Ex machina (Ex machina, 2015) de Alex Garland

Ex Machina

En la era del Big Data… Ex machina es un cuento futurista sobre un creador (Oscar Isaac) informático, con falta de empatía con el mundo, que se sirve de ese mapa de datos e informaciones para construir Inteligencia Artificial. Y así nace Ava (Alice Vikander), con cara de ángel. Y es que Alex Garland bebe de fuentes eternas para crear un cuento moderno de ciencia ficción. Así nos encontramos con un cruce de Barba Azul y Amistades peligrosas (en vez de cartas, tenemos sesiones de encuentros), donde madame de Tourvel tiene apariencia de un joven informático (Domhnall Gleeson), inteligente y buena persona. El joven informático se encontrará entre medias de una batalla de inteligencia a tres bandas donde solo puede ganar uno. La disculpa: comprobar, pero de una manera muy especial (cara a cara), si Ava supera el test de Turing. Ese es el test por el cual se examina si una máquina exhibe un comportamiento inteligente que hace que no se distinga que es tal, es decir, que pueda pasar por un ser humano.

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Píldoras de cine (II): Ana Mariscal, directora; Gene Saks, momentos de comedia americana de los sesenta; Frankie and Johnny; Alien y El expreso de medianoche

1.- Feliz descubrimiento: Ana Mariscal, directora

Segundo López

Y sigo agradeciendo los descubrimientos que me está permitiendo Historia de nuestro cine. Llevaba años detrás de poder ver alguna película de la actriz Ana Mariscal como directora y el otro día me senté frente al televisor para disfrutar de Segundo López, aventurero urbano. Y bien empleado está el verbo disfrutar. La directora presenta un Madrid de los 50 que no se solía mostrar en años de dictadura (la imagen que se quería transmitir era una muy diferente… pero el cine no callaba, a pesar de los pesares). Sus protagonistas viven en el margen (como se mostraba en otras películas de esos años como la maravillosa Mi tío Jacinto de Ladislao Vajda o Surcos de José Antonio Nieves Conde). Así entre la melancolía, unas gotas de sonrisa y espolvoreado con un toque poético, Mariscal nos cuenta las andanzas de un hombre humilde, sin grandes ambiciones, y con afición al alcohol de Cáceres, que con el dinero de una herencia se marcha a Madrid. Allí se aventura por las calles del Madrid oculto y va siempre en compañía de su “secretario”, un niño de la calle, Chirri. Los dos viven en una habitación (y más tarde en la calle)… y su vecina de cuarto, es una joven enferma, desencantada de la vida, que reposa en la cama haciendo flores de papel y acompañada siempre de un pequeño gato. Si bien se pueden apreciar huellas del neorrealismo italiano, también Mariscal empapa su narración de peculiaridades de la tradición literaria española (no falta la picaresca, aires quijotescos, oficios de supervivencia del Madrid de posguerra, ambientes reconocibles…) y también puede verse una huella chaplinesca en sus personajes, ese Segundo y Chirri, dos sin hogar paseando de espaldas, y con mucha dignidad, con sus chisteras…

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Maratón cinéfilo para recibir con los brazos abiertos 2016: Sufragistas, Macbeth, B, La cueva y En tierra de sangre y miel

Sufragistas (Suffragette, 2015) de Sarah Gavron

sufragistas

La directora Sarah Gavron trata de exponer el movimiento sufragista a través de la historia de una lavandera trabajadora y explotada, Maud Watts (Carey Mulligan), y su despertar o conciencia como mujer con deberes pero también derechos (que durante toda su vida han brillado por su ausencia), entre ellos, el del voto, para de esta manera poder también aspirar a un cambio de su situación en el futuro. Así parte de un personaje de ficción para codearla con personajes y acontecimientos históricos verídicos que tratan de exponer la complejidad del movimiento. Y digamos que con una obra cinematográfica visualmente clásica y correcta y con una galería de actrices femeninas carismáticas (Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Anne Marie Duff…), la directora pone en marcha una introducción válida para empezar a indagar en este grupo de mujeres que lucho por conseguir el voto.

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Diccionario cinematográfico (218). Reloj

elhombremosca

Reloj: relojes de pulsera, relojes de torres, relojes de bolsillo, relojes de cuco, relojes despertador, relojes electrónico, relojes de arena, relojes de sol, relojes de péndulo… artilugios para medir el tiempo, para marcar horas, minutos, segundos… e imprescindible atrezzo que aparece en películas y a veces tiene papel protagonista, otros un momento importante o simple decoración ambiental… Repasemos algunos relojes cinematográficos imprescindibles.

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Qué difícil es ser un dios (Trydno byt bogom, 2013) de Aleksey German

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… Después de tres horas en la barbarie, en la brutalidad… entre heces, vómitos, mocos, sangre, vísceras… caminando entre barro, mierda y otras sustancias resbaladizas… Después de un viaje a través de un infierno en blanco y negro con la mirada fija en lo decadente y en lo humillante… Al final queda un paisaje nevado, un paseo tranquilo entre un padre y una hija y la música.

Hay películas que se lo ponen difícil al espectador, muy difícil. Pero te llaman. Y llaman fuerte. Una de ellas es Qué difícil es ser un dios del ruso Aleksey German. Era un proyecto soñado por su creador… y han tenido que pasar trece años hasta que ha podido verse en una sala de cine (el sueño tenía más años). Tan solo unos meses antes German, el director, falleció y fueron su hijo y su viuda quienes siguiendo los apuntes del creador terminaron su obra póstuma.

El director ruso realiza una libre adaptación de la novela de ciencia ficción del mismo título de los hermanos Arkadi y Boris Strugatsky (otros nombres a apuntar en mi lista de océanos literarios desconocidos). Estos hermanos fueron también los autores de la novela en la que se inspiró Andrei Tarkovsky para realizar Stalker en 1979. Otro realizador ruso, que como Aleksey German, tuvo dificultades para desarrollar plenamente su obra cinematográfica.

Lo que en su momento a los hermanos les sirvió como metáfora para reflejar la impotencia de los intelectuales ante un estado totalitario, se torna en más triste, cuando German ha cumplido su sueño de trasladar esta novela de 1964 al cine en pleno siglo XXI y la metáfora sigue siendo tremendamente potente. El horror sigue ahí, los ojos cerrados y la impotencia de muchos también.

¿Cómo hace viajar el director ruso al espectador al infierno? Una voz en off nos cuenta que lo que estamos viendo no es la tierra sino el planeta Arkanar que vive como si estuvieran todavía en la Edad Media y que han ido unos observadores de la tierra para ver si sucede una especie de Renacimiento…, estos observadores no pueden interferir en la vida del planeta, tienen que estar al margen, adaptarse a la vida que están observando. Uno de ellos, Don Rumata (qué voz la del actor Leonid Yarmolnik), ha sabido labrarse un pasado que prácticamente le convierte en un dios en un mundo fétido. Todo es en blanco y negro y tal como nos cuenta la historia el director ruso nos convierte en observadores. Ante la cámara, ante el objetivo, van pasando rostros. Continuamente lluvia, niebla y muchas veces no sabemos ni a lo que asistimos: barro, lodo, letrinas, pescados malolientes, animales en estado de putrefacción, hombres y mujeres ahorcados, esclavos que sufren humillaciones continuas… Todo aquel que sea sabio, que sea artista o científico o escritor o maestro es castigado, ejecutado, perseguido. Hay monjes extraños y desagradables, igual que nobles indesables, esclavos sometidos, niños harapientos… y Don Rumata entre ellos, como uno más o uno menos… Entre todos un continuo enfrentamiento. Violencia y pelea. Cada día es un infierno y para eso planos secuencias en laberintos imposibles en castillos llenos de objetos inservibles, con restos de comida o de otro tipo o callejuelas estrellas y embarradas u otros paisajes inhóspitos. No sabes dónde mirar, de pronto escuchas un diálogo y el objetivo se mueve y te das cuenta de que ha ocurrido algo horrible fuera de cámara. Fundidos en negro que muestran que la pesadilla no ha terminado. Don Rumata enloquece o envilece o estalla…, qué difícil es dios. Y nada es bonito o bello… o ¿sí? Hay que llegar al final del viaje… arrastrarse por una Edad Media pero como si a El Bosco o Brueghel el Viejo les hubieran arrebatado los colores pero no su forma de mirar…

No sé si recomendaría este viaje a alguien. Ni siquiera sé decir si me ha gustado o si lo repetiría…, lo que sí sé que aunque a veces es difícil ser espectador, si te dejas arrastrar o llevar, “lees” y sientes la última obra de German, sabes que ahí has tenido una extraña experiencia, un viaje en el que nadie más te podría haber embarcado…

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Atmósferas en David Cronenberg. La zona muerta (The dead zone, 1983)/Inseparables (Dead ringers, 1988)

De muchas películas señalamos que lo que más nos ha llamado la atención ha sido la atmósfera. Y es cierto, hay directores reyes en extrañas atmósferas. Y uno de ellos es Cronenberg que no ha perdido esa capacidad de crear universos, atmósferas inquietantes al borde de la pesadilla. Da igual que sea en película de encargo o en proyecto cinematográfico más personal, ahí está su capacidad para hipnotizar con una atmósfera que recuerda nuestras pesadillas más interiores. Y es que es en ese ambiente donde se repiten las obsesiones y reflexiones del cineasta canadiense.

La zona muerta (The dead zone, 1983)

lazonamuerta

Una película de encargo y una adaptación cinematográfica de una novela de Stephen King… pero David Cronenberg logra plasmar su peculiar universo y hace que esta película tenga su firma personal. Y es de gran ayuda contar con el rostro de un actor inquietante (Cronenberg sabe elegir muy bien a sus actores principales)…, Christopher Walken, como el protagonista, Johnny Smith. E inquietud y pesadilla es la sensación continua que devuelve esta película.

Desde que vemos a Johnny como profesor mientras lee, recita, de memoria El cuervo y además recomienda a sus alumnos la lectura de La leyenda de Sleepy Hollow hasta su extraño dolor de cabeza en la montaña rusa junto a su novia, Sarah, también maestra. Después Johnny sufre un accidente de coche y a continuación abre los ojos en una extraña clínica. Todo adquiere aire de pesadilla aunque va descubriendo hechos traumáticos: el cree que todo fue ayer y se entera de que han pasado cinco años, que su amor se ha casado y tiene un hijo (pero siente lo mismo por ella), que sus padres sobre todo su madre se ha deteriorado en la espera… y que de pronto con el contacto físico con otras personas (sobre todo a través de las manos) logra viajar al pasado o predecir el futuro más próximo o lejano.

La recuperación es lenta y los cambios y sus poderes van afectando a su forma de ser sobre todo cuando es consciente de que puede cambiar en el presente el futuro… Se convierte en su ser solitario, extraño, que tan solo se relaciona con algunos alumnos a los que da clases particulares. Sus poderes no le traen la calma sino profundos dilemas morales que le harán tomar una determinación drástica para tratar de salvar el mundo de un hombre dañino. Esta decisión es sacrificio pero para muchos no será más que un perturbado mental, pero ¿lo es?

Todo es inquietante y con aires de pesadilla. Desde la clínica donde despierta Johnny, hasta su físico según va conviviendo con su nuevo poder (le queda siempre la secuela de su cojera y esa sonrisa entre tierna, frágil y desequilibrada), pasando por las casas y los escenarios en los que transcurre la trama (el túnel donde han asesinado a una muchacha…), la pequeña localidad donde vivía que esconde un asesino en serie (o más) o algunos de los objetos que forman parte de la historia (ay, esas tijeras…). Así como los personajes que rodean la actual vida de Johnny como ese oscuro y manipulador político (Martin Sheen) con guardaespaldas.

La zona muerta ofrece continuamente zonas de incomodidad e inquietud, de pesadilla… Del universo Cronenberg

Inseparables (Dead ringers, 1988)

Inseparables

… y de nuevo Cronenberg crea inquietud desde los títulos de crédito con esas ilustraciones de instrumental clínico. Y es que esa será la obsesión de dos gemelos (representados por Jeremy Irons, otro actor de rostro especial… para el universo del director canadiense) hasta alcanzar un grado patológico. Instrumental ginecológico específico y especializado para indagar en el interior del cuerpo femenino… hasta llegar a un instrumental que da grima y miedo… para la mujer mutante. De piezas de museo de las torturas…

Así el director nos va introduciendo en una historia enfermiza entre dos hermanos con una relación tan especial y tan en equilibrio que una causa externa (una mujer, una actriz) desestabiliza y destruye a dos hombres que son uno. Así Cronenberg habla sobre la identidad del ser humano y sobre si es única e indisoluble… presentando la historia de dos hermanos que no pueden vivir el uno sin el otro (pero que uno de ellos se rebela y quiere ser individual), que cuando se rompe su equilibrio, su mundo se desmorona.

Pesadilla, inquietud, extrañeza… y una atmósfera que absorbe y envuelve: el apartamento de los gemelos, su clínica ginecológica, la deformación física (aunque esta vez sea interna) como metáfora y sobre todo su sala de operaciones (donde visten de rojo), las relaciones que establecen, los personajes secundarios que perturban más que equilibran…

Todo incomoda en Inseparables (no hay ni un respiro… ni en los recuerdos de la infancia y juventud de los gemelos) y a la vez todo arrastra a querer saber qué va a ser de ellos que van cayendo en una espiral de autodestrucción. Al final no importa tanto el elemento perturbador (la mujer con una deformación interna con la cual establecen los dos una relación muy distinta) ni su relación con ellos sino su drama, que son inseparables… para lo bueno y para lo malo. Que están encerrados en su propia cárcel, en su propia pesadilla.

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Una frase, una película. Viaje cinéfilo por el 2014 (y segunda parte)

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39. Dallas buyers club de Jean Marc Vallée

De nuevo David y Goliat o el ciudadano contra las grandes corporaciones o multinacionales o también cómo un telefilm puede trascender por dos buenos actores y buen tema de debate…

40. El futuro de Luis López Carrasco

Cine experimental… para repensar de nuevo la Transición…

41. La herida de Fernando Franco

Un rostro de una actriz capaz de mostrar furia contenida o explosiva, sufrimiento, dolor, vulnerabilidad, fragilidad, desvalimiento, dulzura, confusión…; las heridas de la mente son difíciles de curar.

42. La ladrona de libros de Brian Percival

Un best seller libro se convierte en best seller película… y además, algo que no siempre ocurre, cuenta bien una historia sobre el poder de la palabra mientras bebe del cine clásico.

43. Agosto de John Wells

Ya lo dijo Tolstoi, las familias desgraciadas, lo son cada una a su manera; a la familia Weston solo le hace falta sentarse alrededor de una mesa para afilar las lenguas… o hacer asomar las lágrimas por sus ojos…

44. Al filo del mañana de Doug Liman

Cómo hacer el día de la marmota en una película de ciencia ficción y aventuras y pasártelo divinamente… una y otra vez.

45. Viva la libertad de Roberto Andó

Desilusión…, no basta el carisma y la actuación de Toni Servillo para poner en pie una fábula política sobre el desencanto.

46. Rompenieves de Bong Joon-ho

Un tren da vueltas a la tierra sin parar y dentro van los últimos supervivientes del planeta…, cada vagón un descubrimiento, y en ese tren se repiten las divisiones, las injusticias, las rebeliones, lo peor, lo mejor, la amistad, la traición, el amor, el odio y las sumisiones; la triste historia de la humanidad.

47. Ida de Pawel Pawlikowski

Una novicia antes de ordenarse monja se entera de que es judía a través de su tía una mujer de rostro duro…, ambas tratan de asimilar sus raíces, de reencontrarse con su pasado, de recuperar identidades…, viajan por una Polonia en blanco y negro.

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48. 10.000 noches en ninguna parte de Ramón Salazar

Su protagonista sin nombre tiene los ojos como faros y sufre la metamorfosis de una mariposa gigante… se arrastra como un gusano por las calles de Madrid, encuentra un capullo protector en los toboganes y puentes de París y se encuentra como una mariposa libre pero con caducidad temprana en Berlín.

49. La vida inesperada de Jorge Torregrossa

Viaje fallido a Nueva York de dos primos españoles, cada uno a su manera perdidos; ellos son lo mejor de la función…

50. 9 meses… de condena de Albert Dupontel

El humor negro y la herencia del slapstick, la pura comedia física, dan como resultados extrañas películas de delincuentes con poco cerebro y juezas demasiado rectas que se encuentran de modo inesperado…

51. La imagen perdida de Rithy Panh

¿Cómo reflejar el horror de lo pasado y sobrevivir en el intento?, Rithy Panh emplea su voz y unas figuritas de barro estáticas para contar la historia de su familia y cómo fueron víctimas del genocidio que llevaron a cabo los jemeres rojos.

52. El pasado de Asghar Farhadi

El director iraní construye un melodrama familiar con una maravillosa puesta en escena y los silencios; revela un mapa apasionante de emociones…, un género que nunca muere.

53. Paradiso de Omar A. Razzak

¿Puede ser posible que un cine porno en el centro de Madrid, el último cine de esas características que queda abierto, se convierta en un lugar-paraíso para varias personas que pululan anónimas y solitarias por las calles?

54. Anochece en la India de Chema Rodríguez

Cómo un proyecto hecho con el corazón, muy querido, y bien interpretado naufraga en los metros de celuloide…, demasiadas dificultades para poner en pie un sueño, imágenes bellas ilustran lo que podría haber sido…, mientras anochece.

55. Enemy de Denis Villeneuve

Dualidad más inquietud e incomodidad más extrañamiento más vértigo más Saramago más Cronenberg igual a Enemy, “el caos es un orden por descifrar”.

56. Tren de noche a Lisboa de Bille August

El gusto de disfrutar de vez en cuando de una película contada como un clásico, algo así como subirse en un tranvía en Lisboa o perderse por sus callejuelas.

57. Noé de Darren Aronofsky

Cómo convertir a un hombre ‘iluminado’ con una misión sagrada en una bestia paranóica; Noé, héroe y villano…, un ser humano.

58. El gran hotel Budapest de Wes Anderson

De pronto aparece la Europa de entreguerras creada por la mente de un hombre peculiar que lee a Stefan Zweig y muestra una Europa alocada, brillante, placentera, estéticamente hermosa… pero abocada a la tristeza y a un destino trágico.

59. Ocho apellidos vascos de Emilio Martínez Lázaro

Ser políticamente correcto, moverse bien por los tópicos, contar con buenos actores cómicos, mirar la actualidad, una realización correcta y gris… y puede que se consiga un éxito…

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60. Monuments men de George Clooney

Cómo convertir una historia muy atractiva de la Segunda Guerra Mundial en un tostón…, y echar de menos un clásico como El tren de John Frankenheimer.

61. Pelo malo de Mariana Rondón

O quedarse atrapado en la mirada inocente de un niño que trata de comprender un mundo violento y convulso… y sufrir viendo cómo pierde esa mirada.

62. Emperador de Peter Webber

Bis. Cómo convertir una historia muy atractiva de la Segunda Guerra Mundial en un tostón… o cómo una película que trata de no mostrar un mundo blanco o negro, se hunde en su realización y forma de contar en una escala de aburridos grises.

63. Una vida en tres días de Jason Reitman

Lo único aceptable: cómo hacer, en familia, una deliciosa tarta de manzana…; por lo demás menos mal que son tres días…

64. Las maestras de la República de Pilar Pérez Solano

Cómo contar con un buen material, más que buenas intenciones, un discurso a recuperar, imágenes y entrevistas actractivas… y no construir un documental vivo, inolvidable.

65. Her de Spike Jonze

… Las nuevas tecnologías no terminan con la soledad del ser humano…; el amor no es tecnológico.

66. ¿Qué nos queda? de Hans-Christian Schmid

El desequilibrio mental de la madre rompe a una familia pero no es más que un espejismo; también les arrastra a la fractura y al miedo el desequilibrio del mundo; de pronto todos se ven tan enfermos mentales como la madre y viven al borde del abismo, en el extremo, frágiles.

67. Al nacer el día de Goran Paskaljevic

Los horrores de ayer y los horrores de hoy… y un viejo músico triste que trata de entender el mundo y de terminar una sinfonía inacabada: la que su padre tenía en la cabeza mientras se consumía en un campo de concentración.

68. Nebraska de Alexander Payne

Una road movie sobre personas que se niegan a perder…

69. Nymphomaniac, vol. 1 de Lars Von Triers

¿Una película pornográfica, como dice su director, o un tratado sobre las dificultades para amar o sobre el dolor que causa el amor?

70. Qué hacemos con Maisie de Scott McGehee, David Siegel

Una historia de Henry James del siglo XIX sigue teniendo fuerza en pleno siglo XXI: los ojos de una niña que ven cómo la relación entre sus padres se deteriora y cómo ella es la pieza con la que juegan a odiarse…

71. La gran estafa americana de David O. Russell

O el amor de un director hacia sus personajes aunque todos sean una pandilla de estafadores y perdedores…

72. La venus de las pieles de Roman Polanski

Cine y juego… Polanski crea una pieza cinematográfica elegante e inteligente y mete al espectador en un juego de realidad y ficción, cine y teatro, hombre y mujer, relaciones de amor o de poder…, un juego infinito de muñecas matrioskas en un único escenario.

73. El lobo de Wall Street de Martin Scorsese

Esperpéntica manera de demostrar que estamos en manos de unos payasos descerebrados en Wall Street, estremecedora, ríes con lágrimas de furia.

74. The Grandmaster de Wong Kar-Wai

Cómo contar una historia de amor imposible con ayuda de artes marciales y el tema musical de Deborah de Erasé una vez en América…, y que además sea un hermoso espectáculo de imágenes.

75. A propósito de Llewyn Davis de los hermanos Coen

O la mítica historia de un Sísifo con guitarra que se encuentra con un Ulises felino y con su deambular y su música folk arrastran una triste historia de fracasos o eternos retornos.

76. 12 años de esclavitud de Steve McQueen

O cómo perder la libertad y convertirse en esclavo es un infierno pero también una escuela de supervivencia, de cómo no perder ni la dignidad ni la esperanza ni la memoria…; en un plato de moras puede encontrarse un recuerdo.

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… Cuando la ciencia ficción trata de revelar los misterios… Intestellar (Interstellar, 2014) de Christopher Nolan/ Orígenes ( I Origins, 2014) de Mike Cahill

… surgen otros. Así tanto Nolan como Cahill nos dan sus propias explicaciones del mundo. Y aunque pretenden dar explicaciones cerradas, racionales y compactas, sus interpretaciones no responden a muchas preguntas sino que pretenden dar una única visión o respuesta. Como la mitología en tiempos antiguos, estos realizadores tratan de dar respuesta a los misterios de la vida. Qué hacemos aquí, ¿hacia dónde vamos?, ¿qué nos espera más allá de la vida?… Un realizador, Nolan, nos cuenta una mega historia espacial, con todos los medios a su alcance, en un mundo apocalíptico para hablarnos finalmente de emociones que conocemos y sentimos todos, y que precisamente esas emociones explican incluso los agujeros negros y gusano del Universo. Y Cahill, que parte del cine independiente y de menos medios (ha sido la película ganadora del festival de Sitges de este año), ofrece un espectáculo visual para representar un simple debate (con más intensidad en EEUU) entre dos corrientes, decantándose por el punto de vista más conservador.

Interstellar (Interstellar, 2014) de Christopher Nolan

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Tras el visionado de Interstellar pueden surgir tres líneas de debate: es un canto al instinto de supervivencia y la perpetuación de la especie, trata de evidenciar la no existencia de Dios o refleja el amor más allá del tiempo y del espacio. Y las tres líneas caben dentro de Interstellar que por otra parte recupera la emoción y la aventura de los viajes espaciales en el cine. Que Christopher Nolan se expande, como el Universo, en el tiempo para contar esta historia…, no entra en contradicción con su pensamiento de que el tiempo y el espacio son dos conceptos complejos y abstractos que funcionan más allá de nuestra racionalidad. Él está convencido y cierra su película como una circunferencia en 168 minutos.

Christopher Nolan sitúa a sus protagonistas en un mundo apocalíptico donde la especie humana está en peligro de extinción. Y en ese mundo apocalíptico coloca a una familia tradicional: padre viudo, su hijo y su hija pequeña y un abuelo. Durante bastante relato cinematográfico se nos presentan los fuertes lazos que unen al padre con la hija pequeña y viceversa (parte fundamental para poder cerrar la circunferencia al final de la aventura). El padre es un héroe que debe emprender un viaje espacial para salvar a la humanidad, y de paso a su familia, pero debe abandonarles sin saber si va a tener éxito en la misión o si va a poder acaso regresar al hogar, a la granja. Es como un Ulises que debe regresar a Ítaca pero en vez de añorar a Penélope es a su hija Murph a la que añora. Además teme que su hija siga sin entender su partida y su viaje. Es a la que desea abrazar al final de su viaje. Y como todo viaje-odisea hay cientos de obstáculos que tienen que ver con el tiempo, el espacio, la quinta dimensión, los agujeros negros y los gusanos, otros planetas inhóspitos, los ordenadores inteligentes o los expedicionarios científicos que quieren llegar a una meta…

Christopher Nolan nos lleva al espacio para encontrar un planeta habitable donde se pueda perpetuar la vida de los seres humanos que apenas pueden ya habitar en el planeta Tierra. Un planeta, por cierto, destruido por los propios seres humanos pero también los seres humanos son los que pueden avanzar y encontrar una solución a la inminente destrucción. ¿Podrá sin embargo acabar con el afán destructor del hombre? Y aquí aparece con fuerza la idea de Nolan: el instinto de supervivencia es capaz de mover al hombre a actos de amor sin límites de espacio y tiempo pero también incita a la violencia y a la destrucción del otro. Y entremedias permite el avance de las civilizaciones.

El director perpetra una película de ciencia ficción y aventuras con momentos íntimos para explicarnos una visión del mundo y del ser humano donde todo está atado y bien atado (pese a esa circunferencia…, puedes plantearte un montón de interrogantes en ese Universo que crea Nolan)… donde no hace falta plantear la existencia de un ser superior que dé explicaciones a todo. Christopher Nolan se nutre además de un reparto atractivo que pilota la película donde el Ulises particular es Matthew McConaughey que se deja acompañar en su odisea por Anna Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine, Matt Damon, Casey Afleck o John Lithgow.

Orígenes ( I Origins, 2014) de Mike Cahill

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Mike Cahill crea un mundo visual propio en Orígenes y es lo que más atrae de su película. Por ahí puede atrapar y arrastrar a lo que quiere representar a través de una doble historia de amor. Lo que ocurre es que bajo ese mundo frío, impregnado de modernidad y aires de new age, y con una cierta belleza, plantea un discurso muy simple que puede convencer o no al espectador. Presenta en forma de película un debate más candente en EEUU que en Europa: la visión del mundo de los evolucionistas y la de los creacionistas. Y de una forma más simple de lo que pretende, pues viste la película de elevada trascendencia, se inclina hacia los creacionistas.

Así presenta un mundo más o menos presente pero con elementos científicos que, por ejemplo, emplean el iris como elemento de identificación de los seres humanos. Así nos vamos moviendo en un mundo de ciencia ficción, claro. Y el protagonista es un científico (con rostro de Michael Pitt) que quiere demostrar la teoría de la evolución a través del estudio del ojo humano. Desde siempre ha sentido obsesión por el iris humano y tiene su colección particular a través de fotografías.

En un momento de su vida y casi a la vez se cruzarán en su existencia las dos mujeres más importantes de su historia individual: una etérea joven que conoce en una fiesta de Halloween a la que solo ve de su rostro los ojos, los cuáles por supuesto fotografía. Y una inteligente estudiante que va a ayudarle en su investigación. Una etérea y espiritual, bohemia, que invita al protagonista que vaya más allá de la puerta, que no se esconda en sus estudios científicos y exactos, que admita que hay misterios y que puede cruzar el umbral. La otra científica, exacta, compañera ideal, inteligente, seria, trabajadora… Y en esta dicotomía y en estas formas distintas de mirar y sentir la vida se mueve el joven científico. Un suceso terrible transforma su vida y siete años después será consciente de que la joven etérea tenía razón: no todo es tan exacto, se puede ir más allá del umbral. La espiritualidad existe. Y unos iris pueden repetirse… sin experimentos científicos.

Lo que es curioso es que Mike Cahill construye un personaje mucho más atractivo con la joven científica que con la muchacha etérea… aunque en el debate final, sea esta la que en teoría salga ganando. Parte de la teoría de la joven etérea la construye el director dando importancia (y una explicación) a las casualidades en su trama… Las casualidades a veces se transforman en grandes misterios de la humanidad y hablan de conexiones… que no podemos entender. Sin embargo, Cahill, sí que da un sentido a las casualidades que vive el joven científico… para que pueda cruzar el umbral. Por supuesto, es tan espiritual que la respuesta a todo lo encuentra en La India…

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Londres después de medianoche de Augusto Cruz (Seix Barral. Biblioteca breve, 2014)

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El actor Lon Chaney y el director Tod Browning fueron de esos dúos de profesionales que se unen y dejan un interesante testamento cinematográfico. Juntos rodaron diez películas. Y el éxito del dúo les hizo ir escalando puestos en Hollywood. Sin embargo, como ocurre con gran parte del cine silente…, no todas sus obras se han conservado y el dúo poco a poco cayó en el olvido. Una de sus películas arrastra el misterio y la ilusión de los coleccionistas. Una película perdida… Una historia de vampiros, Londres después de medianoche (1927) y punto de partida de la primera novela del autor mexicano Augusto Cruz. La imagen icónica de Lon Chaney en esa película sí ha pervivido: sombrero de copa, pelo largo y lacio y una dentadura imposible.

Una novela que funciona como artefacto perfectamente construido, su máxima cualidad (además de hacer disfrutar al lector en cada página) es pasar, sin que nos demos cuenta, de un relato de investigación y detectivesco absolutamente racional y con sentido a otro de tinte fantástico y onírico con gotas de irracionalidad aliñado con surrealismo. El límite entre realidad y ficción es extremadamente delgado… o casi no existe. ¿Qué es real, qué es fantástico? Las líneas son borrosas… y más en un mundo absurdo, violento y lleno de incógnitas. Pero también un mundo que deja sitio para las relaciones humanas más singulares, y por qué no, bellas. Un mundo que permite pasiones y hombres y mujeres capaces de todo por el trabajo bien hecho o por vivir hasta las últimas consecuencias una pasión. Augusto Cruz juega siempre, de manera perfecta, a esos limites de lo racional, lo real, lo fantástico, lo onírico e irracional.

La novela además de mostrar un mundo rico y un universo propio lleno de referencias a los relatos de detectives, al cine negro pero también dando un rodeo genial al cine de terror y sus orígenes mudos así como a la ciencia ficción, también deja entre sus páginas un excepcional trabajo de documentación tanto cinematográfico como histórico (a la hora de abordar a algunos personajes importantes de la trama).

Porque el escritor mexicano no deja nunca de jugar a la realidad y a la ficción incluso en sus personajes. La historia empieza con la contratación, por parte de un anciano coleccionista Forrest Ackerman (un personaje real), que arrastra ya serios problemas de memoria, de un exagente del FBI que fue hombre de confianza de J. Edgar Hoover, Mc Kenzie. Y le contrata precisamente para que encuentre un recuerdo de su infancia, la película perdida ansiada por muchos: Londres después de medianoche.

Lo que al principio parece una investigación no más compleja que otras (con la búsqueda y seguimiento de pistas y el uso de la razón para su resolución), supone para Mc Kenzie una bajada a los infiernos, un regreso a su pasado y sus miedos, atormentado, y protagonizar un viaje a lo desconocido, a lo fantástico, a lo misterioso… Un camino lleno de peligros inimaginables que le lleva hasta las profundidades de México, cerca de Tampico, hasta un escenario absolutamente surrealista (y real… hasta aquí puedo leer). Parece que esta película de vampiros arrastra una maldición y todos aquellos relacionados con ella y en su búsqueda terminan arrepintiéndose o no contándolo… pero Mc Kenzie no parará hasta solucionar el caso.

Así Augusto Cruz se mete en un relato apasionante con las fuentes que le apasionan y juega con ellas para crear una historia que atrapa. Y no solo es un genial homenaje a la historia del cine y a unos géneros determinados (y sus orígenes) sino también un viaje interior a la naturaleza humana y a nuestros miedos más profundos y un análisis de lo que supone el misterio, lo enigmático o lo nunca descubierto. Y también un estudio sobre la memoria y los recuerdos. El autor sorprende en su recreación de personajes reales como un anciano Hoover o cómo se inspira para mostrarnos a viejas divas del cine mudo. Pero también logra, con su pluma y su forma de contar alcanzar la esencia del cine que al autor le apasiona y meter a la narración detectivesca y lógica sus dosis de irracionalidad, terror y ciencia ficción. Así, durante la lectura, me vinieron a la cabeza obras cinematográficas que dinamitaban la lógica como La noche del demonio de Jacque Tourneur o por irme a unos creadores más contemporáneos, la vuelta que dan los Coen a su relato cinematográfico, El hombre que nunca estuvo allí.

La novela de Londres después de medianoche es para saborearla y disfrutarla página a página. Y después buscar todas sus referencias, sus caminos y recovecos. Delatar sus entrañas, buscar sus misterios, inmiscuirse en sus anécdotas y dilucidar cuáles son reales o ficticias y sorprendernos. Y sobre todo buenas páginas para seguir alimentando nuestra pasión hacia el cine.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Algunas películas de hoy, otras de ayer, algunas reflexiones y un plan para tardes de verano

Patricia Highsmith en el cine

lasdoscarasdeenero

Sí, a Highsmith la conozco más en la sala de cine que en la sala de la biblioteca. El cine sigue acercando su mundo literario a aquellos que todavía no nos hemos sumergido entre sus páginas: crimen, mentira y culpa. No sólo existe Ripley entre sus personajes (y el más adaptado al cine). Así ahora está en cartelera Las dos caras de enero del debutante Hossein Amini (hasta ahora siempre guionista). Una película de suspense de factura clásica y elegante que transcurre entre Grecia y Estambul. El trío protagonista logra atrapar al espectador con sus relaciones peligrosas, brillando la composición de Viggo Mortessen como Chester MacFarland, un carismático turista norteamericano de vacaciones en Grecia durante los años sesenta. Chester va acompañado de su joven esposa Colette (Kirsten Dunst). En el camino del matrimonio se cruza un joven guía norteamericano, timador y que arrastra un pasado familiar (Oscar Isaac). Un asesinato y el destino unirá a estos tres personajes en un tenso viaje… Lo que más me ha sorprendido ha sido encontrarme con ecos que me arrastraban a Extraños en un tren, sobre todo en la resolución final del caso y la relación entre Chester y el guía. Como ocurre en las novelas de Highsmith (no las he leído pero sí he indagado sobre ellas), la psicología de los personajes y las relaciones entre ellos son los motores de una trama que cada vez se va complicando más… arrastrando a los personajes al abismo y a sus infiernos interiores. Y este aspecto no se descuida en la película que cuenta con ritmo y con momentos realmente tensos.

Adiós a los príncipes azules

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Primero Brave, después Frozen (en el camino las distintas versiones de Blancanieves, incluida la de Berger)… y ahora Maléfica. El camino está abierto. Se acabaron los príncipes azules para las damiselas. La búsqueda del príncipe azul no da la felicidad y sí más de una desgracia (o sale malo o es de lo más anodino). Con Maléfica tampoco podemos creer ya en las hadas madrinas, que tienen un aspecto de señoras estúpidas o jóvenes sin cerebro. Todo es mucho más complejo y las relaciones también… pero en ellas está la solución para madurar y seguir viviendo. El príncipe azul no vale nada. Es importante buscarse una relación afectiva fuerte pero no tiene por qué ser con un príncipe que probablemente no exista, o no cumpla las expectativas (ni las damiselas las cumplan para ellos). Los lazos fuertes pueden ser entre madre e hija, entre hermanas, entre compañeros de andanzas y trabajos, entre una mujer con el corazón roto y otra a la que todavía no se lo han hecho pedazos… Ya no vale nada el beso de amor del príncipe. Ese beso no salva. Son otros afectos… La Maléfica de Angelina Jolie nos es representada con el corazón roto y como un ángel caído sin alas… Y esta encarnación del mal sufrirá una evolución inesperada junto a una bella durmiente a la que todavía no han hecho daño y a la que ella misma soltó una maldición hace años… (que no tiene vuelta atrás). ¿Cuál es la fuente de inspiración de tan pérfido personaje con pómulos incluidos? El personaje animado de la película de Walt Disney de 1959. Adiós a los príncipes azules.

Tren como metáfora

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El coreano Bong Joon-ho propone una fábula futurista y presenta un tren como metáfora de la humanidad y sus ‘equilibrios’ basados en poderes y desigualdades. Snowpiercer es un viaje-pesadilla a los distintos compartimentos de un tren muy especial. Es la adaptación que realiza el director coreano de un cómic, Le Trasperceneige, escrito por Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb. El viaje comienza en la cola de un tren (en el último vagón), donde se encuentran los sometidos, los que viven día a día con el miedo y las carencias, con la represión brutal, con el hambre y la deshumanización, bajo un férreo régimen militar. Un grupo de los sometidos, con un líder a su pesar, se rebela y quieren llegar al primer vagón donde está el poderoso, el que todo lo dirige. Este grupo irá avanzando, superando obstáculos y viendo los privilegios de ir avanzando… en un tren que nunca para. Snowpiercer cuenta cómo un experimento que trataba de acabar con el calentamiento global, termina destruyendo la vida en el planeta tierra. Los únicos supervivientes se encuentran en ese tren que nunca, nunca, nunca puede parar. Un tren con un régimen político y social que no nos es desconocido, cada avance es una reflexión y la llegada del ‘salvador a su pesar’ hasta el ‘dueño y señor’ un puñetazo… Snowpiercer no solo es visualmente potente sino que además sorprende hasta el final y su ritmo no decae ni un solo instante. Por otra parte cuenta con un reparto llamativo desde una desconocida y caricaturesca (el coreano siempre deja chispas de humor absurdo que golpea) Tilda Swinton hasta una galería inmensa de secundarios, Jamie Bell, Octavia Spencer, Johh Hurt, Ed Harris… También se encuentra el actor fetiche de Bong Joon-ho, Song Kang-ho y como ‘salvador’ complejo y carismático, Chris Evans.

Amor irracional

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¿Os imagináis una pareja más improbable que Deanna Durbin y Gene Kelly? ¿Y os imagináis que además sean pareja en una película que no es un musical? ¿Os imagináis que esa película mezcle el cine negro con el melodrama? ¿Os imagináis que sea la adaptación al cine de una novela de un escritor tremendamente cinematográfico, W. Somerset Maugham? Todas estas preguntas tienen una respuesta real: Luz en el alma de Robert Siodmak, película de 1944. Y el resultado es sorprendente. Deanna Durbin encarna (sobre todo en la escena final), como una heroína melodramática consumada, el reflejo del amor irracional. Ella es una cantante de un local nocturno que cuenta a un soldado desencantado, en varios flash backs, su relación con su esposo, un asesino. ¿Adivináis quién es ese esposo? Bingo, Gene Kelly. No hago spoiler desde el principio sabemos que es un asesino. Y Robert Siodmak logra ambientar con tintes de cine negro este melodrama familiar casi gótico donde una pobre niña se enamora de un chico con encanto que tiene un apellido aristocrático (en decadencia), pero es un chico podrido por dentro que no puede refrenar su adicción al juego y su compleja personalidad. Un chico que tiene una patológica relación con su madre y su madre con él. El personaje de la madre es de esos personajes secundarios de los que deseas una película propia, muy bien interpretado por Gale Sondergaard (una de las actrices afectadas -y bastante olvidada- por la caza de brujas). Y la pobre niña hasta el final, que es liberada de la tiranía del amor, está absolutamente enamorada de su esposo, y de su parte oscura. De fondo siempre suena Always de Irving Berlin…

El éxito de un fracaso

losproductores

¿Un cásting para elegir, sin que este lo sepa, el peor actor para representar a Hitler para una obra de teatro que se llama precisamente Primavera para Hitler? ¿Dejar todo preparado para llevar a cabo el mayor fracaso de Broadway? ¿Enriquecerse a costa de esto? Eso es lo que quieren el productor Max Bialystock (Zero Mostel) y un tímido contable que se mete en la aventura, Leo Bloom (Gene Wilder). Todo sale al revés… el espectáculo debe continuar, nunca se sabe lo que será un éxito o lo que será un auténtico fracaso… Y de eso trata la comedia musical (primero en los escenarios de Broadway y luego en la pantalla de cine) Los productores de Mel Brooks. No es mal plan para una tarde veraniega… introducirse en las aventuras absurdas de un productor gigoló de abuelas y un contable neurótico que montan una Primavera para Hitler de un autor loco y nazi con un director que lo convierte en espectáculo musical gay con un actor gay, entre hippie y macarra… Es inevitable que en algún momento se suelte una carcajada…

… Y tardes de cine en La Casa Encendida. Ciclo Fracturas (II Parte)

lapiedradelapaciencia

Y por último una proposición para tardes veraniegas en el mes de julio en un ciclo en el cual algo tengo que ver. Fracturar es romper o quebrantar con violencia algo. Vivimos un momento de fractura. Y ese quebrantamiento ha sido reflejado en el cine. Las quiebras pueden ser históricas, culturales, sociales, económicas, políticas, religiosas, emocionales, físicas… Dentro de la fractura entran diversos temas de actualidad y deja en evidencia una crisis no sólo económica sino de muchas otras áreas. Y en esa zona oscura surgen posibilidades e iniciativas de crear un mundo nuevo. La Casa Encendida presenta, durante los lunes y jueves del mes de julio, este ciclo con siete películas donde se proyectarán algunas de esas fracturas y los caminos de recuperación. Ver aquí la programación.
En esta segunda parte es como si tuviésemos en las manos un periódico virtual con todas las fracturas posibles de la historia contemporánea y cómo afecta a los seres humanos. Un periódico virtual que refleja casi un apocalipsis en cada una de sus páginas. Los conflictos que no se solucionan (conflicto palestino israelí), los que no sabemos cómo van a acabar (la crisis económica), los elementos que provocan las fracturas (guerras, lucha de poderes, religión, política, dinero, las injusticias, las diferencias), las separaciones eternas (norte-sur), las víctimas de las fracturas que tratan de sobrevivir… Y en este periódico virtual también existe una fragmentación de la mirada que se convierte en especial. La fractura en la mirada que cuenta de una manera catártica para que entendamos el presente en el que vivimos.

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