Pon un musical en tu vida. El regreso de Mary Poppins (Mary Poppins Returns, 2018) de Robert Marshall/Bohemian Rhapsody (Bohemian Rhapsody, 2018) de Bryan Singer

El regreso de Mary Poppins (Mary Poppins Returns, 2018) de Robert Marshall

El regreso de Mary Poppins

La bicicleta, un transporte muy especial en El regreso de Mary Poppins

Al final de El regreso de Mary Poppins, la institutriz protagonista se mira en un globo y vuelve a decir una frase que ya decía en la versión de 1964, que ella es “casi perfecta”. Y esta frase se puede emplear como metáfora para la secuela de Robert Marshall, que se esfuerza tanto en ser “casi perfecta”, en no defraudar a los que son amantes de la película de Walt Disney y Julie Andrews y en gustar a las nuevas generaciones, que se convierte en una película enjaulada, sin la espontaneidad y frescura de su predecesora. Pero, sí logra ser un continuo homenaje, y si uno olvida antecedentes, y recupera los ojos de un niño, puede hundirse en su encanto (recomendación: huir de la versión doblada… ¡se doblan hasta las canciones!). Robert Marshall y compañía realizan una película prácticamente paralela a la anterior en su estructura, pero deja patente que es una secuela.

Emily Blunt crea una Mary Poppins con mucho encanto, recta y exigente, pero siempre con una sonrisa que muestra a una mujer mágica que soluciona problemas, pero haciendo que cada uno de los personajes se enfrente a ellos, quizá desde otro punto de vista, buscando siempre una puerta que se abra. Las canciones y los números musicales lucen perfectos, pero en ninguno se alcanza el éxtasis o la sensación de que seguirán brillando en la posteridad. Los disfrutas mientras los ves, pero ninguno se graba en la memoria o hace que repitas una y otra vez la melodía. Es una auténtica gozada disfrutar de toda una galería de viejas glorias que siguen traspasando la pantalla: David Warner, Julie Walters, Dick Van Dyke, Angela Lansbury…, junto a dos actores maduros y muy en activo, como Meryl Streep (que no pierde oportunidad de pasárselo bien) y Colin Firth, y con una nueva hornada de intérpretes prometedores: una chispeante Emily Blunt, reina de la función, junto a Ben Whishaw y Emily Mortimer, como los crecidos hermanos Banks. Desde Broadway se rescata al actor de musicales, Lin-Manuel Miranda, como el farolero Jack, recuperando otra profesión del mundo analógico, así como hacía Van Dyke con la de deshollinador en la versión de los sesenta. Y, como no, para él y los otros faroleros será uno de los momentos más espectaculares de la película. Jack tendrá la misma función que Van Dyke en la anterior versión, ser introductor de la historia y acompañante de las aventuras de Mary Poppins con la nueva generación de niños Banks, pero para bien o para mal, su rostro y comportamiento es más anodino y menos histriónico que el de su predecesor.

La secuela de Mary Poppins, aunque sigue rememorando el pasado, habla de la gran crisis, y habla de desahucios y de los tejemanejes de los bancos, pintando una realidad reconocida por el espectador actual. Pero quizá lo que más encanto tiene es el cuidado por mostrar los objetos o lo que acompaña nuestra vida cotidiana, y llenarlos de magia. Así una cometa, un globo, una bañera, una bicicleta, las farolas o una vieja vasija serán los objetos cotidianos que construyan los momentos más brillantes de la película. La cometa como ese juego que recupera la niñez y, por tanto, a la institutriz mágica o esa bañera capaz de sumergir a los protagonistas en el mejor baño de su vidas o esa vasija desde donde los personajes reales se mezclan con animación de toda la vida en un espectacular número musical o en una película de acción y aventura emocionante… O la bicicleta como ese medio de transporte para disfrutar de la ciudad o ese globo que hace recuperar la ligereza de un niño, cuando puede ser feliz… Pero también perpetua los objetos icónicos de Mary Poppins: ese paraguas que habla, ese bolso maravilloso donde todo puede salir de él o esos zapatos que en cualquier momento alzan el vuelo…

El regreso de Mary Poppins es “casi perfecta” si recuperas tu mirada infantil, y logras eclipsar durante su metraje que existió otra película en 1964 que te hizo soñar.

Bohemian Rhapsody (Bohemian Rhapsody, 2018) de Bryan Singer

Bohemian Rhapsody

Queen, una extraña familia

Probablemente muchos que tenemos más de cuarenta recordamos que Queen estuvo en nuestros hogares, bien por gusto personal o por el de alguno de nuestros hermanos mayores o por el de un amigo, durante los años 80 y 90. Pero, sí, no hay duda, Queen estuvo presente en nuestras vidas. Sus canciones, los rostros de todos los músicos que formaban la banda y ese carisma extraño y electrizante de Freddie Mercury, con su pelo corto y su bigote… y con mucha energía en el cuerpo. Su muerte se metió en nuestras habitaciones, como ya lo hizo en su momento la de Rock Hudson, por esa enfermedad que arrasaba en aquella época, el SIDA. Muchas imágenes de Queen y aquellos tiempos nos acompañan. De vez en cuando, durante todos estos años, han vuelto por algún que otro motivo. Por ejemplo, alguna banda sonora, como la de Moulin Rouge, que recuperaba una hermosa versión de “The show must go on”. O porque YouTube nos deja volver a momentos estelares como el del concierto de Live Aid. Y es a partir de ese concierto desde donde se construye acertadamente Bohemian Rhapsody que cuenta en un enorme flashback la vida y gloria de Queen, centrándose, como no, en Freddie Mercury, para llegar al clímax final, y apoteosis total, con los más de veinte minutos que revolucionaron aquel ya mítico concierto.

Y, sí, Bohemian Rhapsody es un biopic al uso, con las licencias que siempre acompañan a este tipo de películas, con estrella atormentada de fondo. Pero no se puede negar que no solo está bien contada, además de poseer una banda sonora privilegiada, sino que denota un cariño extremo por sus personajes. De esta manera están reflejadas las relaciones entre ellos a lo largo de los años y termina interesando qué les pasa a cada uno de los personajes. Así la película logra que realmente se crea que los integrantes de Queen formaron una extraña familia, que Mercury tuvo una bonita y compleja relación con Mary Austin y que este se enfrentó a una personalidad compleja que arrastró durante su vida. Que le abrumó que siempre se quisiera airear su vida privada y su sexualidad, que se quisiera indagar en su pasado y que no fueron fáciles sus relaciones con su familia más directa (sus padres y hermana) y que arrastró problemas con las drogas. Todo se toca, pero sin regocijarse en ello. Las luces y las sombras están presentes. Y las licencias también. Lo que al final queda es una oda a la creación de las letras y de la música y a un grupo que nunca llegó a disolverse, aunque pasaron dificultades, hasta la muerte de Mercury.

Uno de los aciertos de la película de Bryan Singer, además de su ritmo narrativo, es cómo es reflejado el trabajo conjunto de un grupo carismático con unos intérpretes absolutamente entregados a la causa. Desde Rami Malek como Freddie Mercury a Gwilym Lee como Brian May, pasando por Ben Hardy como el baterista Roger Taylor, o Joseph Mazzello como John Deacon. Y las relaciones que se establecen entre ellos o las relaciones de Mercury con otros personajes como esa sombra tóxica en la que se transforma Paul Prenter, uno de sus managers, o con su amiga Mary o con su última pareja masculina. Sin olvidarse nunca del amor que sentía por sus gatos, los gatos observan a Mercury durante diversos momentos del metraje, convirtiéndose en personajes imprescindibles. Y, por supuesto, otro acierto es el clímax final, con una recreación perfecta de ese concierto electrizante, que es difícil que no haga vibrar, recordar o tener unas ganas enormes de levantarse de la butaca y ponerse a bailar y cantar… sin parar.

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21 comentarios en “Pon un musical en tu vida. El regreso de Mary Poppins (Mary Poppins Returns, 2018) de Robert Marshall/Bohemian Rhapsody (Bohemian Rhapsody, 2018) de Bryan Singer

  1. Debe de ser cierto lo del buen ritmo narrativo, porque todos los amigos y conocidos no declaradamente cinéfilos que fueron a verla disfrutaron con ella. En cambio, otros amigos criticocinéfilos la repudian, aunque no recuerdo exactamente por qué. Yo es que no soy muy de Queen… Aun pareciéndome Freddy Mercury un tipo interesante.

  2. Dios mío, querido, queridísimo crítico abúlico, dónde encajo yo, ja, ja, ja, ¿ningún amigo o conocido cinéfilo y crítico la disfrutó?¿Todos la rechazaron?¿Ninguno de los no cinéfilos no se lo pasó bien con la película o quisieron marcharse?… No estaría mal saber qué siente alguien que no sea muy de Queen, ¿salvarías la película o no?…
    A mí ya sabes que me gusta el cine y escribir críticas… y, bueno, me pareció que Bohemian Rhapsody era un biopic bien contado e irremediablemente con una buena banda sonora… y que seguía la premisa de The show must go on… Y que era una película que quería a sus personajes, los mimaba. Sí, no es original, ni redonda, ni innovadora, ni perfecta, pero está bien contada, con ritmo y con personajes desarrollados. Y con una gran secuencia clímax final que yo disfruté muchísimo. En fin, me lo pasé bien viéndola, que era lo que me apetecía.

    Beso… mientras mi gata Sally me mira preocupada porque he disfrutado en el cine con otros gatos (ay, qué celosa es)…
    Hildy

  3. «Bohemian Rhapsody» ratifica el gran poder del cine para iluminar o volver a poner en primer plano una historia real, al margen de todas las licencias que pueda permitirse. Para mí lo más importante no es la verosimilitud de una película en relación con los hechos que recrea, que ya sabemos que el cine es también espectáculo y negocio y para rigor histórico podemos consultar otras fuentes, sino que transmita en emociones la esencia de lo que quiere contarnos. A casi todas las personas de mi entorno les ha gustado mucho este homenaje a Queen. A mí no me conectó con la grandeza e intensidad del grupo, no me traspasó la epidermis su corrección cinematográfica y el tono tan superficial del conjunto del relato. Me quedo con la representación del concierto final, que no deja de ser una fotocopia de un original magnífico, y con la escena en que Rami Malek (flamante Globo de Oro 2019 por su interpretación, junto al de mejor película dramática, todo un éxito) impone como nuevo lanzamiento discográfico la canción que da título al filme, pues en esa escena sí que sentí el coraje y carisma que debió tener Freddy Mercury como líder del grupo. En cualquier caso, me alegra que haya servido para este revival de Queen.

    Querida Hildy ¡que disfrutemos de un 2019 de cine en muchos sentidos! (incluyendo algún reencuentro personal…)

    Besos de película.

  4. Ay, queridísima Ana, esa representación del concierto final… Qué ganas de levantarme de la butaca y cantar y bailar. Yo soy un poco pedorrilla, ya lo sabes, y ¡cogí tanto cariño a los personajes! Sí, lo confieso, ja, ja, ja, me lo pasé fenomenal viéndola. Y, sí, para mi tanto Rami Malek, como los demás intérpretes están fantásticos, te crees esa extraña familia.

    ¡Sí, Ana, brindemos por un 2019 de cine!¡Sí, tenemos que vernos!

    Beso de Globo de Oro
    Hildy

  5. Yo sin verla imagino que algo tendrá la película si gusta a tantos. Supongo que sabrá transmitir bien la pasión de la música de Queen, por superficial que luego pueda ser como biografía o como obra cinematográfica. No comparto mucho ese cierto snobismo de negarle atributos y virtudes a una película que triunfa entre la gente no especializada. Si llega así al público general, hay que preguntarse por qué y computarlo en el análisis, porque es curioso que la división esta entre quienes conozco ha sido prácticamente así de diferenciada. De hecho, esa falta de prejuicios que tienes hacia todo tipo de cine es una de las grandísimas virtudes de este blog y por lo que aprecio leerle y dejarme guiar por él. Es decir, que no, no necesitas encajar en ningún segmento de público porque las etiquetas de nada valen contigo, lo que es estupendísimo.
    Pero vamos, en este caso, como no la pude ver en pantalla grande y con gran sonido, que es como habrá que disfrutarla, pues creo que ya la dejaré correr…

  6. Ay, mi querida Hildy, los musicales y yo, brrr… Bueno, y Disney y yo… Más brrr… No pienso ver Mary Poppins. Ni siquiera he aguantado entera nunca la película original, la he visto de manera fragmentaria y entrecortada. Nunca de tirón, nunca la he aguantado. Así que no pienso ver esta. Nunca jamás. Ni mirada de niño ni gaitas.

    De la de Queen. Me dejó completamente frío. Dos son los argumentos que utiliza la película para semejarse en algo a la realidad: la estructura maxilofacial del protagonista y la música de lata. Aparte de eso, poco o nada, salvo el habitual compendio manipulado de supuestas vivencias (la mejor secuencia, la del productor que rechaza Bohemian Rhapsody, es un invento) para estructurar ese género tan insulso y decepcionante que es el biopic. Uno más; es decir, uno menos. Personalmente, ya estoy un poco cansado del actual negocio de la nostalgia.

    Besos

  7. Queridísimo crítico abúlico, sí, tienes razón, transmite pasión por su música.
    ¡Vivvaaaaa la vida si etiquetas!

    Beso de dimensiones gigantes
    Hildy

  8. Ja, ja, ja, ja, mi querido Alfredo, ya sabía yo que este post te iba a hacer gruñir un poquito, pero desde el cariño. Sí, Mary Poppins no es para ti, te intoxicarías de azúcar.
    ¡Yo con la de Queen tuve ganas de levantarme al final, de brincar, saltar, encender mecheros! Yo caí en las redes de este biopic. Me cachis, caigo en todos los negocios audovisuales… también en la nostalgia… Es lo que tiene ser un poco inmortal que a todas las épocas les encuentras su aquel, sombras y luces.

    Besos sin azúcar, con aparato dental
    Hildy

  9. Hildy ¿podés creer que nunca he visto Mary Poppins completa? Al menos no desde que tengo uso de razón. Tengo un recuerdo tremendamente tenue de que se haya visto en mi casa cuando yo era muy pequeña. Y recientemente (cuando comencé a mirar musicales) intenté verla y salí corriendo, dejame confesar. Así que… no creo que me acerque a esta nueva versión.-
    Sobre Rapsodia Bohemia, sin ser fanática de Queen, me gusta mucho su música, es algo que puedo disfrutar ocasionalmente sin sentirme en la necesidad de comprar un disco. Pero no sé si me tienta ver un biopic… creo que prefiero seguir con la música a secas, que bien se las arregla solita. A todo esto, una nota al pie: ¿has visto la versión de Rapsodia Bohemia de Los Muppets? Por favor no te la pierdas, está en YouTube y es para partirse de risa.-
    Ummm… supongo que debería haber sentido más entusiasmo por estas dos películas, viendo la tradición de la que forman parte pero… el domingo pasado volví a ver «Un americano en París» y «Amor sin barreras» en blu ray rabioso y en una tele bastante grande de la que me apropié por unas horas así que por estos días me siento más inclinada hacia los clásicos que hacia estas nuevas incursiones en el género.-
    Un beso grande y otro para Sally, ahora que mi Mascarita no me ve y no puede ponerse celoso porque saludo a otro minino, jaja.-
    Bet.-

  10. Mi Bet, ¡claro que me lo creo! Yo con tener el bolso de Mary Poppins me conformo. La de Bohemian Raphsody era linda y de pasárselo bien en el cine. Miraré la versión de los Muppets, he visto otra de marionetas en versión Navidad. Qué bonita Un americano en París… y lo feliz que he sido viendo una y otra vez West side story.

    Mándale un beso a Mascarita, por favor. El tuyo le ha llegado ya a Sally.
    Hildy

  11. Como una desavergonzada fanática de la Mary Poppins orginal desde edades muy tempranas, no puedo resistirme a comentar esta reseña.
    Estoy completamente de acuerdo contigo. Pero completamente. No tengo nada que objetar. Me pareció simpática, nada memorable, un buen homenaje con su buena dosis de manipulación emocional a la que me di permiso, pero sin el mismo encanto, muy acartonada. Mira, fui a verla con dos amigas y mi hermana, todas muy ‘marypoppianas’ , y concluimos entre risas que un defecto fuerte de esta película es que, a diferencia de la original, y aquí viene el gran mexicanismo en el que lo resumimos, ahora Mary Poppins sólo «tira paros». Déjame tratar de explicar. Tirar paro es ayudar a alguien en una situación específica pero generalmente poco trascendente.

    Y es que concluimos que el principal defecto que deja bastante plana a la película, es que así como en la original Mary Poppins llega a resolver una situación muy entrañable (llega esencialmente a salvar a una familia), aquí al final de cuentas parece que Mary Poppins sólo ayuda a… ¿reparar un jarrón?, ¿salvar la propiedad familiar?… Es decir, al principio de la película, parece que el rumbo será ayudar a unos niños huérfanos a volver a ser niños, y a un padre viudo a reencontrar la ilusión y la alegría, pero eso básicamente queda solucionado las primeras dos canciones, y a partir de eso el banquero se convierte en el enemigo estereotípico, todo lo demás queda desligado, y por lo tanto no hay cohesión alguna en las aventurillas que Mary Poppins propicia. Son como actos separados, simpáticos, pero que no resuelven una situación sentimental entrañable como en la original, sino que más bien terminan siendo… pues «paros», favores casi, jejeje.

    De lo demás, ya lo dijiste tú. Cuando escuché por primera vez hace un par de años que iba a existir esta película, mi primer instinto fue de furia. ¡¿Quién se atrevía a ponerle una cara a Mary Poppins que no fuera la de Julia Andrews?! Y al final del día, Emily Blunt me parece lo mejor de la película, la disfruté mucho a ella. Respecto al resto, entré sin prejuicios, lo prometo, y pasé un buen rato genuinamente. Pero no pasó demasiado de ahí.

    (Bueno, también para ser honesta, tenía zapatos grandes que llenar. Yo sí me atrevería a apuntar a Mary Poppins como mi origen personal de amor al cine.)

    Respecto a Bohemian Rhapsody. En lo personal, me parece que es una buena película, pero me parece un biopic formulático más. La disfruté mucho, que quede claro. Aunque de otra generación (no por hermanos, sino por papás), soy escucha de Queen desde pequeña, y me encanta. Y por lo tanto me encantó ver un poco de la historia detrás, especialmente de Freddy Mercury, que realmente me parece un personaje increíble. Pero creo que me quedé con hambre de algo un poco más genuino y menos distorsionado a merced del arco dramático del biopic hollywoodense. No que no se disfrute, sólo que no pude entregarme por completo a la historia que yo quería, porque no me la creí en algunos momentos. Y fuera de Rami Malek, de verdad que no me parece que se merezca premios a mejor película, pero bueno… Igual me pareció muy disfrutable y emocionante.

    Repito lo que ya dijeron, lo que me encanta de leerte es que no discriminas. Yo de verdad que aspiro a mantenerme siempre a tu ejemplo. Cinéfila anómala porque no desprecias 4 de cada 5 películas que ves. Las disfrutas por sobre lo demás.
    ¡Saludos!

  12. ¡¡¡Carmen, qué alegría!!! Cuánto tiempo sin leerte, pero qué placer de comentario. Y dejas además un tema precioso: a qué películas debemos nuestra cinefilia. Me encanta que en tu caso fuera Mary Poppins… Yo recuerdo con devoción las proyecciones de con La muerte en los talones de Hitchcock en el colegio, de West side story en un cine de verano y de La ley del silencio o La fiera de mi niña en la tele.
    Sí, tienes razón, Bohemia Raphsody entretiene, pero no deja de ser un biopic con la fórmula del artista atormentado.
    Beso gigantesco
    Hildy

  13. No creo que vea esta, aunque sea casi perfecta, como dices, pero es que la «Mary Poppins» original me parece una película más que estupenda, con una Julie Andrews tan mágica e insuperable como en «Sonrisas y lágrimas». La «Mary Poppins» original es para mí perfecta y, como dicen los anglófonos, inspiradora, e infantil solo hasta cierto punto.

    Quería también entrar aquí para recomendar un par de películas recientes que no sé si has comentado, puede que no. Por un lado, la danesa «The Guilty» (aún en cartel en Madrid), película muy audaz e intensa que dialoga cara a cara con la portentosa «Sorrow and Joy», de Nils Malmros. Y, por otro, la para mí maravillosa «La villa», de Guédiguian, que me temo que pasó bastante desapercibida por aquí… Pero que puede verse en Movistar, por ejemplo.
    Un saludo.
    Luis

  14. Querido Luis, pues claro que sí… La Mary Poppins de 1964 tiene una magia especial e inolvidable. Creo que su regreso va caer más en olvido…
    La danesa The Guilty se me ha escapado de momento, pero espero verla. Su premisa me interesa muchísimo.¡¡¡No he conseguido ver todavía Sorrow and joy!!!
    ¡De la de Guédiguian sí que que escribí y como a ti también me gustó mucho!

    ¡Gracias por las recomendaciones!

    Beso
    Hildy

  15. Mi querida Hildy; no he visto ninguna de estas dos películas. Es que ya no voy al cine. Los cines que tengo donde vivo son esas salas de los centros comerciales donde solo proyectan esa peliculillas de superhéroes (además de ese Super López ibérico) y muñequitos. La ciudad me pilla demasiado lejos. En fin, voy tirando de mi videoteca.

    El biopic o como se llame no me atrae demasiado. Este viene el de Elton John con enormes zapatones y volando sobre un piano. Con lo gordo que está ahora lo tendría difícil. Queen nunca fue de mi devoción. Por aquel entonces me gustaban mucho más Supertramp y ese álbum maravilloso titulado Desayuno en América.

    De Mary Poppins ya te conté que me gustó mucho en su momento y me regalaron la novela que leí con delectación. Ahora se ha publicado una nueva edición con la segunda parte. La Travers llegó a escribir ocho partes y la última fue en el 1988. Como yo me crié en un ambiente bastante pobre con dos hermanas y una casa de cuarenta metros cuadrados me imaginaba que si venía Mary Poppins para cuidarnos no tendría sitio donde meterse. A los diez años empecé a escribir esa historia (todavía la conservo) en un bloc con un bolígrafo Bic. Imaginé que ella tenía que entrar por la puerta de la galería porque era el único lugar posible para entrar, pero con el paraguas plegado, porque abierto le hubiese sido imposible entrar. Imaginé a Mary Poppins (con el bello rostro de Julie Andrews) mirando completamente desconcertada aquella pequeña casita que se podía meter dentro de su maleta. También imaginé que lo primero que hacía era abrir el paraguas en el interior de la casa. Al desplegarse la lona con las varillas, todo lo que había dentro, incluido nuestros padres, salían despedidos de allí. Luego ella hacía un gesto como diciendo: “Ahora sí que está todo limpio”. Ja ja ja. Y no te cuento más, mi querida Hildy.

    No sé por qué se critica tanto esta historia (hablo de la literaria), cuando es un libro que no para de reeditarse además de ser maravilloso. Para mí está a la altura de los grandes libros de la historia de la literatura, como Pinocho, El mago de Oz, Peter Pan, etc.

    Caída del cielo procedente de no se sabe dónde, Mary Poppins se introduce en la vida de una familia londinense a comienzos del siglo XX. Como su mismo nombre indica, se trata literalmente de una aparición (“she po ps – in”). Su identidad, sin embargo, resulta inclasificable. Por debajo del extraño comportamiento de la niñera subyace una lógica que enlaza con diversos motivos tradicionales que van salpicando sus peripecias de principio a fin, inspiradas en las mitologías griegas y célticas, la Biblia, los cuentos de hadas, así como en algunos textos orientales, las aventuras mágicas de la institutriz insinúan que la vida cotidiana, aparentemente banal, está impregnada de sorprendentes presencias legendarias. Para empezar, no está mal, ¿no crees?

    Besos desde los tejados.

  16. ¿Sabes que es un placer leerte, mi querido Francisco? Voy detrás del primer libro de Mary Poppins, que con tus sabias notas no hace más que apetecerme.
    Tengo una larga cola de libros: acabo de disfrutar de Una habitación propia, el ensayo de Virginia que todavía no me había leído. ¡Cuánta inteligencia y qué manera de escribir! Me estoy terminando Pastoral americana de Philip Roth, que me interesó mucho la película. Me gusta también este Roth. Y una antología maravillosa de cuentos macabros que editó hace años Bruguera (estoy leyendo unos cuentos inquietantes). Me espera un ensayo de Manuel Puig y el nuevo libro de cuentos de Lucia Berlin… Y luego Coraline y Mary Poppins. ¡Tengo mucha labor!, pero qué placer.

    Beso
    Hildy

  17. Puede que el cine musical sea mi preferido. Lo descubrí, como al cine en general, en televisión. Cuando en rtve se les ocurrió la feliz idea de empezar a subtitular las canciones en los musicales y pude entender lo que protagonistas decían, advertí que los momentos musicales no eran única y simplemente interludios para cantar y bailar, sino que formaban parte de la narración. Que era otra forma de contar la acción o de expresar los sentimientos de los personajes. Y luego estaba los placeres estéticos y formales del género. Las coreografías, el uso de la música y del sonido, la iluminación, la fotografía…Todo en el musical es estilización. Es la recreación de un universo soñado. Es la plasmación de los imaginado y no la recreación de la realidad. Y tienes que entrar en ese mundo sin prejuicios, Si no eres capaz de “suspender tu incredulidad” (una traducción del concepto anglosajón “suspension of disbelief”) te perderás la posibilidad de entrar en ese universo estético paralelo. Yo siento mucha pena (en el sentido no condescendiente del término, sino en el más sincero) por esas personas, entre ellas, algunas muy queridas, que se quedan anonadada y /o fastidiadas y/o enfurecidas cada vez que alguien canta y baila en pantalla. Rechazan una invitación a lo maravilloso.
    Por supuesto, no todos los musicales son maravillosos. Ni buenos. Ni correctos. De hechos los de Rob Marshall me parecen muy pobres y advierto la decadencia total del género en particular y del cine americano en general si a un director que demuestre ser a mi juicio, tan mediocre, no se le paran de encargar los pocos musicales que salen de Hollywood. El musical empieza siendo siempre conceptual. Y no veo yo concepto, ni ideas, ni mucho menos eso tan ambicioso y valorado de “una mirada personal” en este hombre. Su idea de rodar un número musical es recrearlo en un escenario. Copiar lo que vio en teatro. No integrarlo en la narración. Entiendo que así solventa mejor lo de la “suspensión de la incredulidad” (en un escenario se acepta mejor que la gente cante y baile) pero, a parte de parecerme una solución poco atrevida, la manera de plasmarlo tampoco me parece atractiva. Su idea de otorgarle un ritmo y una factura cinematográficos es fragmentarlo infinitamente en la sala de montaje. Como resultado tenemos esos números musicales con 200 planos por minuto, donde te es imposible fijar la vista en nada.
    No me interesa esta Mary Poppins que además percibo fuera de época.

  18. Si he visto “Bohemian Rhapsody”. La disfruté mientras la vi pero apenas la recuerdo. Agradezco la interpretación entregadísima de Rami Malek. Pero no deja de ser un “biopic” tradicional. Con ascenso, éxito, caída y recuperación. Como los que ha hecho Hollywood desde los inicios del sonoro. Un Hollywood que tiene debilidad por las vidas de los músicos, que (se cree) suelen tener trayectorias vitales poco convencionales, pródigas en amores y pasiones. Personificaciones del artista atormentado… O así reza el tópico. Y de paso se trufa la película de música ya conocida por el espectador.
    La lista de estos “biopics” musicales es larguísima y van desde los compositores clásicos, pasando por los compositores de musicales, las figuras del jazz y las estrellas del pop y el rock.
    Creo que la película ha tenido tanto éxito porque se basa en esa estructura narrativa tan clásica y por tanto reconocible y cómoda para el espectador. Además la película se ambienta en los 70 y los 80… Y ¡ay! Ahí tenemos esa década adorada por todos aquellos que fueron niños, adolescentes o jóvenes en ella. Todo lo que sea “ochentero” o sea un homenaje a los 80 va a ser un éxito. A mi ya me tiene hasta el gorro tanto “revival” ochentero. Creo que gran parte de la música y del cine de esa década han quedado muy desfasados (Solo hace falta que se vean algunas actuaciones del “Live Aid”. Los “modernos” de los 80 no aguantan el paso del tiempo)
    Curiosamente la película no juega demasiado la baza coyuntural o documental pero la música de Queen, con su vocación de crear himnos, con su exceso, pueden hasta parecer deslumbrantes en esto tiempos tan anodinos. El propio Mercury es un personaje “bigger than life”. Y en este momento de exaltación y vindicación de lo LGTBI es un personaje muy reivindicable (aunque él nunca quiso explicitar su orientación sexual…Que por otra parte era más que evidente)
    Creo que estos son algunos de los elementos del éxito mundial de la película. No me parece ni mucho menos una obra maestra, y como gran parte de la música de la época, no sé si aguantará el paso del tiempo una vez pasado el “souflé” del éxito. Pero me parece que es un film que da lo que promete. Sin falsa pretensiones y desde luego preferible a la otra propuesta musical de la temporada, esa engolada oda al narcisismo de Bradley Copper, llamada “Ha nacido una estrella”.

  19. Queridísima Lilapop, qué placer es leerte siempre. Y cómo iba afirmando con la cabeza según iba leyendo tus líneas. Dices cosas muy sabias.
    También amo el cine musical. ¿Cuáles son tus películas de cine musical favoritas? Yo adoro muchas del cine clásico, pero me chifla Bob Fosse (ay, Cabaret y Empieza el espectáculo). Sin embargo, el otro día disfruté de lo lindo con La bella de Moscú, esa vuelta a Ninotchka, pero con Cyd Charisse y Fred Astaire. Y entonces recordé otra película de ellos dos que me fascina Melodías de Broadway 1955. Y volviendo a Fosse ¿conoces el musical The Pajama Game? Fue uno de mis últimos descubrimientos del musical clásico, y es una gozada. Ahí Fosse trabaja como coreógrafo. Qué buen cine musical. Me encanta descubrir nuevas películas de cine musical… ¡y que todavía se atrevan a seguir realizando alguno!
    Y, sí, tienes razón, Rob Marshall arriesga poco, pero tiene momentos bellos y aislados en sus musicales. Precisamente en el que más arriesgó fue en el que pinchó, pero yo lo rescato: NINE. Mira, pese a mi amor por las diversas versiones de Ha nacido una estrella, la elegancia del cine musical de Cukor en Ha nacido una estrella no tiene nada que ver con la de Bradley Cooper, aunque reconozco que disfruté de la película.
    ¿Sabes que película me gusta sobre una extraña del rock…? La Rosa, con una Bette Midler… brillante.

    Beso y ya me contarás tus pasiones con el cine musical
    Hildy

  20. Hola Hildy. No creo que pudiera escoger un único musical porque tengo decenas pero “Cantando bajo la lluvia”, ese inteligentísimo y brillante compendio de todo el musical que se había hecho antes pero con mirada moderna y voluntad de hacer avanzar el género, sigue pareciéndome infalible e incontestable.
    ¡Qué bueno que menciones “Melodías de Broadway” y “All that jazz”! Ambas películas, aparte de apasionarme, formaron parte de un ciclo mítico de TVE que vi cuando era pequeña (algo que sí encuentro a faltar de los 80 son los ciclos buenísimos que se emitían por televisión. Ahora tanto canal y tanto cine mediocre…) y que me aficionó para siempre al género. En ese ciclo también se vio “Invitación a la danza”, “Camelot”, “El valle del arco iris”, “Dinero caído del cielo”, “Gipsy, la reina del vaudeville” incluso “Fiebre del sábado noche” y una película de culto de los 80 como “Flashdance”. Y esa delicia de Richard Quine “Mi hermana Elena” (¿por qué le tradujeron el nombre a Eileen?) donde Bob Fose baila junto a Tommy Rall, uno de los mejores duetos de baile masculinos que he visto en cine.
    No comparto tu entusiasmo por “The pajama game” ¡Con cuántas ganas lo vi y cómo me decepcionó! Creo que parte de la decepción viene dada por el actor protagonista. Uno de esos actores que resultan nulos para el cine. Absolutamente anodino en pantalla. No volvió a hacer más películas y se entiende…Intuyo que al Lin Manuel Miranda de la nueva Mary Poppins le debe pasar algo parecido. Son de esos intérpretes a los que la cámara no es que no los quiera. Es que ni los ve…
    De Bob Fosse te recomiendo “Tres chicas con suerte” un musical menor, con un argumento muy típico del género (escoger a una chica para un espectáculo) pero con uno números musicales estupendos. Destaco uno en unas azoteas protagonizado por el matrimonio Gower y Marge Champion y otro onírico lleno de globos, confeti, toboganes y montaje hacia atrás ejecutado por Debbie Reynolds y Bob Fosse, que además lo coreografió. La dirección es de Stanley Donen.
    Tengo un recuerdo lejano y breve de “La rosa” (una de esas pelis en las que mis padres me enviaron a dormir) pero recuerdo una interpretación esforzadísima de la casi siempre insoportable Bette Midler, como esa sosias de Janis Joplin. A ver cuándo la recupero.
    Y coincido contigo que “Nine” es lo que más me gusta de lo que ha hecho Rob Marshsall.
    Un abrazo Hildy y ¡larga vida al musical!

  21. ¡Sí, es maravilloso ese baile en las azoteas de Tres chicas con suerte, querida Lilapop! Aunque no coincidimos con The pajama games (sí te doy la razón con el protagonista masculino), sí nos entusiasma a las dos, no puede ser de otra manera, Cantando bajo la lluvia. Y has nombrado otro musical que recuerdo con mucho cariño, Camelot. ¡Es cierto, qué ciclos de cine más buenos emitían en televisión y cuántas buenas películas nos hicieron descubrir! Para mí es un arte precioso programar bien, ¡es tan bonito!
    Beso enorme
    Hildy

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