El conformista (Il conformista, 1970) de Bernardo Bertolucci

elconformista

En el capítulo 10 de la personal serie The story of film. Una odisea, que realiza el crítico irlandés Mark Cousins, el propio Bertolucci cuenta una anécdota respecto El conformista. Cuenta que Jean Luc Godard se citó con Bertolucci en una cafetería. Que él llegó y le estaba esperando, cuando el director francés apareció a su lado con unas gafas de sol oscuras. No le dijo nada sino que le pasó una nota y se marchó. Ahí estaban sus comentarios sobre la película: “Uno tiene que luchar contra el imperialismo y el capitalismo”. Toda esta frase escrita en un retrato del presidente Mao. Bertolucci se enfadó muchísimo y rompió en mil pedazos la nota. Sin embargo, en esta reciente serie documental el director italiano lo cuenta sonriendo y con nostalgia y termina diciendo que le da mucha pena su furia en aquel momento, porque en ese momento le gustaría ver y mirar de nuevo esa nota, otra vez.

Seguían las repercusiones del mayo del 68, y una de ellas era una cantera de directores europeos que vivían el cine como un instrumento político y de lucha. El cine como escritura audiovisual e intelectual para mostrar un discurso ideológico. Y esto hacía que hubiera fuertes encontronazos ideológicos e intelectuales entre los creadores (y los espectadores) que se tomaban el tema del cine como un asunto de compromiso político e ideológico. Un asunto de estás conmigo o contra mí…

Sin embargo dentro de este debate de fotogramas, se realizaron historias potentes contadas como puro cine. Y esto es lo que ocurre con El conformista, que como dice Godard no habla de imperialismo y capitalismo pero sí, a mi parecer, algunas claves para entender por qué el mundo es como es y para ello parte de un escalofriante (pero bellísimo) testimonio visual sobre la figura de un fascista (y por qué termina abrazando esa ideología), Marcello Clerici (Jean-Louis Trintignant).

Bertolucci articula su discurso con una brillante puesta en escena y cuidando al máximo la estética visual de la película. Construye una película política pero cuidadosamente orquestada y compuesta. Y realiza a la vez un escalofriante retrato de Clerici, un hombre (aquejado por varios traumas familiares además de un trauma que arrastra desde su infancia y que le marca, quizá lo más débil de la trama) que aspira a “ser un hombre normal”. Y dicho término adquiere tintes terroríficos. Porque ser normal en Italia en el momento que lo desea con todas sus fuerzas (además de tener prestigio laboral e intelectual, una determinada situación social, estar a punto de casarse con una chica bonita educada para ser mujer florero)… supone abrazar lo que en esos momentos engulle a Italia, el fascismo (pero como dice un siniestro personaje: unos seguirán el fascismo por dinero y otros por miedo, pocos por fe). La película transcurre entre los años 30 y 40 (auge y caída del fascismo en Italia)… y refleja la transformación de Clerici o más bien trata de desentrañar ese conformismo que le hará tener un giro final revelador… La normalidad produce antipatía y mucho miedo.

El conflicto del personaje es precisamente integrarse en esa normalidad o no. Por una parte tiene a su mujer florero (brillante Stefania Sandrelli) y a un amigo ciego que abraza el fascismo (la fiesta de los ciegos, la ceguera de la sociedad italiana), además de tener prestigio social y económico, pertenece a la policía secreta. Por la otra en su luna de miel a París entra en contacto de nuevo con su antiguo profesor de filosofía y su hermosa mujer (Dominique Sanda) de la que se enamora perdida y cobardemente y en la que ve una posibilidad de vida nueva y libre. El problema: Marcello Clerici precisamente tiene una misión en su viaje de novios y es entrar en el círculo de confianza de su antiguo profesor para tenderle una trampa y terminar con su vida.

Bernardo Bertolucci para contar una historia desgarradora y durísima se sirve de una novela de Alberto Moravia, de decorados impresionantes, de una puesta en escena elegante y meditada, de un uso especial del tiempo para narrar (no usa el cronológico), de unas coreografías brillantes (como el baile parisino), de una fotografía no solo cuidada sino que está totalmente al servicio de contar esa historia de una manera muy especial, de una banda sonora envolvente… y de unos actores que forman parte de esa coreografía general especial. El conformista te hace pensar en lo que cuenta, te estremece y remueve, pero también hipnotiza por la belleza de cada uno de sus fotogramas.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

9 comentarios en “El conformista (Il conformista, 1970) de Bernardo Bertolucci

  1. Recuerdo que me impresionaron los grandes espacios que se presentan. En los que uno parece pequeño, que las imágenes eran frías y serenas. En fin, que seguramente estararia muy bien hecha, pero que la trama me desconecto totalmente. Que esa transformación del personaje me es indiferente y que su mensaje político me parece en el fondo lo de siempre. Vamos que el recuerdo que tengo no es muy bueno, aunque tampoco muy claro asi que igual estoy totalmente equivocado. Cuidate

  2. Me gusta mucho esta película. Mucho. Aunque, en el fondo, no creo que la condición del cine como instrumento político o ideológico tenga que ver nada con mayo del 68, sino que es consustancial a su naturaleza, intencionadamente o no, y que siempre se ha utilizado con los mismos fines. Lo que sí ocurre a raíz del 68 es que mucha gente (cineastas, escritores, pero también gente de la calle) adquiere un compromiso político que no tenía, y que luego invariablemente terminará por traicionar. Para hacer justicia a Godard, digamos que «Novecento» en esencia es la puesta en contraposición de las políticas de bloques, capitalismo contra comunismo, y especialmente de las implicaciones y contradicciones de esta oposición en la singularidad italiana.

    En cuanto a «El conformista», es una de las mejores películas sobre el fascismo y la borrachera de totalitarismos que sacudió a Europa en la época de entreguerras, y que puede extrapolarse a la fiebre neoliberal de hoy en alguna medida. Mientras cintas aplaudidas como «La lista de Schindler» o la infame «La vida es bella» hacen apología del parque temático del Holocausto o pornografía sentimental con la cuestión judía, Bertolucci (o De Sica con «El jardín de los Finzi-Contini», por limitarnos al terreno de la ficción), profundiza en las causas de esa caída europea en brazos de lo intolerable, ofrece respuestas y presenta las causas. Es de una inteligencia sublime, aunque todo esto ya estaba en la novela de Moravia, que es espléndida, pero puesto en imágenes resulta tremendamente sobrecogedor y lúcido. Siempre que la veo me acuerdo de los españoles «demócratas de toda la vida» que acudían a la Plaza de Oriente a jalear a Franco, y pienso que hoy la gran mayoría de nosotros, si no todos, seríamos igual de complacientes, como lo somos con lo intolerable de hoy en día. Por eso, porque habla de nosotros, «El conformista» está cada día más vigente.

    Besos

  3. ¡Y espero que eso no sea lo que se entienda porque si es así muy mal me he explicado, querido Alfredo!, justamente más o menos lo que quería decir es lo que explicas pero haciendo hincapié en los debates ideológicos que tuvieron muchos cineastas por aquellos años a raíz de sus películas (y como los espectadores se empapaban de esos debates).

    Y sí también me gusta el conformista no solo por cómo expone el fascino sino por cómo lo cuenta en imágenes. Y sí da miedo que conceptualmente la película sigue vigente.

    Besos
    Hildy

  4. Efectivamente, querido Plared, visual y espacialmente la película es una pasada. En cuanto al contenido y lo que expresa a mí me sigue produciendo escalofríos porque creo que lo que refleja sigue más vivo de lo que pensamos. Yo no pude desconectar de la trama que además me atraía por cómo estaba contada.

    Besos
    Hildy

  5. Sí, sí, se entiende. Digamos que estos cineastas utilizan el poder del cine como herramienta política desde una perspectiva particular, y no, como en Hollywood o en otros momentos históricos en Europa, desde la propia industria. Aunque, en cuanto a Europa, el realismo poético francés o el neorrealismo italiano, fueron también formas particulares de entender el cine con fines de lucha política. Ahí tienes a Zavattini, por ejemplo.
    Besos

  6. Diga lo que diga Godard, que le encantaba tocar las narices, El conformista tiene un peso político claro y además elaborado, nada complaciente. Los totalitarismos siempre hacían apología de «la normalidad». En cierto sentido, eran radicales de la normalidad y, por ende, suprimían todo aquello que difiriera de ella. Es el caso de Clerici, que, aparte de participar de la anormalidad natural que implica ser humano, esconde una serie de parafilias nada aceptables para los estándares comunes (esa ambigüedad sexual lindante con la homosexualidad y el complejo de Edipo).
    Y, bueno, como dices, un montaje muy interesante y apabullante puesta en escena de Bertolucci, que es tan esteticista como, por fortuna, expresiva. Eso y que sale Gastone Moschin, que siempre mola.

  7. Qué olvidada tenía esta película. Es verdad que Bertolucci busca la belleza, creo que es una constante en su trayectoria. Y si no, fíjate en su última película, «Tú y yo», fantástica. Bueno, supongo que en «Novencento» no tanto, claro, pero ahí la búsqueda era otra.
    Saludos.

  8. Querido crítico abúlico, sí, El conformista tiene peso político, elaborado y nada complaciente. Totalmente de acuerdo. Su radiografía de la normalidad da bastante pánico. Y todo eso con un montaje y una puesta en escena bellísima. Lo de Godard sirve para ilustrar los cineastas comprometidos políticamente de aquellos años y los debates ideológicos entre ellos (que también entraban los espectadores). Jajaja, sí hay reparto de oro. Vamos, que me he alegrado una barbaridad verla.

    Besos
    Hildy

  9. Querido Licantropunk, la búsqueda de la belleza y Bertolucci… me gusta esto que dices. Confesarte que aún no he visto Tú y yo de Bertolucci pero que creo que va a caer pronto. Después de El conformista creo que me voy a dar un baño de Bertolucci.

    Besos
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.