El proceso Paradine (The Paradine case, 1947) de Alfred Hitchcock

Defensa a una película que ni el maestro del suspense salva

Alegato enamorado (pero con cerebro y análisis frío… viva la contradicción) de una película que ni el maestro salva. Desde la primera vez que la vi siendo niña en una sesión doble me sentí hipnotizada por esta película. Me gustó. Me enganchó. Me marcó.

Hace poco he vuelto a verla. Dos veces casi seguidas para más inri y el efecto ha sido el mismo. Me ha encantado.

Oi, no hace mucho tiempo, a un gran cinéfilo que toda película tiene su público. Las más inimaginables tienen defensores apasionados. Reconozco que por Hitchcock siento debilidad. Y muchos dirán que eso es asunto fácil. No diré que no. Pero siento también debilidad por algunas de sus películas o bien más desconocidas (como Atormentada) o consideradas resbalones (como esta que nos ocupa).

En breves líneas trataré de argumentar mi pasión por El proceso Paradine y mi tristeza porque el propio maestro del suspense la denostara.

Mítica entrevista Truffaut-Hitchcock

No creo que esta mítica e indispensable entrevista de Truffaut a Hitchcock tenga la total culpa de la falta de entusiasmo hacia El proceso Paradine. Pero sí ayuda.

Quien haya disfrutado la entrevista verá como El proceso Paradine no recibe calidas críticas ni por parte del realizador francés ni por parte del maestro del suspense. Es más todo son peros… y muy poquillos los elogios.

Entre los muchos puntos que se señalan en dicha entrevista son los fallos de casting para Hitchcock… Gregory Peck no valía como abogado británico, él hubiese preferido a Laurence Olivier o Ronald Colman. Para la señora Paradine cuenta que él intentó el regreso de Greta Garbo a la gran pantalla… se tuvo que conformar con Valli. Y lo peor para él fue Louis Jourdan como el ayudante de cámara y amigo desde la guerra del personaje asesinado. Ambos fueron impuestos por el productor David O’Selznick. Para este papel, él hubiese preferido a Robert Newton. Ann Todd que hace de esposa de Gregory Peck era demasiado fría. Sólo tiene buenas frases para dos de sus actores secundarios: Ethel Barrymore y Charles Laughton (aunque chocaba bastante con este actor).

Él mismo argumenta que no entiende cómo se lleva a cabo el asesinato. Que él mismo se lía. Que no lo comprende.Y sólo salva algún aspecto técnico de la película…, alguna manera de rodar una o dos escenas.

Y Truffaut le apoya y le pincha en que incida en esta crítica negativa-destructiva hacia El proceso Paradine.

Con este panorama…quien no ha visto la película y sí ha leido antes la entrevista se va acercar a ella con cierto reparo, ¿o no?

No es una historia de intriga

Así que una de las críticas que se le achaca a dicha película es que la intriga no se sostiene. Que no hay suspense. Que la trama del asesinato está mal construida… Que no parece obra del maestro del suspense. Que…es lenta, que no hay ritmo, que es aburrida, que apenas cuenta con gotas de humor, demasiado oscura… Y yo me asombro. Me asombro porque a mí me atrapa desde la primera escena.

Esa mujer de porte aristocrático preparándose para la cena, vestida de negro pero con una elegancia casi sublime, el pelo negro recogido en un moño, hermosa, educada y altiva. Que mira el retrato del esposo ausente. De pronto llega una pareja de policías y la detienen por el asesinato de su esposo. Ella en ningún momento pierde la calma, pide que llamen a su mayordomo para que le traiga su abrigo y su bolso y antes de irse pide al asombrado mayordomo que pida disculpas a la cocinera porque esa noche no podrá cenar en casa. Genial. La presentación del personaje ‘fascinante’ para casi todo el elenco masculino de la señora Paradine no puede ser mejor.

Y es que siguiendo las teorías de Hitchcock lo de cómo se produjo el asesinato es lo de menos, puro mcguffin, ¡qué más da que no encontremos mucha coherencia!…, porque lo que en realidad nos cuenta El proceso Paradine es el poder destructivo del amor. El amor como perdición. La femme fatale está en el estrado y sigue haciendo estragos así se relacione con el hombre que se relacione. Es su triste destino. Porque la femme fatale ama y no puede evitar la destrucción del ser amado y de paso llevarse por el camino a varios más.

Y otro de los aciertos más maravillosos de El proceso Paradine son aquellas subtramas que se intuyen. Aquello que la película no nos desarrolla. Lo que descubrimos tras cada uno de los personajes.

Reparto acertado

Respecto al reparto salvo hasta la elección de Louis Jourdan, porque Hitchcock es tan buen director que hace que nos creamos al atormentado Jourdan. Al misterioso Jourdan.

Me gusta Gregory Peck como ese buen abogado, aristocrático, ambicioso y honesto, que sabe utilizar sus mejores armas ante el jurado, las emociones (aunque esta vez se le vuelven en contra). Como ese abogado que se siente atrapado por el enamoramiento ideal que siente ante su clienta. Totalmente atraído por ella, atrapado en sus redes de manera irracional, será capaz de todo con tal de probar su inocencia, incluso de manipular un juicio y tratar de inculpar, con crueldad, a un testigo (la parte más debil). Será capaz de traicionar sus principios y no hacer bien la profesión que ama.

Adoro a esa pareja formada por Valli y Jourdan. Los amantes atormentados que se odian y se aman, que traicionan. Y cómo son presentados en todo momento. Lo que sus rostros agradables esconden en todo momento y cómo sus físicos atraen a todos aquellos que los observan. La furia y la tormenta de sus vidas apasionadas… Su elegancia innata, la de ambos, a pesar de que ambos han tenido vidas complejas y han luchado por conseguir un hueco en el escalafón social y salir de los bajos fondos. Tratan de subir escalones aunque finalmente tropiezan… de la manera más trágica.

Y lanzo una lanza a favor de la rubia de la película, Ann Todd, la esposa de Peck que sufre desde el primer momento el proceso de enamoramiento del marido con su cliente y que trata de competir como mejor puede contra la femme fatale. Su recreación de esposa comprensiva que no tonta, de mujer enamorada y capaz de luchar por retener al hombre que ama y admira me seduce. La comunicación de ambos conyuges es de envidiar porque además de matrimonio, y de personas enamoradas, son amigos. Porque su personaje como ninguno de los de esta película es plano o mediocre.

Me gusta hasta el esposo ausente, el hombre traicionado, el héroe de guerra ciego, que vive con una mujer a la que ama y con el amigo al que quiere. Hitchcock era muy bueno para que sintieramos continuamente la presencia de los ausentes.

Por supuesto son geniales cada uno de los secundarios, no sólo ese complejo y sarcástico juez libidinoso con rostro de Laughton o esa esposa sumisa y compasiva siempre asustada con cara de Ethel Barrymore. También me quedo con los mejores amigos del matrimonio protagonista, aquellos personajes que son los únicos que ven lo que realmente está ocurriendo porque ‘emocionalmente’ están fuera de la trama, el otro abogado (que le pasa el caso al protagonista) con gestos del gran secundario Charles Coburn y su hija, la desconocida pero maravillosa en este papel Joan Tetzel.

Lo bueno de estas películas es que hasta los personajes más secundarios, como esas mujeres que vigilan a la Valli mientras esta en prisión, no tienen desperdicio.

Lo que la verdad esconde

Creo que lo que más dañó esta película, última colaboración entre O’Selnicz y el maestro del suspense, es precisamente la complicada relación entre ambos y la ruptura poco amistosa. Digamos que Hitchcock ‘estaba quemado’ cuando realizó El proceso Paradine y hasta las narices del señor productor con lo cual no la cuenta entre sus mejores recuerdos. Además como director-creador el que le impusieran varias cosas (lo más evidente son los actores) y no fuera dueño de todo el proceso de creación supone que no ve esta obra como una obra propia.

El maestro cuenta en clave de cine

Lo que es evidente que aunque el maestro estuviera a disgusto amaba el cine. Amaba contar con su cámara. Y la premisa de la que partía esta historia, así como muchos de sus temas, le gustaba y atraía. Así que no renunció a contar en clave de cine El proceso Paradine. Y por eso nos regala momentos magníficos que inevitablemente atrapan. No faltan las escaleras, que tan bien sabía emplear (como Sirk o Wyler). La presentación de cada uno de los personajes magistral pero sobre todo la de los complejos amantes Jourdan y Valli. El paseo que realiza Peck por la casa de verano vacía de su clienta hasta llegar a su habitación que mira con detalle nos describe más su proceso de atracción y enamoramiento.

La representación de sus obsesiones. Como ver ‘lo carnal y apetitoso’ de la correcta, bella y aparentemente fría Ann Todd, en esa reunión de amigos donde su hombro desnudo recibe toda la atención del sarcástico juez con cara de Laughton.

Las escenas del juicio, visualmente, son las mejores. La entrada de Jourdan como testigo rodeando a una Valli de espaldas (pero que sentimos, sabemos, que ella está siguiendo a Jourdan) es un alarde. Al igual que su salida, Jourdan mirando fijamente la nuca de la Valli.

Los primeros planos de Valli. En concreto uno final en el que vemos como su rostro es arrasado por las lágrimas nos describe la tragedia continua de esta femme fatale a su pesar. La humillación final de Peck, pero también la manera en la que ante todos canta su derrota y reconoce sus errores, termina de manera magistral con ese plano desde arriba de la sala de juicios donde vemos abandonar la sala al abogado en una absoluta soledad y desolación.

Detrás de El proceso Paradine

Creo, apasionadamente, que El proceso Paradine merece una ‘nueva mirada’ que muestre todas las virtudes de una película sobre el amor, como fuerza destructora. El amor de una femme fatale a su pesar que se lleva por delante al marido ciego que la comprende, al mejor amigo de su marido que la ama con sentimiento de culpa, y al abogado defensor que no pone trabas en el ejercicio de su profesión para declararla inocente.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

10 comentarios en “El proceso Paradine (The Paradine case, 1947) de Alfred Hitchcock

  1. A mí también me gusta más de lo que suele ser común o verse por ahí. Pero coincido con algunas de las cosas que comenta Hitchcock. Por ejemplo, no me creo la relación Alida Valli-Louis Jourdan, no siento química de ningún tipo. Mejor Peck y Todd, y me encanta la relación de Laughton con su mujer (directamente inspirada en la del Sir y Alma Reville, me temo), así como ese perfil de viejo verde sobón (ídem). Coincido con el maestro en que la claridad del crimen, aunque la película no vaya de una investigación policial, ayudaría a perfilar a la protagonista, a que el público se haga una composición sobre su culpabilidad, su inocencia o su «legítima defensa», llegado el caso. O incluso el hecho de que el crimen recaiga sobre otras cabezas. En este caso, la ambigüedad de otros títulos como «Sospecha» se diluye en la vaguedad o la confusión, y eso en un tipo tan minucioso como Hitchcock, pesa mucho.
    Por otro lado, creo que hay detalles muy interesantes que pasan soterrados porque la trama lleva nuestro interés por otro lado. Por ejemplo, la lectura en clave «lucha de clases». El muerto es un militar que ha hecho fortuna; ella es una arribista de la que adivinamos un turbio pasado (tanto por lo que se sugiere como por lo que adivinamos); por último, el abogado es alguien que de la nada se ha hecho un nombre respetable que está a punto de dilapidar. Y luego están los burgueses de solera, el juez y el amigo Coburn.
    Fíjate si tiene detalles, que hasta en algunas tomas de transición se ven los estragos de los bombardeos nazis sobre Londres.
    Por cierto, cuánto le pesó a Valli ser musa del cine mussoliniano…
    Besos.

  2. ¡¡¡Efectivamente!!! lo de las tomas de transición y ese Londres devastado es otro punto a observar…, ¿un mundo que se derrumba o que trata de reconstruirse?

    Hay algo que repiten continuamente otros personajes (e incluso ironizan sobre ello, Laughton tiene una intervención genial en el juicio sobre este asunto): y es lo agradable, lo bellos, que son los rostros de Valli y Jordan. Lo físicamente atractivos que son. En ese sentido cumplen todas las espectativas como pareja. Te los puedes suponer juntos, dos rostros agradables mirándose a la cara entre la mirada ciega del esposo y amigo.

    A la lectura de lucha de clases no hay que perderla de vista.

    Sí, tienes razón con lo de la Valli, la mujer tiene una historia… de película. Más significado toma su papel sabiendo que es musa de cine mussoliano (y con su recreación de mujer destructora)… Valli tiene unas cuantas películas para pasar al Olimpo de los inmortales: El tercer hombre o Senso.

    Y ¿qué piensas de Peck? A mí no me parece que esté tan mal como dicen.

    Besos

    Hildy

  3. La primera pendiente en mi lista Hitchcock, que va creciendo y creciendo. Me interesaste más de lo que ya estaba, así que voy a verla muy pronto.

  4. Espero que la disfrutes muy pronto. A mí me gusta mucho… sobre todo todas aquellas cosas que no cuenta, que se intuyen. Y los personajes son una pasada. Ya me contarás…

    Besos

    Hildy

  5. A Peck lo que le ocurre es que es muy poco británico, y muy poco leguleyo. No entra en el traje del ritual de tradición y de sociedad organizada sobre la base de las apariencias que se suponen propias de un exitoso abogado londinense de postguerra. Desde ese punto de vista, no encaja quizá en el personaje tal como es posible que se dibujara en el guión. Resulta frío cuando debería estar en ebullición, igual que cuando se limita a ejercer de abogado y de esposo, y ahí creo que algo falla. Él está bien, creo; es la historia la que no sabe explotar su pasión, la que no resuelve bien el cambio interior y el hecho de que se deje arrastrar por la obsesión por esa mujer. Quizá otra escena intermedia juntos, en la que se evidenciaran más claramente -en el aspecto físico- las intenciones de él y el rechazo -igualmente claro en el aspecto físico- de ella, hubiera ayudado.
    Besos.

  6. … Sí, muy británico no es.

    Pero me gusta su abogado. Y me lo creo como hombre que se deja arrastrar por la atracción que siente hacia su cliente. Esa pasión no consumada que le consume (valga la redundancia). Y ese hombre sumido en la culpabilidad pues sabe también el daño que está haciendo a la esposa y amiga.

    ¡Ay, es que yo siento esas historias que nos quieren contar los personajes…!

    Besos

    Hildy

  7. Querida Hildy, empecé a adentrarme en el universo de «El proceso Paradine» (la próxima parada en mi recorrido por la filmografía de Hitchcock) con la lectura de tu entrada. Ya la había leído pero no sé porqué no te dejé un comentario antes.-
    No siento gran entusiasmo por esta peli, seguramente por influencia del libro de Truffaut, pero cuando empiezo a dividirla en pequeñas secciones encuentro muchas cosas buenas. La relación entre Valli, su esposo y Jourdan me parece muy «jugosa» y esa escena que describís entre Laughton y Ann Todd es tan pero tan repulsiva… Coincido con vos en que es mucho más lo que no se cuenta sobre los personajes, lo que se intuye, que lo que se muestra en pantalla.-
    Ya voy entrando en clima para apreciar las cosas buenas de esta película, un beso grande, Bet.-

  8. Mi querida Bet, ya sabes que tengo especial cariño a esta película… a pesar de que ni el propio Hitchcock la apreciara. Sí, yo creo que tiene cosas muy buenas. Y es apasionante lo que se intuye. Me gusta cómo el maestro del suspense trata a los ausentes. Como a la propia Rebeca o aquí al esposo de Valli… Y también como lo que narra realmente es una triste historia de amor de una femme fatale a su pesar… Como siempre esperaré con ansia tu completo y seguro revelador análisis.

    Un beso
    Hildy

  9. es una versión de Fedra, una mujer que se enamora del único hombre que no puede tener…. por una homosexualidad encubierta…. «yo no podría servir a ninguna mujer, no va con mi carácter»…..
    muestra los aspectos sediciosos de la clase alta, disponiendo hasta episodios de acoso sexual del alto magistrado equiparándolo a las pasiones más bajas, como las habladurías de los trabajadores de la villa.
    Anne Todd hace perder el papel de esposa dependiente, teniendo en cuenta que ninguno de los matrimonios tienen hijos (ni los Paradine, ni los profesionistas..).

  10. Bienvenida Lara, gracias por compartir tu mirada sobre El proceso Paradine. Y es que es una película tan rica en miradas e interpretaciones. Es tan interesante y se puede analizar desde tantos puntos de vista… Me resulta tremendamente interesante que hayas encontrado una mirada mitológica… Fedra.

    Beso
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.