El paciente inglés de Michael Ondaatje (Punto de Lectura)

Hay lecturas que agradezco, que me llenan, que disfruto en cada momento que tengo tiempo y puedo quedar atrapada entre palabras y páginas…, una de esas lecturas mágicas que te hacen viajar lejos y ser partícipe de una historia ha sido sin duda El paciente inglés. 

Primero descubrí la película y ya me dejé llevar, ahora al leer la novela, entiendo cómo el fallecido Anthony Minghella se enamoró de estas páginas y cómo conocía la novela. Él escribió el guión, él la dirigió y consiguió una buena adaptación cinematográfica. 

La novela es rica en matices, en imágenes, en metáforas, en historias…, todo está relatado con una belleza que alcanza una prosa poética que te hace sentir los olores, los sabores, el tacto…, te traslada. 

Minghella se centró en el idilio, tremendamente hermoso, entre Almásy, el paciente inglés, y Katherine. Logra trasladar el universo impreso a la pantalla. Son muchas las opciones que podría haber tomado pero él se decantó por esa parte de la novela y creo una hermosa película. 

Se nota que Minghella había leído una y otra vez la novela de Ondaatje y la pena que le dio dejar a otros personajes poco esbozados…, pero no quiere quitarlos. Deja que estén en celuloide, no los desarrolla…, pero intuimos que detrás de cada uno hay una gran historia. 

Y, hoy he cerrado el libro y hoy tengo para mí la historia de esos personajes. En el libro, la enfermera Hana y Caravaggio cobran todo su sentido y el personaje menos dibujado en la película de Minghella, en la novela de Ondaatje cobra toda su fuerza, es la revelación de la narración, para mí el gran personaje: el zapador Kip. 

El retrato del zapador hindú que arriesga cada día su vida para desactivar un suelo minado ha sido para mí el gran descubrimiento de esta novela. Un personaje hermoso, complejo, sensible, profundamente humano y tierno, muy tierno. Y entiendo que Minghella quisiera hacerle aparecer…, aunque de una manera superficial.  

A mí me encanta la película y siempre intuía que detrás de Kip, Hana y Caravaggio había mucho más. Y he podido descubrirlo. Un privilegio. 

La novela es una serie de flash back, memorias y recuerdos que en cada página ponen una pieza más de una pintura, rompecabezas o puzzle incompleto hasta al final conseguir construir un mapa humano. Las imágenes de Ondaatje son evocadoras y no es difícil encontrarse en el desierto o en la villa italiana. 

A Kip me gustaría visitarle en su tienda y que me contara una historia o un pensamiento. Es tierno.

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