En realidad, nunca estuviste aquí (You were never really here, 2017) de Lynne Ramsay

En realidad, nunca estuviste aquí

Joe, un espectro en vida con cicatrices que mostrar.

Si en Tenemos que hablar de Kevin se metía en la mente de Eva, una madre que sufre un fuerte trauma, en En realidad, nunca estuviste aquí todo está en el cerebro de Joe, una especie de asesino a sueldo. La directora Lynne Ramsay vuelve otra vez a “mirar” de manera especial y crear un universo personal de la adaptación de una novela (la primera de Lionel Shriver y la segunda de Jonathan Ames). En las dos películas asume el papel de guionista y directora y las dos tienen una potencia visual que empuja la historia y deja sin respiro. La importancia del sonido, de la banda sonora y el empleo del color (si en la primera la presencia del rojo era abrumadora, en esta son los tonos azulados) apuntan más rasgos de su estilo. Pero también Ramsay tiene una manera, muy especialmente en esta película, de representar la violencia. Joe (Joaquin Phoenix) es un mercenario, un asesino a sueldo, que rescata a niñas de la trata de blancas y la explotación sexual. Y es un hombre atormentado que vive, desde la infancia, en permanente estado de shock. En realidad es un muerto en vida, un espectro que siempre, con sus reacciones, pilla de sorpresa… Físicamente es un hombre de profundas cicatrices, como las del alma. Es una mole, una especie de bestia herida que enseña toda su sensibilidad en el cuidado atento de su anciana madre.

Su mente es un desorden de caos, recuerdo y memoria de su vida pasada. Un puzle que armar según evoluciona el metraje. Un vida de traumas y shocks que le convierten en un espectro de carne y hueso, pero siempre a punto de estallar. Y también con ganas de reposar… no solo su cuerpo, sino el torbellino de dolor que es su mente. Joe es el personaje que sustenta la película pues todo transcurre a través de su mirada y de su mente. Y Joaquin Phoenix muda su cuerpo, su mirada, sus gestos y movimientos en Joe. Es la transformación de un actor en personaje. Su forma de hablar, de moverse, de pisar, de tocar a los otros personajes, de mirar, de llorar, de derrumbarse, de deambular como un espectro, de avanzar con un martillo, de respirar… Su manera de vestir pero también de sufrir. Joaquin logra convertirse en Joe y que descendamos por su mente.

Lynne Ramsay construye así una historia dura y violenta sobre un asesino a sueldo que se enfrenta, sin quererlo, a la corrupción política de las altas esferas de poder… y su vida se pone todavía más patas arriba de lo que está. Esta vez tiene que rescatar a la hija adolescente de un político de una especie de burdel… pero todo se va retorciendo y complicando más todavía. La directora hunde al espectador en un mundo de imágenes, sonidos y música del que es difícil huir. Una canción infantil mientras una madre y un hijo limpian la plata o una canción triste que entonan dos asesinos… mientras uno va perdiendo la vida. Dos manos que se unen. Las lágrimas de Joe. El sonido silencioso del fondo de un lago y unos cabellos que se mecen… La dulzura y protección de Joe hacia la niña que tiene que rescatar. Una niña de ojos azules que le da un motivo para seguir siendo un espectro en vida… Hace un bonito día.

La directora además narra visualmente una historia de violencia extrema…, pero casi siempre fuera de campo o después de que esta ya se haya cometido. Un hombre avanza con un martillo por una especie de burdel y vemos todo su ataque a través de un circuito cerrado de televisión o ese mismo hombre avanza con su arma por una mansión y solo vemos los resultados… Pero el impacto y la brutalidad es la misma que si la mostrara explícitamente.

Lynne Ramsay se hunde en la mente de Joe y deja un bello, brutal y ambiguo final… Pero ¿qué ocurre realmente? En realidad, nunca estuviste aquí… o sí.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

10 comentarios en “En realidad, nunca estuviste aquí (You were never really here, 2017) de Lynne Ramsay

  1. Me parece mucho más interesante lo que cuentas, y cómo lo cuentas, que la película en sí, que me parece pretenciosa y vacía, presa de ese esteticismo formal -que no estética- que a duras penas camufla el vacío que contiene. En el fondo, todo es un gigantesco tópico, tratado a la manera tópica (el tipo atormentado que busca la redención salvando a otro, que en el fondo implica salvarse a sí mismo) recubierto de pretenciosa solemnidad formal. Cuando vi que a esta película alguien la llamó «la Taxi driver del siglo XXI» casi me muero de la risa.

    Besos

  2. Mi querido Alfredo, creo que me gustó más la película que a ti. Me gusta el cómo cuenta sus historias está directora. Y creo que Joaquín Phoenix se transforma totalmente en un personaje (es un actor que me gusta mucho). En las dos películas que he visto de Ramsay logra meterme en distintas mentes. Y aquí tiene una manera de mostrar la violencia que llamó mi atención.
    Beso
    Hildy

  3. Una excelente reseña que capta el sentido último del filme de Ramsay. De acuerdo por completo con ella. La originalidad de la directora al adaptar la novela homónima de Ames, la sugerente banda sonora que acentúa la puesta en escena, el tremendo tour de force de Phoenix modelando un personaje memorable e inmenso (en todos los sentidos) hacen que ver esta película sea una experiencia catártica. Ójala se prodigue más y no tengamos que esperar otros seis años para disfrutar de sus obras.
    Besos cinéfilos.

  4. ¡¡¡Bienvenido, Carlos! Sí, lo de la banda sonora musical y el empleo de los sonidos me atrapó. Y otra vez Joaquin Phoenix se convierte en el personaje… Yo recuerdo cuando lo vi las primeras veces en Todo por un sueño o en Gladiator… y ya no he abandonado su trayectoria me gusta mucho. Pues, sí, es de desear que Ramsay pueda hacer un proyecto pronto y no esperar años…

    Beso de cine
    Hildy

  5. Hola, Hildy querida, cuelo por aquí una pregunta que no tiene relación con tu texto, pero ¿has leído Pantallas de plata de Carlos Fuentes? Estoy considerando comprarlo y me pregunté si tendrías alguna referencia para darme. Un beso enorme, Bet.-

  6. Mi querida Bet, no lo he leído, pero me lo compraría. ¿Sabes una de las anécdotas que cuenta…? Que estuvo a punto de nacer en una sala de cine cuando sus padres veían ¡Vida de Bohemia de King Vidor! Premonición de sus pasiones por la literatura, el cine y la ópera (y que unía también las pasiones de sus padres). A mí me gusta cómo escribe Carlos Fuentes. Tiene una novela que me he leído dos o tres veces sobre Jean Seberg, Diana o la cazadora solitaria.
    Ayyy, Bet, que a lo mejor me lo compro yo también o lo busco en la biblioteca, jajaja. Seguro que alguno de los textos que compone el libro nos toca, nos llega.
    Beso en tarde de lectura
    Hildy

  7. La disfruté mucho. Me gusta el tratamiento que hace Ramsay de una trama que se va sumergiendo en la abstracción, con ese dominio de la elipsis y el fuera de campo, pero también de las escenas íntimas (la vida con la madre, especialmente). Eso que menciona Alfredo, las comparaciones con ‘Taxi Driver’ y ‘Drive’ (desde el cartel promocional incluso), me parece que no tienen demasiado sentido más allá de la coincidiencia de premisas o de cierta estética. ‘En realidad, nunca estuviste aquí’ juega a otra cosa. Y creo que también juega bien.

  8. Sí, yo también, querido crítico abúlico. Cómo se mete la directora dentro de la mente de Joe. La forma de emplear, como dices, las elipsis y el fuera de campo… Sí, Ramsey cuenta bien esta historia y el caos de una mente herida y en shock.

    Beso
    Hildy

  9. Querido Alberto, Felices fiestas, a mí me gustó mucho la anterior película de esta directora y no me ha decepcionado nada en esta. Me gusta cómo se mete en la mente de sus personajes protagonistas, el uso que hace del sonido y de los colores… y más cosas. Ya me contarás qué te parece.

    Beso
    Hildy

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