Winchester 73 (Winchester 73, 1950) de Anthony Mann

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… tenía una vieja asignatura pendiente y era analizar la obra de un dúo de cine que colaboraron juntos en ocho películas (cinco de ellas western). Estoy hablando del actor James Stewart y el director Anthony Mann. La inauguración de esta relación profesional ocurrió con Winchester 73, un western redondo de estructura perfecta pero a la vez emocionante. Y así iniciaré un pequeño ciclo que incluirá aparte de Winchester, Horizontes lejanos y Tierras lejanas.

¿Por qué esta colaboración es importante en el género de películas del Oeste? Porque supone un paso más y la evolución definitiva de una innovación importante que se estaba dando en el género… Supuso además un antes y un después en la carrera de James Stewart como actor y en la percepción que tenían de él sus seguidores. Suponía la evolución del héroe del western en un terreno de ambigüedad moral. Los límites entre el bien y el mal ya no estaban tan claros y los héroes de Mann son psicológicamente complejos. Y esa complejidad tenía el rostro de James Stewart. Poco tienen que ver los personajes de John Wayne con los de James Stewart (y ambos lo demostrarían juntos en un western maravilloso de John Ford, El hombre que mató a Liberty Valance). Y poco tienen que ver tanto en presencia física como en psicología y comportamiento.

Winchester 73 tiene un mecanismo de construcción circular y perfecto que no impide no sólo un buen ritmo sino un relato inquietante, una intriga que atrapa y unos personajes muy atractivos… El título se refiere a un rifle mítico que va pasando por distintas manos y cuyo periplo va unido a una historia obsesiva de venganza. Una venganza con complejos lazos familiares…, un misterio por desvelar que llega a su culminación cuando la chica de saloon encuentra una fotografía…

Este western significó dos cosas en la carrera de Stewart. Una a nivel profesional (y de cambiar los códigos de relación actor-productora) y otra respecto su imagen proyectada. En esta película Stewart no recibió un salario sino que firmó una cláusula en la que se especificaba que el actor recibiría un elevado tanto por ciento de los beneficios de la película… Una película que funcionó… Esto supuso la constatación de que algo estaba cambiando en la industria y en su sistema de estudios. Las reglas se estaban transformando y la caída del sistema se avecinaba… Los actores iban adquiriendo un poder sobre sus carreras antes inimaginable…, ya se negaban cada vez más a ser simples marionetas de los estudios.

Por otra parte Stewart proyectaba una imagen determinada a los espectadores, que le adoraban, que sobre todo alimentaban sus comedias pero también sus incursiones en otros géneros: el personaje de Stewart era un hombre bueno (así le ocurría también a su amigo Henry Fonda). Sus héroes eran coherentes, rectos, idealistas, morales, amables, bondadosos… Anthony Mann complicó esta imagen, introdujo la ambigüedad, las sombras del héroe bueno (también estaba contribuyendo a este cambio Alfred Hitchcock…, y se notaba esta evolución en su carrera junto a Frank Capra). Revistió de humanidad a unos personajes moralmente complejos. Así el héroe de Winchester es obsesivo, vengativo y violento aunque nos posicionamos a su lado… porque a la vez es un buen amigo, respetuoso, valiente… No se queda tranquilo ni encuentra un atisbo de paz hasta culminar lo que se ha propuesto, la venganza. Pero los límites del bien y del mal para llevarla a cabo se tambalean continuamente…

Por otra parte Mann contribuía y establecía un nuevo paso en el género del western: dar cada vez más importancia al componente psicológico convirtiendo las historias en más difíciles y complejas pero a la vez más atractivas… y todo ello con un respeto absoluto a las claves del género y con su mitología particular. En Winchester 73 aparecen los indios, la chica de saloon, el séptimo de caballería, los forajidos, las diligencias, los carros, personajes míticos como Wyatt Earp (que aparece como personaje) o el general Custer (al que nombran varias veces)… Además de un dominio de la narrativa cinematográfica y de la puesta en escena sin igual que permite escenas tan brillantes como el concurso, al principio de la película, y que arranca toda la acción. La presentación de los personajes principales y del conflicto mientras se celebra el concurso para ganar un rifle mítico es un mecanismo perfecto y redondo.

Además de James Stewart y su contrincante Stephen McNally (un actor que no tuvo nunca la categoría de estrella pero sin embargo tiene una carrera con títulos a tener en cuenta), la galería de buenos actores que además construyen sus personajes en esta película es toda una fuente de satisfacciones para el espectador. Así la chica de saloon (un personaje que podía haber sido plano y sin embargo está resuelto de manera atractiva con un montón de matices y detalles) está maravillosamente interpretado por una actriz que creo hay que reivindicar una y mil veces, Shelley Winters. El forajido chulesco, algo psicópata pero con un gran sentido del humor no podía ser otro que un magnífico Dan Duryea. Y el mejor amigo de James Stewart (que es el que le contiene, su Pepito Grillo particular) tiene el rostro de Millard Mitchell, uno de esos secundarios efectivos que cuando aparecen en pantalla, siempre nos suena su cara. Otra cosa que me encanta de esta película es encontrarme con dos actores que empezaban su carrera y que pronto se convertirían en estrellas: Rock Hudson, ataviado de jefe indio (y uno de los dueños del famoso rifle) y un joven Tony Curtis, como un joven soldado del séptimo de caballería. Y los dos ya muestran su carisma.

Así que este dúo de cine empieza su colaboración con una película de estructura perfecta que además de lidiar con la mitología y las claves del western proporciona una nueva mirada, un paso más para el género.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

9 comentarios en “Winchester 73 (Winchester 73, 1950) de Anthony Mann

  1. James Stewart firmó tres asociaciones con cineastas de distinta enjundia que bien pueden ser incluidas entre las grandes páginas de la historia hollywoodiense: en los treinta con Capra (Vive como quieras, ¡Qué bello es vivir!, Caballero sin espada) y más tarde con Hitchcock («La soga», «Vértigo», «El hombre que sabía demasiado») y Mann («Horizontes lejanos», «Tierras lejanas» o «El hombre de Laramie»…).
    Ésta que comentas es la primera y una de las mejores. Un western seco, violento y elegante. Me encanta.
    Un abrazo.

  2. Me parece una película redonda …y el ciclo que te vas a hacer…pues impresionante.
    Muy cierto lo de la figura ambigua que proyecta Jimmy en estos films y en otros como Colorado Jim y el que me parece que da una definitiva vuelta de tuerca, el hombre de Laramie…
    Todos ellos excelentes. Es curioso…ahoro no dispongo del dato, pero creo que la película dura unos 100 minutos. o quizás menos. Y la de cosas que pasan a un ritmo trepidante. Hoy un film como este con todas esas peripecias se nos iría a las dos horas y media sin problemas.
    Clásico con mayúsculas. Una gozada de película. Y ese mito de Cain y Abel transfigurado al fondo. Un abrazo

  3. Efectivamente, querido Antonio, buena definición de esta película del Oeste con tres adjetivos: seco, violento y elegante…

    Cuando volví a verla (casi era como verla por primera vez pues no recordaba nada, yo creo o tengo idea de que la vi de pequeña) hace unos días, me llamó la atención también otra cosa: no me aburrí ni un solo segundo. Disfruté cada escena. Nada me faltaba, nada me sobraba.

    Y cierto es muy interesante el análisis de James Stewart, sus rostros y evolución como actor en sus obras con los tres directores con los que más se le identifica…

    Besos
    Hildy

  4. Querido Victor, acabas de aportar otra mirada interesante sobre esta película del Oeste. Y es que lo de los argumentos universales es interesantísimo… Bajo la óptica bíblica de Cain y Abel, Winchester 73 adquiere dimensiones apasionantes. ¡Volveré a verla…!

    Lo de los minutos te lo digo yo en un momento. Voy a mirarlo. Ya he regresado… 92 minutos… que como dices condensan una historia donde ocurren muchísimas pero muchísimas cosas. Al rifle le da tiempo a pasar por distintas manos una y otra vez… y contarnos un montón de subtramas que se van uniendo a la trama principal… El rifle vuelve de nuevo a las manos que lo ganaron.

    Besos desde el Saloon, tocando el piano junto a un vaso de whisky (o a lo mejor me han dejado en la barra uno de leche…)

    Hildy

  5. Con Mann siempre nos sentimos en horizontes lejanos y tragedias shakesperianas, que por cierto, uno de los proyectos más queridos de Mann, que no llegó a realizar nunca, fue una versión de El rey Lear, ambientada en el Oeste y protagonizada por John Wayne.Pues eso. El western con palabras mayores. Hoy cuando se ven estas películas en dvd y en esas pantallotas con gran definición siguen sorprendiendo por el uso del color,de los movimientos de cámara,su técnica. Vamos, te pones cualquiera de Mann,de Peckinpah,Los profesionales que publicaré en breve en mi blog,Centauros del desierto,otra vez Mann, Río Bravo (también pendiente), y es entonces cuando te dices que algo se ha perdido. ¿No crees?

    Besos desde mi porcho hacia el atardecer y encendiendo mi pipa y expulsando el humo hacia horizontes lejanos.

  6. … el western y los ecos de Shakespeare… la verdad es que es otro binomio interesantísimo. No hubiera estado nada mal esa visión del rey Lear por parte de Mann.

    Ya sabes que a mí también me fascina LOS PROFESIONALES así que leeré con ilusión tu seguro excelente texto.

    Besos
    Hildy

  7. Creo que la que dice Paco terminó en manos de Dmytryk y, después de pulida y recortada, fue «Lanza rota».

    Winchester 73 es una película espléndida, aunque voy a discrepar ligeramente de la radical diferenciación entre los personajes de Stewart y los de Wayne en aquellos tiempos, psicológicamente complejo el primero y no el segundo. Recuerdo, por ejemplo, el ganadero de «Río rojo», que es de 1946 aunque se estrenó en 1948 y no sólo hay mucha complejidad psicológica en su personaje, sino también mucho Shakespeare en ese western. Y en la trilogía de la caballería de Ford, los York que interpreta Wayne en las tres películas son prototipos del personaje psicológicamente atormentado. Evidentemente, el físico los diferencia, impone una distinta aproximación, pero psicológicamente no los veo tan diferentes. Quizá, sí, hay un componente más en Stewart, como la venganza.
    Besos

  8. Mi querido Alfredo, quizá he simplificado en exceso lo que quiero decir con la diferenciación de los personajes de Wayne y Stewart. Por supuesto que como dices los personajes de Wayne en Centauros del desierto o Río Bravo tienen un fondo, una profundidad y una evolución… pero aun así los héroes que reflejan Wayne y Stewart son muy ‘diferentes’. La imagen proyectada de ambos es distinta. Y se refleja muy pero que muy bien el ‘papel’ de ambos en el western en la maravillosa El hombre que mató a Liberty Valance.

    La diferencia a mi parecer va más allá del componente de venganza. Cuando sale Wayne en un western (con todos sus componentes complejos y sin necesidad de un personaje plano), el espectador automáticamente sabe qué es el héroe, lo siente así, como un hombre duro muy duro. La percepción de Stewart es más sutil, se va ganando su puesto de ‘héroe’, las cualidades del héroe, tiene que esforzarse e ir cumpliendo objetivos para ser el héroe, además tiene elementos en su personalidad tan humanos que a veces (y de ahí la ambiguedad) nos hace dudar si llegará a ser un héroe o se quedará en el camino y se convertirá en un traidor o fracasará en el intento. Además de ser tan humano que siempre el espectador piensa que su vida y su supervivencia están en peligro…, Stewart puede morir…

    Besos
    Hildy

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