Una tierra con encanto: Galicia.
A ser posible las calles de Santiago de Compostela.
Un ritual imprescindible: desayuno, comida y cena.
Una mesa y unas sillas.
Alimentos… y cerca una cocina.
A veces una sobremesa eterna.
Todo se adereza con personajes que sienten alrededor de un plato de gambas o unas carnes a la brasa o un buen café.
Esos personajes son una galeria de actores que se la juegan con la improvisación. Sólo saben la situación y quiénes son… después la libertad absoluta y surge la magia…
Se mezcla bien con sentimientos que todos padecemos y se representa la comedia de la vida. Con amores y desamores. Con discusiones y reencuentros. Con risas y lágrimas. Con soledades. Con ansiedades y dramas. Con secretos y fiestas. Con reuniones familiares o de amigos. Con sueños rotos y amores imposibles. Con esperas eternas… o con almuerzos sin palabras…
18 comidas es un festín de sensaciones.
Y comes con el músico callejero y bohemio con penas de amor. Con el inmigrante que viaja al fin del mundo y que se encuentra solo. Con la esposa aburrida de la vida cotidiana y solitaria, con ansiedades, que sueña con un amor del pasado que quizá le hubiera permitido una vida distinta. Con dos hermanos que se quieren y se odian a la vez… ambos esconden secretos el uno al otro. Con el señor maduro que tiene miedo a querer. Con el amante que prepara la comida a la amada que nunca llega. Con los amigos que viven en una juerga perpetua. Con la cocinera agotada que sueña con ser cantante de orquesta. O con los ancianos que ya no necesitan palabras…
Alrededor de una mesa se cuecen mil y una historias.
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