Pat Garrett y Billy El Niño (Pat Garrett y Billy The Kid, 1973) de Sam Peckinpah

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Allá por el año 1970 Michael Ondaatje escribió un pequeño libro titulado Las obras completas de Billy el Niño… En el libro mezcla fotografía, testimonios, poemas, entrevistas para construir una peculiar biografía de Billy y todos aquellos que formaron parte de su vida, sobre todo Pat Garrett. Michael Ondaatje rememora y cuenta muchas anécdotas presentando un Oeste violento y duro carente de la mitología cinematográfica en los años de oro del género. Es una obra innovadora y libre, poética. Mucho de lo que narra Ondaatje… quedaría reflejado en Pat Garrett y Billy El Niño de Sam Peckinpah… y también el espíritu de esta pequeña obra. No tengo ni idea de si Peckinpah había leído a Ondaatje o si éste vio la película… pero eran los años setenta y atrapan ambos la poética del desencanto. El camino crepuscular…, el quitar atributos a los ‘héroes’ legendarios del Oeste pero crear otra mitología del hombre forajido y libre de triste destino porque su lucha contra el sistema es vana. De las amistades rotas… De los perdedores que terminan sacrificados…

Pat Garrett y Billy El Niño alcanza sus cotas más altas de belleza en una escena que empieza con la violencia más desgarrada, a cámara lenta y sangre a borbotones, y termina con una mirada de amor tierna y dolorosa. Todo ha terminado. Pero contemplo las nubes que se reflejan en el agua… Perdedores, violencia, un tiroteo a muerte y una belleza deslumbrante. De fondo Knockin’ on Heaven’s Door de Bob Dylan. Esta escena es protagonizada por unos secundarios… personajes arrastrados por el enfrentamiento de dos que fueron amigos pero ahora andan en bandos distintos (por ver la vida de diferente manera: uno piensa en el futuro, el otro solo vive el presente). Ella es Katy Jurado, él es Slim Pickens…

Y es que Pat Garrett y Billy El Niño, como la obra literaria de Michael Ondaatje, es contada a base de desgarrones, dolores y golpes… Puede que toda la película sea las visiones de un moribundo Pat Garrett. O que un testigo de la historia, Alias (Bob Dylan), dejara de ser un simple observador silencioso de la historia para convertirse en bardo. Sam Peckinpah cuenta una historia cuarteada, descuartizada como las gallinas a las que disparan, para divertirse, al principio de la película y mostrar su puntería… Todos los personajes desde Billy hasta Pat… terminarán con sus miembros descuartizados, una muerte sin épica, veloz, violenta, rápida, sin posible reacción. El disparo es brutal y el peor el del estómago…

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El Oeste presentado es brutal, sin concesiones. Los que eran forajidos portan una estrella y se convierten en ley por los poderosos. Y así siguen a otros forajidos que prefieren seguir fuera del sistema. Se matan entre ellos y todos en la mirada saben de traiciones y disparos por la espalda, sin tiempo de heroicidades. Brutal en todos los sentidos. Pero a veces quedan resquicios de momentos de amistad y placer. Traicionar esas amistades, rompe a algunos. Billy se queda con la poesía y la coherencia, él dice que no matará a Pat porque es su amigo. Él es bestia por naturaleza, forajido sin ley, libre sin ataduras… A Pat le queda la melancolía y el grito de haber disparado al amigo fiel. Quería vida tranquila, futuro asegurado, ser un rico jubilado… Pero se convierte en hombre con alma fracturada.

Mujeres por el camino, algunas solo para el placer, otras luchan junto al compañero (unas se cansan de esta vida y otras les ven morir). Las mujeres en el cine de Sam Peckinpah no salen muy bien paradas, no estaría mal un análisis de las féminas en sus películas (me faltan bastantes de su filmografía para realizar un debate intenso y bien argumentado). Menos mal que aquí está Katy Jurado. Algunas son fuente de placer (las prostitutas suelen estar presentes), otras de problemas. Unas son solo víctimas, otras solo arpías. Muchas veces rompen el corazón. Otras solo inocencia y ternura, en silencio, reposo sumiso de un Bill a punto de fallecer. Rara es una Jurado que sea compañera, luchadora, fiel, dura y dulce a la vez… aunque solo salga unos minutos.

… Y dos actores carismáticos con unas voces que describen a sus personajes (imprescindible escucharla en versión original)… James Coburn y Kris Kristofferson. La complejidad de Coburn, que va fragmentándose y rompiéndose con cada muerte hasta fracturarse con la muerte del amigo… y disparar contra su propia imagen en un espejo que se quiebra; se enfrenta a un Kristofferson de mirada profunda y sonrisa perenne que lleva en el rostro su final trágico.

La música de Bob Dylan ayuda a su contemplación y a las ganas de llorar que te provoca una película tan dolorosamente hermosa y fracturada…

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12 comentarios en “Pat Garrett y Billy El Niño (Pat Garrett y Billy The Kid, 1973) de Sam Peckinpah

  1. Uno de los últimos grandes westerns dentro del juego de muertes y resurrecciones del género que empieza con «Liberty Valance» y llega hasta «Sin perdón», pasando por «Grupo salvaje» y «Dos hombres y un destino» (incluso «La última película», de Bogdanovich, aunque sea una opinión muy personal), y en el que Peckinpah tiene muchísimo que decir. La poética de la violencia, una vez más, sublimada por el poder lírico de unas imágenes que son el reverso de lo terrible en un mundo, la América de los primeros setenta, que ya se ha dado cuenta, muy tarde, de que ya no es inocente.
    ¿Y las mujeres en el cine de Peckinpah? No, no salen bien paradas. Pienso en las chicas de «Quiero la cabeza de Alfredo García», «Perros de paja» o «La huida», y se me hacen terriblemente diabólicas, incomprensibles, temibles, en su capacidad para unir al mismo tiempo el terror y el placer, la lujuria y el horror, la perversión y una extraña lealtad. Esas mujeres te hacen removerte en la silla, y ni siquiera sabes si es porque temes por ellas o las temes a ellas.
    Besos

  2. Mi querido Alfredo, sí, es un western con aires crepusculares que refleja que los tiempos están cambiando (aunque Billy El Niño… sabe que los tiempos están cambiando, él no quiere cambiar…, ésa es su poética).

    Sí, por las películas que nombras que sí he visto… desde luego las mujeres no salimos muy bien paradas. La mirada de Peckinpah no es nada agradable…, miedo da pensar su relación con las mujeres. Desde luego no debía ser fácil ser actriz y trabajar bajo sus órdenes, ¿alguna se negaría? Yo hubiese tenido serias dudas (y me gustan las cuatro películas de las que estamos hablando… pero desde luego no por sus personajes femeninos y su tratamiento).

    Besos
    Hildy

  3. Sin ningún tipo de duda la mejor película de Peckinpah, que ya es decir. Desde Duelo en la alta sierra (magnífica)el crepúsculo lo lleva en su corazón, sí, este director que se levanta cada mañana con resaca y odia a todas esas personas que ya desde la primera hora de la mañana se sienten con ganas de trabajar y muy seguros de ellos mismos (en esta película sale algo de esto) El cine de Peckinpah es una moral y yo siempre he estado con él, me he identificado con él como me identifico con Bukowski, otro que le levantaba con unas resacas de dinosaurio, qué tontería, los dinosaurios no bebían y por eso eran tan cabrones. Esta película la llevo siempre encima. Cuando salió el vídeo me la compré en vhs, y ahora de deuvedé porque la quiero ver bien. Yo la vi en su momento en el cine y no se olvida. Peckinpah trabajaba muy bien con el cinemascope. Y como bien dices, la fotografía, el color que tiene esta película es precioso. Me gusta mucho ese momento cuando Kris Kristofferson está hablando con Dylan en medio del viento. Esta escena está iluminada de otra manera, mucho más crepuscular. Me gusta la banda sonora. Pocas veces se han dado en la historia del cine este milagro donde película y canción sea una sola cosa. Y, sobre todo el grandísimo James Coburn, pocas veces ha estado mejor, que ya es decir, porque Coburn ya es un clásico, amiga Hildy. Desde los títulos de crédito hasta el final es una maravilla, una lección de lo que es el cine y de lo que puede dar cuando hay talento a raudales. Peckinpah no era violento, era un poeta que retrataba la violencia, que es otra cosa. Imitado hasta la saciedad y siempre de la peor manera. Hoy ya no quedan poetas con la mirada profunda a pesar de las cien mil resacas y la cama sucia de tanta noche que no se lava ni con la luz del alba porque allí siempre hay prostitutas que te dejan echo una mierda, esto no es mío sino una canción de Dylan que compuso cuando rodaba esta película. Le pasó en la ciudad de Juárez. Creo que Tepoztlán nunca tuvo dos poetas después de 1973. Y paro ya porque estaríamos aquí todo el día y el ordenador es demasiado aséptico para ello.

    Con estas películas y estos post la vida es más fácil de llevar.

    Besos, muchos besos antes de llamar a las puertas del cielo.

    PD: Aquí te dejo un enlace de un artículo que escribí sobre esta película.

    http://fmaesteban.blogspot.com.es/2008/01/pat-garrett-and-billy-kid.html

  4. … que me leeré ahora mismo para acordarme…

    Mi querido Francisco, apenas se nota lo que te encanta esta película, ¿eh? Pero escribes en tu precioso comentario (con tu mirada especial, nunca me cansaré de decírtelo) perfectamente por qué te gusta. Y como siempre, placer leerle, caballero.

    Besos… mirando el reflejo del cielo en el lago
    Hildy

  5. A veces paso por aqui sólo para leerte y luego disfrutar de vuestros comentarios de lujo…

    Y me callo porque nanay, no llego, cachis! jeje, pero qué gusto no llegar así.

    Un besote

  6. A ver como lo digo sin atropellarme…es cierto que tiene fogonazos líricos potentes y que la atmósfera sucia está muy conseguida. Y ese polvo a orillas de la vida con sabor a aguardiente del que quema en las entrañas…está ahí.
    Y sin embargo…hoy no coincido con tu entusiuasmo ni con el de amigos que comentan.
    Las interpretaciones de ambos protagonistas me parecen de un divismo que roza lo insoportable. Hasta para fumar un cigarrillo lo hacen con afectación y desmesura.
    Prefiero no entrar en el tema Dylan…su interpretación y el uso de la música en la película…lo resumiré diciendo que todo ello se me hace cargante por ser suave.
    Esa escena en la que cinco tipos charlan con Billy sobre cosas mundanas antes de que el héroe maldito se los ventile de un plumazo con la sonrisa puesta me parece una de las cosas más falsas que he visto en una pantalla en mucho tiempo.
    Al final me termina resultando una película que pierde por sobredosis de todo y la búsqueda de una mítica a toda costa que veo que convence. A mi no. Aun cuando tiene sus méritos, para mi escasos.
    Desde luego no veo poética alguna de la violencia y es más, me parece uno de los trabajos más desequilibrados del director, a años luz de por ejemplo «Duelo en la alta sierra».
    No obstante, tras leerte y leer al amigo Machuca, tal vez le de otra oportunidad, que sin vuestros textos, no pensaba darle. Puedes creerte que las dos veces que la he visto me he aburrido como una ostra ante tanto pseudo despliegue de presunto western crepuscular.
    Pero no pasa nada, coincideremos otro día amiga Hildy…un abrazo

  7. Ja, ja, ja, claro, querido Victor, coincidiremos muchas otras veces. Ya sabes que a mí me encanta el desacuerdo argumentado. Y tú, como siempre, argumentas muy bien.

    Creo que es una película de desgarrones, dolores y golpes. Y es verdad que eso afecta al ritmo de la película. ¿Son fogonazos de un moribundo? A veces parece que no está del todo ‘cosida’. En el dvd en el que vi la película, se encontraban varias entrevistas a personas que intervinieron en el rodaje, que como solía ocurrir con los rodajes de Sam Peckinpah, no eran precisamente un camino de rosas. No era un hombre fácil y no era fácil trabajar con él, además en sus últimos años no arrastraba una salud de hierro. Y esta película no fue un camino tranquilo…, sino un camino de desgarrones y golpes. Y hubo también problemas durante el montaje (dos equipos, uno del director y otro del estudio…)… hay distintas versiones y finalmente parece que la queda y vemos es lo más parecido a lo que quizá quiso Peckinpah. Así que es como una película de destellos, inacabada…, sí, imperfecta.

    En cuanto a Bill y Pat (Kris y James…, soy así con esta confianza les nombro) veo que sus personajes e interpretaciones dan sentido a la película… su enfrentamiento da sentido al desencanto de la película. Pues aunque ambos toman caminos diferentes (uno piensa en el futuro y en asegurárselo, otro sigue anclado en el presente y en vivir el momento, libre), los dos siguen fuera del sistema y los dos son eliminados… y en el camino un reguero de cadáveres. Es como si decidieran lo que decidieran, su muerte violenta era segura. Lo que pasa que uno muere traicionando una amistad (que termina fracturando) y el otro envuelto en una imagen de forajido con un final escrito en su sonrisa no siempre coherente…

    Yo solo por la escena de Katy Jurado y Slim con Knockin’ on Heaven’s Door de fondo o por toda la larga escena de cuando Billy es encarcelado hasta que mata a sus dos guardianes, canta mientras va quitándose las cadenas y se cae del caballo… o toda la escena paralela del principio de la muerte de Pat y los disparos de Bill a las gallinas… creo que la película merece por lo menos un visionado…

    Dylan solo observa… (y me recita muy bien la etiquetas de los alimentos del almacén)… No me disgusta la función de su personaje como el que mira y después contará (o cantará).

    No sé, a mí esta película me deja triste… y con imágenes grabadas. Algo similar me pasó con Los Vividores de Altman… dejan un Oeste… que no está para muchas épicas. Un Oeste imperfecto, inacabado con notas que desentonan y un ritmo extraño… Pero a mí me remueve algo…

    Besos
    Hildy

  8. Esta vez estoy con el tal víctor. Una película muy sobrevalorada, si de ambiente conseguido, quizás por esa modernez buscada para la época. Actores que no me convencen, en realidad no me los creo. Aunque el rostroa de Kris Kristofferson sea la del anti heroe perfecto. Les veo fuera de papel

    Fotografia sucia y atrayente es verdad, pero me deja una sensación de falsedad, de épica que no existe que la lastra totalmente. Rara, para el genero en el que se engloba, esa para mi es su mayor virtud. Cuidate

  9. Mi querido Plared, cuánto tiempo sin leerte. Así que en el debate de Bill y Pat te decantas por la opción de película sobrevalorada y no lograda… La verdad es que gracias a este debate, a este western y a un texto de Francisco Machuca sobre El día de los tramposos… voy a hacer ahora mismito una serie de westerns atípicos mostrando un momento de transformación y cambio en el género a finales de los sesenta principios de los 70 con otras tres películas. Tres post de futuro.

    Beso
    Hildy

  10. Querida Hildy, como película, no considero que ésta sea la mejor de Peckinpah, aunque tiene alguna de las mejores escenas de su filmografía, como la que mencionas con Katy Jurado y Slim Pickens. Y Bob Dylan como actor no es que ayude mucho. Mejor nos quedamos con su música. Un beso. Manel.

  11. La verdad es que, fíjate lo que te digo querido Manel, solo por esa escena merece un visionado. El personaje de Bob observa… y me parece que ese objetivo lo consigue. Un hombre que observa y terminará ‘contando’ la leyenda. Pero ¡cómo canta el jodío y qué canciones más bonitas creó para esta película!

    Besos
    Hildy

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