Star system masculino de cine silente en Hollywood

No están todos los que son.

Muchas de sus obras son de difícil acceso o se perdieron para siempre.

Sus nombres iluminaron ese sistema de estudios que empezaba en Hollywood donde se dieron cuenta de la importancia de la estrella. De cómo el público iba en masa cuando se identificaba con ciertos rostros. El departamento publicitario se puso en marcha y a algunos les creaban historias de leyenda. Romances de leyenda. Vidas de leyenda. Eran como Grandes Gatsby en un mundo artificial. Algunos lo pagaron caro. Muchos no superaron la barrera del sonoro (sus rostros habían pasado de moda así como su forma de interpretación, la industria voraz aprovechó el momento para quitarse de encima algunos actores non gratos…) y otros siguieron su carrera… Algunos empezaron con el cine silente pero se consagraron en el cine hablado (uno de los casos más conocidos es el de Gary Cooper).

Cada estrella tenía su rol y era identificado por el público como rostro que ejercía un tipo de estereotipo que ganaba fuerza en cada película. Aun así alguno hubo inclasificable. Galanes, héroes del oeste, latin lovers, cómicos, aventureros…

Curiosamente los menos olvidados y de los que se guarda casi toda su obra son los actores cómicos que inventaron una manera totalmente cinematográfica de actuación. Fueron los reyes del cine silente y su manera de provocar la risa con su cuerpo no ha perdido vigencia. Contribuyeron de manera especial al lenguaje cinematográfico y al prestigio del cine como arte visual. Así sus nombres no han caído en olvido y cada x tiempo se realiza una relectura de su trabajo y contribución. Sin embargo, unos se encuentran más en el imaginario colectivo que otros. Así es difícil no identificar a Charles Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd, Harry Langdon o el malogrado Roscoe Fatty Arbuckle (quizá el más olvidado. También su hombre junto a la de Langdon es la menos difundida por estos lares). Todos sabemos quién es quién cuando vemos un bombín, un bigote, unas gigantes botas, un sombrero y unas gafas, una cara de niño inocente o de pillo orondo o el de más allá con cara de palo. Todos fueron grandes acróbatas capaces de expresar con el cuerpo lo inimaginable.

Los galanes, los rostros más bellos para los cánones del momento. Podían ser latin lovers (fue una verdadera fiebre de hombres y mujeres en los primeros años 20), los bellos sin más o los aventureros. Así recorremos metros de celuloide con los melodramas, las aventuras y desventuras de Douglas Fairbanks, Ramón Novarro, Rodolfo Valentino, John Gilbert, Francis X Bushman o el bellísimo Charles Farrell. Algunos de ellos sobrevivieron al cine sonoro aunque ya fueron estrellas en el cine silente como John Barrymore, Ronald Colman o Richard Barthelmess. Ellos eran los reyes del melodrama, del drama, del cine de aventuras, de las historias en tierras lejanas y tiempos remotos, de tristes tragedias…

Uno de los géneros más populares fueron los seriales y las películas del Oeste con sus propios mitos. Algo queda para el recuerdo de dos de sus héroes más míticos. Primero fue William S. Hart, después vino Tom Mix. Vaqueros puros y duros diestros con sus caballos y revólveres, siempre capaces de salvar a la chica de apuros tremendos.También hubo un rey del cine de terror y fantástico, el hombre de las mil caras, decían los anuncios publicitarios. Él era Lon Chaney, y es imposible olvidar su máscara mítica como fantasma de la Ópera. Otros se especializaron en encarnar el mal, el hombre más malo del mundo fue también un director maldito (que siguió actuando en el cine sonoro con su físico peculiar… fue uno de los primeros divinos calvos), Erich von Stroheim.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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