Peter Viertel y Deborah Kerr, pequeño homenaje

Ayer leí en el periódico que había muerto el guionista y escritor Peter Viertel. Tres semanas después que su esposa Deborah Kerr. Por una parte, me inunda la tristeza porque van desapareciendo poco a poco los testigos de una época dorada del cine. Por otra, sonrío. Los dos están de nuevo juntos.En la noticia del periódico dicen que Peter Viertel fue un caballero hasta el último momento. Tuvo la delicadeza de marcharse y dejarnos después de su esposa. Esperó hasta el final para que ella no se quedara sola ni sufriera la pérdida –Deborah Kerr llevaba años ya muy enferma recibiendo todos los cuidados de su esposo–. Esta pareja residió durante años en España, en Marbella. Peter Viertel era un enamorado del país y la cultura. 

Ambos nos dejaron inolvidables imágenes en forma de celuloide. Él, con su contribución en guiones de películas que forman parte de la mitología del séptimo arte, ella con interpretaciones de damas en películas de aquel Hollywood clásico e irrepetible. 

Ahora desde la nostalgia vuelvo a mirar las páginas de la revista número dos de la desaparecida Nickel Odeon. La revista salió en 1996 y contaba con una extensa entrevista a Deborah Kerr, reina del romanticismo y el melodrama. En esa publicación se agradecía, de corazón (como se deben agradecer las cosas), la colaboración del matrimonio. Siempre juntos. También, en el número veintiuno de la misma revista se recoge una amplia y preciosa entrevista con Viertel y sus interesantes opiniones como guionista. 

La huella de Peter Viertel queda patente en su historia y recuerdos así como en su pluma en diversos guiones –muchos de ellos sin acreditar– y novelas (su adorada pasión). Los padres de Viertel eran dos intelectuales que formaron la colonia de europeos exiliados que llegaron a EEUU huyendo de la situación europea. Aquella colonia hizo posible el Hollywood dorado. También, conoció a personalidades del cine y la literatura américana. En los recuerdos de Peter, se mezclan sus padres (Berthold Viertel y Salka Viertel) con Murnau, Christopher Isherwood, Greta Garbo, Robert Capa, Brecht, Chaplin,Thomas Mann, Max Reinhardt, Eisenstein, Lubitsch, Hitchcock, John Huston o Hemingway. 

La huella de Deborah la encontramos en metros y metros de celuloide donde la actriz británica dejó a personajes femeninos inolvidables. Sólo basta citar unos cuantos para darnos cuenta de la gran actriz que era y sobre todo descubrir que se movía en todos los registros y siempre con una nota alta. Narciso negro, De aquí a la eternidad, La noche de la iguana, Té y simpatía, Sólo Dios lo sabe, Tú y yo, El rey yo, Julio Cesar, Buenos días, tristeza… 

Los dos se conocieron durante el rodaje en 1959 de Rojo atardecer de Anatole Litvak. Y se volvieron inseparables. Se han ido uno detrás del otro. Ahora, por lo menos, en el Olimpo del cine se encuentran de nuevo juntos. 

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