¡¡¡Yo quiero ser Rafael Azcona!!!

Lo prometido es deuda. Hildy os dijo que intentaría ir, a pesar de los años que me pesan, a la conferencia sobre neorrealismo y cine en el Centro Cultural de la Villa que se celebró el jueves (con motivo de PHE07. Más información en www.phedigital.com y para la exposición de Neorrealismo y esta actividad paralela, también, consultar www.fundacion.gruposantander.com). Y allí me dirigí. No podía ser menos que Rafael Azcona, que a sus 80 años, demostró esa frase tan manida pero cierta: la juventud va por dentro. ¡¡¡Y cómo disfruté y cómo disfrutó el público presente!!! En un enorme salón de actos, las palabras de Azcona llenaron la sala. Yo llegué un poco tarde pero escuché toda la interesante parte teórica que facilitó el profesor Gian Piero Brunetta (profesor de Historia y Crítica de Cine de la Universidad de Padua). No me enteré de por qué no pudo asistir Carlos Saura –que hubiera, seguro, aportado un montón de apuntes interesantes– así que siento no poder informaros de este aspecto. 

Después, se pasaron un montón de escenas de películas italianas que ilustraban el neorrealismo y sus etapas desde la muerte de Pina en Roma, Ciudad abierta, hasta los impresionantes rostros de Paisá; los niños de El limpiabotas, el intento de suicidio del anciano Umberto D, la emoción que desprenden las caras de un padre y un hijo en El limpiabotas, la poesía de los desheredaros volando por los cielos en Milagro en Milán, la melodía y la mujer payaso de La Strada, la desolación de Germania, año cero, las palabras esperanzadoras de Rocco y sus hermanos Y, a continuación, las palabras del guionista Rafael Azcona. Yo estuve todo el tiempo con la sonrisa en la boca. Y pensé: ¡¡¡Yo quiero ser Rafael Azcona!!! Porque con su intervención quedamos todos convencidos de que la vida, a pesar de los pesares, merece la pena vivirla y porque volvió a expresar como nadie, lo bello que es el cine. 

“En la calle está la vida, vayamos a por ella”, fue la frase que resume su intervención. Así expresó lo que para él significó el neorrealismo italiano y por lo que este movimiento sigue teniendo tanta fuerza. Rafael fue desgranando un montón de anécdotas, con una gracia e ironía grandes, e hizo de mí una ferviente admiradora que no paraba de reír. Si no os las cuento es porque perderían la gracia y la chispa que tenían en sus labios. Con una educación, de la de toda la vida, expresó que él no veía la vida como Rossellini. “La vida nunca es una tragedia” en su totalidad. El guionista comentó que el ser humano sobrevive a los horrores que depara la existencia gracias al Sentido de Humor (lo pongo con mayúscula). Se puede estar de acuerdo o no, lo que sí es cierto es que a través de la risa y de una mirada de humor, la vida puede verse de otra manera. Somos los únicos seres vivos que nos reímos…, ¿para algo servirá, no? 

Azcona en dos pinceladas y con su sentido de la ironía y el humor, comparó el cine español y el italiano en ese periodo histórico –después de la segunda guerra mundial hasta el desarrollismo en los años sesenta–. En Italia, después de la segunda guerra mundial, se vivió la liberación, se aprendió a vivir bien. No dio la espalda a la vida. Y, surgió un movimiento cinematográfico que se aferraba a la vida y que influiría en toda la cinematografía mundial.  En España, después de la guerra civil y la segunda guerra mundial, se vivió la posguerra, y lo que se aprendía, según Azcona, era a “morir bien”. Y surge un cine nacional católico de héroes y santos. Un cine que, también, presentaba “al pobre pero honrado”. Al guionista le parecía curiosa esa obsesión porque nunca se decía ni se dice vamos a presentar a “un rico pero honrado”. Aunque como bien señaló había alguna excepción y no se olvidó de Surcos de Nieves Conde. 

Para él, el movimiento del neorrealismo termina o acaba porque Italia cambia, “las sociedades son las que determinan los cambios”…, y surge otro cine reflejo de la sociedad. Pero señaló que ésta era una opinión personal. En Italia empieza el desarrollo y “lo que más se cotiza es el dinero”. En España, ocurre, en ese sentido, lo mismo. También vive el desarrollismo. Con muchísimo respeto y cariño, habla sobre alguno de los directores que surgen después de los directores neorrealistas…, porque tanto el profesor como el guionista señalaron que el neorrealismo siempre ha sido respetado por los directores italianos posteriores y que todavía se deja sentir y ver su influencia en el séptimo arte. Por ejemplo, dio su particular visión de Antonioni, “tan preocupado por la comunicación”, Rafael Azcona cuenta, que aunque le quiere mucho, “su cine me pilla lejos”. Porque para este guionista cuando dos seres humanos se quieren comunicar, se comunican. 

A lo largo de las preguntas, siguió derrochando sabiduría. Para Azcona, el género que mejor explica o muestra la historia de España no es el esperpento o la picaresca…, es la tragicomedia.  Rafael Azcona terminó diciendo que el neorrealismo es “uno de los movimientos culturales y sociales más hermosos de los que yo tengo noticia”. El veterano guionista expresó que él cuenta y escribe sobre los demás, sobre la vida, sobre la clase media –que es con la que siempre se ha relacionada, con las altas clases, ríe, nunca ha tenido oportunidad–, sobre lo que escucha en los cafés…, que es mucho más interesante que lo que a él le ha ocurrido durante toda su existencia. Hildy salió satisfecha de no haber sido vencida por la pereza –ya se sabe que una semana de trabajo, te resta fuerzas para realizar actividades paralelas y a veces prefieres quedarte tumbada en un sofá frente a un televisor habitado por mil y una tonterías–.

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