Ciudadano Bob Roberts (Bob Roberts, 1993) de Tim Robbins

En su momento empecé una serie con seis post en los que hablaba de los actores detrás de la cámara (repasé las carreras como directores de Warren Beatty, Kennetn Branagh, Kevin Kostner, Paul Newman, Robert Redford y Laurence Olivier). Sin embargo, esta serie se puede ampliar mucho más: Clint Eastwood, Ida Lupino, Ana Mariscal, Sean Penn, Robert de Niro, Charles Laughton (y esa única maravilla que dirigió, cuento tenebroso, La noche del cazador)…, y por ejemplo, Tim Robbins. Él ha dirigido tres películas y un documental que nunca he visto. Me quedaba por ver su ópera prima que es esta película que hoy nos ocupa.

Para mí, por orden de valoración y de gusto personal, dejaría en primer lugar Abajo el telón (1999) que literalmente me entusiasma no sólo por la historia que cuenta, por cómo está rodada y montada, sino también por un montón de interpretaciones memorables. Luego, pondría su ópera prima Ciudadano Bob Roberts llena de aciertos. Y, quizá, en último lugar una película buena —y la más conocida—, la escalofriante Pena de muerte (1995) pero que no me llena tanto como las anteriores.

Ciudadano Bob Roberts entra dentro de ese tipo de películas que hablan sobre el ascenso de poder de un político y sobre las debilidades del sistema democrático así como la facilidad de manipulación de la opinión pública (¿recuerdan El candidato, El político —y su fallido remake Todos los hombres del rey—, Un rostro en la multitud, Bulworth…?).

Tim Robbins emplea la técnica del falso documental y nos presenta a un político de derechas, populista y con carisma que emplea el espectáculo (es cantante de folk) en sus campañas para obtener votos. Él es Bob Roberts que manipula y seduce sin freno. Una película profética que pronto tomó visos de realidad, Robbins intuía y en muchos aspectos no se equivocó.

Muestra un entramado de poder en el que aunque no se quiera muchos están atrapados y otros navegan por esa red como Pedro por su casa tirando siempre hacia su terreno. Y él asciende y asciende a toda costa. Canción tras canción, trampa tras trampa. Con todos los hilos bien atados y un montón de colaboradores a sus pies. Habla sobre las dificultades de ejercer la libertad de prensa aunque hay muchos que tratan de ejercerla (memorables la entrevista con la presentadora afroamericana, la reacción de la productora de un programa de televisión en full time y la labor de investigación y el trágico personaje del periodista con rostro de Giancarlo Esposito…, también se deja ver el cambio que se produce en el periodista que está realizando el documental sobre el candidato). Por otra parte, refleja los complicados entramados y conexiones oscuras entre ejército, CIA, otros candidatos, el congreso, la iglesia, organizaciones sociales… También llama la atención las reacciones de los posibles votantes seducidos por los discursos y canciones demagógicas del conservador rebelde o las de aquellos que están en contra. Toda una campaña, sí señor.

Ciudadano Bob Roberts está lleno de cameos de grandes actores, compañeros de Robbins, no falta su esposa Susan Sarandon pero también podemos ver en pequeños roles a Helen Hunt, James Spader, Peter Gallagher, Alan Rickman…Tim Robbins en todas las películas que dirige muestra su punto de vista y su forma de pensar. Con la cual se puede estar de acuerdo o no pero lo que es indudable es que filma lo que piensa y además lo hace bien. Él es también el autor de los guiones de sus tres películas. Es decir, Robbins emplea absolutamente la libertad de expresión. Y a mí me gusta. ¿A qué espera para presentarnos su cuarta película de ficción?

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