Ricas y famosas (Rich and famous, 1981) de George Cukor

Cukor, director todopoderoso, se ganó la fama de hombre extremadamente sensible que dirigía estupendamente a las damas tanto en comedia como en melodrama. Y si juntaba las dos cosas ya hacía milagros. Así bajo su batuta grandes actrices consiguieron papeles inolvidables como Katharine Hepburn o Judy Holliday.

Cukor, director clásico, se marcó a principios de los años ochenta una película extremadamente sensible en que mezclaba comedia y melodrama con dos damas, ahora cada vez más olvidadas pero en esos momentos prestigiosas actrices norteamericanas. Fue su testamento cinematográfico, el hombre sensible rondaba ya unas ochenta primaveras. Una película extremadamente sencilla, de personajes. La historia de una amistad.

No olvidó su elegancia a la hora de rodar… Cukor no desentonó con escenas impensables durante el periodo de cine clásico norteamericano donde fue uno de los reyes prestigiosos de Hollywood… Escenas claro está relacionadas con el sexo. Así nos deleita con un polvo en un baño de un avión y con encuentro entre mujer madura y joven gigoló… sin que nos salgan los colores (como sí consiguen sacarme los colores varias producciones actuales… que nos ofrecen ridículas escenas de polvos que nada ocultan… pero que dan pena, dios mío).

Cukor parte de un material de comedia melodramática clásica, de una pieza teatral ya adaptada al cine en los años cuarenta por mujeres de carácter como Bette Davis y Miriam Hopkins. La película se llamó Vieja amistad (Old Acquaintance) y la dirigió Vicent Sherman (la cual os confieso apenas recuerdo). Cukor revisita el material. El tema de fondo: la historia de amistad entre dos damas a lo largo de varios años. Una amistad conflictiva, con mucho amor y grandes dosis de rivalidad y envidias.

Las damas de Cukor tienen los rostros de Jacqueline Bisset y Candice Bergen y las dos están estupendas, bellas y sensibles como amigas que se aman y se odian, se complementan y son a la vez tremendamente distintas. Una, intelectual, novelista que cuida la literatura, que opta por la libertad en las relaciones emocionales y sexuales… pero con carencias emocionales. Le cuesta escribir, le cuesta enamorarse, le cuesta relacionarse. Mujer inteligente pero insegura. La otra mujer típicamente sureña, extrovertida y emocional, amante de la familia tradicional que se casa con su novio (que también había amado a su amiga anteriormente), tiene una hija, vive en Malibú, y empieza a escribir (para asombro y cabreo de su amiga) best seller a punta pala convirtiéndose en una rica autora además de mujer divorciada. Al cabo de los años consiguen el éxito pero también las frustraciones y una gran soledad sólo paliada por su amistad conflictiva pero necesaria… son el único pedazo de carne que siempre van a tener cerca pase lo que pase. Ambas van a conocer sus mejores virtudes y sus mayores ruindades y a pesar de eso, su lealtad las hace quererse siempre. Así aunque discutan casi siempre también se entienden la mayoría de las veces. Y no están solas totalmente porque se tienen la una a la otra.

Me gusta esta sencilla película (en cuanto historia y manera de rodar) de dos mujeres antagónicas porque a ninguna le sale la vida tal y como quiere pero tampoco son desgraciadas, son ricas y famosas, pero insatisfechas. Las dos opciones de vida, como la vida misma, tiene sus pro y sus contras. Ni la que opta por la vida conservadora y tradicional ni la que opta por ser más liberal consigue la plena felicidad, sino que como la vida misma, ambas viven momentos felices, momentos inolvidables. Ambas se equivocan en sus caminos y vuelven a errar o se levantan de nuevo.

Como curiosidad cinéfila, en Ricas y famosas debutó una jovencísima Meg Ryan. Los actores son totalmente anodinos…, los hombres, tan anodinos como sus personajes.

Cukor nos dejó un tranquilo testamento de momentos bellos y sensibles de dos damas que ríen y lloran a lo largo de la vida pero que pueden finalmente tomar una copa de champaña sin burbujas frente a una chimenea esperando un año más en el que se van marchitando… pero juntas y unidas. Chapó, Cukor. Bonita despedida. No obra grande o maestra sino obra sencilla e íntima.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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