Sólo el cielo lo sabe (1955) de Douglas Sirk

Luego dicen que los tiempos han cambiado. Nada más falso. Continúan las mismas hipocresías sociales, las mismas dificultades, las mismas ansias de éxito, triunfo, ganas de subir en el escalafón social, cotilleos…, aquí me pongo un poco abuela. No hemos avanzado tanto como creemos.  Tenemos una película americana de los años 50, un melodrama de los de verdad del gran Douglas Sirk con Jane Wyman y Rock Hudson. Un éxito en la época: Sólo el cielo lo sabe. Ahora alguno puede decir que es una película pasada de moda. No lo creo (no tenemos más que apuntar a producciones más contemporáneas como Odette, Mamá, hay un hombre blanco en tu cama, Pretty Woman, Lejos del cielo, Las horas…, etcétera)… 

Hagamos un breve resumen: viuda volcada en sus dos hijos, una chica de 16 y un chico de 20 (no sé cual de los dos me parece más insoportable –quizá es el mayor fallo de la película porque os digo la verdad estoy en contra de cualquier tipo de violencia pero un par de tortas a estos dos individuos…–), todavía atractiva, con el corazón dormido…, vive en una pequeña ciudad americana de los años 50. Tiene alguna que otra amiga para tomar el té, de vez en cuando sale a un club selecto de gente insoportable y ve como su vida pasa. Todos estos motivos hacen que sea una mujer muerta en vida. Por una pequeña casualidad cotidiana pone su atención en su atractivo jardinero. Un hombre fuerte, viril… y libre con cara de Rock Hudson. Y voilá…, tenemos una gran historia. Mujer burguesa y aburrida con vida solucionada pero en la más absoluta soledad se encuentra con hombre de otros ideales y con otro modo de vida más joven que ella dispuesto a ofrecerle un cambio en su existencia más pleno, más real, más vital…,¿los obstáculos? Los otros, la comunidad que la rodea, las gentes más aburridas que ellas, las diferencias sociales, el modelo de vida aceptada y establecida… Menos mal que el jardinero fiel (no lo confundamos con el del brasileño Meirelles) siempre espera.   

Douglas Sirk ofrece como nadie una historia de amor con colores extremos y música envolvente. Como siempre plasma la radiografía femenina del personaje de Jane Wyman con una elegancia y una sutilidad delicada. ¿Cuándo se ha visto la televisión como reflejo de una vida gris y solitaria? Escena impresionante: los hijos regalan a la madre una caja tonta para que pase en soledad el resto de su vida. Wyman se refleja en la pantalla y vuelve a sentir que eso no es lo que quiere. Y el cine es magia. Esta película lo demuestra. Una pareja imposible, funciona y tiene química. Jane Wyman (como mujer madura con su extraño rostro –nunca diría que bello pero si común e identificable– se transformó en varias películas en un montón de mujeres de los años 50. Ahí residía el secreto de su éxito), ve como su vida puede ser diferente al lado de un fuerte, guapo, viril Rock Hudson que le enseña otro modelo de vida posible. Su jardinero muestra a un hombre con las ideas claras, muy seguro de sí mismo y con muchas ganas de vivir y disfrutar de las decisiones tomadas. ¿Alguien da más?

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