Un funeral de muerte

¿Quieres pasar 90 minutos en los que no puedas parar de reír? Entonces, haz caso a Hildy y vete a ver Un funeral de muerte. Partamos de una curiosidad histórica: se rodó en los estudios británicos Ealing, ¿alguien ha olvidado el humor negro de El quinteto de la muerte? 

Mucho humor negro, situaciones surrealistas y cómicas, y una serie de personajes inolvidables a cada cual más divertido. ¿Fue el momento en que fui a verla? No lo sé pero desde que empiezan los títulos de crédito hasta al final, la sala de cine se convirtió en un espacio de risas y carcajadas. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una comedia contemporánea. 

Un funeral de muerte la dirige el director americano Frank Oz (sí, sí, el que nos hizo reír con In&out y un Kevin Kline que se salía) y con un buen guión del joven Dean Graig. Es una película coral lleno de rostros, que hemos visto en más de una película, (ahhh, benditos actores secundarios), donde todos tienen su momento mágico y estrella. Pero si hay uno que destaca –por lo menos para mí– es Alan Tudyk que realiza uno de los papeles más desternillantes de la comedia…, es Simon, un hombre bueno, recto y formal y muy enamorado de su novia, Martha pero que sabe que no cuenta con el favor de su suegro. El pobre Simon, al principio de la película, se toma un Valium (con sorpresa) y su personaje protagoniza los momentos más hilarantes de esta historia. 

Un funeral de muerte es una película de personajes en una situación concreta –que no suele ser la más adecuada para crear momentos cómicos–. Asistimos al entierro del patriarca de una familia británica. El hijo pequeño, Daniel, que siempre ha estado al lado de sus padres, quiere ofrecer un entierro digno a su padre pero no cuenta con los muchos problemas –no sólo familiares– a los que se va a enfrentar durante el sepelio. 

Todos acompañamos y nos divertimos con el anciano tío Alfie y su mal humor, con el amigo metepatas, bonachón e hipocondríaco, con la madre castradora e insoportable pero destrozada por el marido ausente, el hijo pródigo y famoso escritor egocéntrico, con el tío serio y recto que se ve superado por las circunstancias, por el visitante misterioso que da un giro de 360 grados a la respetable familia (mención especial a Peter Dinklage que ya me cautivó en Vías cruzadas), por el joven farmacéutico que pierde siempre su bote con unas pastillas de Valium muy especiales, con el sacerdote que tiene mucha prisa en celebrar el entierro, con Martha que ama a Simon pero que lucha por controlar a su “descabellado” novio que cada vez se vuelve más surrealista durante la ceremonia (pobre, sin poder evitarlo) y por quitarse de encima a un insoportable ligón…, noventa vertiginosos minutos que hacen que olvides y sueltes enormes carcajadas (ya se sabe que la risa es sinónimo de salud mental y un ejercicio muy saludable). ¿A qué esperan?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.