Susan Sarandon

Mujer de rostro bello y fuerte, comprometida, de filmografía interesante que nos acompaña desde los años setenta. Su mirada es de las que hablan, transparente. Ya había hecho alguna aparición pero su primer papel importante queda para la posteridad porque trabaja con uno de los mejores directores del cine clásico, en una gran obra, y con un actor de los de siempre, Jack Lemon. Es esa novia mil veces abandonada por su chico apasionado por el periodismo comprometido y menos enamorado de una vida matrimonial y tranquila. Una joya, Primera plana (1974) de Billie Wilder. 

Después, se convirtió en reina de una cinta de culto, ella era la joven virgen americana en una mansión de frikies que descubre toda su sensualidad y esplendor. Bailemos una y otra vez al ritmo de la mítica y sinsentido –¿pero quién lo pide?– The Rocky Horror Picture Show (1975). 

Su rostro se va afianzando y encarna a una heroína romántica junto al galán de moda, Robert Redford, en El carnaval de las águilas (1975), que no tuvo el éxito esperado. Ahora, ambos intérpretes vuelven a cruzar sus caminos al reflejar sus visiones y luchar contra la intervención bélica actual de su país en Irak y Afganistán (Robert Redford protagonizando y dirigiendo la interesante Leones por corderos y Susan Sarandon protagonizando En el Valle de Elah, la nueva película del director Paul Higgis. Los dos actores muestran su progresismo y coherencia de pensamiento en cada una de sus intervenciones. El espíritu de los 70 corre por sus venas.). 

Nos adentramos en la etapa americana del realizador francés Louis Malle y cuenta en dos de sus películas con el rostro cansado, triste y bello de Sarandon. Ahí, la tenemos con un limón y su cuerpo enamorando a un anciano Burt Lancaster o como madre en un burdel con una hija con cara de Brook Shields. Me refiero a Atlantic city (1980) y La pequeña (1978). 

En los ochenta sigue su carrera aunque no consigue papeles inolvidables, con su rostro más maduro irá adquiriendo papeles más importantes. Con 41 años conocerá a su pareja actual y más duradera, Tim Robbins (él, en aquel entonces, 1988, tenía 27 años).  La tempestad, El ansia, Las brujas de Eastwick y Los búfalos de Durham son alguno de los títulos de una década que no la olvida. 

Pero el golpe más fuerte de su carrera y que la elevó al reino de la sala oscura fue en 1991 y su papel de mujer fuerte y amargada que decide vivir libre y tomar las riendas de su vida en la inolvidable Thelma y Louise. Una road movie que supuso una subida vertiginosa de Sarandon al altar del séptimo arte.  

Se convierte además en musa de su compañero y de las películas que dirige, siempre el personaje secundario perfecto o el papel protagonista intenso. Ahí quedan sus trabajos en esas joyas a tener en cuenta: Ciudadano Bob Roberts, Pena de muerte o la fantástica Abajo el telón (esta obra se merecerá un post aparte). Se codea con los mejores directores, ahí está con Robert Altman y El juego de Hollywood. Vuelve a renacer una pareja mítica, de las de siempre, en una cinta que recupera parte del cine negro. Ella y Paul Newman, uno de los aciertos de la nostálgica Al caer el sol. 

Como otras compañeras de generación, se especializa en el melodrama. El aceite de la vida, Mujercitas  o Quédate a mi lado son un ejemplo. Sus apariciones como actriz secundaria son reclamos para revalorizar películas de toda índole así lo mejor de Alfie (2004), ¿Bailamos? (2004) o de El secreto de Joe Gould (2000) son las apariciones de esta actriz cada vez más inolvidable.  

Ahora, Susan Sarandon, elevada al altar de la sala oscura, sigue siendo una presencia imprescindible. Y ahí está, ahora, en lo último de Peter Jackson o de los hermanos Larry y Andy Wachowski. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.