Roald Dahl y el cine

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He disfrutado muchísimo estas semanas con la lectura de Relatos de lo inesperado (colección Compactos. Editorial Anagrama, 2012) de Roald Dahl. Y he recordado cómo muchos de ellos aparecieron en la famosa serie Alfred Hitchcock presenta (las temporadas de los años cincuenta). Y no me extraña puesto que el suspense, el humor negro y la sensibilidad irónica de Dahl coinciden bastante con el espíritu del orondo director. Así he recordado El hombre del sur, que me viene a la memoria como la de los dedos, la apuesta descabellada y el mechero. Los protagonista fueron Steve Mcqueen y Peter Lorre. En aquella mítica serie también apareció otra adaptación de un relato de este libro, Cordero asado. Y su protagonista sería Barbara Bel Geddes como una ama de casa con un serio problema… para ocultar el arma homicida con la que ha asesinado en un arrebato a su esposo. Otro relato buenísimo también conoció su episodio, La señora Bixby y el abrigo del coronel. Una infidelidad de años, un regalo de despedida del amante: un valioso abrigo de visón, las argucias de una dama para que su marido no sospeche… Otro tremendo relato con su episodio correspondiente sería Apuestas (el capítulo se tituló Un chapuzón en el mar), de nuevo una apuesta pero en un barco, un hombre dispuesto a todo por no perder, una conversación con una mujer en la cubierta del barco… y un final inesperado. Pero son bastantes más los relatos que conforman el libro y que te mantienen en vilo entre sus líneas.

Roald Dahl también realizó sus pinitos como guionista (dicen que lo hizo únicamente por una cuestión económica) y llama la atención saber que fue el guionista de una de las películas del agente 007, Sólo se vive dos veces. Y también de una película infantil con Dick Van Dyke. A veces me veo tarareando… Chitty, Chitty Bang Bang. Curiosamente estas dos obras tan dispares tienen otro nombre en común: Ian Fleming (como autor original de estas historias).

Si seguimos buscando huellas cinematográficas del universo de Dahl, descubrimos que sus relatos infantiles han sido adaptados en distintas películas. Así son recordadas las dos versiones de Charlie y la fábrica de chocolate. De la primera recuerdo a Gene Wilder (no he vuelto a verla pero siempre me viene la escena de un ascensor que salía disparado hasta el cielo –que no llegaba a ningún piso, no paraba–… algo que siempre me obsesionó bastante) y de la segunda cómo no logré disfrutarla por la aparición machacona de los Oompa Loompa (interpretados por un mismo actor) que me dieron la película. Wes Anderson también ha caído bajo su influjo en su única película de animación, Fantástico Mr Fox. Y una de las películas por las que Anderson empezó a atraparme. Por último dos de sus relatos infantiles en el cine que aún no he podido ver. Siguiendo con la animación nos encontramos con James y el melocotón gigante de Henry Selik. Otro famoso relato del autor fue llevado a la pantalla por Danny DeVito, Matilda.

Pero aquí no acaban sus relaciones con el cine. El escritor estuvo durante treinta años casado (hasta su fallecimiento) con la actriz Patricia Neal…

Relatos de los inesperado es una gran lectura para el verano.

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Marnie, la ladrona (Marnie, 1964) de Alfred Hitchcock

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En más de una ocasión he escrito que me gusta muchísimo ver los trailers de las películas. Disfruto mucho. Y el de Marnie, la ladrona no es una excepción. Nos encontramos con Alfred presentando la película… y dos palabras son las que articulan la pieza: sexo y thriller. Termina con un montón de preguntas: ¿Qué es Marnie? ¿Una película de suspense, una historia de amor, una investigación, la historia de una ladrona…?

A sexo y thriller añadimos la palabra psicoanálisis. Pero Marnie, la ladrona es mucho más. Una película catártica y obsesiva. Enfermiza y extraña. Oscura. Hitchcock como siempre cuida las formas. Y con una sucesión de inverosimilitudes maravillosas crea una atmósfera de pesadilla que acompaña a su retorcida protagonista (no menos que todos los personajes que la rodean). Como siempre deja escenas maestras tanto de suspense como de una sensualidad extrema.

Marnie en el momento de su estreno fue un fracaso de público y crítica. Ya se sabe el amor del maestro del suspense a rodar lo más posible en estudio y no sólo eso sino emplear distintos trucajes técnicos que en ese momento no encandilaron al público ansioso de un nuevo cine que no tardaría en aparecer. Marnie es un artefacto ‘precioso’ de estudio…, un artefacto visual. Puro cine. Pero en el momento de su estreno fue visto como artificioso, falso y poco creíble… Yo hacía tiempo que no veía Marnie y sin embargo tenía muchas ganas de volver a visitarla. Recuerdo que en su momento (¡esas sesiones dobles!) me gustó mucho aunque he de reconocer que nunca se ha encontrado entre mis favoritas pero sí sentía una atracción por ella. Ahora al verla de nuevo, la he disfrutado bastante más. Marnie manifiesta el universo hitchcockiano en todo su esplendor.

Quizá uno de los motivos por los que en su momento (y también ahora) no gozó de la ‘simpatía’ del público es debido a que precisamente ningún personaje es simpático y es difícil sentir empatía por alguno de ellos. Todos son imperfectos, como somos todos los seres humanos. Y además las fobias y obsesiones del director son plasmadas sin pudor. De fondo, por supuesto, la banda sonora de su músico de cabecera, Bernard Herrmann, en la que sería su última colaboración con Hitchcock.

Sin embargo… no podía faltar. Hitchcock filma uno de sus hermosísimos besos… esta vez cargado de sensualidad y electricidad. En un primerísimo plano tan solo vemos la boca de Sean Connery que va recorriendo el rostro de una asustada y hierática Tippi Hedren hasta llegar a su boca y fundirse en un beso…

Paralelismos hitchcockianos

Si me dijeran que buscara un paralelismo, me remontaría a Recuerda. Ahí nos encontrábamos con un atormentado Gregory Peck y una psicoanalista hermosa, Ingrid Bergman. La estructura y el paralelismo de la película son similares. Pero en aquella había menos oscuridad y más afinidad por los personajes protagonistas. Sin embargo el fondo de la historia, los miedos, las obsesiones, los sueños, el psicoanálisis… están también presentes. Hitchcock con el paso de los años se vuelve más oscuro, desencantado y retorcido, menos romántico y más sexual. Los personajes encarnados por Sean y Tippi son mucho más retorcidos y complejos que los de Gregory e Ingrid. No es mala idea proponer esta sesión doble.

También hay una fuerte presencia de un personaje crucial: la madre (Louise Latham). Qué buen y complejo ensayo se podría elaborar sobre las madres en las películas de Hitchcock. Desde el primer momento nos damos cuenta de la relación compleja e insana que mantienen madre e hija. Y todos intuimos que es desde ese ‘accidente’ siempre nombrado.

Como Marion Crane (Janet Leigh), Marnie es una ladrona. Y roba una cantidad elevada de dinero de la oficina donde trabaja. Si Crane lo hacía para labrarse una vida mejor junto al amado… y se arrepentía de su robo (tenía mala conciencia del acto realizado). Para Marnie el robo es una necesidad, roba patológicamente. Y si a Grace Kelly le atraía enormemente en ese divertimento que es Atrapa un ladrón que Cary Grant fuese un ladrón de guante blanco. Al millonario interpretado por Sean Connery le atrae mucho que Marnie sea una ladrona… Mientras en Atrapa un ladrón todo forma parte de un divertido juego de seducción, en Marnie se transforma en un juego oscuro. En una especie de caza salvaje donde la mujer depredadora es atrapada en una jaula por el seductor sin escrúpulos. Y de esa extraña mezcla…, surge una extraña historia de amor.

En un interesante documental que contiene el blu ray, El problema con Marnie, explican que tanto en la novela en la que se inspira como en el primer borrador (el que en un principio iba a interpretar Grace Kelly en ansiado regreso al cine —que nunca se produjo—), se articulaba el conflicto de Marnie a través de un triángulo amoroso como en Encadenados. Pero en el resultado final el rival de Connery quedó eliminado y sustituido por una joven cuñada malévola (que rivaliza con Tippi).

Y los paralelismos siguen siendo evidentes. Como un matrimonio entre dos personas de distintas clases sociales y como no mansión con personalidad propia… En este caso volamos hacia Rebeca o la más desconocida Atormentada. Por continuar con el juego, la rubia hierática llevada al extremo más absoluto. Marnie no sólo es ladrona, mentirosa, fría y manipuladora sino que tiene un odio intenso hacia los hombres. No puede mantener relaciones sexuales y no soporta que la toquen. Así una de sus escenas más oscuras es cuando el millonario en su extraña luna de miel… fuerza a una aterrorizada y paralizada Marnie a mantener relaciones sexuales. Y la maravillosa presentación de una Marnie morena (y sus continuas transformaciones y cambios de personalidad) puede ser una continuación del triste personaje de Kim Novak en Vértigo, esa morena vulgar que se convierte —por dinero— en una elegante y rubia sofisticada con impulsos suicidas (como la propia Marnie).

Formas hitchcockianas

Pero además si por algo ‘enamora’ Marnie la ladrona es, como siempre, por la manera y forma que tenía Hitchcock de rodar. A la escena del beso, con tormenta de por medio y protagonista aterrorizada, podemos señalar varios momentos magistrales. Si se le llama el maestro del suspense, es porque conseguía momentos geniales en cada una de sus películas. En este caso, el robo de Marnie a la empresa del millonario enamorado. Primero ésta se oculta en el cuarto de baño, después la oficina está absolutamente solitaria y lleva a cabo su plan. Mientras vemos como deja la puerta abierta y está abriendo la caja fuerte, observamos como desde el fondo del pasillo aparece la mujer de la limpieza. No hay diálogo durante los minutos que dura la escena… pero la tensión y el suspense está servido… Es también de señalar la importancia que da el maestro del suspense a determinados objetos que van a ser protagonistas de una escena y van a provocar tensión: como una llave o un zapato.

El ambiente de pesadilla y oscuridad, de inestabilidad de la protagonista, es magistral a lo largo de toda la película. En sus pesadillas, sus miedos a las tormentas y al color rojo. Su terror al sexo… Hasta el momento clímax del flash back (recreado como si fuera una pesadilla) que cuenta Marnie con esa voz de niña de una mujer al borde de la locura donde con toda su crudeza y violencia conocemos el origen del miedo de Marnie al color rojo, su terror a las tormentas y su odio hacia los hombres así como la extraña relación con su madre…

Y por último otro momento catártico es esa cacería y esa Marnie desbocada y aterrorizada montando a galope su caballo con el que va saltando obstáculos hasta un peligroso muro final (que además somos conscientes del artificio pero no podemos evitar de nuevo la tensión y la emoción…, en su mayoría fue rodado en estudio y con transparencias)… que lleva al límite al personaje.

Marnie, la ladrona es una película oscura pero puramente cinematográfica que muestra a un Hitchcock obsesivo capaz de levantar una enfermiza historia de amor.

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Diccionario cinematográfico (209)

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Fotografías: … las fotografías como elemento fundamental de la trama o como detalle importante de una historia cinematográfica. Si hace poco recordábamos en Banderas de nuestros padres lo que significó la fotografía que se realizó en la batalla de Iwo Jima donde unos soldados izaban la bandera norteamericana, ahora he visto hace poco el efecto que provoca en un viejo profesor de música la fotografía que encuentra en una caja que le entregan en un museo judío.La fotografía le cambia la vida. Cambia su historia e identidad. Le informan de que han encontrado esa caja durante las obras de unas cañerías en el antiguo recinto ferial de Belgrado (que albergó uno de los primeros campos de exterminio) y que no hay duda de que él es el dueño. La fotografía muestra a un matrimonio joven con un bebé… y una historia oculta donde él es protagonista. Así arranca la nueva película del director serbio Goran Paskaljevic, Al nacer el día.

Precisamente me viene a la cabeza La caja de música donde las fotografías serán fundamentales para la resolución de la trama en una escena escalofriante. Esta película de Costa-Gravas cuenta la historia de un inmigrante húngaro afincado en EEUU que es acusado de ser un criminal de guerra nazi y es defendido por su hija, una prestigiosa abogada.

También una fotografía desencadena el conflicto de Perro malo, la película venezolana que se alzó con la Concha de oro en el festival de San Sebastián y que se estrena esta semana. Junior es un niño que tiene una ilusión: aparecer en la fotografía del colegio con el pelo liso y vestido de cantante de éxito.

Clint Eastwood hace que en su película más romántica unos hijos ya maduros a los que se les acaba de morir su madre encuentren entre sus pertenencias unas fotografías que nunca habían visto donde está especialmente hermosa junto a unos diarios. Ahí en esas imágenes ya se desvela una historia de amor. Estoy hablando de Los puentes de Madison.

… Fundamental será para los espectadores el encuentro por parte de la asustada Nicole Kidman de una fotografía en Los otros de Alejandro Amenabar. Una historia de fantasmas que nos deja helados cuando una imagen desvela horribles secretos.

Antonioni en Blow up cuenta como una serie de fotografías ‘inocentes’ tomadas en un parque pueden desvelar un asesinato… Y el protagonista de Memento trata de atrapar su frágil memoria a través de fotografías polaroid, que a veces le confunden aún más. Hace poco también escribía sobre Ascensor para el cadalso donde un carrete y el revelado de las fotografías eran fundamentales para atrapar a los protagonistas de destino trágico. También son fundamentales en Blade Runner donde tener un pasado supone tener fotografías, y donde Harrison Ford se sirve de ellas (y de ampliar detalles) para avanzar en su búsqueda de replicantes. También las fotografías son útiles para la resolución de otro asesinato en Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres. Una fotografía que en un principio parece que no desvela nada, que no es importante, se convierte en pieza clave.

También es una fotografía la que nos queda de los monjes de un monasterio del Magreb momentos antes de ser asesinados. Y esa fotografía se plasma en la maravillosa De dioses y hombres de Xavier Beauvois. Una fotografía cuenta una historia.

Las fotografías sirven para recordar a los ausentes, para pillar in franganti o sobornar a los infieles o a los que ocultan algún secreto que no quieren que sea desvelado. Las fotografías del hermano ausente que rompen a los que se han quedado en Gente corriente. Las películas de misterio, de intrigas políticas y de espías… que se sirven de las fotografías para que la trama avance como por ejemplo Acción ejecutiva sobre el asesinato de Kennedy y la manipulación de algunas imágenes.

… las fotografías ponen en alerta a un joven adolescente de que está cambiando el presente de su familia con su ‘viaje’ al pasado y eso no es nada bueno en Regreso al futuro. Lo está alterando de tal manera que puede peligrar su existencia…, su imagen se va desvaneciendo. O sirven para contar de otra manera la historia, que se lo digan a Forrest Gump que aparece como intruso en fotografías de varios acontecimientos históricos.

Las fotografías también construyen una vida en común y reflejan el paso del tiempo, reflejan también una personalidad. Así conocemos mejor a los protagonistas de las historias según las fotografías que tengan colgadas en sus paredes o puestas en sus despachos. O las fotografías que llevan en sus carteras y que enseñan continuamente. Así como las que se llevan a viajes lejanos, en maletas o bien escondidas… Uno de los ejemplos más hermosos nos lo proporciona una cinta de animación Up donde a través de un álbum de fotografías construimos la historia feliz de un anciano matrimonio.

Y el máximo alarde es contar una película a base de fotografías y así se hizo en La jetée de Chris Marker y su bella historia de amor futurista…

… La melancolía y las ganas de recordar nos puede y guardamos fotografías en los ordenadores, móviles y álbumes pues atrapamos momentos, instantes. Os dejo, voy a por mi caja de fotografías… a recordar mi propia película de imágenes congeladas, atrapa espíritus…

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Ascensor para el cadalso (Ascenseur pour l’echafaud, 1957) de Louis Malle

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Si vemos la primera obra cinematográfica de ficción de Louis Malle (Ascensor para el cadalso) y la última (Tío Vania en la calle 42) descubrimos a un realizador muy especial con una mirada a tener en cuenta. En su primera ficción, que llevó a cabo con 25 años, adaptaba una novela negra y dejaba su firma. Jugaba con el lenguaje cinematográfico, con sus actores, con las fotografías y empleaba una ya mítica banda sonora para ‘contar’ el interior de un personaje. Así dejaba puro cine negro de autor donde el fatalismo acompañaba a dos parejas muy distintas. No faltaba nada: suspense, tensión, destino trágico para las parejas de amantes, policías, testigos… ambientes ambiguos… Y sin embargo era una película absolutamente personal. Y en su última obra, con 62 años, adaptaba una obra de teatro rusa, Tío Vania, y dejaba una obra cinematográfica brillante y experimental donde asistiamos a un ensayo en un viejo y decadente escenario. Dejaba también su mirada y su firma. Entremedias una hilera de películas que ilustraba la pérdida de la inocencia o la hipocresía de la burguesía sin dejar de experimentar con la narración cinematográfica. Entre Francia y Estados Unidos fue construyendo su mirada. Todavía me queda por descubrir filmografía… pero sé cómo empieza y cómo termina.

Podríamos resumir Ascensor para el cadalso con una llamada telefónica de dos amantes, un crimen perfecto, un descuido, el robo de un coche por unos jóvenes inconscientes, un paseo nocturno con voz en off de fondo (y una melodía), un hombre encerrado en un ascensor con un mechero y una navaja, un doble asesinato en un motel, un suicido fallido, una acusación, una posibilidad de salvación y el revelado de unas fotos…

Con todos estos ingredientes se construye una historia apasionante que transcurre en menos de un fin de semana. El azar  juguetea de tal manera que desde el principio sabemos que la fatalidad está presente. Ya nos avisa el título. Por una parte los dos amantes que planean la muerte del marido poderoso… Una muerte que les dará a ambos la felicidad y la posibilidad de amarse sin preocupaciones. Una premisa fundamental para que arranque una buena película de cine negro. Por otra dos jóvenes despreocupados e inconscientes, locos, con  muy mala suerte. La vida de ambas parejas se cruzará para depararles unos cambios inesperados.

Los amantes que iban a encontrarse no pueden por una cadena de infortunios… ya lo presagia un pequeño gato negro que presencia el asesinato. Él encerrado en un ascensor y tratando de no perder la calma… Ella angustiada sin saber qué es del amado inicia una búsqueda nocturna por locales y por las calles. Llueve, no deja de pensar, no quiere perder la cabeza, piensa en la traición al ver pasar su coche y a una joven florista dentro… Pero no obstante sigue buscando. El fatalismo es evidente desde que nos presentan sus grandes rostros en primer plano hablando por teléfono…

Los jóvenes, ella una humilde florista y él un delincuente juvenil, van dando tumbos y viviendo rápido el momento, no piensan… primero roban el coche y después se lanzan a la autopista. Y también todo se enreda. Son como esos amantes de la noche que nada les sale bien y van de la mano al abismo.

Y a estos personajes les sigue la cámara de Malle que hace angustioso y hermoso a la vez un paseo nocturno en una noche de lluvia, que planifica perfectamente un crimen perfecto y otro que no lo es. Que regala un suicidio fallido con disco de vinilo que no deja de sonar. O plasma un interrogatorio de la policía con un hombre que solo quiere dormir… en un cuarto oscuro tenuamente iluminado. O nos deja un hermoso final trágico sobre la fragilidad de la vida y el amor (y un azar que proporciona un destino fatal) con unas fotos que se revelan en una cubeta…

Ah, se me olvidaba. La música de fondo es  de Miles Davis. Y la amante que pasea por las calles o habla por teléfono tiene el rostro de Jeanne Moreau… y ama fatalmente a Maurice Ronet…

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Dos clásicos y un moderno

Noble gesta (L’onorevole Angelina, 1947) de Luigi Zampa

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… los indignados han existido (hemos existido) siempre y también han sido reflejados por el cine. Así tras la Segunda Guerra Mundial y en pleno neorrealismo para analizar y reflejar la época (que influenció todo el cine italiano del momento) no eran fáciles las cosas en Italia. De tal manera que no queda lejos de la situación actual, lo que cuenta Noble gesta: unos vecinos hartos de las injusticias urbanísticas, sociales y políticas que se levantan y revolucionan para conseguir sus derechos… capitaneados por Angelina (como siempre, una maravillosa Ana Magnani), una mujer de la barriada de familia numerosa harta ya de no llegar a final de mes y de romperse la cabeza cada día para poder alimentar a sus hijos. Así la película ilustra el recorrido de esta mujer, casada con un pobre suboficial de policía, que pasa de ser una más a convertirse en líder de las protestas. Vivirá un ascenso y una caída en picado donde todos le retiran la palabra hasta volver a resurgir. Angelina es una mujer del pueblo con conciencia que lucha por mejorar su situación. La convierten en líder por lo bien que protesta e incluso llega a idear un partido político pero ella misma se da cuenta de que esa tarea ya le queda grande. También sufrirá la manipulación de los poderosos y la retirada de confianza de los que la siguieron… hasta que vuelve de nuevo a restablecerse su popularidad. Finalmente se quedará junto a su familia… renuncia a la política pero no a la lucha diaria y a la indignación continua (crítica y necesaria)… Luigi Zampa dirige con solvencia este largometraje de indignados con aires neorrealistas.

 ¿Qué fue de Baby Jane? (What ever happened to Baby Jane, 1962) de Robert Aldrich

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Mucho se ha escrito sobre Baby Jane y es que esta película de culto del interesante realizador Robert Aldrich mantiene su magnetismo aunque vaya pasando el tiempo. Además también inauguró un género, el grand guignol, que sigue teniendo tradición en el actual cine americano (podemos perseguir sus huellas en Killer Joe, Stoker o El consejero).

Son muchos los alicientes para inmiscuirse en esta historia. Por una parte ese clima de suspense y misterio claustrofóbico. Sus personajes oscuros hasta resultar desagradables. No se salva ni uno (ni siquiera las plácidas y ‘pesadas’ vecinitas de al lado, madre e hija, hasta el siniestro pianista y su desagradable madre). La visión de la fama y el éxito efímero seguido de una larga decadencia, el cine dentro del cine. El ocaso del vodévil ante el nuevo arte, el cine (el espectáculo de Baby Jane en los escenarios de teatro y el posterior éxito en el cine de su hermana). Las enfermizas relaciones familiares (entre las hermanas, entre el pianista y su madre…). La locura, el alcoholismo, la decadencia, la dependencia emocional…

Pero sobre todo se sigue sustentando esta película por las increíbles interpretaciones de sus dos protagonistas: dos grandes divas del cine. Bette Davis y Joan Crawford se unen para ser las decrépitas hermanas Hudson. No fue un rodaje fácil, la lucha de egos de las actrices benefició el resultado de la película pero convirtió el proceso en una pesadilla. Jane Hudson-Davis y Blanche Hudson-Crawford se apoderan de sus personajes y la película y dejan dos interpretaciones memorables. Inolvidable la actuación de una anciana Jane cantando una canción a su padre o la angustia de una mujer en silla de ruedas encerrada cruelmente…

Vidas contadas (Thirteen Conversations About One Thing, 2002) de Jill Sprecher

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Desde un Robert Altman en Vidas cruzadas, pasando por González Iñárritu, Guillermo Arriaga, Paul Thomas Anderson, Rodrigo García… las películas de vidas cruzadas se han convertido casi en un subgénero que ha dejado interesantes propuestas cinematográficas (y otras que no lo son tanto)… Y una de ellas es esta película. Con un buen reparto coral donde brilla sobre los demás Alan Arkin y donde vemos ya la semilla del hoy prolífico y arriesgado Matthew McConaughey. La historia dividida en trece segmentos habla precisamente de felicidad y ‘juega’ con este concepto a través de la vida (y el azar) de varios personajes: una empleada de limpieza, un exitoso y joven fiscal, un trabajador de una empresa de seguros y un matemático. La directora Jill Sprecher, junto a su hermana Karen, crea un buen guion y dirige una obra elegante, interesante y sensible con diálogos certeros. Una película a reivindicar. La sonrisa de Alan Arkin cierra de manera brillante esta reflexión sobre la felicidad humana.

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La piel suave (La peau douce, 1964) de François Truffaut

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Me gusta cómo narra La piel suave, François Truffaut. Y creo que esta forma de contar un crimen pasional sigue siendo una fórmula empleada por directores contemporáneos. Mientras veía esta película me venía a la cabeza Gus Van Sant (Elephant) o Michael Haneke (Caché o Amor). Por cómo está narrada. Desde la distancia. Desde una equilibrada distancia aparentemente objetiva y fría. Así se relata lo cotidiano, lo anodino, lo episódico… La cámara sigue a unos personajes a través de lo que nunca se reflejaría en una película, los tiempos muertos o acciones aparentemente irrelevantes hasta llegar a un final impactante, que golpea.

A muchos espectadores esta manera brusca de acabar una película no les resulta atractiva (ni fue entendible en el momento de su estreno, no recibió buenas críticas). Si la película lleva un ritmo pausado y de pronto termina con una ráfaga, desconcierta. Si parece que nos está contando una cosa: una infidelidad centrándose en el detalle, y de pronto lo que surge es un crimen pasional inesperado… el espectador se desconcierta. Pero el desconcierto provoca sensaciones, pensamientos, emociones reflexiones… La piel suave parece la historia de una infidelidad contada por un etólogo o un antropólogo. Pero sin embargo dentro de lo cotidiano, de la distancia, de lo objetivo, lo frío y el golpe inesperado… Truffaut vierte el suspense y el erotismo de manera sutil en su manera de rodar las secuencias. Por aquella época Truffaut se encontraba elaborando su libro imprescindible sobre Hitchcock y la influencia de su cine se dejó ver en varias de sus películas. La piel suave es una de ella. No sólo por el suspense sino por la presencia de la mujer rubia y el erotismo que recorre el metraje.

Mientras parece que nos está contando sólo una infidelidad, La piel suave nos está reflejando y retratando unos personajes, una manera de comportarse, un mundo determinado: un matrimonio de clase media alta, su entorno. Nos habla de las apariencias, de la mediocridad y las miserias de un intelectual que no sabe moverse en el terreno emocional, nos explica los mecanismos de la mentira, nos habla de las relaciones entre hombres y mujeres y muchos otros temas… La idea de la película partió de la noticia de un periódico sobre un crimen pasional. A partir de ese material Truffaut y el guionista Jean Louis Richard crearon el guion desde una premisa simple: ¿Por qué una mujer asesina a su marido?

Así nos cuenta las andanzas de un escritor, que vive de manera acomodada con su esposa y su hija pequeña, que durante un vuelo para ir a dar una conferencia sobre Balzac (Truffaut y la literatura) conoce a una joven azafata, Nicole, con la que empieza a verse habitualmente.

La rubia hitchcockniana —el objeto de deseo… la cámara sigue sus pies, sus ojos, sus piernas, su piel suave…— fue Françoise Dorléac. Quien encarna perfectamente a la azafata Nicole. Ella es la tercera en cuestión que hace saltar por los aires la cotidianidad aburrida y monótoma del matrimonio protagonista. Deja al descubierto todas las mezquindades, machismo y la cobardía del escritor ilustre y desata el huracán adormecido que se encontraba oculto en la esposa burguesa y acomodada. La azafata Nicole aparece y desaparece del mundo del escritor pero su paso supone un tsunami emocional que destruye. Y todo de manera inconsciente por su parte. Ella nunca buscó la destrucción drástica del matrimonio. Esa destrucción ya estaba agazapada entre ellos. Sólo hacía falta que despertara. Nicole y unas fotografías son el detonante.

Estremece ser consciente del parecido físico de la bella Françoise Dorléac en algunas escenas con su hermana Catherine Deneuve. Las dos habían elegido el mundo del cine y las dos iban camino hacia el éxito. Pero la carrera de Dorléac quedó suspendida bruscamente, como el final de esta película, cuando a los 25 años sufrió un accidente mortal de tráfico. Truffaut trabajaría también con su hermana Deneuve (y también se enamoraría de ella) en una película hitchcockniana (La sirena del Mississippi) y en otra que homenajea al mundo del teatro (El último metro).

La piel suave disecciona un adulterio con la banda sonora de fondo de Georges Deleure. Presentación de la familia, encuentro y flechazo con la amante, primer encuentro, regreso al hogar, reencuentro con la amante, marido que lleva vida paralela con la esposa y ‘la otra’, ocultación, descubrimiento de la infidelidad, separación… hasta llegar a un final drástico. Entre medias, conferencias, encuentros con amigos, discusiones, pasión, tiempos muertos… Truffaut, entre la distancia y el suspense, crea otra historia sobre las complejas relaciones entre los hombres y las mujeres.

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Diccionario cinematográfico (198)

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Química especial: sólo puede entenderse esta clase de química con varios ejemplos científicamente probados en la sala de cine o cuarto de estar:

1.- Charlie Allnut y Rose Sayer pasan mil y una aventuras mientras se enamoran a bordo de La Reina de África, una vieja barcaza…

2.- Devlin y Alicia Huberman se aman y se odian… para siempre encadenados.

3.- Joanna y Mark Wallace son siempre dos en la carretera… con unas gotas de desencanto y un pasaporte que siempre aparece.

4.- Hal Carter y Marjorie Madge Owens siempre bailarán en un picnic en un pueblo Kansas, quizá puedan escapar…

5.- Sally Hyde y Luke Martin se encontraron en un duro regreso.

6.- Robert Kincaid y Francesca Johnson fueron a los puentes de Madison y allí quedaron para siempre sus recuerdos.

7.- Angie Rossini y Rocky Papasano empezaron su amor como dos extraños…

8.- Jackie y George viven entre shampoo y cortes de pelo un amor imposible y desencantado. Son malos tiempos para la lírica.

9.- Sally Bowles y Brian Jones se aman sin futuro en un cabaret…

10.- Mary Hatch y George Bailey viven una pesadilla para quizá darse cuenta de que la vida, aunque dura, merece la pena vivirla juntos.

11.- Holly Golightly y Paul Varyak desayunan con diamantes y lágrimas, también se besan en tarde lluviosa.

12.- Edie Doley y Terry Malloy se aman más allá del silencio.

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