En algún lugar del tiempo (Somewhere in Time, 1980) de Jeannot Szwarc

A Bet, la chica del parasol blanco. Ella me puso tras la pista de esta película

En algún lugar del tiempo

Hay películas que nacen y con el tiempo se va desarrollando una mitología alrededor de ellas. Películas que, de pronto, generan una legión de seguidores que conectan con lo que cuentan y cómo lo cuentan. En su momento incluso pudieron ser un fracaso de público y crítica. Tampoco hay que buscar que sean totalmente perfectas, o demasiado complejas u obras maestras, sino que tienen un algo que las convierte en inolvidables. Es difícil de explicar. Una de esas películas es En algún lugar del tiempo. Empieza con una frase: “Vuelve a mí”. Y estas palabras las pronuncia una anciana a un joven dramaturgo, mientras esta le entrega un precioso y antiguo reloj de bolsillo. Es el año 1972, Richard Collier acaba de triunfar con el estreno de una obra y le espera un futuro brillante. Está de celebración con la novia, sus amigos, y admiradores… De pronto en la penumbra vemos a una anciana que empieza a avanzar hacia el dramaturgo que está de espaldas… Y casi no se percibe, pero es como si realmente el tiempo se parara. El joven se da la vuelta, ella pronuncia sus palabras, se miran, ella le da el reloj… y hace una salida de escena, como si de una obra se tratara. Ya no hay vuelta atrás. Volvemos con Richard ocho años después de este acontecimiento… y es un dramaturgo con crisis existencial y creativa…

Y es que En algún lugar del tiempo tiene varios ingredientes que la hacen especial: es irracional y exageradamente romántica, y la historia que cuenta no solo traspasa los límites del tiempo, sino que además la semiinconsciencia y casi la muerte supone viajar a un lugar donde los protagonistas pueden reencontrarse. Por otra parte, la melodía de John Barry se funde con La Rapsodia sobre un tema de Paganini de Serguéi Rajmáninov creando una banda sonora que envuelve la historia y al espectador que la contempla. Además parte de una novela del mismo título de Richard Matheson que él mismo adapta al cine (y que como la película está descatalogada…, pero sé que pronto lograré leerla). Y Matheson, que también fue guionista cinematográfico, introduce unos cambios en el argumento de la película respecto a la novela que la convierten en más irracionalmente romántica. Pues en la novela se buscaba más o menos una explicación a lo que acontece, al carácter alucinatorio de la historia… pero en la película no se busca explicación alguna.

Baste decir que la música, la tenue fotografía, la exquisita ambientación… envuelve la película de un halo irreal, imposible. Todo transcurre como en una especie de encantamiento. Y ese viaje en el tiempo que propone, por hipnosis y autoconvencimiento, logra precisamente eso: detener las horas, los segundos. Los personajes son sombras, fantasmagóricos. Y a pesar de todo los protagonistas logran vivir ese amor imposible. Pero el secreto es que el espectador se sienta verdaderamente atrapado y sufra ese mismo encantamiento de los protagonistas, si esto no es así la película pierde su magia… porque entonces se está fuera de algún lugar en el tiempo. Si entra en el proceso de encantamiento, entenderá esos rostros en estado de éxtasis, y fuera de lugar (en el tiempo y el espacio), que tienen sus protagonistas: Richard Collier (Christopher Reeve, ahí va un particular homenaje para él en este mes de octubre, mes en el que falleció en 2004), el joven dramaturgo, y la actriz Elise McKenna (Jane Seymour).

En algún lugar del tiempo

Y cuál es el impedimento de su amor: él vive en el año 1980 y ella en el año 1912. El viaje en el tiempo está servido. Y el amor fou inexplicable también. El lugar donde se puede producir el encuentro: el Grand Hotel en la isla de Mackinac, en el estado de Michigan. Un lugar con mucho encanto, que todavía tiene un halo de otra época.

Y es que este tipo de amores más allá del tiempo y de la muerte o de lugares mágicos y encantamientos siempre ha dado lugar a películas delirantemente románticas, y finalmente hermosas. No hay más que recordar al dueto de Michael Powell y Emeric Pressburger con Sé adónde voy o A vida o muerte. O viajar por los fotogramas de Sueño eterno de Henry Hathaway, Su milagro de amor de John Crowell, El fantasma y la señora Muir de Joseph L. Mankiewicz, Jennie de William Diertele… para descubrir estos amores más allá de todo.

Curiosamente su director se ha prodigado siempre más en la televisión y sus visitas al celuloide no fueron muy afortunadas… pero En algún lugar del tiempo supone su rareza en una filmografía pobre. Por otra parte hay un reencuentro con dos rostros del Hollywood clásico en pequeños papeles: Christopher Plummer, como el posesivo agente de Elise, y Teresa Wright, como su biógrafa (y que sirve para que Richard indague en la vida de la amada y se recree en varios de sus objetos).

… otro momento mágico de colofón final (pero tiene un montón de ellos) de este texto. Richard busca a su amada en 1912, pero no la encuentra. Sale del teatro del hotel y se cierra una puerta con cristales, un operario baja una cortina negra… y se convierte en una especie de espejo, donde se refleja un paisaje con árboles y un lago… y de pronto vemos cómo avanza la figura de una mujer, casi una aparición fantasmagórica. Es Elise. Richard va hacia ella… y entonces esta solo dice: “¿Eres tú?”.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

11 comentarios en “En algún lugar del tiempo (Somewhere in Time, 1980) de Jeannot Szwarc

  1. Queridísima Hildy, ¡gracias por la dedicatoria! Qué bueno que hayas podido ver esta película. A miles de kilómetros, yo estuve pensando en ella por estos días (que curioso que estuvieras escribiendo sobre ella, ¿no?). No me hagas caso, es que esta película me pone a pensar en asuntos metafísicos y algo mágicos.-
    Es extraño que esta película haya sido creada por personas con carreras tan desparejas y desafortunadas. Es de una delicadeza y belleza tales que me lleva a preguntarme qué hubiera sido de las carreras del director y de sus protagonistas si la peli hubiera tenido más éxito. Frente a las películas que nos perdimos, es una suerte que esta exista y que podamos disfrutarla (y además se ha convertido en una película de culto y periódicamente se realizan convenciones de admiradores en el mismo hotel en el que se filmó).-
    Creo que me voy a verla ahora mismo, te mando un beso grande, Bet.-

  2. PD: Olvidé preguntarte, ¿no te parece más encantador el recurso de la hipnosis utilizado por la película que la explicación más científica de la novela?

  3. … Desde que me pusiste en la pista de esta peli, siempre me acordaba, y la buscaba y buscaba… hasta que hace poco la encontré en el videoclub y me pegué un alegrón. Y la verdad es que la he disfrutado mucho. Con la novela me pasa lo mismo está agotada, pero ya he localizado a un amigo que puede que la tenga y me la deje. Me gusta mucho que en la película (no me he leído la novela, pero sí bastante sobre ella) que no haya explicación científica alguna de lo que ocurre. Y me encanta que Richard se sirva de la hipnosis y el autoconvencimiento para viajar en el tiempo.

    Y es que creo que alguna vez te lo he comentado pero me encantan los viajes en el tiempo y las películas donde el amor va más allá del tiempo, del espacio y la muerte. Así como las películas que nombre donde hay un cierto ambiente de encantamiento, de mundo inexplicable pero creíble. De películas extremada y exageradamente románticas…

    Beso
    Hildy

  4. Ay, lo romántico… A mí lo más flojo de la película (que tampoco me convence mucho, pero por una cuestión de poca atracción por esta clase de historias) me parece Jane Seymour. A su lado Christopher Reeve parece un actor del método, jejeje…

    Lo que me interesa de estas historias es el componente religioso del asunto. Al fin y al cabo, se trata de una proyección de la falsa idea de felicidad dentro de la vida eterna. Menos mal que luego abres cualquier cosa de Bukoswski y bajas a la Tierra pero ya…

    Besos

  5. Mi querido Alfredo… si es que me eres muy, muy, muy racional. Fijate, a mí me gusta que tanto Reeve y Seymour estén a veces como desubicados, fuera de lugar, porque va absolutamente con el tono de la historia… Ninguno de los dos se encuentra en un «presente» normal. Y, sí, más que el asunto religioso… lo que me interesa de esta historias es el asunto trascendental, es decir, creer que hay algo más allá… Por ejemplo como en este caso un lugar más allá, del tiempo, el espacio y la muerte.

    Beso enorme, mi racional y nunca fou
    Hildy

  6. Precioso texto, amiga Hildy. Leí primero la novela porque me gusta mucho Richard Matheson, porque es el maestro de la paranoia contemporanea y luego vi la película. Me gusta este tipo de historias porque tiene una tradición muy, pero que muy antigua que ya me gustaría a mí dejártela aquí, pero sería demasiado larga. Si te gusta este tipo de historias te recomiendo Ahora y siempre de Jack Finney, el creador de La invasión de ladrones de cuerpos. En esta olvidada pero magnífica novela se produce un viaje a través del tiempo, pero sin máquinas chillonas y llenas de luces. Se trata de un experimento donde se recrea todo un enorme decorado de Nueva York el siglo XIX. Introducen allí a una pareja que no se conocen y viven como se vivía en aquel siglo. Llega un momento que los personajes olvidan su tiempo real…

    Ay, besos desde el tiempo, amiga.

  7. Mi querido Francisco, gracias mil por tu recomendación, que por supuesto trataré de buscar. Estoy primero intentando localizar un ejemplar de la de Matheson y luego me pongo con Jack Finney. A mí también me encantan este tipo de historias que versan sobre el tiempo y lo utilizan como quieren, con una libertad que permite historias como la que nos ocupa.

    Beso
    Hildy

  8. Es curioso verificar una vez más cómo la «auteur theory» tiene muchos agujeros. El director francés Szwarc dirigió la secuela de «Tiburón», que es infinitamente peor que la original, y también «Supergirl», nada menos… Últimamente, por lo que he mirado en imdb, ha estado en series como «Anatomía de Grey» y «Castle», donde supongo que se adapta mejor a un estilo industrial asentado y ha de pensar menos.

    Me apunto la película que comentas, Hildy. Parece todo un descubrimiento.

    Luis

  9. Si te gusta la combinación irracionalidad, romanticismo extremo y viaje en el tiempo… te metes entonces de lleno En algún lugar del tiempo. Guste o no guste… es indudable que es una de esas rarezas que merece la pena ver al menos una vez.

    Beso
    Hildy

  10. Es una pelicula que me encanto siempre, pero… alguien me puede explicar algo, cuando ella le da el reloj que él supuestamente dejó cuando saca la maldita moneda de 1079, en qué momento estuvo él, porque no recuerda nada y luego busca en el libro de registro y figura su firma. Entonces, él ya estuvo en esa época, si no no encaja nada. Le da el reloj ya de anciana a un hombre que nunca estuvo.

  11. Bienvenido Rubén, creo que sé a qué te refieres, aunque tendría que volver a verla. Normalmente, como he dicho otras veces en estas películas los límites del tiempo y el espacio saltan por los aires y aplicar la lógica es difícil. Si se aplica mucho, posiblemente se encuentren costuras…
    Los personajes, nunca mejor dicho, están atrapados en el tiempo. Y si historia ocurre una y otra vez.

    Beso
    Hildy

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