Intocable (Intouchables, 2011) de Olivier Nakache, Eric Toledano

Phillip y Driss son dos intocables por distintos motivos. Phillip es un multimillonario tetrapléjico que se encierra en su torre de marfil con todos sus dolores, recuerdos y su dependencia total. Driss es un inmigrante senegalés que acaba de salir de la cárcel y vive en un barrio de la periferia. No tiene muchas oportunidades laborales y su familia ya se encuentra al límite. Dos seres opuestos que se unen. Eso es lo que ofrece Intocable. Ni más ni menos.

Intocable está inspirada en un hecho real. Phillip es el millonario Philippe Pozzo di Borgo y Driss, su cuidador argelino, Abdel Selloun. Pozzo di Borgo escribió dos textos (publicados por Anagrama en único libro que se titula igual que la película) que explicaban sus recuerdos, sensaciones, sentimientos y memorias y daba forma a esa relación especial que estableció con Abdel. Los directores y guionistas (desconozco sus anteriores trabajos pero se decantan normalmente por la comedia) Olivier Nakache y Eric Toledano conocieron su historia a través de un documental… y la transforman en una historia de encuentro y amistad. Sacuden los aspectos más duros y se quedan con la esperanza de lo que se puede llegar a construir en una relación entre dos hombres que se acercan.

Así Intocable se mece en el ámbito de la tragicomedia, más comedia que tragedia, y en el terreno de las amistades opuestas que juntas logran una unidad especial. Ni más ni menos.

Y si Intocable funciona es gracias a la interpretación y a la química que se establece entre los dos actores protagonistas (François Cluzet y Omar Sy). Que convierten las situaciones que viven juntos en creíbles. Las humanizan y las llenan de verdad. Te crees esa relación. La vives con ellos. La sientes. Sientes cómo empatizan y cómo se convierten en amigos.Y cómo ambos disfrutan de su mutua compañía.

Intocable no es una gran película. Ni una obra maestra. Ni hace avanzar la historia del cine. Su esquema lo hemos visto mil veces repetido… Pero su pareja protagonista es creíble y provoca la sonrisa y la risa. Y en momentos emociona. Me quedo con las miradas y la contención de Phillip, me quedo con la risa contagiosa y la vitalidad de Driss. Me gustaría conocer algo más de algunos personajes secundarios que forman parte del servicio del millonario que se convierten en entrañables (me sobran algunas tramas secundarias como la de la hija de Phillip que si desapareciera de los fotogramas no pasaría absolutamente nada).

Intocable, a través del humor, deja pinceladas de temas intensos. Y entendemos por qué Phillip se siente a gusto con Driss y viceversa. Ninguno de los dos tiene nada que perder. Ninguno de los dos siente compasión o piedad el uno por el otro. Ni uno está por encima ni el otro por debajo. Se tratan como iguales, como intocables. Se tratan desde la horizontalidad. Desde lo positivo. Desde lo que pueden dar. Driss encuentra un trabajo y un acceso a un mundo que le enriquece, Phillip tiene frente a frente a alguien que le trata con naturalidad a pesar de su discapacidad y que se interesa por él como persona. Y ambos mundos logran fundirse.

Y la vitalidad que logra transmitir la película me llena bastante más que las encorsetadas Paseando a Miss Daisy o El discurso del Rey (películas que forman parte de una frase promocional que acompaña el cartel de Intocable). Conectas más con la pareja protagonista y su relación que, por ejemplo, en El solista (interesante pero fallido trabajo de Joe Wright) o en El secreto de Joe Gould (de nuevo interesante pero fallido trabajo de Stanley Tucci) y no alcanza, sin embargo, la belleza y la sensibilidad dramática de esa joya, también basada en hechos reales (y donde también su protagonista plasmó sus sensaciones en un libro), La escafandra y la mariposa.

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8 comentarios en “Intocable (Intouchables, 2011) de Olivier Nakache, Eric Toledano

  1. Cuán trágica y acusatoriamente vigente, compa Moni, un texto como este de Gramsci que hoy nos traes. Un hombre, uno más de entre tantos, de los que apenas conozco poco más que el nombre y alguna cita a pie de página. Demasiada ignorancia acumulada, demasiada…

    Un fuerte abrazo y buena semana.No he visto la peli, compa Hildy, ni tenía mayores referencia sobre ella antes de leer tu reseña (buenísima, como siempre…), aunque sí he de confesar que andaba sorprendido por sus estratosféricos números de taquilla en su país de origen (aunque igual, teniendo en cuenta cómo se mueven los franceses en la materia, tampoco debería sorprenderme tanto…). De ésas que mencionas, sí me ha llamado la atención tu mención a La escafandra y la mariposa, una peli que, en el momento de su estreno, no me llamó mayormente la atención (y, de hecho, no ví), pero que, algún tiempo después, y por un compromiso, tuve que ver y me proporcionó una experiencia gratísima y, además, increíble en cuanto a su potencial expresivo jugando con limitaciones tan obvias. Una maravilla, vaya…

    Un fuerte abrazo y buena semana.

  2. … ¡Nada que ver con La Escafandra y la mariposa! Tan sólo en que está basada en un hecho real y su protagonista también plasmó sus experiencias como persona absolutamente dependiente en un libro…

    Pero Intocable tiene el mérito de hacer creíble la relación entre dos hombres en situaciones difíciles. Y hacerte reír y transmitir una vitalidad envidiable.

    Beso, amigo Manuel
    Hildy

  3. No la he visto, y no sé si la veré (tras el fiasco de «Bienvenidos al Norte» no me creo para nada las bendiciones de la taquilla francesa, y tampoco es que los franceses destaquen por sus comedias -salvo excepciones- o por su capacidad de hacer reír).
    Pero dices una cosa que me parece muy importante: las películas con este tono y forma de más allá del Atlántico suelen ser fallidas, precisamente por la distancia que allí existe con respecto al cine, a su concepción como espectáculo. Esa falta de cercanía, esa necesidad de colocar las películas en un pedestal que admirar desde la butaca, hace que necesariamente se vean como algo ajeno, como un entretenimiento simple, de ahí que tan a menudo apelen a sentimentalismos baratos o a clichés sobre la superación personal o el éxito individual, familiar o colectivo. En el cine europeo, que no tiene ni esa concepción ni esa necesidad de convertirse en espectáculo-pasatiempo, la relación de la película con quienes la hacen y con el público es más directa, es «personal», las historias se cuentan desde dentro, no desde la pantalla, y el espectador las siente -o no, pero al menos se intenta- como propias, como reales, como cercanas. Ahí está la clave, en la calidez, en la cercanía, en la verosimilitud pero, sobre todo, en la credibilidad. En el cine americano jamás han dado con la tecla adecuada (ni siquiera en los buenos tiempos); han hecho grandes obras en este «género», pero que nunca han superado su condición de obras para colarse en la vida.
    Besos

  4. Qué buena reflexión.
    Efectivamente lo único que da Intocable es cercanía y calidez… el creerte la historia por la relación construida por los personajes… En lo demás nada nuevo bajo el sol. De vez en cuando unas risas.
    Besos
    Hildy

  5. La vi ayer: muy decepcionante, por no decir mala. Floja, plana, sentimental, facilona, tonturrona. Demasiado plana, demasiado blanca. No vale el precio de la entrada.
    Me lo temía, porque el cine francés ofrece cada bluf de vez en cuanto por culpa de su excesiva buena reputación…
    Besos

  6. … Me cachis, Alfredo.
    ¿Directa a la tienda de los horrores?
    Yo ya te dije me eché unas sonrisas. Y disfruté con la química entre los dos actores. Y punto.
    Besos
    Hildy

  7. Si yo me quedara tetrapléjica querría que la persona que me cuidara fuera como Driss…que no me compadeciera todo el tiempo y que me hablara con naturalidad y me planteara retos, y que pudiéramos hablar de todas las cosas sin complicaciones…y a ser posible que tuviera la misma sonrisa y el mismo optimismo…
    Lo mismo a un libro que a una película yo no les pido siempre que sean una obra de arte, ni que me transmitan un mensaje sublime…les pido que lo pase bien mientras estoy con ellos, que me dejen buen gusto de boca y que me enseñen a percibir detalles de la vida de esos que te ayudan a ser mejor persona…Y esta película me ha dado todo eso…y me ha hecho reir en una época en que se agradece poder hacerlo

  8. Yo también reí como tú.
    Y me cautivó la sonrisa de Driss y su vitalidad.
    Y también entendí cómo se agradece la naturalidad ante un hecho. Y lo que molesta a una persona con un problema de salud física o psíquica crónico que se relacionen con ella desde la compasión, la extrañeza o la crueldad… y no desde lo que uno es… Uno es, no sólo es un problema.
    Me partía con la risa que le entraba a Driss por ver a un árbol que canta en la ópera.
    O me encantó esa sesión de música y baile en el cumple de Phillips.
    O cuando los dos… vuelan.

    En fin la química entre Driss y Phillips me ganó.
    Beso
    Hildy

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