Los Fonda

Papá Henry Fonda es de los clásicos. Con una filmografía que deja sin respiración llena de grandes momentos cinematográficos y trabajos profesionales con los mejores directores. La hija, Jane Fonda, no sólo le salió rebelde, peleona y sexy sino también gran actriz. El cine americano de los 70 y los 80 no puede ignorar su presencia en un cine combativo. Peter Fonda tiene el mérito de ser uno de los fundadores del Nuevo Cine Americano con una película de culto. Después, se hundió en proyectos tan independientes o en películas tan malas que cayó al olvido. Y, por último, la nieta, aire fresco para los años noventa que lleva tiempo sin dar señales de vida cinematográfica.

Henry Fonda

Papá Fonda era un joven con inquietudes que se hizo grande delante de las cámaras. Henry Fonda se embarcó en proyectos maravillosos con directores de los clásicos (Fritz Lang, John Ford, Preston Sturges, Sydney Lumet, Otto Peminger…). Carrera impecable llena de personajes inolvidables.No puedo evitar lanzarme al suelo una y otra vez con admiración sin límites ante dos papeles tempranos: Sólo se vive una vez, 1937, de Fritz Lang y Las uvas de la ira, 1940, de John Ford. Eddie Taylor y Tom Joad, antihéroes maravillosos con cara de Henry Fonda, perdedores de un mundo en crisis, de años de depresión.

Fonda tiene tantos registros como queramos. Cara de western, cara de cómico, cara de héroe romántico, cara de perdedor, cara de hombre serio…, mago de la contención.

Papá Fonda puede ser un encantador millonario tímido, que se cae una y otra vez, ingenuo enamorado de mala mujer con encanto en una joya como Las tres noches de Eva (1941) o encantador novio eterno en la única comedia de los episodios de esa joya oculta que cuenta Seis destinos (1942).

O se transforma en héroe romántico de historias melodramáticas o históricas. Antes de un torbellino como Lo que el viento se llevó, Bette Davis fue otra fuerte dama sureña con amor imposible en Jezabel. Allí Henry Fonda era el héroe romántico que sufre los caprichos y el amor de una impetuosa Jezabel. También, es el eterno y perdedor enamorado de una ingenua Natascha (encantadora Audrey) en la épica adaptación de Guerra y Paz. Fonda es el intelectual desencantado de la función.

Y el western le convirtió en leyenda. El maestro Ford nunca le abandonó. Posteriormente, fue el malo malísimo del rey del spaghetti Western, Sergio Leone en ese monumento de Oeste decadente Hasta que llegó su hora. Otros grandes del género no dudaron en darle presencia en sus películas. Así fue Frank James, el mejor Wyatt Earp con la pasión de los fuertes o hace parada en Fort Apache.

Tampoco le faltaron papeles en películas comprometidas y serias. Así emociona en Doce hombres sin piedad o único miembro de jurado que trata que los demás se tomen su labor en serio o que sean conscientes que en sus manos está el destino de un joven conflictivo. O nos enseña los caminos del poder y la corrupción en el mundo de la política en esa película monumento que se llama Tempestad sobre Washington. 

En los años ochenta se despidió en obra sentimental grande por él, como abuelo cascarrabias, por encantadora Katherine Hepburn, y exuberante hija rebelde, Jane Fonda. Todo un éxito taquillero que no envejece del todo bien, En el estanque dorado.

Jane Fonda

Pronto se decidió a seguir los pasos de papá Fonda. Chocaron sus personalidades pero los dos fueron grandes. De niña bonita y sexy, a mujer contestataria y rebelde a transformación en actriz seria. La Fonda sigue haciendo historia. 

En los años sesenta se va labrando carrera en películas claramente feministas que iban explotando su lado de mujer liberada en lo sexual (Confidencias de mujer, La gata negra, La ingenua explosiva…). Sin duda su carrera comienza a despegar en 1966 con La jauría humana o al año siguiente con la popular comedia Descalzos en el parque.

Después, hay pequeño parón donde su pareja en aquellos momentos el francés Roger Vadim trata de convertirla en sex symbol de la época y le regala producto extraño Barbarella.

La Fonda vuelve a coger la rienda de su carrera y lleva espíritu del 68 a todas sus interpretaciones. Jane se convierte en actriz. Nos rompe con una Gloria con cara de dura que se rompe en pedazos en esa obra cinematográfica siempre a tener en cuenta, Danzad, danzad, malditos. Consigue papel sexy y serio, prostituta en peligro, en película de declive de los setenta, en Klute. Nos hace llorar y emocionarnos en su encarnación de la Hellman en esa joya olvidada que es Julia, nos recuerda el horror de Vietnam en la sensible El regreso o nos habla de periodismo comprometido en El síndrome de China.

Los ochenta vuelven a ser suyos y sólo suyos en películas tan distintas pero tan suyas como En el estanque dorado, Agnes de Dios, A la mañana siguiente, la sensible Cartas a Iris o la interesante Gringo viejo. Después, desaparece, su vida de millonaria, su aeróbic y sus estados de meditación la retiran de la sala oscura. Ahora, vuelve otra vez en comedias intrascendentes que la devuelven atractiva y divertida.

Peter Fonda

Otro hijo de Papá Fonda y hermano de Jane también se cuelga cartel de rebelde e independiente. Y su nombre brilla en las historias del cine por su labor (interpretación, guión, producción y, a pesar de polémicas, quizá también en la dirección) en una de las películas que inauguraron el Nuevo Cine Americano. Con Dennis Hopper y un Jack Nicholson genial nace una película movimiento de los setenta… Easy rider (1969). Y, es tan fuera de los circuitos y tan independiente, que su obra como actor y director si apenas ha sobrepasado fronteras.

Bridget Fonda

Papá Fonda tuvo una nieta, hija de Peter, con rostro rubio que dio aire fresco en los noventa. Ahora desaparecida de la sala oscura. Ella fue Bridget Fonda y perteneció además a una generación del momento. A la generación X. Ése fue el nombre de un movimiento (¿marketing?) que dio caras nuevas. Ya le dedicaremos post.

La Fonda fue despacito en películas más que olvidables (a excepción de su aparición como niña en comuna hippy en Easy Rider o su papel de periodista listilla en El padrino III) hasta que consiguió fama y resultados en taquilla con thriller psicológico y de pesadilla de la mano de Barbet Schroeder. Bridget y su compañera de reparto, Jennifer Jason Leigh se llevaron la gloria en la entretenida Mujer blanca soltera busca…, en 1992.

Sin embargo, a pesar de sus interpretaciones notables nunca se convirtió en estrella. La generación X tiene en Solteros una de sus películas. Entretuvo en La asesina, Nikita a la americana; siguió dando pasos en fallida Pequeño buda o estuvo encantadora en comedia romántica junto a Cage, Te puede pasar a ti.

Su carrera fue cayendo en olvido con fallidos o extraños productos como El balneario de Battle Creek, City Hall o al lado de Kietel en Graceland. Tarantino la recupera en Jackie Brown y sorprende en extraño producto marcial como prostituta protegida de un hierático Jet Li en El beso del dragón…, su rastro desaparece. ¿Volverás, Bridget?

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