Hambre de cine clásico. De la Ida Lupino más oscura al Frank Borzage más romántico

Les girls

Kay Kendall, todo un divertido descubrimiento en Les girls

Sí, confieso. Me he pegado últimamente un atracón de cine clásico. Y no puedo más que regocijarme de gozo. Así que he decidido emprender un viaje y compartir los secretos, las pinceladas y la algarabía por los momentos descubiertos. Diez van a ser las paradas.

Primera parada. El autoestopista (The Hitch-Hiker, 1953) de Ida Lupino

Puro cine negro de serie B, Ida Lupino se convierte en una realizadora que imprime carácter y ritmo a la película. Una road movie que atrapa y que no deja respiro al espectador. Así la actriz-directora deja un retrato inquietante de un asesino, pero también descubre su vulnerabilidad y puntos débiles. Aunque este personaje no dejará ni un momento de paz para los dos amigos a los que secuestra. El fin de semana de diversión y fuga se convierte en una pesadilla. Y los tres van arrastrando una relación cada vez más insana y violenta. No falta el actor fetiche de Lupino, Edmond O’Brien.

Segunda parada. Las Girls (Les Girls, 1957) de George Cukor

Las Girls es un musical de Cukor gozoso por varios motivos. Primero su forma de contar una historia. Una misma historia desde tres puntos de vista diferentes. Algo así como un Rashomon musical y frívolo. Y segundo por reconocer el brillo de una bella comediante que se fue demasiado pronto: Kay Kendall. Sus momentos etílicos son de lo mejor de la función. Por otra parte, un París bohemio de decorado en el que dan ganas vivir un rato.

Tercera parada. Mandy (Mandy, 1952) de Alexander Mackendrick

Mandy

Mandy, aprender a comunicarse

Mackendrick es uno de los directores que supo plasmar de manera especial la infancia. Y que sabía que era un periodo que no tenía por qué ser fácil, sino un tiempo rodeado de miedos, misterios, turbaciones, dudas y oscuridades… Así es su protagonista, Mandy, una niña sordomuda y aislada, a la que termina haciendo daño el sobreprotector amor de su familia. Será su madre la que trate de romper la barrera y hacer que Mandy adquiera las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo. Mackendrick es sensible, pero no cae en ningún momento en la sensiblería. Además realiza un maravilloso juego formal de imagen y sonido para darnos a conocer la soledad en la que vive la niña y su angustia por no poder romper las paredes de la incomunicación.

Cuarta parada. Rojo atardecer (The journey, 1959) de Anatole Litvak

No hay duda de que hay parejas con química y glamour. Y una de ellas es la formada por Yul Brynner y Deborah Kerr. En Rojo atardecer, Litvak les hace protagonizar una historia de amor imposible en plena revolución húngara de 1956. Él, es un militar ruso; ella, toda una dama británica. Aunque lo que nos cuenta, en realidad, es la historia de una dama atrapada entre dos hombres: cada uno en un lado diferente. Uno, ruso; el otro un héroe herido de la revolución (el buen debut en el cine de Jason Robards). Los dos hombres cansados, sensibles y enamorados. Y Litvak creando una atmósfera perturbadoramente romántica, una de las señas de su obra.

Quinta parada. Out of the fog (Out of the fog, 1941) de Anatole Litvak

Y, de nuevo, Litvak nos deja una historia entre brumas donde se enfrentan la buena y la mala gente. Una especie de fábula. En un puerto de Brooklyn, dos amigos pescadores son extorsionados por un joven gánster. Pero el destino quiere que este hombre fatal se enamore de la hija de uno de los pescadores, y que esta, en su ansia de huir de la rutina y de un mundo que le parece gris, quiera volar junto a él. Todo se va complicando hasta llegar a un final inesperado. Esta curiosa y extraña película de Litvak no solo consigue una ambientación especial en ese Brooklyn humilde, sino que encandila con la interpretación de los cuatro protagonistas: los dos amigos, con unos secundarios de oro (Thomas Mitchel y John Qualem), y una pareja protagonista de lujo (Ida Lupino y John Garfield)

Sexta parada. Baby face (Baby face, 1933) de Alfred E. Green

Baby Face

Carita de ángel… bajo el influjo de Nietzsche.

Joya del cine precode, con una magnífica Barbara Stanwyck, que narra cómo una humilde joven, con una vida dura, va escalando puestos de trabajo, riqueza y poder en una importante empresa explotando su atractivo senxual y haciendo enloquecer de pasión a los hombres que la rodean. Los utiliza para sus propósitos, para escalar y lograr un estatus social. ¡Curiosamente todo empieza en la mugrienta taberna ilegal que regenta su padre y con un cliente anciano que la instiga a que lea y siga los consejos del filósofo Nietzsche! Pero además Alfred E. Green crea buenísimas elipsis cinematográficas para ir contando el ascenso de la joven en el rascacielos donde trabaja, además de no evitar momentos de explícita violencia y sexualidad.

Séptima parada. Tres chicas con suerte (Give a girl a break, 1953) de Stanley Donen

Solo por el baile en una azotea de Nueva York de una de las parejas en la película (y en la vida real), Marge Champion y Gower Champion, merece la pena inmiscuirse en este sencillo y efectivo musical. El argumento no tiene secretos: hay que encontrar una bailarina principal para un espectáculo en Broadway… y todo queda entre tres candidatas. Tampoco hay que perderse el baile en un parque con estanque, con sus pasos de claqué, entre otra pareja mítica: una de las musas del cine musical, Debbie Reynolds, y el coreógrafo y futuro director, Bob Fosse. Y siempre la elegancia de Donen…

Octava parada. Senda prohibida (Johnny Eager, 1942) de Mervyn LeRoy

Dos bellos, Lana Turner y Robert Taylor, en un senda prohibida...

Dos bellos, Lana Turner y Robert Taylor, en una senda prohibida…

Mervyn LeRoy deja cine negro del bueno, con un gánster de los duros, y parece que sin corazón, Johnny Eager, que lleva una doble vida para evitar la cárcel. Por un lado, es una taxista humilde y por otro es jefe, dueño y señor del juego ilegal. Pero ese frío Eager, que nunca tuvo un perro ni se fía de nadie, deja rendijas en su apariencia de tío duro… ante la presencia de un viejo galgo, en la forma de relacionarse con su amigo de confianza y alcohólico y el amor que siente por una buena chica, hija del fiscal que le puede condenar para siempre. LeRoy se muestra, como es habitual en su filmografía, como un excelente contador de historias, y aquí va una de redención. Además no está de más disfrutar de dos bellos de los años cuarenta: Robert Taylor y Lana Turner. Pero la gran sorpresa de la película es Van Heflin como amigo alcoholizado.

Novena parada. La gran pasión (I’ve always loved you, 1946) de Frank Borzage

Si hay un director capaz de trascender y sublimar el amor es sin duda Fran Borzage. Y en La gran pasión vuelve a hacerlo con un melodrama contenido y extraño sobre un pianista de éxito que se convierte en maestro de una joven. Los dos arrebatados por su pasión por la música clásica y sus ansias de mejorar son incapaces de canalizar el amor y la admiración que se sienten. Finalmente quedarán enfrentados en un concierto que supondrá su definitiva ruptura… aunque siempre sentirán una comunión especial y se encontrarán atados por un hilo invisible que surge de las notas que dejan escapar las teclas de sus pianos. Ambos cambiarán a partir de ese momento sus vidas y su relación con la música… hasta que se produce un tardío encuentro, propiciado por el enamorado marido de la protagonista. Esta extraña y romántica película sublima el amor y la pasión además de ser una bella explosión de color y notas musicales.

Décima parada. El mayor espectáculo del circo (The greatest show on earth, 1952) de Cecil B. DeMille

Entre el documental y la ficción, DeMille ofrece la dura, pero también apasionante vida de un monumental circo ambulante (el mítico Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus). Así entre espectaculares números circenses, nos cuenta también las vicisitudes y relaciones entre los artistas y trabajadores del circo. Volviéndola a ver, me atrapa de nuevo la historia de ese pasayo, Botones, que no se desmaquilla nunca porque guarda un secreto que le persigue y atormenta. Botones es James Stewart. Y tampoco desmerece esa historia entre el jefe incansable y la trapecista soñadora con una buena química entre Charlton Heston y Betty Hutton. DeMille levanta otra de sus monumentales películas y se muestra, de nuevo, como rey del concepto de cine como espectáculo.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “Hambre de cine clásico. De la Ida Lupino más oscura al Frank Borzage más romántico

  1. ¡Qué atracón, querida Hildy! Fijate que no sabía que Stewart trabaja en El mayor espectáculo del mundo, la dan cada tanro por televisión y he visto algunas partes, pero nunca entera. Eso ya me tienta más para intentar verla.-
    Tomo nota de las demás, de todas me atrae algo. Por lo pronto Baby Face es la que tengo más a mano para conseguir en poco tiempo.-
    Un beso enorme, Bet.-

  2. No voy a comentar cada uno de los títulos que componen tu decálogo (los conozco todos) porque el repaso resultaría algo pesado y también porque me da un poco de pereza, la verdad. Pero sí voy a hacerlo con una de las películas que comentas por el entusiasmo que siempre ha despertado en mí. Tu reseña me parece de una inmerecida brevedad pero en esas tres líneas y media veo una clara sintonía en la apreciación de las virtudes que encierra la película en cuestión. Me estoy refiriendo a «LES GIRLS».
    Curiosa y refinada pero, sobre todo, inteligente comedia musical que propone un “rashomónico” discurso sobre la Verdad y su inaccesibilidad. Esta, digamos, escéptica reflexión viene servida a través de una puesta en escena que sabe cambiar de registro adecuadamente para vehicular un cúmulo de sutiles ironías adornadas, por momentos, con unos diálogos de malévola brillantez. Y todo ello –como siempre en Cukor– haciendo un fascinante uso del color y sus infinitas posibilidades combinatorias y dramáticas. Y ahora, para concluir, no me resisto a confesar mi debilidad por la impar Kay Kendall, dirigida por primera vez por un gran director (a continuación lo haría a las órdenes de Vincente Minnelli y Stanley Donen, antes de que una prematura muerte a causa de la leucemia nos privara de su inimitable talento). Ella está memorable.
    Un abrazo.

  3. ¡Dios, mi querida Hildy! ¡Qué empacho!

    De todas las que he visto (me faltan varias, entre ellas, naturalmente, los musicales), me quedo con El autoestopista. Qué grande Ida Lupino… Y qué curioso director es Anatole Litvak. Creo que el tiempo está haciendo justicia con él. Tiene un buen puñado de títulos interesantes, y su vida y su obra creo que merecen mayor atención.

    Besos

  4. Sí, mi querida Bet, y para mí es el papel más bonito de toda la película. Desde pequeña fue el que más me llamó la atención. Todas las películas por distintos motivos las he disfrutado muchísimo. Por ejemplo, Baby face, que la vas a ver en breve, ¡por todo lo que había leído de ella! y porque como sabes me fascina Barbara Stanwyck. Pero también me ha encantado indagar más en el cine musical, en Litvak o Douglas o poder ver por fin la película de Ida Lupino. También me ha hecho especial ilusión ver la de Borzage, un director del que estoy tratando de conocer toda su filmografía.

    Beso
    Hildy

  5. Efectivamente, querido, querido Teo, todas merecen un análisis más profundo, pero no quería retrasar más el compartir mi gozo. Y Les girls era un musical que tenía muchas ganas, pero muchas ganas de ver (era una película que no había visto) y es una película que tiene un montón de elementos en los que fijarse. Sobre todo me llamó la atención esa forma de contar la historia, todos esos puntos de vista… esa estructura tipo Rashomon. Gracias, como siempre, por enriquecer con tus comentarios las miradas sobre las películas…
    ¡Pobre mío, comentar las diez hubiese sido un trabajo titánico…!… aunque no te creas me quedo con ganas de saber tu mirada sobre cada una. En especial sobre la de Borzage.

    Beso
    Hildy

  6. Empachada y encantada estoy del banquete, mi querido Alfredo. Sí, me sorprendió muy gratamente El autoestopista, te tiene en todo momento en tensión. Me encanta descubrir a Lupino en su trayectoria como directora. Ya había podido ver El bígamo y ahora esta. Espero poder seguir indagando.
    Y Litvak siempre me ha llamado mucho la atención y poco a poco voy viendo más y más películas de su filmografía. Tienes razón merece la pena descubrirlo.

    Beso
    Hildy

  7. ¡Vaya atracón! Yo después de hacer el inevitable repaso de filmes del año que acababa, también he vuelto a obras clásicas para desintoxicarme (ya irán saliendo en el blog). Tengo mucha curiosidad por la de Lupino, que de hecho la tengo ya bien seleccionada en Filmin. No tardará en caer.

  8. ¡No te pierdas la de Lupino! Menos la de DeMille, todas las demás están en Filmin. ¡Ha sido un regalo maravilloso que he tenido por ser buena! Una suscripción de seis meses. Me lo trajo Papá Noel. No dejo de bucear por los clásicos que tiene, que completan mi colección, mis videoclubs y mis bibliotecas…

    Beso
    Hildy

  9. Hildy….solamente decirte que has escrito una entrada sencillamente maravillosa q me reconcilia con el cine con mayúsculas. Cada parada es una autentica gozada. Algunas hace tiempo q no las veo pero ha sido un placer.Enhorabuena y un abrazo.

  10. ¡Sí, es un gozo, querido Victor, poder disfrutar de películas que siempre esconden un buen aliciente para disfrutarlas! Ha sido un viaje maravilloso.

    Beso
    Hildy

  11. Me han entrado unas ganas enormes de ver Baby face. Todo lo que cuentas de esa película me parece atractivo.
    ¿Fuiste capaz de volver al cine actual sin sufrir un síncope?
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

  12. Jajajaja, querido Alberto…, sí, fui capaz… Sí, Baby Face es una película interesantísima, una pequeña joya cinematográfica oculta. Llevaba mucho tiempo detrás de ella y había leído bastante, pero no había tenido oportunidad de verla. Además sirve para analizar de maravilla ese periodo fascinante y rico que es el de las películas pre code, antes del Código Hays. Y reencontrarse con una Barbara Stanwyck, que vuelve a demostrar que es una de las grandes.

    Beso
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.