Gregory Peck

Y ya van a hacer cinco años sin Gregory Peck. Sin esa sonrisa especial y esa mirada de hombre transparente. Un rostro de los más bellos y un actor de carrera sólida y papeles inolvidables. 

En el dvd edición especial de Matar a un ruiseñor, esconde en sus extras un precioso documental, hecho con gran amor, que descubre el retrato de un Gregory Peck, actor-leyenda, humano, muy humano, que recorre distintos lugares del mundo en grandes teatros para contar las diferentes anécdotas que jalonaron su carrera. Y, el público le devuelve todo su cariño y la admiración que sienten por su carrera. Un documental para ver una y otra vez y que eleva al actor y al hombre al Olimpo de los actores de la sala oscura que hacen la vida más llevadera a cinéfilas eternas como esta adicta Hildy Johnson. Y, el retrato de Gregory Peck es de un hombre que te gustaría guardar en el bolsillo, y sacarlo de vez en cuando, para que no te lo quiten, y charlar con él, reír y darle algún que otro beso en su rostro hermoso. Incluso, anciano. 

Ya de joven, se mostraba transparente. Y destacó en una de sus primeras películas como joven cura católico, abierto y bueno, en  Las llaves del reino en 1944. Sin embargo, como siempre, Alfred Hitchcock supo ver el lado atormentado del joven actor y le dio papel en dos de sus películas menos conocidas, pero, como todo lo que tocaba el mago del suspense llenas de interés y segundas lecturas. Ahí están Recuerda y El proceso Paradine.  

Otra interpretación que marcó su entrada en la mitología cinematográfica fue Duelo al sol (así como su entrada, con éxito, a uno de los géneros que poblarían su carrera, las películas del Oeste). El joven Peck se convertía en un hermoso, bello y malvado chuleta, el hermano malo de la historia, que se dejaba llevar por la pasión con la mestiza Perlita Chávez. ¿Alguien olvida la historia de amor y muerte con un Peck de sonrisa chulesca o arrastrándose moribundo y sudoroso hacia la amada malherida? 

Y, seguimos con los años cuarenta, y el joven Gregory sigue con papeles honestos y temas sociales como en La barrera invisible donde se analiza el antisemitismo latente en la sociedad estadounidense. El western sigue viéndole madurar en joyas desconocidas como Cielo amarillo o tramas cada vez más psicológicas, El pistolero. 

Los cincuenta hacen que Gregory Peck nos haga reír como galán divertido, y que queramos que nos lleve en vespa por las calles de Roma o sea nuestro esposo, tan distinto, tan divertido, tan amado…, ahí están joyas de comedia clásica como Vacaciones en Roma o Mi desconfiada esposa. El Oeste sigue dándole buenos títulos y papeles como Horizontes de grandeza. Y, empieza a convertirse en héroe profundo en adaptaciones de obras literarias. Bello y seductor en Las nieves del Kilimanjaro y tremendamente desconocido y camaleónico en Moby Dick como el obsesivo hombre tras la ballena blanca. Gregory Peck demuestra una y otra vez que es actor profesional e igual lo encontramos en una producción de ciencia ficción (La hora final) como transformándose en un desgraciado Scott Fitzgerald (Días sin vida).Y, Gregory Peck, siempre discreto y luchador de causas nobles, sigue fuerte en los años sesenta. Y nos deja una bélica, de las más populares, Los cañones de Navarone; nos hace conocer las distintas dimensiones del miedo como un padre de familia que tiene que luchar contra un asesino en El cabo del terror; sigue demostrando que es divertido y atractivo en la dinámica Arabesco, junto a un Sophie Loren que deja sin respiración…, y regala la interpretación, por excelencia, del hombre honesto y maravilloso que todos quisiéramos tener como vecino, el abogado Atticus en la tierna Matar a un ruiseñor (¿alguien recuerda una película donde mejor se refleje el mundo de la infancia?). 

En los setenta sigue al pie del cañón en una y otra película. Protagoniza uno de los fenómenos de cine de terror de la época, La profecía. Y nunca le vimos tan malvado como en Los niños de Brasil (en lo hondo de mi corazón os confieso que lo prefiero honesto, y bueno, que en este tipo de papeles. Como mucho le perdono lo chulesco por lo hermoso en Duelo al sol). 

Y, en los años ochenta, continuó regalándonos su presencia, y me despido de él con su encarnación del escritor y periodista Ambrose Bierce en Gringo viejo. Esta película no la olvido. Porque un Ambrose Bierce anciano me enamoró locamente. Yo lo tenía más claro que Jane Fonda, que se dejara de tonterías con el general Arroyo…, ¡¡¡viva Ambrose Bierce!!!, o mejor dicho, ¡¡¡viva el hermoso Gregory Peck!!! 

 

 

2 comentarios en “Gregory Peck

  1. No se quien eres pero atraves de esta redaccion tan claro y detallado veo que admirar a este caballero que al igual que tu comparto tus opiniones sobre gran hombre honesto y justo que sin tratarlo su franqueza y transparecia se manifiesta en su rostro y expresiones con esa inolvidable dulce sonrisa que cautiva a quien lo observe Dios bendiga a este caballero que para quiene vieron sus peliculas somos afortunados pues se aprendio mucho y lo que dejo fue eternno no importa la edad que tenga la esencia es la esencia.

  2. Por Gregory Peck siento gran cariño.
    Sí, en su rostro se leen muchas cosas.
    Y su sonrisa, le doy la razón, es inolvidable.
    … protagonizó películas que pueden ser vistas una y otra vez y sentirnos de nuevo apasionados por verlas.
    Es bonito compartir gustos y opiniones sobre Peck.
    Besos
    Hildy

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