Langosta (The Lobster, 2015) de Yorgos Lanthimos

langosta

Langosta sigue la senda del especial universo de Yorgos Lanthimos. El director griego indaga sobre los seres humanos y sus relaciones en realidades cotidianas: en Canino se metía en la intimidad familiar; en Alps, analizaba cómo encajar la muerte y la ausencia de la persona cercana y en Langosta sobrevuela sobre las relaciones de pareja. Sus películas son fábulas absurdas con dosis de humor negro, violencia y mucha tristeza para reflejar cómo entiende al ser humano en el mundo contemporáneo. En el universo Lanthimos, existen personajes aquejados de autismo emocional; su forma de moverse, sus cuerpos nos cuentan muchas cosas. El lenguaje y su uso tienen otras reglas. La música, las canciones y las películas nombradas (normalmente de Estados Unidos) merodean alrededor de los personajes y crean relaciones extrañas, adquieren otros significados. Normalmente los personajes en las películas de Lanthimos carecen de nombre propio. En Langosta solo tendrá nombre David (Colin Farrell), el personaje principal. Tanto en Canino, como en Alps y Langosta, el director griego no prescinde de su actriz fetiche, la griega Angeliki Papoulia.

En Langosta cambia el griego por el inglés pero el distanciamiento y la relación con el lenguaje, así como el cambio de significado sigue siendo el mismo e igual de efectivo. Su nueva fábula se divide claramente en dos partes donde el nexo de unión es David… y una voz en off (que no solo es la narradora de esta fábula sino que se irá desvelando como personaje).

Sin embargo, la primera escena ya nos habla del tono y nos describe un mundo extraño, con otros códigos. Un mundo que, de golpe, no entendemos. El director descoloca y pilla desprevenido al espectador. Una mujer en coche se baja de él y se sitúa frente a una pareja de burros y dispara una y otra vez contra uno de los animales. El desconcierto está servido.

En la primera parte, David, abandonado por su mujer, acude a una especie de hotel-balneario de lujo. Pronto nos damos cuenta de que todos los espacios aparentemente cotidianos pertenecen a un mundo que nos es ajeno y que funciona con otras reglas. Un mundo que no permite personas solas. David dispone de cuarenta y cinco días para lograr una pareja afín a él. El hotel funciona férreo con normas estrictas bajo una directora inflexible (que también canta canciones de amor junto a su pareja). Ahí no hay poesía…, todo es mecánico, uniformado, incluso siniestro bajo la aparente normalidad, y se crea entre los inquilinos una lucha desesperada por superar las pruebas… Si no se consigue el objetivo: el hombre o mujer que siga en soledad será transformado en el animal que elija. De hecho David llega con un perro que dice es su hermano. David quiere ser una langosta… porque, entre otras cosas, le encanta el mar.

En la segunda parte, un David que se ha rebelado termina en un bosque donde acaba junto a otros hombres y mujeres solos. Pero nada tiene que ver con el idílico bosque, donde no solo se cuida la cultura sino también se cultiva la libertad individual, de Fahrenheit 451 de Truffaut (que adaptaba a Ray Bradbury). Allí, en el bosque de Lanthimos, hay otra líder (con el dulce y cansado rostro de Léa Seydoux) que lo que hace es imponer también reglas estrictas para que no se formen parejas, para que la libertad del individuo no sea vulnerada. Nunca hubo abrazos tan fríos y tan distantes: los que la líder da para recibir a sus nuevos adeptos. Y también hay crueles castigos para los que se salten las normas. La líder además boicotea el mundo de las parejas y realiza “actos” hostiles y desestabilizadores del orden perfecto para que las parejas rompan o para sembrar la incertidumbre en su seno. Pero en ese bosque… David conecta con una mujer (Rachel Weisz) que además es miope como él.

Así Yorgo Lanthimos crea una sociedad distópica que no solo no deja salida a un personaje como David sino que además enfrenta al espectador con un final abierto pero demoledor. Durante toda la película enfrenta al espectador a una reflexión incómoda: los seres humanos estamos solos…, totalmente solos, y la supervivencia, el seguir vivos, nos hace capaces de todo… hasta de vivir en pareja o en grupo como solteros (vivir dentro o fuera del sistema). Pero si hay que pisar, se pisa. Si hay que cazar, se caza. Y solo parece que es el más fuerte el que menos emociones y empatía expresa, el que no tiene corazón, el que no siente remordimiento alguno por quitarse de en medio a aquel o aquella que lastre su supervivencia. En el universo pesimista de Yorgo no hay sitio ni para el romanticismo ni para el amor…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Langosta (The Lobster, 2015) de Yorgos Lanthimos

  1. Ya viste, a mí me pareció una fábula brutal y supercruel. Te ríes y te aterrorizas reconociendo toda esa gama de imposiciones socioculturales que se establecen sobre la vida en pareja, que es en sí un constructo que, por sí solo, bien daría para debatir acerca del mismo. Le baja un tanto el ritmo una vez abandonan el hotel, pero el conjunto es, como poco, impactante.

  2. Sí, querido crítico abúlico, tú lo has dicho es una fábula brutal y cruel con humor negro… pero te deja triste, triste, triste. Lanthimos tiene una forma de mostrar su mirada sobre la sociedad contemporánea que remueve…

    Beso
    Hildy

  3. Es que este tipo es mucho tipo a la hora de dejarte hecha polvo tras ver sus historias… un bruto emocional pelín cachondo que no deja lugar al sentimentalismo ñoño de nuestros tiempos. Por eso me gusta aunque también me desconcierta y a veces incuso consigue expulsarme de lo que cuenta.

    Canino me sorprendió y maravilló, Alps me echó para atrás, creo que desconecté a la media hora y ya no conseguí volver a la película. Terminé de verla con desgana y bostezo. Y esta… pues la tengo pendiente pero me da que va a ser complicado ir al cine a verla, estas atareadas y locas fiestas, ufff. Se quedará para una tarde de domingo casera y manta dentro de unos meses, me da a mí.

    Besote!

  4. ¡Jo, querida Marga, y qué lo digas… deja hecha polvo… pero cómo fabula el Lanthimos… Recuerdo en «Canino» cómo me reía, aunque risas incómodas, ante una de esas veladas familiares y las canciones de Frank Sinatra! Me dejó también sorprendida e impactada esa película. Lo has descrito genial «un bruto emocional pelín cachondo». De Alps saqué también muchas cosas y hubo momentos de la película que me impactaron, me removieron o me hicieron pensar… pero como te pasó a ti conecté más con Canino.
    Ya me dirás en una tarde de domingo casera (qué maravilla), dentro de unos meses, qué te parece Langosta.

    Beso
    Hildy

  5. Ya me contarás, mi querido Alfredo. Lo que no le puede negar nadie a Lanthimos es que posee una mirada especial para analizar el mundo contemporáneo.

    Beso
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.