realizó distintos oficios, participó en la Primera Guerra Mundial y llegó a lo más alto en el mundo del cine, nunca ocultó su homosexualidad.

El lunes, en La 2, tuvimos la oportunidad de ver una recreación poética de los últimos días del realizador, Dioses y Monstruos, ya la había visto pero me encantó volver a revisitarla. Es un retrato del cineasta duro a la vez que tierno con la interpretación magnífica de Ian McKellen. El director Bill Condon adapta la novela de Christopher Bram, El padre de Frankenstein. James Whale, un hombre en decadencia física devorado por la soledad y los recuerdos, entabla una relación especial con su jardinero (bello Brenda Fraser… por qué no cuida más su carrera y la elección de sus papeles), un joven desarraigado, solo y en un momento de crisis en su vida.

 «Mi vida ha sido maravillosa» y se niega a que no siga siéndolo. Se niega al deteriodo de su salud y a caer en la depresión más profunda.

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