Diccionario cinematográfico (47)

Bélico: ¡No han matado a Elías! Y desde un helicóptero, unos soldados son testigos directos de la muerte con los brazos en alto de un Elias con pañuelo en la cabeza (Platoon). Y un cuerpo, sin extremidades, sin vista ni oído, pero pensante, desea que alguien descubra que siente, que recuerda, que piensa, que no era la guerra lo que esperaba para su futuro…, y que no le merece la pena estar vivo (Johnny cogió su fusil). Y, desde Pearl Harbor un soldado sufre vejaciones, una y otra vez, para que vuelva a boxear y otro sufre el odio de su superior por ser valiente y no sumiso (De aquí a la eternidad). Y, desde la resistencia en tiempos de guerra, un valiente líder delante de soldados alemanes hace en un café, en Casablanca, que todos canten La Marsellesa (Casablanca). Y, varios soldados de distintos países se unen por unos días por la nostalgia y la música (Feliz Navidad). Y brigadistas internacionales se meten de lleno en su lucha en la Guerra Civil Española y viven en sus carnes las distintas formas de ver la guerra en el bando de la República, triste, triste, triste (Tierra y Libertad). Y, un australiano corre, corre, corre…, porque la vida se le va en ello; mientras su amigo y camaradas, se despiden de los seres queridos, besan sus fotografías amadas, dejan sus enseres personales, escriben las últimas palabras… (Gallipoli). A algunos superiores les importa muy poco el soldado raso, mueven sus piezas como si de un tablero de ajedrez se tratara, sin importarle la caída de las piezas, sin importarles las injusticias si sirven para vencer una guerra y atender a sus intereses (Senderos de gloria). 

Y, el amigo ve cómo a su compañero de batallas e infancia se le ha ido la cabeza por el horror de la guerra, y se enfrenta a una vida sin sentido en la ruleta rusa (El cazador). Y, una mujer va entre balas, odio y sangre a por su esposo, fotógrafo de guerra, se encuentra en el camino otros reporteros que arriesgan su vida día a día para denunciar el horror. Los francotiradores hacen su trabajo (Las flores de Harrinson). Una flor crece en la maceta de un superior militar, que trata aunque sea periodo de guerra, no perder las formas y la educación, es decir, seguir siendo humano (La gran ilusión).  

En la antigua Yugoslavia, se esconden bajo tierra un grupo de personas para salvarse de la guerra que destruye. Y pasa el tiempo. Bajo tierra hay una pequeña población, nadie les avisa de que todo ha terminado y cambiado. Quizá cuando salgan se den cuenta de que en breve tendrán que ocultarse de nuevo (Underground). Y, seguimos en los Balcanes, y otro fotógrafo trata de regresar triste y nostálgico a la tierra que le vio nacer, y sin entenderlo, se enfrenta al odio de la aldea…, al horror de un guerra… (Before the rain). Un grupo de soldados pasa la guerra, incomunicado y alejado, en una idílica isla griega. Quizá, paradójicamente, el periodo más feliz de sus vidas y sus sueños (Mediterráneo). 

Un soldado alemán se vuelve consciente del horror de los campos de exterminio. Siente que no es por lo que él luchaba. Mientras, un soldado norteamericano, por el hecho de ser judío, sufre vejaciones entre sus compañeros de batallón (El baile de los malditos). A un campesino, un joven sin mucha educación, la propaganda soviética, le hace a su pesar, un héroe de guerra, para levantar la moral de los soldados. Mientras, el obrero lucha en una guerra que no entiende, se enamora, y se convierte en un mártir sin quererlo. Un francotirador alemán le sigue los pasos (Enemigo a las puertas). Y, en la Unión Soviética, no sirvió de nada ser héroe de guerra o creer en un mundo mejor para Rusia. No, no importa. Llega Stalin, como dictador bestia, y no tiene ningún problema en llevarse de por medio todo aquello que no le permite hacer lo que le da la real gana con lo que él entiende por comunismo. Aunque se sea leyenda y héroe de guerra, da igual, la mentira y la muerte acecha (Quemado por el sol). 

Y, el regreso, siempre es duro. Se vuelve con héridas de guerra y de mente. Un soldado en silla de ruedas que se siente furioso por una guerra que no debería haber sido (El regreso). Unos soldados que tratan de rehacer su vida, sin manos, reconstruir familias, tratar de olvidar el horror, encontrar un trabajo, el rechazo y el olvido de los más cercanos… (Los mejores años  de nuestra vida). 

Las guerras continuan…, y es una mierda que los hombres nos convirtamos en máquinas o bestias. Que el hombre quiera poder a través de la muerte del otro. Que el hombre por intereses políticos o económicos emprendan batalla. Que siempre se caiga en la misma trampa. 

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