Deborah y El Cantar de los Cantares

Te regalo un fotograma.

Que es un recuerdo de infancia.

Cuando la chica de los sueños de un muchacho sin futuro,

pero con muchas ganas de encontrar un camino que le saque de la miseria, empieza una declaración de amor en toda regla.

Con el cantar de los cantares.

Con voz coqueta.

… dibujando ya lo que será su trágica y triste historia de amor.

Porque Deborah ama a Noodles

pero también le menosprecia…

porque no forma parte del imaginario ‘ideal’ que ella se construye para huir de ese barrio que los atrapa.

“Mi amado es fresco y rubio.

Su piel es como el oro más fino.

Sus mejillas son como un bálsamo de especias.

… aunque no se haya bañado desde el último diciembre”.

Y el muchacho se siente el más feliz de los hombres y el más avergonzado.

“Sus ojos son como palomas.

Su cuerpo es brillante como el marfil.

Sus piernas son como columnas de alabastro.

… en pantalones tan sucios que se sostienen ellos solos.

Es del todo adorable

… pero siempre será un rufián de medio pelo…

y nunca será mi amado.

Qué pena”.

Y los dos se funden en el único beso tranquilo de toda su existencia…

Un beso adolescente.

Ambos, para siempre, irán arrastrando una historia que nunca será posible…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

4 comentarios en “Deborah y El Cantar de los Cantares

  1. A mí me fascina la película entera, plano a plano, minuto a minuto. Pero, en la medida de que todos tenemos, o hemos tenido, una Deborah (o un Deboroh), este momento no sólo toca la fibra, sino que la vuelve del revés.
    Besicos

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