El francotirador (American Sniper, 2014) de Clint Eastwood

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El francotirador parte de la autobiografía del marine Chris Kyle. Su análisis se convierte en apasionante porque ha sido una película con polémica, sobre todo en su interpretación ideológica. El director siempre ha sido independiente en cuanto a sus planteamientos políticos aunque ha apoyado más a los presidentes republicanos. Eso no ha impedido que haya sido crítico con varias de sus medidas y nunca ha tenido reparo en dar su opinión ante distintos aspectos sociales, económicos y políticos. En este sentido, siempre hubo un análisis ideológico de su filmografía como actor y director, sobre todo al principio de su carrera y en sus primeros pasos como director de cine. Sin embargo, es cierto, que durante unos años (desde Sin perdón) se obvió su pensamiento político para el análisis de sus películas y se le consideró el último director clásico, un narrador cinematográfico que sigue los parámetros de cómo contar una historia en la pantalla blanca como en la época dorada de Hollywood. Con El francotirador se ha vuelto de nuevo al análisis ideológico y a etiquetar el pensamiento político del director así como realizar afirmaciones de que es una película patriótica, de derechas, conservadora.

Así que tenía gran interés de enfrentarme a El francotirador y lo que me he encontrado es una película más crítica de lo que pensaba y creo que más compleja de lo que se ha hablado. No es una película bélica redonda, más bien película correcta, pero desde mi experiencia como espectadora yo he visto una crónica crítica y desencantada de la guerra de Irak y la intervención de EEUU. Y el retrato desolador de lo que sería un héroe americano que no encuentra su papel. Si hay que analizarla cinematográficamente, Eastwood se ha centrado más en el mundo íntimo de su personaje principal que en las escenas bélicas (que las hay). Así por ejemplo, cinematográficamente es bastante más impresionante Salvar al soldado Ryan pero aquella ideológicamente me pareció mucho menos crítica, más patriótica y conservadora que El francotirador.

Eastwood presenta a un Chris Kyle (Bradley Cooper) como un tejano de pura cepa que se alista en la guerra de Irak convencido de servir a su patria contra el enemigo. Paralelamente a su reclutamiento y entrenamiento se enamora de una joven con la que antes de partir, se casa para formar una familia. Kyle es conservador en todos sus planteamientos. Pero Eastwood lejos de ensalzar al héroe americano (tipo Rambo) y a sus compañeros de batalla, va creando un héroe que cada vez se va sintiendo más perdido no solo en el campo de batalla sino también en la vuelta a su hogar. Cada vez entiende menos cuál es su papel y va viendo cómo se queda solo, cómo sus compañeros o mueren o se desencantan (como, por ejemplo, su propio hermano, personaje muy desaprovechado) y cómo incorporarse a la vida civil cada vez es más duro. Si Kyle empieza su labor como francotirador con el objetivo claro que le permite sortear duras cuestiones morales (nunca se regodea en las decisiones que toma), cada vez pierde más el norte y finalmente convierte su labor en una obsesión y rivalidad con otro francotirador iraquí (este podría haber sido un punto fuerte del relato cinematográfico pero se queda en la superficie, el rival es casi un fantasma, tan solo se nos muestran algunos datos. Recuerdo una película de dos francotiradores que me impresionó en su momento, Enemigo a las puertas de Jean-Jacques Annaud, que sí dejaba un retrato psicológico de los dos).

Cada vez que regresa a casa, siente el peso de otras responsabilidades que le cuesta asumir. No encuentra su lugar junto a una esposa y unos hijos que cada vez conoce menos aunque están ahí. Su esposa cada vez tiene más claro que su marido tiene que regresar del todo y centrarse en la vida civil. Además el protagonista siente el peso de sus demás compañeros a los que encuentra con duros procesos de integración a la vida bien por secuelas físicas o psicológicas. Su vida pierde sentido y rumbo… y nota que poco a poco todo se derrumba.

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La paradoja es que finalmente cuando logra tomar de nuevo las riendas de su vida y se decide a ayudar a otros compañeros con duras secuelas de guerra (es decir, encuentra un papel)…, ese francotirador temerario en Irak, que tenía el convencimiento de que disparaba al enemigo para proteger a sus compañeros, encuentra la muerte a manos de un exmarine con secuelas psicológicas. ¿Hay un destino más desolador para ese héroe americano que ha reflejado Eastwood?

Por otra parte otra de las críticas que ha recibido El francotirador es el reflejo del otro, del enemigo, de los iraquíes. Como en las películas del Oeste clásico, donde los indios eran representados como un colectivo y raramente alguno de ellos tenía un definido papel y personalidad desarrollada (eso fue evolucionando poco a poco hasta llegar a largometrajes como Apache, donde curiosamente el actor protagonista no era un apache auténtico sino Burt Lancaster) o escasamente se desarrollaban los motivos por los que surgía el enfrentamiento y su forma de actuar (se obviaba, claro está, su punto de vista), en El francotirador, Eastwood se centra en la construcción y evolución del héroe americano en película bélica y no en la representación del otro (pero esto no es solo algo que le ocurre a Eastwood, se puede ver en otras aclamadas películas recientes como La noche más oscura o Argo).

El francotirador muestra la riqueza de una película y las distintas miradas desde las que se puede abordar. Si la miramos cinematográficamente, no es de las mejores películas de Eastwood, es correcta sin más, con algún momento de puesta de escena que muestra su saber hacer, cómo esa última escena en que Kyle se va del hogar, todos sabemos su aciago destino y vemos en la puerta a punto de cerrarse el rostro de su mujer… Pero si hacemos un análisis de contenido, las miradas chocan, polemizan y crean reflexiones interesantes.

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8 comentarios en “El francotirador (American Sniper, 2014) de Clint Eastwood

  1. La película no me disgustó (lamentable escena del muñeco-bebé aparte), aunque tampoco creo que aporte nada acerca de la desnaturalización de los soldados que regresan a casa y sus dificultades para retornar a la vida civil. Lo que me sorprendió es el brío que le pone Eastwood a algunas secuencias teniendo en cuenta su edad. En cuanto a lo ideológico, coincido contigo (es legítimo hacer crítica ideológica de un filme, pero la crítica ideológica solo es un aspecto de una crítica completa); es más, conviene recordar que Eastwood fichó a Sean Penn y Tim Robbins (los dos mayores contestatarios anti-Bush) precisamente cuando pintaban bastos para ellos públicamente por su oposición a la guerra de Irak, entre otras cosas.
    De todos modos, la película es correcta dentro de la mediocridad general del cine que se ha acercado al conflicto iraquí: ni Bigelow, ni De Palma, ni Loach, ni Greengrass, ni Eastwood, precisamente porque lo han utilizado como escenario, no como tema (salvo Loach, pero ya sabemos que a menudo le puede el panfleto). Solo, en parte, Haggis con «En el valle de Ellah».
    Besos

  2. Mi querido Alfredo, a mí tampoco me disgustó. Lo del muñeco-bebé es un misterio, ¿por qué preferiría Eastwood emplear un muñeco en vez de un bebé de verdad? Efectivamente a mí también me pareció una película correcta y con una lectura a mi parecer pesimista del héroe americano en película bélica. Aunque cinematográficamente me pareció más perfecta y arriesgada «J. Edgar». De todas formas siempre pienso que Eastwood, aunque no estés de acuerdo con él o sí, tiene una forma muy interesante de contar sus historias y de plantear conflictos, no es plano.

    Besos
    Hildy

  3. Pues tu análisis no arroja las conclusiones que en su día yo percibí, y eso que hice un gran esfuerzo por ejercer de abogado del diablo y salvar al soldado Eastwood. Pero era inútil. Piensas que es crítica con la intervención USA y yo, por el contrario, opino que es un perfecto anuncio para llenar las oficinas de reclutamiento. Al antiguo alcalde republicano de la localidad californiana de Carmel, el partido del elefante le tira mucho, más allá de votar al Reagan o Bush de turno, y en esta película ha dejado un perfecto ejemplo: será la idea de dejar un legado ideológico, porque en pocas ocasiones se la había visto a este director ningún plumero. El final, ya en créditos, de los veteranos, séquito de cojos y mancos, saludando al entierro con fervor patriótico es de lo más esclarecedor: Rambo treinta años después, ocupando, encima, el cuerpo incapaz de transmitir la mínima emoción del ¿actor? Bradley Cooper.
    Saludos.

  4. Querido Licantropunk, yo fui a verla porque me interesaba la controversia y polémica que se había generado a través de ella. Y estaba convencida de que iba a encontrarme algo que no me iba a gustar nada, que me iba a chirriar. Sin embargo, ese es el análisis que percibí. Pero sin duda es una película que como digo al final del post,si hacemos un análisis de contenido, las miradas chocan, polemizan y crean reflexiones interesantes.

    Desde luego que hay películas bélicas que actúan de perfecto anuncio para llenar las oficinas de reclutamiento (dígase Top gun, Oficial y caballero…, etcétera), El francotirador yo no la he vivido como película propagandística. Creo que hasta esos créditos finales con imágenes reales (que dicho sea de paso, me hubiera gustado más el final con el rostro de la esposa cerrando la puerta y créditos), dejan un regusto bastante amargo. No sé quizá ese día yo me sentía triste y todo lo miré con un filtro de tristeza y desencanto.

    Beso
    Hildy

  5. Pues yo fui con ganas de defender a Clint, porque me parece que dentro de su pensamiento conservador es un tipo que, como dices, va por libre. Tiene sus ideales, con un profundo sentido humano, y es escéptico hacia unos y otros. Pero no logré dar con esa revisión crítica de Kyle, francamente, aunque cada vez leo más a propósito de que sí existe y más dudo sobre mi propia apreciación. Mi punto de vista lo determina lo siguiente y es un matiz acerca de tu texto: los indios de las pelis del Oeste no atravesaban el cráneo de un niño con un taladro, ni coleccionaban cadáveres en un congelador. Que el enemigo sea ESO (y mira que la guerra de Irak tiene lagunas de legitimidad y objetivos, entre ellos la torpeza de desestabilizar una zona que se ha ido convirtiendo en feudo radical de tipos como ISIS) justifica todo el discurso moral de Kyle, que es bien cuestionable. Además, no sé, desde hace tiempo percibo mucho piloto automático en el gran Clint.

  6. Me cuesta mucho hablar de una pelicula a la que todavia sigo dando vueltas….y eso que la vi hace un mes…..plantea reflexiones tan brutales, sugerentes y contradictorias…que exceden el espacio de un comentario….desde luego no deja idiferente…no he dicho nada sobre ella ya que me resulta complejo y tendria que articular la catarata de ideas que me sugiere….algunas de hondo raigambre moral….igual un dia si me aclaro me pongo….un abrazo

  7. Querido crítico abúlico, lo que es indudable es que es una película que provoca reflexiones y además muy distintas. Yo confieso que iba con la mosca detrás de la oreja y segura de que no me iba a gustar en absoluto lo que iba a ver, así que mi sorpresa fue, como digo en el texto, que me encontré una película menos plana y más compleja de lo que imaginaba.

    A lo que me refería al señalar a los indios de las pelis del Oeste, no era respecto a su brutalidad, sino a la representación de ese otro ficticio como un colectivo con unas características determinadas, sin plantearse una profundidad o individualidad psicológica para entender cómo actúan o su forma de ser o sus motivos. Solo se representa al otro impersonalmente como el enemigo y punto. Tienes razón respecto a lo del taladro, pero recuerda que en, por ejemplo, Centauros del desierto, los indios matan, violan a mujeres y niños y cortan cabelleras de lo lindo, destruyen, arrasan y queman. Y eso que Ford en esta película en concreto sí que caracteriza y da un rol psicológico a varios indios (no como en La diligencia en la que los indios son un colectivo impersonal enemigo con el que luchar).

    Respecto a que la película justifica todo el discurso moral de Kyle, tocas un punto y una reflexión interesantísima. Porque efectivamente presentar al otro solo como el enemigo a batir, no plantea duda alguna (maniqueísmo)… los vaqueros son los buenos, los indios los malos, tiene que vencer el vaquero sea como sea. Pero en el caso de EL FRANCOTIRADOR, como digo en el post, para mí Eastwood presenta a un héroe que cada vez está más perdido, qué pierde su papel y su norte, que según pasa el tiempo se van desmoronando sus claras convicciones, y que va perdiendo el sentido de esa guerra ante las secuelas que va dejando a sus compañeros y a él. Un héroe de guerra que termina abatido por uno de sus compañeros con fuertes secuelas psicológicas por la guerra…, final nada heroico sino absolutamente triste, contradictorio y amargo.

    Pero como bien dices, querido crítico abúlico, leyéndoos yo también dudo de mi propia apreciación…, lo que es cierto es que Eastwood ha creado un interesante debate…

    Besos
    Hildy

  8. Deseando, querido Victor, leerte un texto sobre El francotirador. Yo también tardé un mes en escribir el post. Sí, tienes razón, es complejo pero estoy segura de que articular esa catarata de ideas que te sugiere la película, va a dar con un texto francamente bueno. Así que te repito que me encantaría leerte.

    Besos
    Hildy

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