Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1936) de George Cukor

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… érase una vez un hombre, productor de cine, que le llamaron niño prodigio de Hollywood (uno de muchos), y que para siempre literariamente quedó como personaje trágico, como el último magnate (en la inacabada novela de Fitzgerald). Siempre de delicada salud, murió a los 37 años… y creyó poseer una sensibilidad especial y concebía el cine como arte de calidad pero también como industria, las películas tenían que ser rentables (así los outsiders como Erich von Stroheim no hicieron buenas migas con el joven y fiero capitalista con aires refinados). Olfateaba entre guiones y elegía estrellas. Era la sombra alargada tras películas que llenaban salas de cine. Él fue uno de los que fueron dando personalidad propia y un sello de calidad a las producciones de la Metro-Goldwyn-Mayer. Cómo no, se enamoró de una estrella, se casó y se obsesionó con ella. Ahora ella es una sombra olvidada pero durante los años treinta era una de las reinas, Norma Shearer. Su marido, el productor, se ocupó de ello.

Y tan joven pero ya tocando con la punta de los dedos la muerte acometió su última producción y para él alta cultura era adaptar al gran bardo, William Shakespeare, pero de sus argumentos teatrales pensó sin duda que el más rentable sería Romeo y Julieta. Una historia de dos familias enfrentadas y dos amantes que superan rivalidades y se aman más allá de la muerte. Sería una producción de calidad y alta cultura de la Metro con todos los medios disponibles. Así decidió decantarse por un director eficaz y elegante, George Cukor, y no puso pero alguno al diseño de producción (vestuarios y decorados con todo lujo de detalles) ni al equipo técnico. Adaptó a una duración adecuada (con permiso de un catedrático asesor) la obra de Shakespeare… y manos a la obra.

Así George Cukor (no sería su única visita a Shakespeare. Posteriormente haría la interesante Doble vida… con una visión muy particular de Otelo) realizó una elegante adaptación clásica de los amantes de Verona con los Capuletos y Montescos, con una puesta en escena elegante (y momentos de gran belleza como el entierro de Julieta)… pero este Romeo y Julieta tiene una cualidad que convierte su visionado en una experiencia extraña… sobre todo por la elección de su reparto.

Como no podía ser de otra manera Thalberg impuso como Julieta a su esposa, Norma Shearer, que ya no era una adolescente… pero la amante de Verona era un personaje de prestigio y podía encumbrar más a una actriz. De esta manera acaba de un plumazo con una de las esencias interesantes para descubrir y entender las emociones y sentimientos volubles, extremos y trágicos de los amantes de Verona, su juventud. La Julieta de Thalberg tiene 34 años. Hay que buscar un Romeo adecuado, buen intérprete pero que no desentone con la edad de Julieta. Y ahí está Leslie Howard que en aquel momento contaba con 43 primaveras. Y por lo tanto los amigos de los amantes tienen que conservar ciertos años para dar coherencia a la historia y al reparto. Así Mercutio es John Barrymore con 54 años o Teobaldo es Basil Rathbone, con 44 años.

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Así Cukor se desenvuelve en una extraña historia de peter panes maduros que viven el amor con la intensidad de la adolescencia pero con cuerpos y ademanes de treintañeros, cuarenteños y cincuentones. Y el caso es que no motivan la risa pero sí cierta extrañeza. El destino trágico les ha pillado con mucha vida… pero son peter panes que hasta la madurez no habían sentido de manera tan intensa. Todavía se encontraban sin responsabilidades, de fiesta, con sentimientos volubles y cambiantes… y en casas de sus padres. Lo más increíble es la representación de Mercutio, un John Barrymore de 50 años absolutamente extremo e histriónico. El joven amigo de Romeo se convierte en una loca delirante y avejentada, con personalidad arrolladora, y ya agotada y perjudicada de tanta fiesta que sigue por costumbre a sus maduros amigos… hasta su muerte digna en defensa de su amigo y la vida loca. Y es que ahora sería posible de nuevo este Romeo y Julieta con jóvenes maduros incapaces de tomar las riendas en su vida sentimental y emocional, responsabilidades y sin querer darse cuenta de la madurez que llega… al igual que el cansancio.

Quizá es que Irving Thalbert también fuera un productor con premoniciones o quizá tenía siempre la muerte tan cerca y sentía con tal intensidad que aunque fuera ya hombre maduro (pero tan joven) quería revivir las emociones intensas, volubles, extremas y trágicas de los adolescentes de Verona… Sí, sin duda, es una extraña experiencia cinematográfica adentrarse en este especial Romeo y Julieta. Mercutio sin duda es el personaje estrella y el que más descoloca al respetable espectador del siglo XXI.

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12 comentarios en “Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1936) de George Cukor

  1. ¡Y nos lo cuentas a modo de cuento! Romey y Julieta ha estado siempre en el cine y en todas las versiones habidas y por haber, en todos los formatos, en todos los géneros: con leotardos, con Leonardos (DiCaprio) para rimar. En musical, en western, en terror, en ciencia ficción. Las eternas dos familias enfrentadas (yo he vivido eso dos veces y ya no me enamoro más, joder). Que si tú no estás hecho para mi hija… y ella quiere matarse (la suegra) pero nunca lo hace. Que si tú no estás a la altura (mido 1,85). ¡Qué quiere usted, el hombre gigante! Que tú vienes de casta baja y luego te enteras que tu futuro cuñao es fan de Tyrion Lannister, el enano de la serie Juego de tronos. Romeo y Julieta. Montescos y Capuletos. Y el maravilloso George Cukor, pero no soporto a Leslie Howard. Cuando me pongo a recordar Lo que el viento se llevó… Mi querida Hildy, fíjate bien ¡tiene cara de lechuguino! Siempre tiene cara de lechuguino; con esa cara larga y los cabellos que parecen una peluca mal puesta, como si se la hubieran tirado desde cierta altura, y con las puntas levantadas sobre las orejas. En fin, no me hagas mucho caso, querida mía. Hablando de Cukor, hace pocos días volvía a ver ese western inusual y maravilloso que dirigió el mejor director de mujeres del cine; Viento salvaje (1957), qué color y qué música, lo malo es que sale Anthony Franciosa que…

    Magnífico texto para un comentario tan estúpido como el mío.

    Besos de cine.

  2. Pero, mi querido Francisco, pobre Leslie Howard. Aunque yo te confieso que nunca entendí a Escarlata… hasta que me di cuenta de que Ashley es un objeto del deseo inalcanzable, un ideal pues es todo lo que Escarlata no es (los contrarios se atraen): educado, extremadamente elegante, refinado, culto, sensible, un caballero… pero no es un superviviente ni un luchador a la manera de Escarlata y Rhet.
    Pero el caso es que la vida de Howard y su trágica y misteriosa muerte siempre me han llamado la atención. Yo le empecé a tener respeto como actor en Cautivo del deseo… Es como de otra época. Sí, un rostro extraño.
    ¡No veas qué envidia sana me has dado pues tengo muchas ganas de ver ese Viento Salvaje con la Magnani y Quinn… además claro de Franciosa!

    Ahhh, me pasaron dos cosas volviendo a ver Romeo y Julieta. Primero me di cuenta de que no me acordaba de prácticamente nada de la peli de Cukor, que vi en mi infancia por televisión y reconozco que alimentó mi amor por las historias de Shakespeare, hasta una imagen: la del cura que tiene que dar el recado a Romeo de que Julieta solo ha tomado un veneno que la dormirá durante 48 horas. Y que no puede entregar el mensaje porque se mete en una casa donde hay un enfermo de peste y le encierran junto al enfermo. Me impresionó. Y luego la sensación de extraños referentes y fuentes de los cuentos populares y orales (que al final beben también de mitologías lejanas) en Romeo y Julieta o al revés… Destino trágico, bellas durmientes… solo que esta vez el beso del amante no sirve para absolutamente nada… tragedia y muerte. Bueno, la triste tragedia de los amantes… une tardíamente a las familias…

    Beso de Peter Pan
    Hildy

  3. ¡Ay, como me reí con la descripción que hace Francisco de Leslie Howard! Le ha dado en el clavo. Yo ni siquiera como inalcanzable objeto de deseo entiendo la fascinación de Scarlett con él, muchísimo menos con un rival como Clark Gable enfrente…
    Me gustaría verlo en Cautivo del deseo o en Intermezzo (¿qué tal está ahí? hace tiempo quiero verla) para seguir en mi empeño de ver buenos esfuerzos de actores que no me gustan tanto.
    Un beso grande, Bet.-

  4. Uf, no me gusta nada, me parece lo más bajo de Thalberg y de Cukor. La típica adaptación acartonada de la que luego Lawrence Olivier se apropiaría para los restos. Y la edad de los protagonistas, ay… Y tampoco soporto a Howard, maldición. Puestos a elegir a alguien con ese nombre, prefiero incluso al pato de George Lucas…

    Y es que sólo hay una cosa que abomine más que a Tony Franciosa: las películas con leotardos.

    Besos

  5. … la edad de los protagonistas es la que provoca un extrañamiento en su visionado que a mí me ha parecido curioso, mi querido Alfredo. Efectivamente es una versión que no vuela libre, como otras posteriores adaptaciones de la misma historia, sino que quiere ser como un reflejo refinado para dar importancia al cine como arte en el momento del paso del cine silente al hablado (algo que hacía mucho la MGM)… y lo que pasaba es que surgían extraños híbridos como el que nos ocupa. Pero bueno, ¡pobre Howard!, no sabía yo que levantaba tan pocas pasiones. Mira, que a mí el tipo me cae simpático. Nuestras fobias en el cine también son dignas de ser mencionadas y analizadas. Yo me lo paso fenomenal con ellas. Algunas de tanta fobia… hasta termino cogiéndolas cariño…

    Beso
    Hildy

  6. Jajaja pues apruebo la moción, a mí también me ha parecido siempre que Howard tenía cara de petimetre al que le faltaba un hervor de vida… ya, pobre, pero nunca me ha gustado como actor.

    Y me hace gracia lo que cuentas sobre esta adaptación (no recuerdo toda la película aunque la vi cuando era peque) y creo que en estos tiempos nuestros parece bastante acertada, toda una paradoja de peter panes canosos y achacosos haciendo el lelo en leotardos. Me suena mucho jajajaja. Yo la primera, casi son seguridad, jeje.

    Besos!

  7. … Mi querida Marga, unanimidad en el debate sobre la percepción del pobre Howard. Ay, qué rarita soy pero yo le tengo estima.
    Sí, este Romeo y Julieta es muy pero que muy actual… en esa pandilla de peter panes canosos comportándose como verdaderos adolescentes extremados… (el máximo representante es John Barrymore, madre mía)… Jajajaja, yo soy una campanilla con canas teñidas y sin alas (aunque ya me gustarían a veces)…

    Besos
    Hildy

  8. No hay unanimidad…me parece perfecto para languidecer de amor…otra cosa es morir por él…la adaptación es efectivamente una contradicción enm si misma. Se puede decir que es el típico producto MGM…pero Cukor creo que lo salva y Norma languidece de maravilla…o es que no se puede a los treinta….un abrazo

  9. ¡Menos mal, querido Victor, que alguien sale en defensa de Howard! Totalmente de acuerdo… se puede languidecer de amor por él… Yo creo que nadie le puede negar un físico de caballero elegante del siglo XIX. Y esa cualidad de ser de otra época, de ser un elemento extraño, a mí me atrae. Se ve totalmente en El bosque petrificado.
    La adaptación de Romeo y Julieta, como decíamos, es fruto del sistema de estudios y de las películas de calidad que quería ofrecer MGM… y efectivamente desde la elección del reparto se forma la contradicción en sí misma. Y Cukor creo que es elegantísimo a la hora de plasmar en lenguaje cinematográfico su particular Romeo y Julieta (tiene unos primeros planos que son de éxtasis… sobre todo de Norma. Y escenas de composición majestuosa…).
    Jajaja, y como bien dices se puede languidecer a los treinta y ¡a los cuarenta y a los cincuenta!
    Y sigo pensando que el gran personaje de este Romeo y Julieta, el que rompe moldes es el Mercutio de John Barrymore, una loca al límite… ya cansada pero que se niega a reconocer su agotamiento de la vida sin freno…

    Besos
    Hildy

  10. Yo difiero: Leslie Howard me parece guapísimo, con aires de caballero y señor. Muy elegante también. En Lo q el viento se llevó su personaje era encantador, un marido enamorado de su mujer pero tan noble q no podía decírselo a Scarlet para no romper su corazón y porq sabía q ella amaba más su plantación q a él. Vale, Clark Gable era mejor personaje, pero no me hubiese ido nunca a la cama con él, era realmente feísimo.

  11. Bienvenida, Elisabeth, me alegra que salga otra persona en defensa de Leslie Howard. Un actor además con una vida muy interesante. Pero también creo que Clark Gable tenía un magnetismo especial que traspasaba la pantalla. Ninguno de los dos sigue los cánones de belleza, por eso son especiales y destacan en la pantalla.

    Beso
    Hildy

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