Dos clásicos y un moderno

Noble gesta (L’onorevole Angelina, 1947) de Luigi Zampa

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… los indignados han existido (hemos existido) siempre y también han sido reflejados por el cine. Así tras la Segunda Guerra Mundial y en pleno neorrealismo para analizar y reflejar la época (que influenció todo el cine italiano del momento) no eran fáciles las cosas en Italia. De tal manera que no queda lejos de la situación actual, lo que cuenta Noble gesta: unos vecinos hartos de las injusticias urbanísticas, sociales y políticas que se levantan y revolucionan para conseguir sus derechos… capitaneados por Angelina (como siempre, una maravillosa Ana Magnani), una mujer de la barriada de familia numerosa harta ya de no llegar a final de mes y de romperse la cabeza cada día para poder alimentar a sus hijos. Así la película ilustra el recorrido de esta mujer, casada con un pobre suboficial de policía, que pasa de ser una más a convertirse en líder de las protestas. Vivirá un ascenso y una caída en picado donde todos le retiran la palabra hasta volver a resurgir. Angelina es una mujer del pueblo con conciencia que lucha por mejorar su situación. La convierten en líder por lo bien que protesta e incluso llega a idear un partido político pero ella misma se da cuenta de que esa tarea ya le queda grande. También sufrirá la manipulación de los poderosos y la retirada de confianza de los que la siguieron… hasta que vuelve de nuevo a restablecerse su popularidad. Finalmente se quedará junto a su familia… renuncia a la política pero no a la lucha diaria y a la indignación continua (crítica y necesaria)… Luigi Zampa dirige con solvencia este largometraje de indignados con aires neorrealistas.

 ¿Qué fue de Baby Jane? (What ever happened to Baby Jane, 1962) de Robert Aldrich

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Mucho se ha escrito sobre Baby Jane y es que esta película de culto del interesante realizador Robert Aldrich mantiene su magnetismo aunque vaya pasando el tiempo. Además también inauguró un género, el grand guignol, que sigue teniendo tradición en el actual cine americano (podemos perseguir sus huellas en Killer Joe, Stoker o El consejero).

Son muchos los alicientes para inmiscuirse en esta historia. Por una parte ese clima de suspense y misterio claustrofóbico. Sus personajes oscuros hasta resultar desagradables. No se salva ni uno (ni siquiera las plácidas y ‘pesadas’ vecinitas de al lado, madre e hija, hasta el siniestro pianista y su desagradable madre). La visión de la fama y el éxito efímero seguido de una larga decadencia, el cine dentro del cine. El ocaso del vodévil ante el nuevo arte, el cine (el espectáculo de Baby Jane en los escenarios de teatro y el posterior éxito en el cine de su hermana). Las enfermizas relaciones familiares (entre las hermanas, entre el pianista y su madre…). La locura, el alcoholismo, la decadencia, la dependencia emocional…

Pero sobre todo se sigue sustentando esta película por las increíbles interpretaciones de sus dos protagonistas: dos grandes divas del cine. Bette Davis y Joan Crawford se unen para ser las decrépitas hermanas Hudson. No fue un rodaje fácil, la lucha de egos de las actrices benefició el resultado de la película pero convirtió el proceso en una pesadilla. Jane Hudson-Davis y Blanche Hudson-Crawford se apoderan de sus personajes y la película y dejan dos interpretaciones memorables. Inolvidable la actuación de una anciana Jane cantando una canción a su padre o la angustia de una mujer en silla de ruedas encerrada cruelmente…

Vidas contadas (Thirteen Conversations About One Thing, 2002) de Jill Sprecher

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Desde un Robert Altman en Vidas cruzadas, pasando por González Iñárritu, Guillermo Arriaga, Paul Thomas Anderson, Rodrigo García… las películas de vidas cruzadas se han convertido casi en un subgénero que ha dejado interesantes propuestas cinematográficas (y otras que no lo son tanto)… Y una de ellas es esta película. Con un buen reparto coral donde brilla sobre los demás Alan Arkin y donde vemos ya la semilla del hoy prolífico y arriesgado Matthew McConaughey. La historia dividida en trece segmentos habla precisamente de felicidad y ‘juega’ con este concepto a través de la vida (y el azar) de varios personajes: una empleada de limpieza, un exitoso y joven fiscal, un trabajador de una empresa de seguros y un matemático. La directora Jill Sprecher, junto a su hermana Karen, crea un buen guion y dirige una obra elegante, interesante y sensible con diálogos certeros. Una película a reivindicar. La sonrisa de Alan Arkin cierra de manera brillante esta reflexión sobre la felicidad humana.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

14 comentarios en “Dos clásicos y un moderno

  1. Cuando escribes esta clase de texto se hace difícil comentar en un simple cuadradito de «Comentario». Suerte que en tu blog no me sale esos números que no se ven y que debes poner para detectar que el que escribe es un ser humano o un extraterrestre.Odio esas cosas, porque la verdad, ni yo sé si lo soy. Bueno, vamos a lo que importa. El cine italiano y su neorrealismo.Me encanta algunas películas. Qué bien rodadas están las escenas de calle cuando Hollywood rodaba en decorados. Al menos, con el neorrealismo visto ahora,podemos ver cómo eran esas calles y esos ambientes. ¿Qué fue de Baby Jane? Una película de puro terror psicológico. Gótico y eso que no sale el Motel, que ya sabes que fue el gótico americano y si no me crees habla con Hitchcock, Hopper o Nabokov.De Vidas contadas puede decirte bien poco porque no la he visto, pero Vidas cruzas,sí.Lástima que la peli o Altman no está a la altura. Quiso ser una película mosaico de la vida americana y no consigue lo que consiguió Carver (el padre de la criatura)en su magnífico libro de relatos Catedral. Lo que me gusta de la película es una escena muy corta pero que a mí me pone mucho, y es cuando la maravillosa Frances McDormand se levanta de la cama con un pijama corto y se rasca el culo. Mira hija, uno es así.

    Maravilloso texto que da para mucho más,como en todos tus textos: admiración y emoción cinéfila.

    Besos, mi querida amiga.

  2. Mi querido Francisco, hay otro aspecto que me encanta del cine y es su valor sociológico. Muestra cómo era y es la vida en las ciudades, aldeas (comportamientos, modas, hábitos…)… Y eso es una pasada. Y efectivamente en el neorrealismo donde no se empleaba platós sino que el escenario era la calle misma, más todavía.
    Baby Jane es cierto, es puro terror psicológico porque muestra de una manera tremenda lo que es la decadencia… Y eso da mucho miedo.
    ¡No me acuerdo de esa escena en Vidas cruzadas! A mí en su momento la película de Altman me gustó muchísimo aunque no he vuelto a verla. Pero también te confieso que no he leido los relatos de Carver. A mí Vidas contadas me parece una película a tener en cuenta no sólo por la calidad de las interpretaciones (Alan Arkin inmenso) sino también por lo que cuenta y cómo lo cuenta…

    Besos
    Hildy

  3. Pero… ¿QUÉ LE PASA A PACO ÚLTIMAMENTE CON LOS PIJAMAS HOMBREPORDIÓS?
    Dicho esto: el problema de las películas fragmentadas e interconectadas es que se ha convertido en fórmula que con el abuso se ha agotado rápidamente. Nunca han resultado muy verosímiles, pero con tanta repetición han terminado siendo increíbles. Aunque de casualidades el mundo va bien servido: no recuerdo dónde leí la historia de un joven americano que se fue de viaje mochilero a China y, tras un par de semanas allí, se encontró con su hermano, que no le había dicho que se iba de viaje allí también…
    En cuanto a la primera, MAGNANI FOREVER!
    Y sobre la segunda: es de mis favoritas, no te digo más, you know. Además, mi último verano ha sido algo parecido…
    Besos en pijama

  4. Ya ves,amigo Alfredo. En un blog amigo de Hildy llamado Diccionario no me quedó más remedio que escribis sobre camisetas, porque precisamente el post se llama «Camisetas» y es esto lo que le he dejado,pero no si antes pasar por el detector si eres humano o no.

    «Cuando Clark Gable en Sucedió una noche (1934), de Frank Capra, se quita la camisa y descubrimos que no lleva camiseta, todo el mercado de esta prenda se vino abajo. Fíjate tú la importancia que tenía el cine por aquel entonces respecto a la vestimenta, a la forma de fumar, de besar, en fin, a todo. Luego vino Marlon Brando con Un tranvía llamado deseo (1951) y la industria de las camisetas volvió a estar en auge. Repite pero un poco más limpio en Salvaje (1954) Pero un año después vino Rebelde sin causa, con un James Dean en camiseta blanca y chaqueta. Entonces fue la repera. El rockabilly no se la quitó hasta finales de la década de los cincuenta. Luego vino Grease (1978) y Travolta volvió a ponerse una camiseta negra y ceñida. Vuelve el boom, pero solo un año después con Hair, de Milos Forman, se impuso lo que ya había; lo hippie con esas ropas que parecen, hoy, la vestimenta de los muertos de The Walking Dean. Ahora la camiseta la utilizamos simplemente para ir a dormir».

    Según la respuesta del dueño del blog, dice que le ha gustado mucho.

    Besos para Hildy y un abrazo para Alfredo. En calzoncillos de una pieza al estilo western.

  5. Sí, la historia de las camisetas en el cine es conocida. También la hay sobre las chaquetas, los botines, las gorras y las chupas. ¿Las chupas? No gracias.
    Abrazos

  6. Entre camisetas y pijamas, mis queridos Alfredo y Francisco, os digo que el cine tiene tela… porque cuenta absolutamente de todo y con todo… y además marca tendencia.

    ¿Os acordáis de La octava mujer de barba azul? Tendencia: tú te quedas con los pantalones del pijama y yo con la camiseta… Y los dos en paz y la mar de guapetones.

    Por cierto, hay algo en el comentario de Alfredo que me ha inquietado ¿cómo es un último verano parecido al de Baby Jane? ¿Bailaste en la playa con dos helados de fresa?

    Sí, la Magnani siempre.

    ¡Viva la camiseta!

    Mi querido Francisco a mí también, como a Antonio, me gustó mucho tu comentario en Diccineario.

    Besos a ambos… con el pijama bien puesto (esta vez es con pequeños elefantitos de circo… no es coña…)
    Hildy

  7. Pues la cosa es que mi hermano, que se rompió el peroné y un ligamento, pasó todo el verano en mi casa conmigo. No pudimos bailar en la playa (en Zaragoza aún no la han puesto), ni con helados ni nada, pero sí que un día de tormenta empujé su silla de ruedas a toda mecha por el carril-bici… No fueron unas vacaciones modélicas, ni mucho menos, pero reforzamos los lazos familiares, sea lo que sea eso.
    Besos elefantinos

  8. Ja, ja, ja… en Madrid tampoco la han puesto, la playa, digo. Espero que tu hermano esté mucho mejor… ¡y que suerte tener unos hermanos que te puedan echar una mano en determinados momentos de la vida! Eso son los lazos… tener gente incondicional que pase lo que pase sabes que van a estar ahí.

    Beso
    Hildy

  9. Bueeeno. La de Altman no la he visto, pero conociéndole seguro que se puede rascar algo…La de Baby Jane me gustó en su día…no se si puedo rastrear sus huellas en las películas actuales que citas pero te entiendo. Aquella era muy muy potente….
    Y luego está la Magnani…a ver en ocasiones si. Sin paliativos. En otras creo que saca el repertorio del sufrimiento marca de la casa. Pero tiene interpretaciones muy potentes. Lástima que no truinfara en Hollywood con la rosa tatuada, que no estaba nada mal. Muy bueno el coctel. A alguno le colocaba yo en la playa de por aquí, con olas de siete metros…buffff, toda una experiencia. Un abrazo a todos.

  10. ¡Mi querido Victor… creo que os he liado con los títulos… porque sus traducciones en castellano son muy parecidos! La película que reseño de personajes que cruzan sus vidas no es de Robert Altman sino de una directora que se llama Jill Sprecher y efectivamente se puede rascar algo. De verdad. Aunque sea la interpretación y el personaje de Alan Arkin.

    Toda la razón del mundo. La Magnani era demasiao… pa Hollywood. Demasiao auténtica y poco moldeable. Hasta cuando se desmelenaba en exceso. Pero está estupenda tanto en LA ROSA TATUADA, como tú señalas, como en PIEL DE SERPIENTE, su otra aparición hollywoodiense.

    Y Baby Jane, querido mío, es terrorífica… y sus tentáculos alargados…

    Ay, Victor, a mí el mar embravecido me da mucho miedo y respeto. Debe ser hermoso pero a la vez escalofriante. Supongo que al no ser de mar y desconocerlo más… pues, eso, que me da miedo… Me viene una ola de siete metros y… ufffff

    Besos con olas suaves
    Hildy

  11. Aportando solo sobre el tema de las historias de «vidas cruzadas» (las otras dos me temo que no las he visto), la verdad es que es un tema que se hace interesante, pero contra el que tengo mis prejuicios. Creo que este tipo de cine se empeña demasiado en «conectar» las historias, y a mí eso es algo que, a no ser que esté muy bien resuelto, se me hace artificial y me saca de la película. Algo así me pasó con la «Vidas contadas» que mencionas, tiene un mensaje de optimismo y felicidad que se me hizo demasiado impostado, de una exigencia de fondo que dice que «tienes que creer en los milagros». Y más o menos lo mismo me pasó con «Crash», y no exactamente lo mismo pero también se me hizo artificial «Babel».
    Sin embargo (a falta de haber visto «Magnolia» y «Nueve vidas»), me gustó mucho «Vidas cruzadas». En parte porque soy fanático de Carver, pero también porque esa exigencia de «conexión» está mucho más apagada. Más allá del valor simbólico de la tormenta sobre Los Angeles que mueve la película, y algunas conexiones entre personajes, me parece que en ella vale mucho más el contenido de las historias que su sentido coral, y en este caso lo veo como una virtud.
    Saludos!

  12. Interesante análisis el que realizas sobre las películas sobre vidas cruzadas. Te envidio sanamente porque aún no has visto Magnolia o Nueve vidas que me parece te van a interesar y gustar bastante (seguro entonces que te leo pronto…). Te diré que ya en el cine clásico se realizaba este tipo de narración… y hay una que es fascinante: SEIS DESTINOS de Julien Duvivier. La película cuenta ‘seis destinos’, el leit motiv para contar varias vidas cruzadas es un frac que va pasando de unos dueños a otros…

    Besos
    Hildy

  13. Yo solo he visto «¿Qué fuye de Baby Jane?» «Noble gesta» creoq ue me gustaría mucho. La última que vi de Neorrealismo italiano fue «Roma, ciudad abierta» y me encantó. Adoro este tipo de cine realista, no solo en Italia, también en España tenemos un buen puñado de títulos de estas características, quizá no tan conocidos. Gracias por regalarnos estas dosis de buen cine. Saludos Hildy

  14. ¡Querido Marcos, qué buena es Roma, ciudad abierta y también con la Magnani en su papel emocionante de Pina! Sí, creo que Noble gesta te gustaría.

    Y qué me dices de Qué fue de Baby Jane… Esa relación entre hermanas y ese terror permanente. Está maravillosamente contada y más con esas interpretaciones de dos divas del cine clásico…

    Qué bueno leerte
    Besos
    Hildy

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