J. Edgar de Clint Eastwood

Tres son los aspectos que me han atraido del J. Edgar de Eastwood.

1.- La forma de contarla.

Clint Eastwood hace hincapié en un asunto, el ya sabido proverbio, “la información es poder”. Junto a otro pensamiento: la historia adquiere una u otra forma según quién la cuente y cómo la cuente.

Eastwood se centra en un personaje oscuro, polémico y complejo del siglo XX, J. Edgar Hoover, que estuvo al frente del FBI y vio pasar a ocho presidentes de EEUU. Nos narra las sombras del personaje a través de su propia mirada. Él mismo cuenta su historia y él mismo nos muestra el laberinto de su personalidad.

Durante su mandato de cuarenta y ocho años frente al FBI Hoover sabe lo importante de la ‘información privilegiada’ así como del buen uso de la publicidad del departamento y de la manipulación histórica para la consecución de sus fines.

Y son estas herramientas las que incorpora a su propia historia (narrada a distintos agentes). Él se cree Hoover, el hombre más poderoso. Y él mismo lo transmite. Y ésta es la manera que elige Eastwood para contarnos su personal biografía del personaje con todos sus recovecos poliedricos y reflejos en el espejo.

Eastwood muestra también la influencia del cine. Así son ricas las dos escenas que transcurren en la sala de cine. En una, cuando el departamento del FBI está dando sus primeros pasos y se está definiendo, aparece Hoover en un anuncio antes de la película advirtiendo sobre la peligrosidad de los gánster, la gente no lo toma en serio. En esos momentos los héroes cinematográficos son los gánster y ahí está James Cagney en su aplaudido papel El enémigo público (1931) donde es un delincuente que se llevó todas las simpatías de los espectadores y dio escenas que se convirtieron en míticas como el pomelo que estampa en la cara de Mae Clarke. Y cómo Hoover dio la vuelta a esta visión a través de la publicidad y el uso de los medios de comunicación hasta que convirtió a los de FBI en héroes. Así la segunda vez que aparece la sala de cine, él es el espectador de una película donde James Cagney es agente del FBI y héroe. Supongo que la película es Contra el imperio del crimen (1935).

2.- La trama intimista.

Lo único que no sabe manipular el Hoover de Eastwood es su propia intimidad. Ahí muestra pequeñas mentiras sin importancia y notamos siempre latente la complejidad emocional del personaje, que en su último diálogo con Tolson queda totalmente desnuda.

Así Eastwood nos cuenta una bella y complicada historia de amor y represión entre Hoover y su compañero Tolson. Desde que se ven por primera vez en un bar hasta su última conversación antes del fallecimiento de Hoover. Y es ahí donde la película alcanza unas cimas emocionales intensas y donde Eastwood nos muestra su forma magistral de narrar cinematográficamente. Como ya indicó en Los puentes de Madison, Eastwood sabe contar lo que supone un enamoramiento. Así vemos sus cenas, sus discusiones, sus miradas, la importancia que dan a su imagen y aspecto, sus conversaciones íntimas…

También nos da pinceladas de su relación con su madre (la descripción de la madre de un ‘mariposón’ es escalofriante así como la reacción de Hoover frente al espejo ante la ausencia de la madre) y con su secretaria personal Helen Gandy (quizá la más diluida a lo largo de la película pero no por ello la menos interesante).

3.- La interpretación de Leonardo Di Caprio.

Sigo defendiendo a capa y espada a Leonardo Di Caprio, uno de los actores que mejor está llevando a cabo su trayectoria cinematográfica y su evolución como intérprete. Y aquí incluso hace que olvides el maquillaje infame y te dejes llevar por su personaje atormentado, complejo y polémico… En su forma de moverse y comportarse, en su dicción y forma de hablar, en sus miradas, silencios y lágrimas. Leonardo ofrece todas las capas que necesita Hoover…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “J. Edgar de Clint Eastwood

  1. Vale, me quedo con todo menos con la defensa de DiCaprio. Este chico es un espanto. Más allá de sus papeles de «corto», en los que es una autoridad -por algo será-, excepto en «Revolutionary road», el hombre está para los leones. La culpa, en buena parte, la tiene Scorsese.
    Besos

  2. … Ja, ja, ja… ¡protesto vehementemente! ¡Mi Leonardo para los leones! ¡Madre del amor hermoso! ¡Espanto como Hoover! ¡Espanto con Scorsese (ya sabes el amor que le tengo, ya sé la aversión que sientes hacia los últimos años de su trayectoria). Ahhhhhhhhhhh…, me quedo llorando por las esquinas, Leonardo Di Caprio me parece un buen actor de cine y también muy inteligente en sus elecciones cinematográficas. Di Caprio tiene registros y no ofrece personajes planos. No entiendo esa inquina… ¡Menos mal que por lo menos me lo salvas en Revolutionary road!

    Aun así me encanta compartir las opiniones y las risas con usted, querido Alfredo.

    Besos
    Hildy

  3. Lo último digno y decente que hizo Scorsese fue «La edad de la inocencia». Sus películas posteriores, o son directamente bodrios «Al límite», «El aviador», «Infiltrados», «Shutter Island», o resultan fallidas en su concepción o en su remate.
    DiCaprio comete errores en sus elecciones como todo el mundo (por favor, «Diamantes de sangre», joder); mi inquina se fundamenta en dos aspectos básicos: carece de lenguaje gestual y de cualquier cosa cercana a la expresividad. En el cine mudo se hubiera muerto de hambre.
    La planicie o no de sus personajes resulta del guión, no de sus presuntas cualidades como actor. Y he de decir, que sí, que suele interpretar personajes ambiguos o ambivalentes. Pero no dejo de pensar qué haría un actor de verdad con personajes así. De hecho, creo que un buen actor en su mismo sitio salvaría películas que DiCaprio no consigue salvar. Las de Scorsese, por ejemplo.
    En fin, me he puesto muy serio, y no es mi estilo, así que acabaré con un gilipuertez: ¿por qué el empeño de DiCaprio en imitar a Orson Welles? ¿No sabía que «El aviador» iba sobre Howard Hughes?
    Besos

  4. ¡Menudo rapapolvo!…

    … pero yo soy incorregible… y me estoy mordiendo las uñas de los nervios por las ganas que tengo de irme corriendo a ver LA INVENCIÓN DE HUGO de mi adorado Scorsese. ¡Que la estrenen ya, por favor!

    … y con ilusión, ilusión… esperaré el próximo trabajo de Di Caprio.
    ¿Sabes que será el Gran Gatsby? ¡Adoro esa novela!¡Adoro ese personaje!

    Besos incorregibles
    Hildy

  5. No he visto la peli aún, compa Hildy, pero, pese a la tibieza con que la crítica, en general, la ha acogido, estoy convencido de que, dada la sabiduría cinematográfica de Eastwood, incluso tratándose de una ‘pieza menor’, me va a parecer mucho más convincente que buena parte de las propuestas que pueblan la cartelera (ya me pasó algo parecido con ‘Invictus’; a años luz de pelis como ‘Mystic river’ o ‘Million dollar baby’, pero, aun así, una peli muy digna…). En cuanto a DiCaprio, y sin ánimo de pretender resultar ‘equidistante’, creo que a estoy a mitad de camino entre tu devoción y la animadversión que le profesa el compa Alfredo: no me parece mal actor, pero creo que no termina de alcanzar ese ‘punto de cocción’ que, a su edad y altura de carrera, quizá ya debería haber alcanzado (cuando pienso en lo que un tipo con otro perfil podría haber hecho con un papel, por ejemplo, como el de ‘Atrápame si puedes’….). En fin, apreciaciones: cada cual con las suyas, ya sabes…

    Un fuerte abrazo y buena tarde.

  6. Me pareció muy interesante y como digo me gustó la forma de contarla. Lo que a mí me pasó es que olvidé (y eso creo que no es bueno pero…) ese personaje oscuro y complejo que es Hoover y me metí de lleno en su historia de amor con su compañero Tolson que me pareció de suspiro. Su historia íntima pudo con el fresco histórico escalofriante.
    La película merece la pena. Es rica en análisis y más análisis.
    Besos
    Hildy

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