Los descendientes de Alexander Payne

Los descendientes es un “un drama con toques luminosos” así define Alexander Payne su película en una entrevista (Caimán. Cuadernos de cine. Enero 2012). Y en esa misma entrevista explica que la comedia “es una forma muy seria” y que “incluso en los momentos más dramáticos de la vida hay algo de comedia, de humor, de absurdo”. Y no puedo estar más de acuerdo. Y todo esto no puede estar mejor volcado que en su nueva película.

Y es que Los descendientes es de esas historias aparentemente sencillas pero que emocionan en cada fotograma, llegan al espectador y tienen mucho que decir y vislumbrar. Logra una autenticidad de sentimientos y mediante destellos luminosos y una puesta en escena muy bien pensada plasma temas duros, muy duros y dolorosos.

Así Payne presenta una familia desestructura preparándose como puede de una pronta ausencia importante (la figura materna que se encuentra en coma irreversible)… y cómo en un momento catártico y que todo parece hundirse alrededor de los personajes vuelve a surgir una unión (que incluye a la ausente “mi amor, mi sufrimiento”). Y todo gira alrededor del personaje que siente un tsunami en su interior cuando los acontecimientos revuelven su “estructurada vida”, el padre, que se mantenía al margen de sus dos hijas y de su mujer, de sus amigos, de sus primos, de sus descendientes, y de la tierra de sus ancestros, tierra virgen (sin las huellas de una civilización que ofrece comodidades pero mina la humanidad y aisla sentimientos —o forma archipiélagos entre cada uno de los seres humanos—. Nunca olvidaré cuando una buena compañera de trabajo me dijo en una ocasión: Hildy, no seas ilusa, recuerda que todos estamos solos). De pronto el estado de su esposa, le hace plantearse bastantes cuestiones de su vida, que podría parecer la de un hombre triunfador… pero como nos confiesa el protagonista (en una muy bien usada voz en off)… los paraísos no existen, tampoco en Hawai. Y ese padre no es más que un hombre perdido en la jungla. Un hombre que tropieza, se equivoca, y que se ha convertido en un extraño para “las tres mujeres de su vida”… que para él tienden a la autodestrucción.

Alexander Payne deja fluir una película perfectamente construida. Desde esa imagen luminosa de una mujer riéndose mientras va detrás de una lancha motora hasta esa escena final (maravillosa) de reconstrucción de la unidad familiar ante el dolor. Payne ejecuta con detalle cada escena y mide de manera equilibrada la tragedia y los toques luminosos (bien en situaciones o bien con la aparición de personajes como el amigo de la hija adolescente). Payne es capaz de equilibrar (como lo hace la vida) momentos cómicos con destellos de tragedia y humanismo como un suegro prepotente, rencoroso y duro con los vivos que se derrite en gestos de amor emocionante ante la esposa enferma y ante su querida hija ya para siempre ausente.

Payne también emplea ese paraíso que no es tal, Hawai, para darnos otra imagen de las islas. Con el estudio minucioso de las viejas fotografías el director señala la herencia genética que llevamos todos. Con sus cosas buenas y malas. Y que no se puede obviar. El director desvela a los descendientes pero también a los presentes. Muestra sus momentos nobles y los momentos patéticos… y las posibilidades de unir los archipiélagos para estar menos hundidos y menos solos.

Merece Los descendientes un cuidado visionado porque además de un buen trabajo de dirección nos encontramos frente a un reparto que nos hace llegar una ola de sentimientos… con el rostro predominante de un George Clooney que llena la pantalla con todos los matices de un hombre desconcertado y fracasado (en las relaciones humanas) que va reconstruyéndose como puede (en busca de un paraíso verdadero o por lo menos parecido)… Merece la pena cruzarse con ese otro Hawai…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

14 comentarios en “Los descendientes de Alexander Payne

  1. Muy buena reseña,amiga.Es una película que todavía no le he dado una oportunidad,quizá por mi siempre desconcierto por el actor Clooney.No lo digo por decir,pero tu reseña a conseguido que le de,lo dicho,una oportunidad.

    Besos.

  2. … me alegro que te plantees, quizá, ver Los descendientes. Creo que es una película, de veras, muy interesante.

    Espero que si le das la oportunidad me comentes, mi querido Francisco (tanto si te desilusiona la propuesta como si te envuelve).

    Y Clooney da los matices suficientes al personaje como para arrastrarnos hacia su historia.

    No he visto toda la filmografía de Payne pero tanto A propósito de Schmidt como Entre copas me llegaron bastante. Son películas sencillas (pero no simples) y humanas. Y Los descendientes sigue esa estela…

    Besos
    Hildy

  3. Sin embargo, a mí me parece que le falta «punch». Todo lo que dices lo comparto, sí, pero se me queda corta, creo que la historia da para más, con mayor contundencia, sensibilidad, desgarro e incluso comedia. Por otra parte, también me parece previsible, desde el comienzo sabes por dónde van a ir los tiros, y una vez presentada la esencia de la película, ya sabes cómo va a terminar en ambas tramas paralelas. Las relaciones del clan familiar quedan diluidas en una amalgama de primos, tíos y sobrinos sin explicación ni análisis de personalidades ni de situaciones, aunque en efecto, el meollo de la cuestión está presentado de manera meticulosa, sensible, agridulce y tragicómica. Sin embargo, a mí me gustaría que por una vez en el cine americano, el protagonista de una película no tuviera una casa del copón, viviera en un paraíso y su dilema fuera qué hacer con unas tierras que valen cientos de millones de dólares, sino que se tratara de un señor con hipoteca, apartamento y un trabajo precario y que fuera gordo y calvo; a esa gente su mujer también se les pone en coma, y a veces también les engaña.
    Besos

  4. Como siempre distintas miradas enriquecen el contenido de una película… incluso cuando muestra los aspectos que menos han convencido.

    Creo sin embargo que el cine americano sí refleja lo que planteas (aunque casi siempre es imposible que no salga una casa del copón… aunque las posibilidades de los protagonistas sean bastante menores)en distintos géneros. Por ejemplo recuerdo dos películas tan dispares pero más o menos recientes como CYRUS o ADIÓS PEQUEÑA, ADIÓS.

    Por otra parte el melodrama norteamericano (la película de Payne tiene ecos de melodrama)suele ‘jugar’ a mostrarnos cómo a un tío como George Clooney le pueden poner los cuernos con un caballero bastante más feo que él y además enseñarle corriendo de manera patética y sintiéndose todo un fracasado a pesar de la vida cojonuda y llena de oportunidades que tiene. Es decir, y ahí está el meollo de la cuestión, presentar temas universales que todos hemos vivido y entendemos (a pesar de movernos en distintos ambientes): la aceptación de que alguien desaparece, el dolor de la ausencia, la desestructuración, las difíciles relaciones familiares, el daño, la sensación de fracaso, la herencia genética, la soledad…

    Ay, en fin que aquí tendríamos los dos para un ensayo sobre la tragicomedia y el melodrama… o sobre la ‘ausencia o presencia’ de realismo en el cine norteamericano… o sobre la madre del cordero.

    Pero como siempre será un placer.

    Besos
    Hildy

  5. Vale, o «Precious», o «Smoke», o muchas otras. Pero son minoría. Fíjate los apartamentos de las películas de Woody Allen, por ejemplo (excepto «Si la cosa funciona»), y ya sabes lo que me gusta a mí el viejo Woody… Pero tienes razón, creo que es algo sociológico que hace tender a los yanquis a las grandes dimensiones. Es la misma razón por la que los coches siempre se han diseñado en plan barco, digamos que para que en los maleteros quepan varios cadáveres…
    Besos

  6. Ja, ja, ja… a mí también me gusta Woody pero me llegó al alma en Vicky Cristina Barcelona que un pintor bohemio tuviera acceso a un avión privado para ir de Barcelona a Oviedo… ¡Increíble! ¡Y qué pedazo casas preciosas salían en esa peli!

    Genial lo de los maleteros… para los cadáveres. ¿En cuántas películas se encuentra uno?

    Besos
    Hildy

  7. Qué buenas risas que me he echado, compa Hildy, con algunos de los comentarios tuyos y del compa Alfredo… Por lo demás, y en lo que se refiere a tu reseña sobre la peli, coincido plenamente con tus apreciaciones, y así lo he resaltado en la crítica que sobre ella he publicado en La Butaca, en la que resalto, como elementos fundamentales, lo perfectamente ‘abrochado’ del guión y la interpretación (magistral) de Clooney. En cuanto a esas pegas que Alfredo le pone al film, en relación al entorno altamente acomodado en que se mueven sus personajes, creo que es algo consustancial a la historia; es decir, esta trama, con el enfoque que le da Payne, solo tiene ese sentido (de estupor, de dudas, de humanidad doliente y desorientada) en el contexto de un mundo que, a priori, no tiene eso en su ‘programa de mano’: de ahí lo ‘despistao’ que anda su protagonista. Y eso sin contar con que, situada en un contexto más cutre, la historia ya no la podría protagonizar Clooney: tendrías que darle el papel protagonista a Steve Buscemi o a Paul Giamatti. Qué remedio…

    Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

  8. ¡Genial tu punto de vista, amigo Manuel! Otra puerta abierta para mirar Los Descendientes.

    … Sí, en otro ‘paraíso’ podría haber sido perfectamente un personaje para Paul Giamatti. ¡Me encanta! Payne ya trabajó con él en ENTRE COPAS y fue un placer verle. La verdad es que no es George Clooney (en lo físico, claro) pero hace personajes absolutamente enamorables… (recuerdo ahora también su papel en pequeña película del universo karaoke A DÚO… ¡cómo no te vas a enamorar de un personaje así!).

    Besos
    Hildy

  9. Esperemos que le den más chance a nuevos talentos,
    me gustaría ver una película con Keanu Reeves, a ver si hoy renovó sus
    skills actorales.

  10. Bienvenida Neus.
    Fíjate que yo tengo mucho, pero mucho cariño a Keanu Reeves. Él fue protagonista de una película que me gusta mucho: Mi Idaho privado. Y en lo último que le he visto ha sido en John Wick, y logra crear todo un personaje. Me resulta curioso que leyendo la reseña de Los descendientes y George Clooney, te hayas acordado de Reeves.

    Beso
    Hildy

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