El puente de Waterloo (Waterloo Bridge, 1940) de Mervyn LeRoy

En este melodrama romántico son varios los ingredientes que no se nos pueden escapar y que hacen de su visionado una experiencia especial.

Mervyn LeRoy, olvidado director, que se decantó en los años 30 por películas realistas y cine negro y social del bueno empieza la década de los cuarenta con una historia de romanticismo y melancolía en tiempos de guerra, El puente de Waterloo. LeRoy dominó tanto el musical ‘social’ como Vampiresas 1933 hasta convertirse en rey del drama familiar en Mujercitas o realizador del peplum americano con Quo Vadis o ser el artífice de los vehículos de la dama del drama Greer Garson.

Mervyn demuestra así su oficio en esta película donde sobresale el retrato complejo de su protagonista femenina, una bailarina de danza clásica con el rostro hermoso de una famosísima Vivien Leigh que se aleja totalmente del personaje que acaba de darle la fama mundial, Scarlet O’Hara. Además, se une a uno de los galanes del momento con bigotillo incluido, el apuesto Robert Taylor (para los canones de la época. Ya habían sido pareja cinematográfica. Así como Gary Cooper o John Gardfield siguen siendo considerados hermosos o atractivos, modernos, Taylor es rostro de los cuarenta que no aprueba en el siglo XXI). En El puente de Waterloo es ella, Myra, la protagonista, la que tiene una evolución como personaje lleno de matices, mientras que el que la rememora y recuerda, el galán, el capitán Roy es un personaje plano, enamoradizo, un hombre bueno, optimista e inocente (incluso cuando vuelve de vivir un horror, la Primera Guerra Mundial, no hay cambio en él del hombre anterior y posterior a la guerra. Es curioso que la película arranque cuando empieza la Segunda Guerra Mundial y él de la Primera no recuerde los horrores de los campos de batalla sino su amor truncado con Myra).

Toda la película es un gigantesco flash back de un hombre anciano y siempre enamorado a punto de volver a vivir otra guerra que recuerda un tiempo pasado cuando también eran tiempos de guerra donde encontró a la mujer de su vida, y la rememora con cariño. Y como la guerra destruyó lo que podría haber sido cotidiano y tranquilo… o no. Así se narra otras consecuencias de la guerra que destruye historias… aunque también las acelera y las hace nacer.

Myra y Roy podían haber sido felices y comido perdices o haberse odiado al día siguiente… pero no tienen posibilidad de comprobarlo y con una guerra de por medio viven otra historia posible que es la que nos narra El puente de Waterloo y esa historia posible es un drama.

Y el drama es la vulnerabilidad de una mujer que ama y que piensa que por hechos que ha vivido no va a ser nunca ni feliz ni perdonada (porque ella considera que tiene que ser perdonada). Y aunque ninguna de las personas más cercanas la juzga o la insinúa que no hay posibilidad de felicidad (ni siquiera el galán que la seguirá siempre amando y comprendiendo)… ella huye y busca como única salida el suicidio. Y el personaje de Myra se mueve continuamente en una inestabilidad emocional que no la permite ser feliz sino ‘agorera’ como dice Roy en su primera cita, ‘como si no esperara mucho de la vida’… y esa inestabilidad la refleja como nadie una hermosa Vivien Leigh.

¿Y cuáles son esos hechos que impiden a Myra ser feliz junto al amado cuando regresa del combate? Todo son trampas del destino. Myra y Roy se conocen casualmente cuando él está de permiso y tienen que refugiarse ambos en el metro ante un bombardeo. En dos días se enamoran profundamente pero cuando tienen todo preparado para casarse él tiene que irse al frente inesperadamente. Ella se queda sola y pierde su trabajo como bailarina. Trata de sobrevivir con una amiga Kitty (Virginia Field, en un buen papel) pero encontrar trabajo en esos tiempos grises no es fácil. Myra sobrelleva la vida dura sin miedo porque sabe que Roy regresará, sin embargo, un día lee en el periódico que Roy ha muerto en el frente y el mundo se le cae a los pies. Myra se ve sin futuro y sin salida así que vulnerable y sin emociones se aferra a la única salida que encuentra, se vuelve prostituta. Pero la muerte de Roy ha sido un error y confusión. Y regresa igual de enamorado… y ella que no se atreve a contarle cómo ha sobrevivido renuncia a él y a la vida. Myra teme a decir la verdad y a enfrentarse a un mundo que baila entre las apariencias y la hipocresía y al que le hubiera costado adaptarse (como se demuestra en el baile que se prepara en la casa del amado para dar a la pareja la bienvenida y de paso cotillear un poco)…

Así Mervyn nos lleva por un blanco y negro sabio y unas composiciones delicadas a una triste historia de amor llena de escenas nostálgicas: el primer encuentro, la primera cita en un restaurante y el baile bajo la luz de las velas, el amor bajo la lluvia, la despedida tardía en el tren… Mervyn sólo con un par de escenas y una delicadeza total nos refleja la conversión de Myra en prostituta. O explica cómo las circunstancias hacen que Kitty sea la primera que vea una salida en la prostitución a su situación. Y con la misma delicadeza nos narra como Myra en el puente de Waterloo donde conoció al amado como una Anna Karerina decide quitarse la vida…

El puente de Waterloo es una adaptación de una obra del dramaturgo y guionista Robert E. Sherwood (recordado por su obra El bosque petrificado, rememorado hace poco en la primera secuencia de Revolutionary Road —es la obra que representa April en la que fracasa estrepitosamente como actriz—) y además de la pareja protagonista cuenta con toda una galeria de buenos secundarios que recordaremos por sus nombres —aunque seguro sólo nos sonarán por sus rostros y las películas en las que actuaron— como Lucile Watson, Maria Ouspenskaya, Virginia Field o C. Aubrey Smith.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “El puente de Waterloo (Waterloo Bridge, 1940) de Mervyn LeRoy

  1. Hildy querida, ¿viste la versión de 1931? Yo la vi anoche y aún estoy dándole vueltas… Esta no la he visto.-
    Un beso grande, Bet.-

  2. Mi querida Bet, que no te había contestado. No, no he visto la de 1931. Pero ¡cuéntame quiénes son los actores y el director! ¿Te gustó? Por qué sigues dándole vueltas. ¡Qué ganas de que me cuentes!
    Beso
    Hildy

  3. En esta versión Mae Clarke hace de Myra (creo haber leído por allí que este fue su gran papel) y Douglass Montgomery hace de Roy (sólo después de leer su filmografía recordé que es el Laurie de «Mujercitas», la versión de Cukor). La dirección es de James Whale, que no me suena de nada… ah, es quien dirigió varias pelis de terror entre ellas Frankenstein y El hombre invisible, con Claude Rains, pero yo no las he visto.-
    Aún debería verla de nuevo, pero sí me gustó. Es muy curiosa, muy «seca», las pelis pre-code que he descubierto hasta ahora tienen… no sé cómo decirlo… un cierto aire desafiante, como si se rieran del Código mostrando hasta donde pueden llegar. En «Waterloo Bridge» nadie se ríe, es un drama duro y puro. No sé cómo expresarme con mayor claridad, tal vez cuando vuelva a verla me salgan las palabras…
    Espero que puedas conseguirla y me cuentes qué estoy queriendo decir, jaja.-
    Un beso, Bet.-

  4. ¡James Whale!, sí, es un director fantástico y las dos películas que nombras te gustarían una barbaridad. Estoy segura. Y La novia de Frankenstein… Y un musical como Magnolia, que luego su remake lo protagonizaría Ava Gadner.
    Pero, tú, mi querida Bet, has hecho que quiera conocer más filmografía suya… y hacerme con ese puente de Waterloo.
    Cuando me cuentas ese tono de película seco, drama duro y puro, me viene a la cabeza algunas secuencias de otra película pre-code que me chifla, pero no me digas por qué: Rain, de Lewis Milestone. ¿La has visto? Quizá sea una película donde Joan Crawford te sorprenda.

    Beso y gracias mil
    Hildy

  5. Ya me puse en campaña para conseguir Rain, he escuchado mucho sobre ella y tu mensaje me dio el empujoncito final. Respecto de las pelis de monstruos, nunca me interesaron porque despreciaba el género, como también hacía con los musicales. Hasta que leí sobre ellas en el libro de Mick La Salle sobre los hombres del pre-code (sigo citándolo porque fue tan importante para mí, aprendí muchas cosas leyéndolo) y entonces cambié de opinión. Intentaré verlas, y también intentaré conseguir Magnolia (es Show Boat, ¿verdad?), sólo he visto extractos de la versión de Ava Gardner en los documentales de «Érase una vez en Hollywood». Si mal no recuerdo en uno de ellos te muestran el clip de la versión con la voz original de Gardner, que fue doblada en la película. Jaja, ¡qué lejos llegamos desde Waterloo Bridge!
    Un beso enorme y gracias a vos, Bet.-

  6. Qué bueno, querida Bet. Ayyy, esos monstruos, te van a enamorar. Sí, la película es la de Show Boat, ¡sí yo también vi ese extracto de Ava cantando… y el disgusto que se pegó porque la doblaron!
    … Si es que El puente de Waterloo daba para mucho. Y por cierto es preciosísimo el remake con Vivien Leigh y Robert Taylor. Muy desgarradora Vivien…, nada que ver con Scarlata O’Hara. Pero lo digo sin haber visto la versión de los 30.

    Beso
    Hildy

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