La reina de Cobra (Cobra woman, 1944) de Robert Siodmak

En tiempos de guerra y posguerra existía un cine de absoluta evasión que caía en el disparate continuo y el surrealismo total, entre lo más camp y lo más kitsch, que hacía las delicias de los espectadores que querían volar y olvidar. Daba igual el cartón piedra, los argumentos facilones, sólo importaba un mundo colorista, en el más lejano oriente o en lugares exóticos, con la dama bella y el héroe hermoso y el amigo gracioso. Un mundo de aventura, emoción y amor que no recordara en nada al mundo en guerra o posguerra, a un mundo gris y de desgracia.

A veces, el sistema de estudios hacía que buenos directores hicieran obras menores y de encargo. Éste puede ser el caso de Robert Siodmak que esperamos se divirtiera con el delirio de La reina de Cobra. Se nota la mano del director en el pulso que tiene esta cinta de aventuras, a pesar de los desatinos, y en algunas escenas que no están nada mal (aunque claro está no es producto de aventuras redondo como esa maravilla, también de este director de cine negro, que es El temible burlón… bueno ya sabéis que está mi Burt Lancaster). Confesar, confieso que la película entretiene. Divierte.

En esta moda de cine escapista en los años cuarenta hubo estrellas efímeras que poblaron los sueños de muchos espectadores pero que pronto cayeron en el olvido de la industria (aunque en los años 60 e incluso ahora… se han convertido en verdadero culto de coleccionistas). Son películas y estrellas que se disfrutan, ahora, sólo a través de la nostalgia.

Y casi todos están reunidos en La reina de Cobra. Por un lado, nos encontramos con la reina del Technicolor, María Montez. Esta mujer nació en Republica Dominica pero su padre era de las Islas Canarias y se hizo estrella y se convirtió en todo un personaje, también en su vida real. María era diva, sus respuestas a la prensa siempre llamaron la atención, su extraña belleza hizo maravillas en el mundo de la Orientalia… daba igual que no supiera actuar, ella era María Montez. No vivió mucho, desapareció en 1951 cuando se le paró el corazón y dejó desolado a su viudo el actor francés Jean Pierre Aumont…, tampoco brillaba ya tanto en el mundo del cine.

En esta película María hace de Tollea y de Nadja, dos hermanas gemelas, una muy buena y otra muy mala. Y lo sabemos porque llevan distinta ropa y porque a veces la mala pone cara de mal genio. Cuenta con escena antológica, no se sabe muy bien si del desatino, de un erotismo ridículo pero llamativo, donde la malvada Nadja realiza una especie de baile ritual extraño (de movimiento de brazos y caderas) frente a una horrible cobra. Ah, se me olvidaba toda la aventura transcurre en una isla, la isla de Cobra, donde Nadja es una sacerdotisa muy violenta gracias también a su hombre de confianza, que es terriblemente malo. Y, además, la población vive aterrorizada por un volcán que se enfada mucho y echa mucho fuego.Le acompañan sus hombrecillos de aventuras.

Jon Hall, aquel joven musculoso que ya no lo era tanto, que en los años treinta fue el muchacho del sarong y el de cuerpo envidiable…como el hombre que ama a la buena de Tollea y va a poner orden en la isla. Como no, hay escena acuática muy bien hecha con beso bajo el agua.

Ahí también está el bueno de Sabu condenado al papel de graciosillo. Encasillado en el papel de hindú salvaje pero amigo de los colonos, pícaro, sabio pero no tan civilizado como cualquiera de sus amigos occidentales. Y también protagonista de un montón de nostálgicas películas de mundos exóticos, escapistas. Lejos quedó aquel niño que descubrió el documentalista Flaherty para una de sus películas. Al final nadie daba un papel a Sabu que ya más mayor no era tan gracioso…y también murió joven, se le paró el corazón. Olvidado por la industria.

La mejor interpretación y la más divertida es la de un mono que se llama Koko. Está magnífico en su rol. Para nostálgicos interesados ahí están en papeles secundarios, el hijo del hombre de las mil caras, Lon Chaney Jr., en papel de mudo fortachón protector de los personajes buenos que pueblan la película y Mary Nash, actriz secundaria, que se muere muy bien en la película como anciana reina de la Isla, abuela de las hermanas gemelas.

¡¡¡Y fuera de las risas e ironías varias… es una película muy entretenida, que ya es mucho!!!

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