La luna es azul (The moon is blue, 1953) de Otto Preminger

Hacía tiempo que iba detrás de esta comedia amable. Y, por fin, el otro día en el video club al que acudo con frecuencia ahí estaba. Me apropié de ella cual mujer sedienta de tesoros. De La luna es azul mucho había leído. Es de esas películas que esconden historias detrás de su realización. 

Me llamaba y me ha llamado la atención por muchísimos motivos: sus interpretes William Holden (qué filmografía tiene…le reivindico y forma parte de los grandes aunque se le reconozca poco), David Niven (mi caballero elegante favorito) y Maggie McNamara (dulce protagonista, e intérprete que no tuvo demasiada suerte ni en el cine ni en la vida…, asombra su parecido a Audrey Hepburn o a Jean Simmons) ofrecen unas interpretaciones frescas y agradables, merecen la pena. 

Me parece una rareza en la filmografía de su interesante director, uno de los cascarrabias más temibles por la industria de Hollywood y por algunos actores que tuvieron que trabajar con él. ¿Por qué? Preminger no solía dirigir comedias ligeras y románticas. Su cine tiraba más a temas dramáticos, serios y pesimistas (joyas como Laura, Cara de Ángel, Anatomía de un asesinato, El hombre del brazo de oro, Tempestad sobre Washington o Éxodo). Parece que La luna es azul fue un paréntesis, un descanso simpático. Preminger quiso llevar al cine la obra de teatro que triunfaba en Broadway del libreto de Hugh Herbert. Aunque Preminger no es Wilder o Lubitsch, no sale mal parado del intento. Y ver La luna es azul es un pequeño placer de buen gusto con intérpretes brillantes y algún que otro diálogo o situación chispeante. Un trabajo correcto en todas sus facetas. 

Sin embargo, lo que hace que se hable en los libros de historia del cine sobre La luna es azul, no es su valor como obra cinematográfica sino el revuelo y las dificultades que tuvo esta dulce historia con una censura y un código que iba perdiendo fuerza. Y el fenómeno de esta película lo puso en más evidencia si cabe. El revuelo que causó y las razones que esgrimían la liga de la decencia, algunos medios católicos y demás hoy causan una sonrisa. Pero Otto, al que hay que reconocerle que fue uno de los directores que más luchaban por el respeto a la integridad de sus obras cinematográficas luchó como un ogro por no ceder ante las estúpidas trabas de la censura, demostrando que los censores estaban más retrasados que el público. Preminger no sólo luchó por que la censura respetara el contenido de sus películas también fue de los primeros directores que desafió la lista negra y comunicó públicamente que el libreto de Éxodo había sido escrito por Dalton Trumbo, uno de los diez de Hollywood. 

La luna es azul puso en marcha los mecanismos del control de censura porque la película cuenta una noche entre tres personajes que hablan con toda naturalidad de sus formas de ver, vivir y sentir las relaciones de pareja y el sexo. Así como la película también plantea desde el principio distintas formas de seducción. En el vocabulario de los protagonistas aparecen de manera natural: sexo, virginidad, divorcio, relaciones extraconyugales, amantes, vírgenes profesionales, seducciones, besos…, los dos protagonistas masculinos tienen la libertad de expresarse ante estos temas ante la preguntona, fresca, incontenible verborrea e inocente joven protagonista, Patty. La liga de la decencia, los medios católicos y los defensores de la censura sobre todo criticaba la superficialidad con la que se trataban estos temas y el mensaje confuso a los bienpensantes, también demostraban su furia porque parecía que era una burla a la virtud de la protagonista. Argumentos que se caían por su propio peso e incoherentes. El revuelo fue mayor cuando entre algunos medios católicos no mostraron alarma alguna y vieron en ella una película adecuada para sus feligreses. Empezaban a verse ya fisuras en un código y una censura ya caducas. 

Aunque algunos planteamientos de la película también nos hagan sonreír (pero menos pasados de moda de lo que pensamos), sí que hay que agradecer la sinceridad de los diálogos y ubicarlos en los años cincuenta para entender el fenómeno y el revuelo. La película se estrenó con éxito en grandes ciudades pero sí se vio resentida en pequeñas localidades donde el boicot de los “cuidadores de la moral” seguía haciendo efecto. 

Por último señalar a Niven magnífico como playboy maduro que ve con temor y gracia su decadencia futura, un correctísimo Holden como arquitecto soltero con alergia, al principio, al compromiso matrimonial pero finalmente seducido por los planteamientos de una loquísima Patty, la joven que no entiende porque la celosa ex del arquitecto la llama “virgen profesional”. Es una comedia que transcurre en el interior de dos apartamentos y dos escenas en lo alto del Empire State Building donde Holden realiza una declaración de amor linda, más o menos así: “Sabes lo que pensé cuando te vi sonreír por primera vez, que ésa era la sonrisa que quería ver cada mañana junto mi zumo de naranja”. Tierno, verdad.

3 comentarios en “La luna es azul (The moon is blue, 1953) de Otto Preminger

  1. Donde estuvo prohibida fue en el Cañada laico aunque con religión mayoritaria protestante

  2. ¡María, bienvenida! y desconocía el dato que nos aportas sobre que La luna es azul se prohibiera en Canadá, así que mil gracias.

    Beso
    Hildy

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