La vida es teatro (tres adaptaciones de obras dramáticas americanas)

El cine y el teatro son un matrimonio bien avenido. Sus relaciones son interminables. El cine se ha alimentado del teatro y el viejo arte también ha recibido su influencia del séptimo arte. 

En la búsqueda de argumentos, muchos directores y guionistas se han inspirado en grandes y pequeños textos teatrales. Y a veces esta inspiración-fusión ha merecido la pena. 

El teatro americano contemporáneo ha dejado grandes escritores y piezas teatrales. Hoy quiero centrarme en tres dramaturgos, tres obras de teatro y tres adaptaciones cinematográficas muy interesantes. Actualmente, estas tres películas se pueden encontrar en dvd. Se trata de Larga jornada hacia la noche de Eugene O’Neill, Dulce pájaro de juventud de Tennessee Williams y ¿Quién teme a Virginia Woolf? de Edward Albee. 

Sus adaptaciones cinematográficas fueron realizadas por Sydney Lumet, Richard Brooks y Mike Nichols. Las tres fueron rodadas en la década de los sesenta, las dos primeras en 1962 y la tercera 1966. Sus fuertes temáticas y su traslado a la pantalla estaban avisando de que se asomaban nuevas temáticas y nuevos aires al cine americano y que la censura tenía los días contados. Aunque a las tres les afectó, todavía, la censura. 

Los protagonistas contaban con el rostro de grandes actores de épocas pasadas en papeles distintos a los habituales –grandiosos– y a una nueva generación de actores que se abrían paso en el firmamento hollywoodiense. Katherine Hepburn, Jason Robards, Paul Newman, Geraldine Page, Elizabeth Taylor, Richard Burton, George Segal y Sandy Dennis son sólo alguno de los intérpretes que elevan la calidad de estas películas. 

Larga jornada hacia la noche (1962) de Sydney Lumet: este director, de la generación de la televisión, ha plasmado argumentos impresionantes como Doce hombres sin piedad o Tarde de perros…, adaptó Larga jornada hacia la noche, la obra teatral más autobiográfica de O’Neill y no falló.De fondo, la hipnótica música de André Previn y en un blanco y negro fascinante vivimos una intensa jornada junto a la familia Tyrone. Poco a poco, según va llegando la noche vamos descubriendo la brutalidad, el amor, las frustraciones, los odios ocultos, las confesiones, las frustraciones, los ideales y los sueños rotos de cada uno de los miembros de la familia Tyrone. Una película con una humanidad que desarma y unas interpretaciones que ponen los pelos de punta. Cada personaje tiene su momento de gloria pero es difícil olvidar el rostro de Katherine Hepburn, una mujer que se marchita y que depende en exceso de la morfina, y que relata en varias escenas claves la historia de su vida. 

Dulce pájaro de juventud (1962) de Richard Brooks: a Brooks, las obras de Williams no le eran ajenas. Ya había conseguido una magnífica adaptación de La gata en el tejado de Zinc en 1958. Su protagonista fue también Paul Newman. En esta versión vuelve a retomar al héroe atormentado bajo el bello rostro de este actor norteamericano. Vuelve de nuevo a plasmar el mundo de pasiones y los ambientes turbios de T. Williams bajo un tamiz más suave debido a la censura.Las obras originales terminan siempre dramáticamente. Los personajes de Williams no consiguen un asomo de esperanza y son despedazados por un ambiente que les aplasta y oprime. Brooks logra plasmar el drama pero siempre deja un final abierto a la esperanza.Dulce pájaro de juventud está lleno de personajes atormentados e historias familiares tremendas, amores malditos, escándalos en la América profunda, poderes corruptos y seres humanos que tratan de huir de su destino y encontrar la liberta y la individualidad.Paul Newman cumple con su papel de gigoló en busca del éxito para conseguir el amor y el favor de su amor de juventud. Geraldine Page ofrece un retrato de estrella decadente que teme el fracaso de su retorno al mundo del cine y los estragos de la vejez… todo envuelto en un ambiente sórdido y caluroso. Un drama de los de siempre. 

¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966) de Mike Nichols: este director volvió hace poco a la actualidad con su adaptación cinematográfica de la obra teatral, Closer –actualmente en la cartelera teatral de Madrid-. La película mostraba las relaciones entre dos parejas…, y logró envolver con las historias de encuentros, desencuentros e infidelidades.Si nos vamos a su debú, la adaptación de la brutal y magnífica obra teatral de Albee, también cuenta la noche que pasan dos parejas muy distintas. Una obra de diálogos geniales. Diálogos muy fuertes e impactantes entre cuatro personas que aman, sienten, odian, se desesperan, sueñan…, y litros y litros de alcohol en cada escena.

Albee revolucionó el mundo teatral con una obra donde mostraba la fuerza y brutalidad del diálogo y Nichols lo traslada a la pantalla –luchó contra la censura para que se respetara en lo posible los diálogos aunque tuvo que suavizar algunos términos-. Richard Burton y Elizabeth Taylor son dos actores magistrales que se desnudan con toda su crudeza como un matrimonio que lucha contra el desencanto a través de unos juegos verbales…, somos testigos de cómo a través del lenguaje se puede elevar, destrozar, humillar o aplastar a las personas. El poder de la palabra da miedo.

Ellos son George y Martha que se aman y destrozan. El monólogo de Liz Taylor reconociendo a un joven profesor (George Segal) quién es el amor de su vida es brutal –tanto en la película como en la obra original-.

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