Desierto: un desierto mítico. Así sobrevuelo sus dunas en el avión de El paciente inglés o me sumerjo en los ojos azules castigados por un sol impacable de un Lawrence de Arabia que me arrastra por la arena caliente. O me siento como esa mujer que arrastra amores fatales en El jardín de Alá o que decide seguir a aquel que ama haga viento de arena o brille el sol sin descanso en Marruecos.
Los vaqueros también cruzan pasajes desérticos donde descubren pueblos fantasmales y traidores bajo el Cielo amarillo. O amantes que se despiden en trágico final tras un Duelo al sol o que se queman por paisaje desolado y amor loco en Juntos hasta la muerte.
El desierto esconde tristes historias que en esta torre de Babel que es el mundo puede hacer que una mujer vestida de rojo corra desesperada a través de un paisaje árido que separa la frontera entre México y EEUU o donde unos niños marroquíes no pueden soñar con una infancia. O también en paisaje desolado un gánster cansado emprende su última huida en El último refugio.
Los paisajes desolados también prometen sorpresa y aventura. Y si nos descuidamos también provocan la risa. El desierto está poblado de personajes surrealistas o realistas. ¿Se imaginan un autobús que cruza un desierto engalanado de glamour con drag queen en el techo con capa plateada al viento? No hay más que pasarse por Priscilla reina del desierto. O Buñuel nos ofrece personaje extraño, un Simón del desierto que entre visiones hace penitencia. O cabalgamos con los Centauros del desierto que buscan a la sobrina secuestrada por los indios. O seguimos a esos tres hermanos por ese desierto misterioso en Beau Geste. O nos sumergimos en una historia de amistad y triste guerra en Gallipoli en territorio sin árboles, sin vida… O nos metemos en la búsqueda de la madre y el hijo que realiza un padre y marido a través de París,Texas que desemboca en la inmensidad de un desierto que parece no tiene fin.
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